viernes, 1 de octubre de 2010

GUSTAVO BUENO Y EL ABORTO

GUSTAVO BUENO Y EL ABORTO


Fermín Huerta Martín



—Vaya... ¿No es la vida humana el valor supremo?

—¡No! Esa idea proviene del individualismo. Más valiosa que la vida es la generosidad: hacer algo por otro sin esperar premios.

—Si la vida no es lo más importante, ¿es justificable matar?

—Lo es matar en defensa de la familia, en defensa del grupo, de la sociedad...

Entrevista a Gustavo Bueno. La Vanguardia, Sábado, 16 de Julio de 1999.



En su libro El fundamentalismo democrático, Gustavo Bueno dedica el cap. 14 al tema “La ley de plazos del aborto”, su postura se podría resumir en la frase:

“Destruir al individuo humano, ya sea en su fase de germen, de embrión, de feto o de infante, es tanto como destruir a ese individuo y, por tanto, como cometer homicidio. Y tan homicidio es el infanticidio como el feticidio o el embriocidio”, pág. 315.

Basándose en:

“Desde este punto de vista parece que habrá que rechazar desde el principio cualquier idea conducente a establecer cortes o soluciones de continuidad en el curso lineal de la ontogénesis de un cigoto a fin de determinar sobre estos cortes “plazos” con definiciones prácticas, es decir con representación en el reloj y en calendario, tales que permitan concluir, por ejemplo, que entre un germen y un embrión, o entre un embrión y un feto, hay “cortes” o soluciones de continuidad”, pág. 307.

Me propongo argumentar dos cosas:

Primera, que esta postura contradice lo dicho en su libro ¿Qué es la Bioética?

Segunda, que si el aborto es un homicidio también debería serlo el uso de métodos anticonceptivos.

Primera argumentación:

Dice Gustavo Bueno en ¿Qué es la Bioética?, pág. 89:

“Desde estas coordenadas, la decisión acerca de la viabilidad bioética de un aborto, no se harán depender de principios solemnes que, aunque tengan que ver con la «dignidad de la vida», o de la «persona» que va a nacer, o con la presencia o ausencia en su organismo de un alma espiritual, sean meramente declarativos, sino que se hará depender de principios que tienen que ver con el conflicto dialéctico entre las personas vivientes, con los principios de la lucha por la vida, ya se encuentren los contendientes en estado potencial o en estado actual. Conflictos dialécticos que se plantean sin menoscabo de la dignidad (cuando alguien, en defensa propia, no se detiene a matar a su agresor, no ha esperado a que el agresor haya perdido su dignidad; aun reconociéndola, la vida que la soporta será un objetivo de nuestra pistola o de nuestro puñal). En líneas generales, el aborto quedará bioéticamente justificado (en nombre de la misma vida humana) en todas aquellas situaciones en las cuales la continuidad del embrión ponga en peligro la continuidad de la vida de la madre o la del grupo social (en general: el control de la natalidad, que incluye la destrucción de los bancos de gametos que puedan existir). Nos encontramos entonces en el conflicto entre la generosidad y la firmeza, como virtudes éticas fundamentales. La generosidad ante el embrión indefenso (en función de su futuro) cederá ante la firmeza debida a la madre; si esta firmeza está comprometida por el embarazo, sea a través de la misma vida orgánica, sea a través de la vida ulterior (por ejemplo si el feto está malformado o si es fruto de una violación de la que pueda asegurarse que dará lugar a la presencia en el hijo de rasgos fenotípicos indeseables del padre). Cuando una madre ve comprometida su vida por el hijo que depende de ella, lo abortará «bioéticamente» no porque sea parte de su cuerpo, ni porque no tenga aún la dignidad de persona, sino simplemente porque es su enemigo en la lucha por la vida (otra cosa es que lo sea realmente). Mutatis mutandis daremos análogos juicios en lo que concierne al control de la natalidad. Si una proliferación excesiva de embriones pusiera en peligro no ya la vida de las madres, sino la vida del grupo social, este tendría que defenderse de sus futuros competidores en nombre de su propia vida.

En cualquier caso, desde los principios del materialismo bioético, cabe derivar un juicio condenatorio contra la práctica incondicional del aborto de embriones o de fetos bien formados, fundada en la simple premisa de “no haber sido deseado el embarazo”. Quien sostiene haber partido de esta premisa, debiera también haber conocido los procedimientos de control de la natalidad de los cuales nuestro presente dispone; y el no haberlos utilizado implicará en principio una gran negligencia, de efectos potenciales o actuales muy graves (riesgo de la vida, despilfarro de quirófanos, atenciones hospitalarias, &c.) que habría que imputar a la madre que propició el aborto y que, en consecuencia, debería compensar con una pena proporcionada (fuerte multa, prisión, &c.) al ordenamiento jurídico.”

Es evidente que existe contradicción entre ambos textos, a no ser que se diga que puede haber excepciones en la regla citada de la pág. 315, por las cuales destruir al embrión no fuese homicidio.

Se podría aceptar que en caso de peligro para la vida de la madre (o del grupo) está justificado el aborto. Pero ¿que peligro supone para la vida de la madre que el feto tenga alguna malformación o que peligro supone para la vida de la madre un niño sano fruto de una violación? “Feto malformado” es una expresión muy general, ¿a que se refiere? Los grados de malformación pueden ir desde un feto que no sobrevivirá ni siquiera al embarazo hasta un niño con labio leporino, leo en Wikipedia:

“En algunos países, el labio leporino o el paladar hendido son considerados motivos (generalmente tolerado u oficialmente sancionado) para realizar el aborto más allá del límite de edad fetal legal, aunque el feto no esté en peligro de muerte.”

Otro tanto puede decirse del síndrome de Down, o de una persona que tenga dos dedos gordos en su mano derecha mirándose mutuamente.

¿En todos esos se puede abortar bioéticamente?

¿No habría que aplicar aquí la doctrina de Bueno expuesta en El sentido de la vida pág. 234? Dice allí:

“Cuando el individuo no se encuentre en situación des-personalizada, el problema de la eutanasia puede plantearse formalmente en términos éticos. Por ejemplo, y desde nuestros supuestos, el deseo de morir, reiteradamente expresado por una persona que sufre depresión, o alguna enfermedad o lesión grave, no constituirá motivo ético suficiente para administrarle la eutanasia, pues nuestra generosidad tendría que dirigirse a restaurar su firmeza «según el dictamen de la razón».”

¿Por qué a un feto malformado se le debe matar y a un adulto con lesión grave que lo pide, no?

El caso de la justificación del aborto por violación es especialmente grave, dice Bueno: “o si es fruto de una violación de la que pueda asegurarse que dará lugar a la presencia en el hijo de rasgos fenotípicos indeseables del padre”.

Pero esta explicación ya no parece un caso de lucha por la vida (y según que casos de malformaciones de feto, tampoco lo serian), porque el embrión fruto de una violación no tiene porque estar malformado. La violación seria un caso extremo de “embarazo no deseado”, no todas las violaciones con resultado de embarazo tienen porque ser consideradas por la victima como no deseado, puede darse el caso de mujeres sin pareja que deseen tener un hijo, o de mujeres con pareja con problemas de fertilidad, también es posible que una violación a una persona muy creyente que considere que Dios insufla el alma también a los embriones fruto de violación y que por tanto ese aborto es también pecado mortal.

En cualquier caso la violación no puede ser considerado un caso de lucha por la vida, porque la vida de la madre no esta en peligro, las consecuencias de tener un hijo fruto de una violación serán en todo caso psicológicas. Pero lo mismo se puede decir de un “embarazo no deseado” fruto de una relación sexual consentida, el nacimiento del niño puede truncar unos estudios, acabar con un ascenso laboral, cuando no con el mismo trabajo, etc. Con las consecuencias psicológicas que se derivan de todo ello.

¿No habría que reforzar la firmeza de la madre para que acepte a su hijo o si no puede, lo de en adopción?

Si una simple apariencia física puede justificar un aborto, porque no va a haber otras causas posibles, indagando en Internet sobre las causas de los abortos, leo lo siguiente:

“Intentando dilucidar las posibles causas de tal aumento podemos nombrar una deficiente información sobre métodos anticonceptivos entre los más jóvenes, la imposibilidad de afrontar el costo que supone tener un hijo, conocer que el bebé viene con alguna enfermedad congénita como Síndrome de Down, la imposibilidad de conciliar la vida laboral con un hijo a cuestas…”

Es curioso porque una de las causas: “imposibilidad de conciliar la vida laboral con un hijo a cuestas” se parece a una que cita Bueno en El fundamentalismo democrático pág.281: “Los mecanismos de control de la población no obedecerían necesariamente a ninguna planificación de largo alcance, sino a la misma evidencia práctica perentoria de unos individuos que, con una capacidad de anticipación mayor que la de sus predecesores, eran conscientes de la imposibilidad de conservar a toda costa a todas las crías lactantes que iban acumulándose y que impedían o estorbaban notablemente su vida nómada.”

En eso parece que las cosas no han cambiado.

Segunda argumentación.

En el libro citado y también en su articulo La cuestión del aborto desde la perspectiva de la teleología orgánica, publicado en El Catoblepas, número 98, abril 2010, Bueno parte del supuesto de que es la formación del cigoto-diploide aquello que establece la frontera que separa los medios anticonceptivos de los abortivos, es decir, según Bueno, lo que diferencia el control de la natalidad del homicidio. Este supuesto se basa en una separación temporal corta de los mismos elementos, es decir, si conseguimos eliminar a un ovulo con el que ha contactado el espermatozoide antes de que las membranas de los pronúcleos se rompan y los cromosomas se entremezclen, estaremos hablando de un legitimo control de la natalidad, si lo eliminamos después de mezclarse los cromosomas, estaremos hablando de un homicidio. Y es que parece que todo el hincapié que hace Bueno en negar cortes en el curso lineal de la ontogénesis de un cigoto, se desvanece al querer traspasar ese punto, dice Bueno en su artículo:

“no hay animación, sino evolución continua, y en ella ya parece artificioso señalar plazos o cortes en ese proceso continuo, sobre todo si las fases de la criatura humana orgánica (del «ovoide» humano) se suceden en la inmanencia interna del proceso, al menos una vez que el germen está ya constituido.”

Pero claro, el germen no surge de la nada, y las fases previas a su constitución son tan necesarias como las siguientes para el desarrollo del individuo humano.

Una autentica coherencia bioética con los sujetos humanos individuales corpóreos (SHIC) nos debería llevar a proteger el ovulo concreto que será fecundado por el espermatozoide concreto que dará lugar a ese SHIC, factores como el crossing over garantizan la diferenciación cromosómica de cada gameto individual.

