martes, 10 de junio de 2025

EGO Y MEMORIA

 




EGO Y MEMORIA

 

Fermín Huerta Martín

 

“Se nos dice: el estado de conciencia desapareció, reaparece, entonces, tuvo que haberse conservado en alguna parte. Si no estaba en el cerebro, ¿dónde estaba?; sin embargo, ¿era necesario que estuviera en alguna parte? Veo, en efecto, que se necesita que este reloj esté en alguna parte, que esté en la sala; se necesita que la sala esté en la casa, y así sucesivamente. Sí, sin duda, en el espacio, una cosa se percibe dentro de otra. Todo es contenedor o contenido, pero no veo necesariamente que para conservarse un recuerdo deba estar en alguna parte, podría no estar en ninguna parte. Si por azar no se conservara en el cerebro, en realidad, no se conservaría en ninguna parte, pero esto no le impediría conservarse de alguna otra manera, que habría que buscar concebir, cierto; solamente, habría que tallar para esta concepción un concepto nuevo, que no se correspondiera con nada de lo que conocemos. Es probable, en efecto, que sea algo sui generis, que no sea reductible a los conceptos que poseemos. Será, quizá, un gran esfuerzo por hacer, pero tal vez haya que hacerlo.“

Historia de las teorías de la memoria

Henri Bergson

 

 

Siguiendo a Henri Bergson imaginemos una memoria pura o memoria ontológica (en nuestra filosofía, esto es la materia prima que usa el “mecanismo” que construye las historias sueño antes y después de morir), que recogería TODOS los recuerdos de un ser humano, por recuerdos incluyo imágenes, sonidos, olores, sensaciones, estados de ánimo, etc. Imaginemos un género de materialidad conectado con el plano físico de las personas cuya función fuera “registrar” todo lo ocurrido en ese plano. La única ordenación que se da en el es la cronológica. Su uso práctico consciente es inviable y no contribuye a la supervivencia del cuerpo dado en el Lado 1, que es un plano físico, un entorno hostil donde peligra la vida, naturalmente hay otros mecanismos de defensa, tener un olfato u oído que nos advierta del peligro, tener una capacidad de camuflaje que nos oculte al depredador o una velocidad de huida que nos aleje de él o una fuerza física que nos sirva  para defendernos, etc. Si en el ser humano no se daba nada (o poco) de esto, su capacidad de supervivencia pasaba por su inteligencia, como capacidad de crear armas o de aprender a usarlas, en ambos casos se necesita una memoria operativa practica mas allá de la memoria pura. Imaginemos ahora una “evolución” de esa memoria ontológica que de alguna manera (siguiendo algún proceso) destilase una segunda memoria en base a la repetición o a la importancia para la supervivencia de alguna de las cosas que se almacenan en la memoria pura. Esta memoria, más pequeña y más práctica ayudaría a la supervivencia mucho más que la  primera memoria. El ego lo podríamos considerar como una segunda destilación de la memoria, pero como un proceso que en si ya no almacena recuerdos, pero si puede acceder a ellos, sería más bien una unidad de acción para la supervivencia que usa los recuerdos para perseverar en el ser. Esta unidad es ante todo “duración” ininterrumpida, la duración del ego es como un movimiento inmóvil, aunque tu cuerpo y todo lo que le rodea se congelara en una inmovilidad absoluta, el ego seguiría funcionando con estados mentales que se superponen construyendo la sensación del antes y el después. Aunque este ego sea una destilación de la memoria, puede hacer abstracción de ella y manifestarse introspectivamente como ego simple, casi como un mecanismo autónomo de la memoria.

El Lado 1 y el Lado 2 han coexistido durante mucho tiempo, no podemos decir que eternamente pues son fruto de transformaciones anteriores (siguiendo el esquema que utiliza Gustavo Bueno con la Materia ontológico general). En un momento dado de la evolución biológica, los cerebros que desarrollaron la capacidad de entrelazarse con el Lado 2 fueron superiores a los que no, lo que garantizó su supervivencia. Este hecho favoreció su refinamiento y ampliación de ventajas evolutivas. El mecanismo básico es el siguiente:

Cuando los cerebros fueron capaces de desarrollar mecanismos de entrelazamiento cuántico con el Lado 2 (lo que demuestra su materialidad), desencadenaron el siguiente comportamiento, en el Lado 2 (que es una materialidad heterogénea con múltiples cualidades)  se empieza a generar un protoego, que es como una reserva del  “espacio” del Lado 2, esta reserva actúa como una exclusividad que lo diferencia de otros protoegos. A través de un proceso de evolución similar al que observamos en el Lado 1, se transforman partes del Lado 2 hasta conseguir el estado actual (que a su vez sigue en evolución en los dos lados).