Determinadas partes de cada gameto serian medio cigoto-diploide en potencia.

Los gametos son células de un individuo cuya “finalidad” es emparejarse con otros gametos para conformar un tercer individuo. Aunque los gametos de los sujetos A y B son producidos por esos sujetos, esas células ya no tienen una función interna al individuo, de hecho los sujetos que no se pueden reproducir pueden llevar una vida normal en todos los demás aspectos de sus vidas. Diríamos, esas células haploides, fabricadas por los individuos A y B son ya individuos C potenciales (la mitad en A y la mitad en B), cuando esas células mueren o no alcanzan su objetivo, la potencia no se actualiza, cuando lo consiguen, si.

Su unión, es solo una parte del proceso total que se inicia cuando se forman los gametos individuales llamados a formar el cigoto-diploide y que termina con la muerte del SHIC.

Esta sería la perspectiva correcta, el enfoque apropiado, para tratar el tema y no los enfoques parciales que arrancan con el cigoto-diploide, o con su implantación en el útero, o con la formación del sistema nervioso central, etc.

Es decir, los primeros elementos del nuevo SHIC son los gametos concretos que formaran el cigoto-diploide concreto que tras implantarse en el útero dará lugar a un SHIC.

El “productor” de los gametos es ya un SHIC que ya esta protegido por la bioética.

Pretender que no usar los gametos (celibato) o impedirles su unión (métodos anticonceptivos) no conlleva ninguna responsabilidad y que destruir el cigoto-diploide es un asesinato, es sencillamente no ver la totalidad del proceso de constitución del SHIC.

Al celibato voluntario se le podría acusar de delito de omisión, leo en una enciclopedia jurídica de Internet:

“Así como la acción es un obrar positivo, un hacer, la omisión, en cambio, consiste en un no hacer, en un no actuar, en un abstenerse. El resultado del delito de omisión suele consistir en el mantenimiento de un estado de cosas, siendo la norma violada una norma preceptiva que ordena un hacer o actuar positivo.”

La norma violada en este caso sería la que nos refiere Bueno «Cada viviente se esfuerza en regenerar más allá de sí mismo (por una suerte de «inercia ampliativa») a otros seres capaces de sobrevivirle.»

O el principio general del que habla en ¿Qué es la Bioética? Pág. 84. Donde dice “reproducción conservadora, el principio prescribe la necesidad “bioética” de la reproducción en el grupo de los individuos humanos a partir de los individuos realmente existentes.”

Esto sería de verdad “estar a favor de la vida” lo demás no.



Dice también:

“En realidad, el momento de la concepción –es decir, el que corresponde a la teoría de la animación instantánea–, cualquiera que sea el punto en el que se sitúe (¿en el punto de la fusión de los gametos en el cigoto?, ¿a las pocas horas de la penetración del espermatozito en el óvulo?, ¿en el momento de la constitución del blastocisto gastrulado como individuo viviente, a los catorce o quince días de la gestación?), es el criterio más firme (por no decir el único), desde una perspectiva materialista, para establecer la frontera inicial que separa en la práctica los medios anticonceptivos de los abortivos. Cualquier otro momento o plazo es arbitrario.”

Intentar hacer esta distinción anticoncepción/aborto, diciendo que, a lo que impide llegar a la concepción es anticoncepción (admitido por Bueno) y lo que ocurre después es aborto (no admitido por Bueno) suena en este contexto que menciona Bueno de “evolución continua” , tan artificioso como le parece a Bueno la ley de plazos del aborto (pág. 308 de su libro).

En este sentido muchas de las frases de Bueno se podrían reinterpretar de la siguiente manera:

“si destruyésemos el cigoto durante el proceso de su segmentación pregastrular, estaríamos también destruyendo los individuos que pudieran resultar de su bifurcación”, se podría decir también: “si destruyésemos los gametos que han de conformar el cigoto, estaríamos también destruyendo los individuos que pudieran resultar de su bifurcación”, también, “Que el «individuo resultante» procede, en cualquier caso, del cigoto singular y sólo de él”, se podría traducir “Que el cigoto procede, en cualquier caso, de los gametos y sólo de ellos”.

O esto, “Desde esta perspectiva puede considerarse ya como una exageración dar un corte en la línea genealógica total, mediante el cual se separe el periodo germinal (preembrionario) y todos los demás periodos sucesivos (embrionarios, fetales e infantiles).” Por esto, “Desde esta perspectiva puede considerarse ya como una exageración dar un corte entre el cigoto-diploide y el ovulo contactado por el espermatozoide, o entre esto y el ovulo y el espermatozoide antes de contactar”.

O esto, “Porque parece evidente que en el proceso teleológico global el cigoto no se segmenta «para producir blastómeros» (lo que a lo sumo constituirá un objetivo parcial), sino para proseguir la producción hasta formar una mórula y una gástrula (o dos o tres, &c.).” se podría decir, “los espermatozoides no se liberan para terminar en un preservativo, sino para fecundar un ovulo”, sino también se pone entre paréntesis la cadena teleológica.

Podemos leer en la segunda edición de la Enciclopedia McGraw-Hill de ciencia y tecnología, en la entrada Espermatogénesis: “Después de la meiosis, las espermátidas sufren la espermiogénesis, transformación de los constituyentes nucleares y citoplásmicos. El ADN del núcleo se condensa y toma la forma característica de cada especie”

El mismo Bueno menciona en El fundamentalismo democrático pág. 313: “Ahora bien, la identidad singular real de ese “conglomerado celular” no puede en ningún caso reducirse a la condición de un mero agregado aleatorio de células, cuya individuación solo pudiera pensarse en función de los individuos actualizables en fases ulteriores de su desarrollo ontogenético. Por el contrario, la identidad numérica de ese conglomerado está ya contenida en el programa genético que ha llevado a los gametos a fundirse en la célula germinal que llamamos cigoto.”

Pretender que el aborto es una aberración y que debería ser ilegal y castigarlo con multa o prisión, cuando las consecuencias del uso de anticonceptivos son las mismas que las del aborto, es decir, impedir el desarrollo del SHIC, sería igual de absurdo que decir que cuando la policía detiene en un piso a dos hombres con una bomba, merecen una severa pena, pero si los detienen momentos antes, cuando uno llevaba los detonadores al piso del segundo donde guardaba los explosivos, no merecen ninguna pena.

Llegados a este punto, puede parecer, que la única postura coherente sería la de la Iglesia Católica, que dice en su Catecismo, pág. 518: “Por eso la Iglesia, que “está a favor de la vida”, enseña que todo “acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida”, y en la pág. 519: “ es intrínsecamente mala “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación”.

Lastima que en un ejercicio insuperable de hipocresía (algo que le caracteriza a lo largo de su historia) diga en esas mismas páginas lo siguiente:

Pág. 518: “Por razones justificadas, los esposos pueden querer espaciar los nacimientos de sus hijos” y recomienda en la pág. 519, “la continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos son conformes a los criterios objetivos de la moralidad, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertar autentica.”

Es decir la Iglesia Católica recomienda el método anticonceptivo mas seguro: la continencia, no falla nunca, la continencia sexual ha impedido el nacimiento de mas niños que todos los demás métodos anticonceptivos y abortos juntos.

Un cura que cumpliese con el voto de castidad y el celibato lograría el mismo resultado que la mujer que usase durante toda su vida de otros métodos anticonceptivos (pastillas, DIU, preservativos, etc.) o que abortara cada vez que se quedase embarazada: descendencia cero.

Para Bueno es justificable matar en defensa de la familia, del grupo, de la sociedad. Los curas (con la castidad) lo creen hacer en defensa de la Iglesia, siguiendo entre otras la consigna del papa Gregorio VII que dijo “El matrimonio ata al clero al estado dándole una familia, y le aleja de la Iglesia, a la cual debe sacrificar todo”.

Las mujeres de hoy matan por los motivos antes expuestos, desconocimiento, coste monetario, etc.

¿Dónde esta la diferencia? ¿Por qué los motivos de unos son validos y los de los otros no?

El resultado final es el mismo, impedir el desarrollo de un SHIC.

La única postura coherente con la defensa de la vida, sería no tener ninguna limitación a la hora de mantener relaciones sexuales (“darse al otro totalmente” como dice en la pág. 519 el Catecismo).

“Espaciar los nacimientos” quiere decir dejar de tener hijos, dado que los gametos disponibles durante ese “espaciamiento” mueren si no se usan, y esos gametos son medio cigoto-diploides en potencia, se esta “matando” a esos niños o niñas “espaciados”.

Si ciframos en 30 años el periodo de fecundidad de la mujer, este podría ser el número de hijos que cada mujer debería tener, si se aceptara este principio..

Mientras escribía este artículo he tenido la ocasión de leer la interesante controversia mantenida entre David Alvargonzález y Gustavo Bueno en las páginas de El Catoblepas. El primero de ellos defiende que hasta el momento de la gastrulación e implantación en el útero a los trece o catorce días no se puede hablar de individuo humano como sujeto de protección bioética. Que en la fase de cigoto o de mórula, el organismo humano no es todavía un individuo en sentido pleno. Considera que la constitución del cigoto es el criterio para determinar el comienzo de la concepción humana, pero que esta no se completa hasta que no se ha fijado de un modo irreversible el número de individuos resultantes. Así por ejemplo dice José Manuel Rodríguez Pardo en su artículo Bioética materialista, clonación y aborto, publicado en El Catoblepas, número 92, octubre 2009: “Tal razonamiento supone establecer un plazo, alrededor del día quince tras el momento de la concepción, para señalar que antes de ese momento la destrucción del blastocisto no podría ser considerada como aborto, ya que tal procedimiento no se aplicaría sobre un organismo dotado de identidad numérica, sino sobre algo indeterminado. El germen constituiría antes de esos quince días de plazo un conglomerado de células, algo amorfo. Transcurrido ese plazo e implantado en el útero, el individuo tendría una diferenciación ya continua.”

Una de las primeras consecuencias de esta toma de postura es retrasar la consideración de Gustavo Bueno de homicidio esos 13 o 14 días mas.

David Alvargonzález considera a la píldora del día después como recurso anticonceptivo de urgencia, o como procedimiento que impide el embarazo, pero no abortiva. Plazo que para Gustavo Bueno estaría de lleno inmerso en la consideración de homicidio.

En el transcurso de la polémica Alvargonzález va dejando una serie de opiniones que se acercan mucho a mi planteamiento, así por ejemplo dice en su artículo El comienzo del individuo humano y el aborto provocado, publicado en El Catoblepas, número 97, marzo 2010: “Desde las posiciones que subrayan la continuidad sustancial de los procesos considerados, la individualidad orgánica ya existe, en potencia, desde la fecundación. Siguiendo este modo de razonar, se podría afirmar que la identidad genética del cigoto de dos blastómeros estaba ya, en potencia, en el espermatozoide y en el óvulo, puesto que está dada en continuidad sustancial con ellos.”

Dice también en su artículo Acerca del aborto y la teleología orgánica, publicado en El Catoblepas, número 99, mayo 2010: “En la interpretación propuesta (Alvargonzález, 2010), la continuidad longitudinal del proceso de reproducción no se pone en duda en ningún momento, como tampoco se pone en duda la teleología de la reproducción biológica (Alvargonzález, 2009: 149-159). La continuidad orgánica teleológica del proceso de reproducción está actuando desde antes de la fecundación, en la propia estructura de los gametos, que serían ininteligibles por separado. Por tanto, si puede afirmarse que el cigoto no se segmenta con el fin último de producir blastómeros, se podría argumentar que tampoco el óvulo se separa del ovario para ser destruido, sino para ser fertilizado. Sin embargo, el óvulo no es un organismo humano individual como tampoco lo es el cigoto en segmentación (en la terminología utilizada por Gustavo Bueno, no es un «organismo individual permanente»). Cabría entonces considerar que, si la continuidad impide intervenir en el proceso reproductivo antes de que se consolide el organismo individual, entonces también podría llevarse este razonamiento aun más atrás, hasta la anticoncepción.”

Dice también: “¿Está éticamente justificada la «interrupción operatoria» propia del celibato voluntario?”.

También: “El desarrollo coherente de la defensa de esa línea genealógica total parece que conduciría a la condena de los métodos anticonceptivos, con el objeto de no intervenir en ningún momento del programa teleológico general. La razón principal para suponer que el individuo humano aparece con la especialización celular es porque es entonces cuando se forma un todo con una estructura asimétrica de partes no homeoméricas somáticas, un todo irrepetible, indivisible y único, ese individuo que Bueno llama «individuo permanente».”

Las razones que da para no seguir ese camino son:

“La continuidad sustancial que existe en las transformaciones biológicas es innegable pero, al mismo tiempo, es necesario eludir el riesgo de un monismo que unifique todos los procesos en un continuo homogéneo. El materialismo de la multiplicidad discontinua se puede aplicar, también, en el campo biológico y debe tener en cuenta tanto el espacio como el tiempo.”

“Frente a esta concepción, se propone interpretar los principios de la bioética materialista considerando que el sujeto de protección bioética es el organismo pluricelular humano individual, y no la mórula compuesta de células totipotentes indiferenciadas, o unos rasgos genéticos distribuidos entre una población.”

“Del actualismo materialista se sigue que no es lo mismo la individualidad somática en potencia (en la mórula) que el individuo en acto (en el embrión implantado), como tampoco es lo mismo la identidad genética en potencia (en los gametos) que en acto (en la mórula). El actualismo implica considerar en qué momento hay o no hay una identidad genética nueva, y en qué momento hay o no hay un nuevo organismo humano con su identidad somática individual propia. Ese mismo actualismo es el que otorga diferente consideración a los gametos separados, al óvulo fecundado y al organismo humano individual implantado.”

“El primer principio de los términos de la bioética materialista considera que son términos elementales los organismos humanos individuales corpóreos, y define esa individualidad elemental por no estar constituida por unidades homeoméricas (Bueno, 2001: 104). También es un principio fundamental de la bioética el reconocimiento de que hay una multiplicidad de individuos humanos irreductibles unos a otros, y que éstos se diferencian entre sí por rasgos igualmente irreductibles (Bueno, 2001: 76 y 81).”

“El asunto, entonces, no puede reducirse a encarecer la continuidad, sino que se hace necesario decidir en qué momento se puede hablar de la constitución plena del individuo para saber cuándo nos encontramos en el ámbito de la bioética.”

“La salvaguarda de la línea genealógica total, como programa teleológico general, tiene significado biomoral o biopolítico, pero no puede considerarse una exigencia ética desde el momento en que la ética implica referirse a individuos humanos (y no, por ejemplo, a gametos con estructura homeomérica o a «individuos únicos o bifurcables»).”

Sobre “el riesgo de un monismo que unifique todos los procesos en un continuo homogéneo” quiero decir que con mi propuesta no se da un continuo homogéneo, los progenitores A y B “producen” gametos, cada uno de los cuales es medio C en potencia. Debido a que los humanos no nos podemos reproducir (de forma natural) individualmente, sino por parejas de distinto sexo. Si fuésemos flores de violeta podríamos decir: la flor A produce los gametos, cada uno de los cuales es medio B en potencia. Si fuésemos determinados tipos de platelmintos podríamos decir, el gusano plano progenitor A es en potencia B, C y D. Dado que ese gusano se divide en una serie de partes, cada una de las cuales regenera las estructuras faltantes y da origen a un nuevo individuo.

¿Que pretende Gustavo Bueno, volver a la situación anterior, cuando en España estaba prohibido el aborto?

En un artículo titulado El aborto legal, de Christopher Tietze y Sarah Lewit publicado en el nº 6 de la revista Investigación y ciencia de marzo de 1977 se podía leer: “En bastantes países en los que está prohibido el aborto pueden, sin embargo, recurrir a él quienes tengan dinero para pagarlo.” Y se acompaña de las estadísticas de los años 1970 a 1975 de españolas que acudían a Inglaterra a abortar (en 1967 se promulgo la Abortion Act), de 1970 a 1972 no llegaban a 1000 anuales, en 1973 cerca de 2000, en 1974 cerca de 3000 y en 1975 unas 4000. Los que no pueden permitírselo deben recurrir al aborto ilegal y los riesgos que de ello se derivan.

La situación del aborto en la actualidad para el área de Sudamérica venía resumida en un artículo publicado en El País el 11 de agosto de 2010.

“Cuatro de cada diez embarazos en Argentina terminan en abortos, según un informe de la organización de derechos humanos Human Rights Watch presentado ayer. Las interrupciones voluntarias del embarazo se siguen produciendo a pesar de que en Argentina solo están despenalizadas en caso de violación para las mujeres discapacitadas mentales o si la salud de la madre corre grave riesgo. Así, la mayoría de los abortos se realizan de manera ilegal y muchas veces en condiciones deplorables, una situación que se repite en la mayoría de los países de América Latina, donde las legislaciones también son muy restrictivas pero donde las cifras no son tan duras como en Argentina.

En estos países, de media, alrededor del 20% de los embarazos termina en aborto (España está en un 18%), según la directora de activismo de la división de derechos de las mujeres de la ONG, Marianne Möllmann.

La fuerte resistencia de las iglesias católica y evangélica ha influido en que solo Cuba, Puerto Rico y Guyana cuenten con normas liberales sobre el aborto. En el resto de países la situación es dramática. Chile, El Salvador, Nicaragua y Honduras prohíben cualquier tipo de aborto (incluso el que se practica para salvar a la madre). En el resto de países de la región se admite la interrupción voluntaria del embarazo solo en casos excepcionales como el de violación o grave peligro para la salud de la embarazada.

Pero ni siquiera en todos esos lugares se cumplen las leyes para esos casos. La prohibición, además, solo logra que las intervenciones -que se siguen realizando- se hagan en situación de mayor inseguridad para la mujer. Se calcula que en América Latina se producen alrededor de 4,5 millones de abortos clandestinos al año. El 21% acaba con la muerte de la mujer.”

Que diferente es la opinión de otro filósofo materialista sobre el mismo tema. En unas declaraciones realizadas a la Agencia Efe en una visita a Zaragoza en mayo de 2009 comentaba Mario Bunge: “Preguntado por el debate social en torno al aborto, afirma de forma tajante que "su prohibición es un crimen horrible" porque provoca la llegada al mundo de "millones de chicos no queridos, que andan por la calle desamparados y obligados a recurrir a la delincuencia o la mendicidad" para sobrevivir.

"Hay que evitar la procreación no planeada" porque "a los hijos hay que encargarlos, hay que tener las ganas y la posibilidad de tenerlos", defiende Bunge, quien valora que el Gobierno español vaya a poner "al día" su legislación con la de los "países más avanzados".

En su opinión, "una niña de 16 años no está en posición de criar a un niño", pero sí tiene una edad suficiente para decidir la interrupción voluntaria del embarazo.

Bunge considera que "no necesitamos multiplicar el número de seres humanos; al contrario, hay que tratar de disminuirlo porque somos demasiados y estamos arruinando la naturaleza".

Éste es uno los motivos por los que el filósofo rechaza el "disparate" de clonar personas, también en el caso de los animales, porque esta técnica generará individuos "envejecidos y propensos a las enfermedades" al ser generados a partir de cromosomas "viejos".”

De hecho Bunge es contrario incluso a las técnicas de fertilización, en una entrevista realizada el 7 de octubre de 2006 decía:

“—¿Por qué califica de infames las técnicas de fertilización?

—Me parece que ya somos demasiados en el planeta. Habría que mejorar las técnicas de control de la natalidad en lugar del fomento de la natalidad, no solamente porque somos demasiados sino porque muchas veces esos tratamientos producen "multillizos", producen tres, cuatro o cinco embriones. Es muy difícil criar un hijo. Imagínese lo que es criar dos o tres al mismo tiempo. Hay que dedicarse full time, y no todo el mundo tiene los recursos o el tiempo para eso. Salen mal educados. Me parece absurdo.”

En la revista Perfil el 6 de abril 2008, decía también:

“—Porque ya somos demasiados. El problema de la infertilidad no es tal. ¡Ojala hubiera más gente infértil! No se puede seguir manteniendo la civilización con tanta gente, estamos arruinando la naturaleza.

—Pero de ese modo se cercena la libertad de elección.

—Pero no se puede hacer otra cosa, porque al ser tantos, al consumir tanto, estamos poniendo en peligro la supervivencia misma del género humano. Estamos ensuciando el agua, la atmósfera, nos estamos acabando el petróleo, y la naturaleza tiene una cierta capacidad de recuperación, pero llega un momento que la pierde. Nosotros no somos una especie en vías de extinción, somos la especie extinguidora, las más parásita, la más depredadora, la especie que pone en peligro a todas las demás especies. Habría que alcanzar la época en que había mil o dos mil millones de habitantes en la Tierra.”