Este protoego termina convirtiéndose en un centro (un circulo, una esfera) con una determinada estructura que podríamos comparar con la noción de Bueno de estructura metafinita (https://www.fgbueno.es/med/tes/t031.htm)

A través del entrelazamiento cuántico, el ego recibe la información del cuerpo (vía cerebro), esta información atraviesa todos los conos, cada cono está especializado en retener cierta información de la recibida por el ego, esta información es la que debe ser de utilidad al ego para la supervivencia, a su vez este traspaso de información del ego a los conos y a la memoria pura deja un poso en el ego, este poso seria su “carácter”, que está influenciado por lo recibido tanto por la materia especifica donde se implanta, esta materia no es homogénea (no es espíritu) y por lo tanto puede tener superficie defectuosa que produzca conductas anómalas (con respecto a una conducta establecida como normal), de alguna forma se reproduce lo que ocurre en el Lado 1 entre lo genético y lo ambiental, lo ambiental es lo mismo en los dos lados (pues en el Lado 2 solo se contacta con una zona neutra, vacía de contenido, existiría un mecanismo que garantiza esto hasta cierto nivel, un “fallo” en esto, es decir, la posibilidad de que un ego contacte con contenidos de otro ego, podría explicar la naturaleza de determinados fenómenos denominados paranormales). Así tendríamos tres constitutivos del carácter de una persona, la sustancia del Lado 1 (el cuerpo), la sustancia del Lado 2 (el ego) y el ambiente del Lado 1.

Si partimos de la suposición de que el enlace entre el Lado 1 y el Lado 2 se produce por mediación de algún mecanismo de naturaleza mecánico-cuántica localizado en el cerebro, no podemos decir que los registros que se den en la memoria ontológica o pura sean anteriores a la aparición de los cerebros animales. A su vez estos cerebros ya implican un organismo más o menos desarrollado, es decir una unidad física que los diferencia de otros organismos, esto implica ya una supervivencia, lo cual necesita algún tipo de toma de decisiones y consecuentemente algo parecido a un ego operativo aunque sea a un nivel muy básico.

Por lo menos suponemos un origen evolutivo tanto del ego como de la memoria que irían de la mano. No puede haber registros de memoria sin un mecanismo que seleccione y comunique lo que se debe registrar. Esto implica ya como mínimo un protoego que podría existir incluso antes de la conexión Lado 1- Lado 2.

¿Cómo encara nuestro sistema filosófico el problema del inconsciente? He tenido la suerte de leer recientemente el librito La invención matemática de Henri Poincaré (KRK Ediciones 2021) en la pág. 99 dice: “Parece que nos beneficiamos de una especie de trabajo inconsciente que se produce en nuestro cerebro, sin que lo sepamos, durante el periodo de ocupación aparente. ¿Qué es pues ese yo inconsciente que trabaja así para nosotros, que encuentra la solución mientras dormimos y que al despertar nos la viene a susurrar? ¿No es más que el mecanismo de nuestras células cerebrales? ¿O bien se trata de algo aun más misterioso?

Aquí tendríamos dos posibles respuestas, que el inconsciente trabaje paralelamente al consciente pero en un segundo plano, o que trabaje mientras dormimos en los periodos en que no soñamos o paralelamente al sueño en un segundo plano.

Cualquiera de estos dos segundos planos implica que el ego es algo más que esa aparente unidad fenoménica, que tiene una parte que no controlamos. La solución de una actividad entre sueños no implica tal conclusión, pues todo el ego durante el sueño desarrolla una actividad inconsciente con respecto al ego de la vigilia. Pero en ese caso no hay una fractura del ego en partes.

Foto portada:

Puede verse un ego esférico rodeado de conos (en numero indeterminado), uno de esos conos está abierto y nutre la memoria ontológica o pura, esta memoria puede crecer expandiendo el segundo circulo que está inmerso en la totalidad del Lado 2. Del ego surge la acción de entrelazamiento cuántico con el Lado 1.