Para Bunge lo criminal no es el aborto sino su prohibición. Para llegar a esta conclusión hay que transcender la posición de que con lograr el nacimiento de un SHIC ya esta todo resuelto, como si este SHIC no tuviese necesidades, alimentos, medicinas, educación, etc. para mantenerse vivo, y como si esta responsabilidad no fuera de los padres en quienes recae el peso de todo eso si no se le da la opción del aborto. Naturalmente se debe educar en el uso de anticonceptivos, pues el argumento del despilfarro que supone el aborto frente los métodos anticonceptivos, es cierto, además de lo peligroso que puede resultar para la madre. Sin embargo si se cobraran dichos servicios recaeríamos en los mismos peligros que con la prohibición, en junio de 2010 saltaba la noticia de la venta de un producto en locutorios usado como abortivo entre población inmigrante, se trata del Cytotec, indicado para el tratamiento de úlceras a un precio de 20 euros.

No por casualidad en ese mismo mes salía a la luz un informe de la Fundación La Caixa que revela que las familias numerosas y las monoparentales son las principales afectadas por la crisis.

Tenemos que acostumbrarnos a un cierto tipo de tolerancia hacia cosas con las que estamos radicalmente en contra pero que no nos afectan directamente. Por ejemplo, los antiabortistas con la ley del aborto (que no obliga a nadie a abortar) o por ejemplo los antitaurinos con las corridas de toros (a las que nadie esta obligado a ir). Me repugnan las corridas de toros, pero nunca firmaría para que las prohibieran, me basta con no ir a verlas o cambiar de canal cuando en la TV hablan de toros o toreros. De alguna manera soy capaz de entender que la tortura y muerte del toro en la corrida produce goce al aficionado (quizás por que mi abuelo lo era y de pequeño vi muchas corridas con el por TV).

De igual forma el antiabortista debería poder entender las circunstancias que pueden llevar a una mujer a abortar aunque esto le repugne profundamente.

En la sociedad actual deberíamos acostumbrarnos a estas leyes que a algunos les solucionan problemas (divorcio, aborto, matrimonio gay, etc.) y a los que no las usamos no nos obligan a nada. Muchas veces determinadas posturas en esos temas se sustentan en la religión, y los seguidores de la misma intentan exportarla a todos los ciudadanos, incluidos los no religiosos o de otra religión.

Con la presión para lograr la prohibición de las corridas de toros se tendría la misma situación, una parte de la población impondría sus puntos de vista al resto. Soy partidario de que la fiesta de los toros muera (como me gustaría que muriesen los toros) de muerte natural, cuando la gente deje de ir a ver los toros, porque se han “civilizado”.

Esta actitud de entender al otro con el que se discrepa, construye espacios de tolerancia, que ayudan a la convivencia (o deberían ayudar). Porque no siempre es posible convencer al contrario de nuestras ideas, pero convivimos todos en el mismo territorio, en la misma Patria.

Dado que Gustavo Bueno ha tenido 5 hijos, mi pregunta seria: ¿Cuál es su relación con los 25 hijos que ha dejado de tener? (Aceptando así sus preferencias monógamas y fidelidad conyugal). ¿Es consciente de que de alguna forma ha impedido el desarrollo como SHIC a esos 25 hijos que no ha tenido?

El libro de Bueno El fundamentalismo democrático habla de la corrupción de la democracia, pero al finalizar su lectura he tenido la sensación de leer un libro que confirma la corrupción de la ultima fase del pensamiento filosófico de un autor que considero el mejor filósofo español de todos los tiempos.




INFORMACION

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26 comentarios:

  1. Este es el primer artículo que escribo pensado desde su inicio para publicar en mi blog.
    Agradezco muy especialmente la lectura previa a su publicación que realizó mi buen amigo Jaime Rosendo Torre, agradezco sus correcciones, comentarios y aportaciones al texto. Con los años, cuantas mas personas tontas, ignorantes, desinformadas, ineptas, que no leen, ni piensan, conozco, mas aprecio aquellas otras que por el contrario son capaces de mantener una cierta actividad cerebral al margen de la obligatoria supervivencia diaria, por Internet hay muchísimas personas con estas características, pero tener la fortuna de conocer en persona a alguien así es un verdadero lujo, a lo largo de mi casi medio siglo de vida he conocido en carne y hueso a muy pocas personas con esas características (no voy a enumerarlas para que nadie se enfade), dado que cuanto mas viejo me hago, mas antisocial, cascarrabias y antipático me vuelvo, voy perdiendo la esperanza de conocer a nueva gente así, por eso valoro mas a los que conozco.
    Gracias Jaime.

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  2. Con el debido respeto, a mí el criterio de la bioética buenista me parece inconsistente y débil.

    Es inconsistente, porque no se puede admitir como formalmente correcto el argumento de que el sujeto moral depende de la individualidad orgánica, sea en la versión “restringida” de Bueno o en la “ampliada” de Alvargonzalez. Si la individualidad biológica fuera el fundamento de la moral, habría que considerar sujeto moral a cualquier “individuo” pluricelular con reproducción sexuada. El argumento sólo funciona, así pues, asumiendo una posición “especista”, según la cual sólo los individuos pertenecientes a la especie biológica homo sapiens sapiens merecerían consideración como sujetos morales. El especismo, no la indivualidad biológica, es el fundamento último de la bioética buenista.

    En débil, en segundo lugar, porque como seres humanos no hemos evolucionado ningún “sentimiento moral” (empatía, simpatía, etc) hacia las “individualdidades orgánicas”. Lo que probablemente hemos evolucionado son sentimientos de empatía hacia agentes naturales en los cuáles reconocemos una intencionalidad o “teoría de la mente”. No hemos evolucionado ningún sentimiento moral hacia los gametos, por contra.

    Me parece que la bioética buenista es una tentativa ingeniosa e interesante de racionalizar la bioética católica, pero como proyecto moral no le puedo augurar un futuro muy prometedor una vez destruído el principio de la “santidad de la vida”, basado en el supuesto de que hay un alma racional creada por Dios y que no ha evolucionado. Las dificultades derivadas del marco buenista creo que desaparecen en buena parte si abandonamos el racionalismo católico y adoptamos un marco abiertamente naturalista y darwiniano.

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  3. Eduardo:

    A mi por el contrario la “bioética buenista” me parece excelente, en cuanto exposición general, los problemas los encuentro cuando entramos en determinados casos concretos, en aplicaciones concretas de esas tesis generales. Desde este punto de vista se debe entender mi critica contenida en el artículo en discusión relativo al aborto.
    La posición “especista”, como tu la llamas, de Bueno se basa en la distinción que hace en su libro ¿Qué es la Bioética? entre Bioética antrópica y Bioética anantrópica, así dice Bueno en la pág. 13:
    “Cuando se parte del reconocimiento de la estructura bioética de la Biosfera (una estructura cuya “armonía” implica la lucha a muerte por la vida propia de cualquier biocenosis), una “gestión bioética” de la Biosfera sólo podrá entenderse en el sentido antrópico.”
    Una Bioética anantrópica que nos hiciese respetar toda vida nos llevaría a la destrucción total pues no podríamos alimentarnos. Lo cual no justifica el maltrato animal, por supuesto, dice Bueno en Por qué es absurdo «otorgar» a los simios la consideración de sujetos de derecho, en El Catoblepas nº 51:
    “Es cierto que, aunque no supiéramos la razón por la cual hubiéramos de seguir la norma (incluso imponerla a las demás personas) de tratar bien a los animales, parece indiscutible que debiéramos obedecer a esta norma, en lugar de a la contraria, en el supuesto de que los animales los tuviéramos cerca, domesticados o controlados. Y descartamos aquí los casos –que son la mayoría– en los cuales nuestro trato con los animales está determinado por intenciones depredadoras, aunque en estos casos también se justifica la norma del buen trato a los asnos, mulos, caballos, gallinas, cerdos o conejos, hasta que llegue el momento de hacerlos trabajar, de estudiarlos en un laboratorio como cobayas, y sobre todo en el momento de sacrificarlos, de «asesinarlos», para comérnoslos. (Entre otras cosas porque este buen trato sería un signo más de nuestra dominación sobre los animales, en cuanto instrumentos inofensivos, a los cuales un buen trato conserva y mejora en provecho nuestro: mejora la carne, mejora la obediencia, como conserva y mejora el cuchillo con el buen trato que podamos darle.)

    Pero nada de esto justifica una ley, no ya de reconocimiento del derecho de los animales, pero ni siquiera de una ley de buen trato a los animales que desborde la perspectiva pragmática (el maltrato gratuito a nuestros «instrumentos» es un despilfarro económico, y acaso el síntoma de alguna dolencia psíquica de las que dan materia al trabajo de los psiquiatras).”
    No creo que la bioética buenista sea una racionalización de la bioética católica, la de Bueno es una bioética materialista genuina.
    Por otra parte el marco “naturalista y darwiniano” están incorporados en la bioética de Bueno.
    Un saludo.

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  4. Una Bioética anantrópica que nos hiciese respetar toda vida nos llevaría a la destrucción total pues no podríamos alimentarnos.

    Estoy de acuerdo con eso, pero mi objeción no se dirigía contra la ética antrópica y no estoy atacando la bioética buenista desde posiciones particularmente animalistas.

    Lo que considero que no está justificado es fundamentar la ética en la “individualidad” orgánica, dado que este argumento en virtud de su forma nos llevaría a aceptar que cualquier individualidad orgánica, con independencia de su especie, merece un trato moral (si es que el argumento es formalmente correcto). Por eso argumentaba que el fundamento de la bioética buenista no puede ser la individualidad orgánica "formal", sino el especismo "material", o si se prefiere, una intepretación especista del criterio basado en la individualidad orgánica.

    Es preciso advertir también que “especismo” no es idéntico a “antropocentrismo”. De hecho, el argumento que he dado en el comentario anterior también es “antrópico” o “antropocéntrico”, porque la consecuencia de ampliar el trato moral a cualquier organismo vivo, derivada del argumento basado en la individualidad formal, también me parece injustificable.

    Reconozco que el sentido de un planteamiento “naturalista” y “darwiniano” es argumentable, pero creo hoy que la mejor interpretación es aquella que se basa en “propiedades” y no en “esencias”, asumiendo que la critica del esencialismo (Mayr, Dawkins) es cierta. Desde este punto de vista, que también es antrópico, el fundamento del trato moral no es la pertenencia a una especie (especismo), sino el reconocimiento de un conjunto de propiedades evolutivas y culturales (que sin embargo no podemos definir de forma precisa) relacionadas en cualquier caso con la racionalidad, el sentimiento y la conciencia. Normalmente reconocemos en humanos estas propiedades, pero como no están del todo ausente en animales no humanos, es posible expandir el “círculo” moral hasta cierto punto. A partir de aquí el debate está abierto.

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  5. Eduardo:
    Con leer el magnifico articulo de Bueno: Por qué es absurdo «otorgar» a los simios la consideración de sujetos de derecho, en El Catoblepas nº 51, se responderían tus cuestiones, copio aquí algunos fragmentos que pueden dar una idea del hilo discursivo:
    “Y es obvio que la equiparación de animales y hombres es incompatible con la doctrina del espacio antropológico, basada en la distinción entre un eje circular (en el que se sitúan las personas humanas como sujetos de derecho) y un eje angular (en el que se sitúan los animales que no son personas ni sujetos de derecho, sin perjuicio de que se les reconozca una racionalidad tecnológica muy similar a la humana, y una capacidad de aparecerse ante los hombres, en su momento, como entidades numinosas).”
    “En rigor es preciso partir de estas diferencias, sobre todo si nos mantenemos en la perspectiva de la doctrina de la evolución darwiniana, como, desde luego, aquí lo hacemos. En efecto, la doctrina de la evolución darwiniana es una doctrina de las transformaciones de unas especies o variedades en otras especies o variedades; por lo cual, si partiéramos de la hipótesis de la igualdad de los términos (especies o variedades) que evolucionan sólo podríamos reconocer transformaciones idénticas, y entonces precisamente no cabría hablar de evolución, sino de reproducción de las especies de los vivientes.”
    “Ahora bien. Que los simios y los hombres son diferentes especies, linneanas o mendelianas (según otros, diferentes géneros o, por lo menos, diferentes variedades o razas de una misma especie, como pretende Jared Diamond, con su propuesta de considerar al hombre como «tercer chimpancé»), es un hecho sobre el que se apoya la doctrina de la evolución”
    “Ha sido muchas veces reconocido, ya desde sus principios, el alcance de la revolución darwinista aplicada al origen de la especie humana como resultado de la transformación de los simios. Y se ha dicho con razón que la «revolución darviniana», continuaba las consecuencias que se derivaron de la «revolución copernicana»; al destituir al hombre del lugar central que ocupaba en el Universo en cuanto habitante de la Tierra, considerada como centro suyo, y rebajándolo a la condición de habitante de un «minúsculo planeta» perdido en la muchedumbre de las «motas del polvo estelar». Porque la revolución darwiniana destronó al hombre del trono que ocupaba como rey del universo (entendido como habitante de un reino de los espíritus, por encima de los animales), para rebajarlo, ahora de un modo mucho más directo y positivo de lo que Copérnico hubiera podido inspirar, a la condición de una especie más de primates, de un simple mono. Y acaso, según dijeron algunos –Alsberg, Klages, &c.–, de un «mono mal nacido», aparecido por selección natural frustrada en la cadena de la evolución de las especies.”
    CONTINUA...

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  6. “Pero precisamente la persona humana, según la concepción «institucional» que estamos exponiendo, comienza a constituirse en ese proceso de «ponerse enfrente de todas las demás especies animales», es decir, de no reconocer a ninguna por encima de ella. Y no en virtud de una megalomanía subjetiva, sino por haber controlado, de hecho (o estar en proceso de controlar), a todas ellas. Y esto mediante su «razón», que implica tecnología, poder, institución”
    “Entre estas relaciones alotéticas nos referimos a las relaciones de dominación; y decimos, por tanto, que las personas, respecto de los simios, se definen por la dominación de los animales”
    “La condición de persona la adquieren los individuos humanos por institución, y no deben creer que la poseen «por naturaleza»”
    “En consecuencia, carece por completo de sentido tratar de «otorgar» cualquier tipo de derechos humanos a sujetos operatorios que no son personas humanas ni pueden pretender serlo jamás si mantienen la morfología de sus cuerpos.”
    “El impulso de acercarme a los simios, y sobre todo, el impulso a tenerlos cerca, trayéndolos al Zoo, o a nuestro jardín, supone ya una intromisión en sus vidas que es efecto inequívoco de la conducta de dominación y de control propia de la persona humana. Acaso buscamos con ello proporcionarnos un ayudante a nuestro servicio (como ocurre con el perro), o un bufón, o simplemente un animal de compañía.”
    Un saludo.

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  7. Ninguno de estos textos responde a mi objeción.

    Esto aparte, Bueno está contrastando su postura contra una versión muy extrema del animalismo. Para poner un ejemplo conocido, el Proyecto Gran Simio no pretende la "equiparación de hombres y animales", sino formar una "comunidad de iguales" con los grandes simios -en principio, pero solo con referencia a ciertos derechos fundamentales, no a todos los "derechos humanos".

    El criterio que yo sugiero transformaría esta afirmación:

    Carece por completo de sentido tratar de «otorgar» cualquier tipo de derechos humanos a sujetos operatorios que no son personas humanas ni pueden pretender serlo jamás si mantienen la morfología de sus cuerpo.

    En esta:

    Carece de sentido tratar de otorgar un trato moral a organismos vivos que no poseen ninguna de las características asociadas con el sentido moral de los seres vivos conscientes

    En otras palabras, siempre que descubramos en otras especies características asociadas con el sentido moral, el trato moral está justificado. También estoy suponiendo que la definición del "sentido moral" (también discrepo rotundamente en que la moralidad sea exclusivamente "institucional") es algo argumentable y sensible a la indagación científica.

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  8. Eduardo:

    Partiendo de tu frase: “Carece de sentido tratar de otorgar un trato moral a organismos vivos que no poseen ninguna de las características asociadas con el sentido moral de los seres vivos conscientes”, y sin perjuicio de lo que tu entiendas por “sentido moral”, volveríamos al punto de salida de esta discusión, el tema de la Bioética anantrópica. Si intentásemos aplicar los deberes éticos expuestos por Bueno en cuanto Fortaleza que se manifiesta como Firmeza (acción o deseo de cada individuo que se esfuerza por conservar su ser) y Generosidad (cada individuo se esfuerza en ayudar a los demás), solo estaría justificado matar a animales en defensa propia, tendríamos que ser vegetarianos ( lo vegetal se podría sacrificar dada su condición de “no consciente”), incluso se podría ir mas allá, si ampliáramos el concepto de “trato moral”, no podríamos hacer con los animales nada para lo cual ellos no nos dieran permiso previo, dado que esto no ocurriría nunca, no podríamos tener animales de compañía, ni se podrían usar caballos para montar, bueyes para arar, perros para guiar ciegos o buscar desaparecidos, no podríamos esquilar ovejas, ordeñar vacas ni cabras, ni usar halcones en aeropuertos para espantar pájaros, etc.
    ¿Es eso lo que propones?
    Aunque nos pese, tiene mucho sentido aquí aplicar dos principios que usa Bueno en ¿Qué es la Bioética?, “el “principio antrópico bioético” que establece que el reconocimiento de las relaciones necesarias que los términos del campo humano mantienen con los términos vivientes no humanos de la biosfera, no implica la subordinación de los sujetos humanos a los vivientes no humanos. Este principio antrópico se opone a todo tipo de “biocentrismo ecológico bioético”, puesto que parte del supuesto de que es la biosfera la que ha de subordinarse, por motivos bioéticos, a la vida humana.
    Este principio antrópico se funda en la “ley de incompatibilidad” constitutiva de las partes de una biocenosis.
    Como reglas correspondientes al principio antrópico bioético se admitirá, sin embargo, la regla de no depredación o modificación de vegetales o animales; salvo en la medida en que ellas puedan ser necesarias o útiles para la vida humana.”
    También cabe “apelar al “principio de maleficiencia” (si es que el mal puede ir referido a los vivientes no humanos). En este sentido cabe decir que es un principio bioético fundamental de la bioética materialista el reconocer la necesidad de la maleficiencia referida a la vida vegetal o animal, en la medida en que esta vida haya de ser utilizada en beneficio de la vida humana; y todo esto dicho sin perjuicio del reconocimiento de la unidad de la biosfera, antes bien, fundándose en esta misma unidad. El principio general de “maleficiencia” comporta especialmente:
    a) El principio de sacrificio sistemático de plantas o de animales necesarios para la alimentación humana o para su medicación.
    b) El principio de la manipulación de los animales a fin de extraer partes formales suyas transplantables.
    c) El principio de experimentación de animales con gérmenes infecciosos, vivisección, &c.
    CONTINUA

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  9. Es obvio que este principio de maleficiencia tiene como límite la depredación, los sacrificios o experiencias inútiles. Como regla general cabe dar la norma del buen trato a lo animales o plantas; una norma fenoménica que no puede servir para disimular el principio fundamental, aunque constituya el contenido principal de la llamada “ética animal”.”
    Aun aceptando estos dos principios, queda un margen de correlación entre lo que tu denominas “trato moral a organismos vivos” y lo que Bueno denomina “buen trato a los animales o plantas”. Y este es el terreno pantanoso y cubierto de niebla en el que pueden surgir mas fácilmente las controversias, porque aun aceptando que si queremos comer jamón tenemos que matar al cerdo y aceptando que se le mate de la forma menos dolorosa y mas rápida posible, se podría discutir en que condiciones de vida se podría hablar sobre buen trato o trato moral (vivir hacinados o al aire libre, etc.), aquí entrarían otras consideraciones porque si ahora un jamón cuesta 50 euros y después de aplicar ese buen trato cuesta 500 euros, ¿Qué tendría mas prioridad, el buen trato o el precio final asequible al mayor publico posible?
    Por no hablar del controvertido tema de los toros que toco en mi artículo, en la tesela en la que Bueno habla de los toros, demuestra tener una visión absolutamente idealizada del espectáculo taurino, llega a decir que el animal es tratado con respeto, que la tortura esta descartada en el toreo, ya que al toro se le castiga con la finalidad de igualar el enfrentamiento, hombre maestro Bueno (dicho con todo el respeto, admiración y cariño que yo le proceso a usted) si esta lucha a muerte fuera igualitaria las muertes de ambos contendientes rodarían el 50 %, y evidentemente esto no es así, por lo tanto no es un enfrentamiento igualitario. Ahora bien, reconozco el valor de otro de sus argumentos, el que dice que sin fiesta de los toros no habría toros de lidia, y añado yo, hay que pensar en todos los puestos de trabajo que genera esta actividad, aquí cabría un argumento monetario parecido al del jamón ¿Qué sería mas importante, el sufrimiento de los toros o el sufrimiento de las miles de familias que se quedarían en paro si se prohibiera esta actividad?
    Esta claro Eduardo que el tema es complejo y lleno de matices.

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  10. ¿Es eso lo que propones?

    No, yo no he hecho ninguna propuesta ética práctica, porque no tengo ninguna fórmula mágica para resolver esos problemas, mi objeción se dirigía contra la fundamentación de la bioética buenista. Lo que yo he dicho es que el trato moral no se puede justificar 1) En la individualidad orgánica, porque si el argumento es formalmente correcto habría que tratar moralmente a cualquier organismo individual con independencia de su especie y 2) En la pertenencia del individuo a una especie biológica, porque no tratamos moralmente a los individuos porque sean humanos, sino que los tratamos moralmente porque reconocemos en ellos diversos grados de conciencia, sentimiento y racionalidad compatibles.

    Definir la moral es complejo porque habría que conjugar el "sentido moral" evolucionado, la tradición humeana de los "sentimientos morales", con el uso de la racionalidad científica y filosófica, que puede originar consecuencias contraintuitivas desde el punto de vista de la moral "natural".

    Con respecto al juicio sobre los toros, depende de la perspectiva que tomemos. Desde la "ética animal" el sufrimiento de los toros es claramente injustificable. Pero es que los toros también se pueden rechazar desde un ética antropocéntrica, que ve en la tauromaquia un espectáculo moralmente inadmisible para los propios seres humanos, incompatible con el "proceso de civilización" y la pacificación de sus costumbres. También hay razones políticas más locales favorables al abolicionismo. En concreto a mí me parece completamente dramático y escandaloso que la tauromaquia se etiquete no sólo como "fiesta nacional", sino como un rasgo asociado a la "esencia" de España, como si la nación española dependiera para existir de los toros. Con su defensa torpe, acientífica y pintoresquista de la tauromaquia, en mi opinión, la "derecha cultural" está dando argumentos al independentismo.

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  11. Eduardo:

    Empezando por el final, dices:
    “Desde la "ética animal" el sufrimiento de los toros es claramente injustificable”
    La ética animal es una construcción humana, porque los animales no pueden llegar a tener una ética, a lo sumo tienen pautas, lo que se hace es extender la ética humana a los animales y entonces claro es inadmisible el sufrimiento de los toros como es inadmisible el sufrimiento de las personas.
    Dices:
    “Pero es que los toros también se pueden rechazar desde un ética antropocéntrica, que ve en la tauromaquia un espectáculo moralmente inadmisible para los propios seres humanos, incompatible con el "proceso de civilización" y la pacificación de sus costumbres.”
    Entonces que pasa con los aficionados a los toros, ¿dejan de ser seres humanos?, el que sea admisible o no pregúntaselo a ellos que son los consumidores de ese “espectáculo”. Para ellos su “proceso de civilización” incluye la tauromaquia, para ti no la incluye, tenemos dos morales, ¿cómo esclarecer cual es la mejor?, una ha vencido en Cataluña y se ha convertido en ley, la otra de momento impera en el resto de España.
    Entran mas factores en juego como expongo en mi ultima intervención, no solo el sufrimiento del animal.
    Supongo que tu estas a favor del aborto, ¿como le explicas a un aficionado a los toros que se puede destruir una vida humana y no se puede destruir una vida animal?, este argumento lo he escuchado ya en las filas de los defensores de la tauromaquia, todos los adjetivos que quieras poner a los toros se pueden poner igual al aborto, el sufrimiento del feto es injustificable, el aborto es un espectáculo moralmente inadmisible, etc.
    Ya lo he mencionado en mi artículo, aunque me repugnen las corridas de toros no las prohibiría, porque al antiabortista también le repugnan los abortos y se tiene que aguantar.
    A lo mejor esto es otro “proceso de civilización”, en el que nos ponemos en el lugar del otro cuando hace algo que despreciamos profundamente, ya digo en mi artículo:
    “Esta actitud de entender al otro con el que se discrepa, construye espacios de tolerancia, que ayudan a la convivencia (o deberían ayudar). Porque no siempre es posible convencer al contrario de nuestras ideas, pero convivimos todos en el mismo territorio, en la misma Patria.”
    Por supuesto esto no implica no intentar “convencer” al otro, ya sea proabortista ya sea protauromaquia, de que tenemos la razón.
    Lo de que este asociado a la esencia de España, es una cosa mas en la lista, como la siesta, la sangría, etc. Y eso de que “la "derecha cultural" está dando argumentos al independentismo”, te puedo comentar que desde las filas del independentismo van sobrados de actitudes igual o peores de irracionales, no se donde vives tu, yo vivo en Cataluña y se un poco del asunto.
    CONTINUA…

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  12. Sobre el principio de intervención:
    “Lo que yo he dicho es que el trato moral no se puede justificar 1)) En la individualidad orgánica, porque si el argumento es formalmente correcto habría que tratar moralmente a cualquier organismo individual con independencia de su especie y 2) En la pertenencia del individuo a una especie biológica, porque no tratamos moralmente a los individuos porque sean humanos, sino que los tratamos moralmente porque reconocemos en ellos diversos grados de conciencia, sentimiento y racionalidad compatibles.”
    Si no eres capaz de dar unos trazos de lo que entiendes por trato moral, ya sea a personas o animales no podemos llegar muy lejos.
    Para Bueno las normas son las rutinas victoriosas, si se ha llegado a estas normas con los animales es porque fueron fuente de alimentos y de calor (las pieles) y si no hubieran tenido esa ética de matarlos ahora no estaríamos tu y yo aquí discutiendo. Si ahora la cosa ha cambiado, se generan nuevas rutinas, y puede que algún día se imponga la moral vegetariana y no se maten mas animales, que se llegue a imponer por ley como aquí en Cataluña la prohibición de los toros.
    Yo no dudo que el cerdo al que pertenecía el jamón que he comido de bocadillo esta mañana tenía “diversos grados de conciencia, sentimiento y racionalidad”, (una vez vi un documental en el que se afirmaba que los cerdos son mas listos que los perros), quizás algún día nos alimentemos de comida sintética exclusivamente y no exista la necesidad de matar animales, pero de momento no tengo sentimiento de culpa por hacerlo. Quizás soy mas “primitivo” que un vegetariano, pero las plantas también están vivas y se podrían poner parecidos argumentos para no comerlas y entonces nos moriríamos de hambre.
    Creo que las dos condiciones que criticas a Bueno, pertenencia a una especie y la individualidad orgánica, están plenamente justificadas,.
    Si unos extraterrestres aterrizaran en la Tierra y cogiesen seres vivos aleatoriamente y les practicasen test de inteligencia, al cabo de un cierto número de pruebas no necesitarían hacer mas, sabrían indiscutiblemente que la mas evolucionada es la de homo sapiens-sapiens, y les bastaría ver uno para saber de sus capacidades, en nuestro ejemplo pasa igual, cada vez que veo un perro o un hombre no necesito poner a prueba en ellos los grados de conciencia, sentimiento y racionalidad, con conocer a la especie que pertenecen me basta, se que un perro me puede matar a dentelladas y un hombre me puede descuartizar finamente con un buen cuchillo.
    Tu actitud en cierta manera parece poner entre paréntesis muchos conocimientos científicos y mucha praxis humana para llegar a esa conclusión “moral”.

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  13. Creo que las dos condiciones que criticas a Bueno, pertenencia a una especie y la individualidad orgánica, están plenamente justificadas

    Claro, están “justificadas” desde el principio especista, que es precisamente lo que estoy discutiendo. Para decirlo del modo más llano posible: ¿A mí qué me importan las “individualidades orgánicas” o que un conglomerado de células pertenezcan a la especie humana? Si todavía mantuviéramos el principio de la “santidad de la vida humana”, pues aún se podría entender la persusasión moral de este principio, pero ¿El sujeto corpóreo? ¿Qué más da eso? Normalmente para que los principios morales sean persuasivos tienen que arraigar en nuestros sentimientos morales, de lo contrario se convierten en meras florituras filosóficas: ¿Pero es que se puede tener empatía natural hacia células? Piénsalo. Como ha argumentado Sam Harris, con esos principios éticos en la mano, cada vez que nos rascamos la nariz deberíamos lamentarnos por cometer un terrible genocidio.

    ¿como le explicas a un aficionado a los toros que se puede destruir una vida humana y no se puede destruir una vida animal?

    La verdad, no creo que a un “aficionado a los toros” le interese lo más mínimo los argumentos filosóficos o científicos, a la vista del discurso que emplean, pero supongo que te das cuenta de que esa pregunta está pidiendo el principio de que un óvulo fecundado es ya un sujeto moral. Además, yo no digo que no se pueda “destruir una vida animal”, sino que concretamente la tauromaquia es una forma de maltrato animal cuya censura moral y legal son perfectamente legítimas y argumentables. Ni siquiera afirmo que no se pueda destruir una “vida humana” adulta, ya que soy partidario de la pena de la muerte y de la eutanasia en ciertos supuestos regulados.

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  14. Eduardo:
    Te confieso que me dejas totalmente perplejo.
    Dices: “El sujeto corpóreo? ¿Qué más da eso?”
    No da igual, tu eres un sujeto corpóreo, tu familia, tus amigos y tus enemigos son sujetos corpóreos, dime entonces donde se sustentan esas “propiedades evolutivas y culturales (que sin embargo no podemos definir de forma precisa) relacionadas en cualquier caso con la racionalidad, el sentimiento y la conciencia” ¿en sujetos incorpóreos? ¿espíritus, almas descarnadas, ángeles, dioses, etc.?
    Dices:
    “Normalmente para que los principios morales sean persuasivos tienen que arraigar en nuestros sentimientos morales, de lo contrario se convierten en meras florituras filosóficas”
    Aquí parece que dejas completamente de lado la racionalidad y basas la moral en sentimientos. Para mi la moral tiene mas que ver con argumentaciones y discusión racional que con sentimientos.
    Dices: “¿Pero es que se puede tener empatía natural hacia células? Piénsalo.”
    Me tendrías que decir que entiendes tu por empatía, pero yo te puedo decir que si a unos padres que no pueden tener hijos y que recurren a la inseminación artificial les enseñan una foto de un cigoto y les dicen que eso puede llegar a ser su hijo, la empatía será máxima (y hasta le encontraran parecidos familiares).
    Dices:
    “Como ha argumentado Sam Harris, con esos principios éticos en la mano, cada vez que nos rascamos la nariz deberíamos lamentarnos por cometer un terrible genocidio”
    Con los avances en la investigación de células pluripotentes inducidas puede decirse ya, que esa afirmación es literal.
    Aquí es donde debe entrar de nuevo la racionalidad para evitar deducciones tan simplistas.
    Hay aficionados a los toros que han defendido su continuidad con argumentos filosóficos o científicos, otra cosa es que no los compartas o los refutes, y han salido por la tele y los periódicos.
    Dices:
    “pero supongo que te das cuenta de que esa pregunta está pidiendo el principio de que un óvulo fecundado es ya un sujeto moral”
    El óvulo fecundado es un sujeto humano, que puede terminar siendo un sujeto moral.
    Dice Bueno en El sentido de la vida pág. 56:
    “Las operaciones o acciones de los sujetos corpóreos entrarán en el horizonte de la moralidad (rebasando el horizonte meramente psicológico o económico en el cual, sin duda, también están insertos) en la medida en que ellos estén formalmente dirigidos o determinados (o por el contrario desviados) a la preservación de la misma existencia y que, por tanto, puedan considerarse como partes de las condiciones de existencia de los términos de la clase de los sujetos humanos en cuanto tales. Las ideas éticas y las ideas morales implican, según eso, un notable nivel de abstracción (por respecto del niño, o del primitivo y, desde luego, del animal).”

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  15. Que somos “sujetos corpóreos” es algo obvio. Lo que me parece totalmente discutible y, de hecho, ridículo, es pretender fundamentar el trato moral en el hecho de ser sujetos corpóreos. También estamos hechos de moléculas de carbono pero las moléculas de carbono que sustentan “las propiedades evolutivas y culturales” de la moral, no son en absoluto un fundamento de la moral. Así que el argumento de que algo que “sustenta” la moral debe ser fundamento suyo, también es formalmente erróneo y no puede ser tomado en serio. Ser un "sujeto corpóreo" individual no tiene nada de particular, lo que importa desde el punto de vista moral es que los individuos tengan las propiedades que reconocemos como morales: conciencia, racionalidad, sentimiento, etc.

    Aquí parece que dejas completamente de lado la racionalidad y basas la moral en sentimientos.

    En absoluto, yo no niego que la ética sea argumentable, lo que dudo es que sea sólo argumentable o que las razones éticas puedan ser persuasivas si se dan al margen de los sentimientos morales.

    si a unos padres que no pueden tener hijos y que recurren a la inseminación artificial les enseñan una foto de un cigoto y les dicen que eso puede llegar a ser su hijo, la empatía será máxima (y hasta le encontraran parecidos familiares)

    Esto será una broma, supongo.

    Me parece por último que considerar “sujeto humano” a un óvulo fecundado es un exceso verbal. Ser “sujeto” normalmente implica un cierto grado de autonomía, de racionalidad, conciencia, etc, propiedades que están completamente ausentes en las primeras etapas del desarrollo embrionario.

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  16. Eduardo:

    Me parece que tenemos un pequeño problema de definición de términos que son la causa de parte de nuestras desavenencias.
    Por ejemplo dices:
    “Ser un "sujeto corpóreo" individual no tiene nada de particular, lo que importa desde el punto de vista moral es que los individuos tengan las propiedades que reconocemos como morales: conciencia, racionalidad, sentimiento, etc.”
    Tanto hombres como animales son sujetos corpóreos vivientes y por lo tanto individuos que pueden tener en diverso grado conciencia, racionalidad y sentimientos.
    El concepto de sujeto operatorio que usa el materialismo filosófico dice: “Sujeto corpóreo que realiza operaciones «quirúrgicas», es decir, operaciones manuales consistentes en separar o aproximar cuerpos.” se usa como referente del ser humano, aunque podría aplicarse así definido a determinados animales no humanos, sin embargo dice Bueno en su libro Symploké pág. 422: “Es a partir de los hombres concebidos como animales operatorios…”, define Bueno en ¿Qué es la ciencia?:
    “Un sujeto operatorio que ha de ser entendido necesariamente, no ya como una mente (un «entendimiento agente» aristotélico, un «ego cartesiano» o una «conciencia kantiana») sino como un sujeto corpóreo, dotado de manos, de laringe, &c., es decir, de músculos estriados capaces de «manipular» objetos o sonidos, separándolos (análisis) o juntándolos (síntesis). En este sentido las operaciones gnoseológicas podrán ser entendidas por sinécdoque como operaciones manuales («quirúrgicas»). Y en este sentido también cabría decir que el habla, en sentido fonético, implica operaciones, es decir, separaciones o aproximaciones de los órganos de la fonación.”
    Que ya excluye de manera mas precisa a los animales.
    Luego cuando hablamos de sujeto moral, tendríamos que diferenciar el sujeto moral propiamente dicho del que parte o emana el acto moral y el sujeto que recibe ese trato moral que puede ser un animal no humano o una cosa, el comportamiento ético y moral parte siempre de un sujeto operatorio humano, no puedes esperar un trato moral de una roca que cae sobre tu cabeza ni de una leona hambrienta que te encuentra perdido en la selva. Ahora bien tu si que puedes tener un trato moral con la roca o con la leona (que podríamos denominar “sujetos morales” por que reciben el trato moral), de hecho en ese sentido todo el mundo tiene un trato moral con animales y con cosas, algunos tiran a los gatos a la basura (como el famoso caso de la señora inglesa que salio por TV ) y otros se dedican a alimentar a gatos callejeros (como es el caso de un señor jubilado que conozco), lo mismo ocurre con los objetos inanimados.
    CONTINUA...

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  17. Dices: “En absoluto, yo no niego que la ética sea argumentable, lo que dudo es que sea sólo argumentable o que las razones éticas puedan ser persuasivas si se dan al margen de los sentimientos morales.”
    La mejor manera en que una razón ética sea persuasiva esta en la existencia de las leyes que se dictan en cada Estado. Lo de los sentimientos quedan para las cosas que no están reguladas por ley o para cuando no se tienen argumentos para actuar moralmente y se recurre a las vísceras para hacerlo.
    Si nos guiásemos por los sentimientos morales para actuar (sin el horizonte de la ley) en vez de gatos tiraríamos a personas a la basura (compañeros de trabajo, empresarios, conductores incívicos, etc.).
    Cuando ya no necesitas directamente a los animales para vivir (o eso crees, por que no tienes que alimentarlos tu personalmente ni matarlos etc.) por ejemplo a un gato domestico o callejero, entonces te puedes plantear tener un trato moral con ellos, no pegarles una patada porque sabes que el animal sufrirá dolor de la misma manera que si te la pegan a ti.
    Con los objetos inanimados pasa igual, si eres multimillonario puedes permitirte tirar el portátil o el móvil a la basura si te falla una vez o no hacerlo (si albergas sentimiento morales hacia ellos), pero si no eres rico procuraras arreglarlo si sabes el esfuerzo que cuesta ganar el dinero que valen eso productos.
    Dices; “También estamos hechos de moléculas de carbono pero las moléculas de carbono que sustentan “las propiedades evolutivas y culturales” de la moral, no son en absoluto un fundamento de la moral.”
    Las moléculas de carbono no sustentan las propiedades evolutivas y culturales de la moral, las moléculas de carbono son una parte material del sujeto corpóreo, de la misma manera que un brazo es una parte formal del sujeto corpóreo, aquí habría que hacer una distinción entre niveles ontológicos y de emergencias (y aquí me separaría de Gustavo Bueno y me acercaría a Mario Bunge).
    Si, lo de los parecidos familiares era una broma, un intento de ampliar el modo en que se influyen nuestras empatías mutuas.
    Dices: “Ser “sujeto” normalmente implica un cierto grado de autonomía, de racionalidad, conciencia, etc., propiedades que están completamente ausentes en las primeras etapas del desarrollo embrionario.”
    Según esto un tetraplejico, una persona en coma, un retrasado mental profundo, o cualquiera mientras dormimos, no somos sujetos.
    Un ovulo fecundado es un sujeto humano en sus primeras etapas de desarrollo.

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  18. Eduardo:

    Mientras releía textos de Bueno para la interesante controversia que mantenemos he encontrado este texto que hace referencia a tu indicación de que el especismo es el fundamento de la bioética buenista.
    Te lo copio:
    “El primer contexto delimita, como esfera ideal del deber, la idea misma del hombre como individualidad corpórea distributiva; es la acepción del hombre en cuanto idea moral y no meramente anatómica o antropológica (una acepción que interviene, por ejemplo, a todo lo largo de la Declaración de los derechos del hombre). El deber o el derecho podrán referirse ahora a la existencia de estos mismos individuos humanos en aquello que tienen de más universal, a saber, su propia corporeidad operatoria. Ahora bien, su esfera no tiene un radio definido, salvo una previa delimitación convencional. Podría invocarse aquí, a modo de criterio de delimitación de la esfera de la ética, la célebre sentencia de Terencio: Homo sum et nihil humani alienum puto. Pero esta sentencia sólo es operatoria en apariencia, pues ella contiene una petición de principio. En efecto, se puede decir que si nada de lo humano me es ajeno es porque previamente, por contraposición, he establecido que lo que me es ajeno no es humano. Los conquistadores a quienes no les afectaba el dolor de los prisioneros torturados dirían que les era ajeno ese dolor, en tanto no considerasen hombres a los indios. Pero esto significa que no es suficiente apelar al concepto zoológico de «especie» o de «género» (el Género humano, el Homo sapiens de Linneo) para delimitar el círculo de los sujetos a quienes afectan las normas éticas. No faltan quienes, en efecto, como hemos dicho, amplían el radio de este círculo hasta incluir en él a otros géneros de Homo (australopitecos, pitecántropos), en tanto sus individuos, entre sí, se comportarían ya según normas éticas y morales; e incluso a otros órdenes o clases de animales, al hablar de «Ética animal» y al proclamar una «Declaración universal de los derechos de los animales». ¿Cómo utilizar el concepto de especie (o de género, o de orden, o de clase) como un transcendental a priori capaz de establecer el radio de nuestro círculo ético, moral o jurídico? Más adecuado parece renunciar a cualquier tipo de transcendentalidad zoológica a priori, como criterio de delimitación del campo de la ética, y atenemos a los «transcendentales positivos» de carácter histórico. Por ello, prácticamente, habría que decir que la primera esfera real de aplicación del principio ético a la clase distributiva de los sujetos éticos tiene lugar en el ámbito de la familia, porque, en ella, los individuos aparecen eminentemente en su dimensión corpórea y en sus funciones más próximas a la vida orgánica (nacimiento, alimentación, cuidados en las enfermedades, acompañamiento en la muerte).”
    El sentido de la vida pág. 58.

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  19. Después de examinar las definiciones de Bueno, parece que únicamente pasamos del “sujeto copóreo” al “sujeto operatorio”. Pero es evidente que no sólo los seres humanos son capaces de efectuar operaciones manuales de gran sofisticación. Hasta algunos moluscos, como documentó el gran etólogo español Jordi Sabater Pi, son capaces de manejar protoherramientas. Y en cuanto al habla, es cierto que es una cualidad especialmente desarrollada por el ser humano, pero tampoco faltan antecedentes y similitudes importantísimas con otros sistemas de comunicación, como documentan los biolingüistas. Me parece evidente que ni el habla, ni las operaciones manuales en sí mismas pueden aportar un fundamento inconcuso de la moral, o de lo contrario habría que rechazar como inmorales a los mancos o los pacientes de afasia, o los grupos humanos con el gen FOXP2 mutado.

    La mejor manera en que una razón ética sea persuasiva esta en la existencia de las leyes que se dictan en cada Estado.

    No puedo estar más profundamente en desacuerdo con ese argumento positivista y jurídico que además se aleja del plano de la discusión. En los países islámicos donde rige la Sharia las leyes conculcan los derechos de las mujeres, de los homosexuales, o de los ateos, y no por ello tienen por qué resultarnos nada persuasivas. Otra cosa es que, en virtud de las amenazas coactivas, sean realmente disuasorias.

    Las moléculas de carbono no sustentan las propiedades evolutivas y culturales de la moral, las moléculas de carbono son una parte material del sujeto corpóreo...

    Puede que las moléculas de carbono sean partes “materiales” y no “formales” -según la terminología de Bueno- de la conducta moral, pero aún así sigue siendo cierto que las cualidades morales supervienen en las moléculas de carbono. Así que no hay que forzar mucho la ciencia del asunto para decir reconocer que, efectivamente, la moral se “asienta” en el carbono, aunque no esté determinada por ella. Esto aparte, la cosa se complica mucho más cuando pasamos de la química básica a la neuroquímica. Desde un paradigma fisicalista de la filosofía de la mente, las moléculas o las redes de moléculas son desde luego algo más que “partes materiales” de la conducta. Ya sé que Bueno no acepta el fisicalismo, pero yo sí (no es que pretenda cerrar la discusión, solo digo que en este punto nos metemos en un capítulo nuevo y distinto).

    Dices: “Ser “sujeto” normalmente implica un cierto grado de autonomía, de racionalidad, conciencia, etc., propiedades que están completamente ausentes en las primeras etapas del desarrollo embrionario.”
    Según esto un tetraplejico, una persona en coma, un retrasado mental profundo, o cualquiera mientras dormimos, no somos sujetos.


    De ninguna manera, porque una persona en estado comatoso, en principio, puede recuperar parte de sus habilidades cognitivas dañadas y de su memoria biográfica. Tampoco me parece en absoluto correcto equiparar un gameto con un tetrapléjico, que puede mantener intactas sus concidiones intelectuales (no hay más que ver a Stephen Hawking), y tampoco con personas con deficiencias mentales graves.

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  20. A todos los lectores:

    También he encontrado este texto en el libro Symploké pág. 425:

    "En el plano ontogenético, como hemos dicho, tampoco puede confundirse el proceso de hominización con el de personalización. El embrión procedente de un cigoto humano es evidentemente un ser humano que tiene programados, desde el momento mismo de su constitución, al menos epigenéticamente, los rasgos morfológicos individuales del feto y aun del adulto. Pero no es una persona, y si la persona dependiese de la recepción de un alma espiritual, como decían los antiguos, tendríamos que defender las posiciones más radicales de la tesis de la animación retardada, aquellas posiciones que creían necesario aceptar que si hay un alma espiritual que se une al cuerpo individual, la unión no podrá tener lugar, no ya inmediatamente de la formación del embrión, pero ni siquiera en el tercer o en el cuarto mes de vida fetal, sino después del nacimiento: cuando ya pueda afirmarse que el hijo deja de ser parte del cuerpo de la madre, al tener individualidad propia (Herófilo y los estoicos defendieron que el alma venía por la respiración) y, sobre todo, cuando alcance no ya una forma orgánica independiente, sino una forma espiritual o racional superior (a Averroes se le atribuye la tesis de que el alma espiritual no se une al cuerpo hasta que el niño pronuncia los nombres de su padre y de su madre, según refiere Isaac Cardoso en su Philosophia libera, 1673, vi, 8). De aquí no se deduce, por tanto, que la eliminación de un niño que todavía no ha alcanzado el uso de razón no deba considerarse un asesinato, porque los ordenamientos jurídicos discurren según una escala prudencial propia que no tiene por qué concebirse como conmensurable con la escala de la biología o de la psicología."

    Esta parte final en la que habla de los ordenamientos jurídicos es curiosa, porque aquí defiende la inconmensurabilidad entre lo judicial y lo biológico, mientras que en El fundamentalismo democrático, pág. 308 dice:
    «La continuidad de la identidad numérica o sustancial del germen, embrión, feto e infante parece asegurada, y desde ella es evidente que cualquier solución de continuidad o de plazos fijados en función de esta supuesta solución será siempre extrínseca y puramente convencional. De donde una ley de plazos del aborto es una ley fundada en manipulaciones conceptuales artificiosas y gratuitas, presentadas como naturales y objetivas. Una tal ley habrá que considerarla en general como producto de una gravísima corrupción ideológica que conduce a juicios aberrantes.”
    No habíamos quedado en que “los ordenamientos jurídicos discurren según una escala prudencial propia que no tiene por qué concebirse como conmensurable con la escala de la biología o de la psicología."
    ¿O esto solo se aplica cuando la ley nos gusta?

    REFLEXIONEMOS

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  21. Es evidente, comparando "Symploke" con "El fundamentalismo democrático", que la doctrina de Bueno ha variado en un punto verdaderamente susbtancial, y que esta variación difícilmente se puede achacar a un cambio de postura de tipo filosófico o científico. El cambio parece venir determinado mas bien por una coyuntura político-partidaria nueva, por la que Bueno se ha aproximado objetivamente a los foros más tradicionalistas de la derecha en España: "Derecho a vivir", Intereconomia y afines.

    La bioética de "Symploke" está, desde luego, a mi juicio, mucho más cerca de una ley del aborto como la actual que de los presupuestos fundamentalistas religiosos que equiparan, mediante una prestidigitación dialéctica, "ser humano" con "persona humana".

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  22. Eduardo:

    Me cuesta imaginarme a Bueno dejándose influenciar por “una coyuntura político-partidaria nueva”. Pero sin embargo alguna razón tiene que haber para llegar al punto de firmar una carta de bienvenida al Papa Benedicto XVI, por citar algo reciente. He pensado que quizás la idea de España que tiene la derecha se aproximaba mas a la suya propia, pero eso no justifica todo lo sucedido en los últimos años, de haber conocido al Bueno mediático actual como primera aproximación a su pensamiento, seguramente nunca hubiera profundizado en su obra, y hubiera sido una verdadera lastima, pues su obra me parece impresionante a pesar de esta etapa final.
    Tan terrible como eso, me parece la actitud de sus discípulos, completamente acrítica y borreguil, que le ríen todas las gracias, creo que si a Bueno le da por convertirse al islamismo, sus discípulos le seguirían sin pestañear y no tendrían problemas en transformar la sede de la Fundación Gustavo Bueno en una mezquita.

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  23. No sabía lo de la carta de bienvenida al Papa. Menudo despropósito.

    Pues no sé Fermin, ellos sabrán lo que hacen. Por fortuna, hoy pasan cosas tan emocionantes en el campo de la filosofía y de la ciencia que tampoco es preciso preocuparse mucho por estas cosas.

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  24. Eduardo:


    También Bueno a reconocido las capacidades de los animales en muchas ocasiones, así por ejemplo en El algebra del lenguaje pág. 55 dice:
    “También los animales tienen logos (las aves, al nidificar, las arañas al tejer)”
    En religiones y animismo. Respuesta a Gonzalo Puente Ojea dice:
    “Los animales son sujetos dotados de vis representativa (“entendimiento” o facultad intelectual, en su grado limite) y de vis appetitiva (“voluntad”, en su grado límite), y reconocerlo así no se considera hoy, en modo alguno, como antropomorfismo.”
    En su artículo Cultura dice:
    “Hoy sabemos que también los animales (insectos, vertebrados) son seres culturales (ellos tienen lenguaje, y lenguaje doblemente articulado, utilizan herramientas o edifican habitaciones)”
    Por ello la confusión que viene de su definición de sujeto operatorio en la que podrían estar incluidos los animales.
    Es mas contundente la distinción que trata en Zapatero y el pensamiento Alicia pág. 144 donde dice:
    “Pero precisamente la persona humana, según la concepción “institucional” que estamos exponiendo, comienza a constituirse en ese proceso de “ponerse enfrente de todas las demás especies animales”, es decir, de no reconocer a ninguna por encima de ella. Y no en virtud de una megalomanía subjetiva, sino por haber controlado, de hecho (o estar en proceso de controlar), a todas ellas. Y esto mediante su “razón”, que implica tecnología, poder, institución.”
    Dices:
    “En los países islámicos donde rige la Sharia las leyes conculcan los derechos de las mujeres, de los homosexuales, o de los ateos”
    ¿A que derechos te refieres, a los derechos que tenemos en España o a la Declaración Universal de los Derechos Humanos?
    Y lo que es mas importante ¿Quién hace que se cumplan esos derechos?
    Dices:
    “aún así sigue siendo cierto que las cualidades morales supervienen en las moléculas de carbono.”
    Aquí la cosa depende mucho de lo que entiendas por “supervienen”. Porque entonces también supervienen de los protones, neutrones y electrones, o de los quarks.
    Tu adscripción al fisicalismo me aclara algunas cosas.
    No se si conoces las criticas que ha realizado Mario Bunge al fisicalismo, por ejemplo:

    “El fisicismo es, desde luego, el más antiguo y exitoso de los proyectos reduccionistas. Sin lugar a dudas, ha sido muy fructífero, puesto que engendró la fisicoquímica, la biofísica y la bioingeniería. Pero es impracticable, porque conceptos clave como el de sexo, inmunidad, red trófica, competencia, salud y plaga no son aplicables a cosas físicas, salvo de manera metafórica: designan emergentes suprafísicos. El fisicismo es aun más impotente en las ciencias sociales: piénsese, por ejemplo, en el concepto de cohesión de un sistema, la cual puede medirse a través de la energía de enlace en el nivel atómico y de la frecuencia de las interacciones interpersonales de cooperación en el nivel social.”

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  25. No entiendo por qué Bunge dice que el sexo y todo lo demás "no son aplicables a cosas físicas". Pues claro que lo son. Incluso las llamadas ciencias humanas, en la medida en que estan relacionadas con el cerebro humano, tienen una base fisicalista indiscutible. A medida que se alejan de esta base menos científicas y más especulativas se vuelven. No tengo tiempo para discutirlo ahora, pero tengo la impresión de que esta jerga emergentista es una rémora del siglo pasado. Hoy estamos descubriendo que Incluso el mundo de los "valores", de la ética, la moral...es pura física y biología en sus niveles elementales y más fuertemente causales. Recomiendo fervorosamente el último libro de Sam Harris que acaba de salir a la venta sobre este mismo asunto.

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  26. Eduardo:

    No te entretengo mas, un ultimo comentario, esa “jerga emergentista” que consideras una rémora del siglo pasado es lo mismo que Bueno denomina anamorfosis y que tu utilizas como “supervinencia”.
    Un saludo.

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