jueves, 28 de julio de 2011

INFINITO, YO TE CITO
















INFINITO, YO TE CITO


Fermín Huerta Martín




YO TE CITO

Infinito/Yo te cito/Con tu cara/De maldito/Ya es la hora/Baila ahora/Que universos

Atesoras/De la esquina/Sale un grito/Infinito/Yo te cito/Escuchando/Y acechando

Tus umbrales/Voy buscando/Llega el día/Me decía/Dame un trago/De agua fría

Pon tu huella/En el escrito/Infinito/Yo te cito

JUAN PERRO. DISCO: MR. HAMBRE
Letra y música de Santiago Auserón (músico filósofo)





Quedó pendiente de mi artículo Tiempo y devenir en el Materialismo filosófico el tema de si el Universo debe ser necesariamente infinito. Como se sabe, desde el Materialismo filosófico se ha dicho muchas veces esto: “Un Universo concebido como ilimitado (en sentido ampliativo o progresivo), aunque se suponga corpóreo, no puede ser tratado como un todo.” Teoría del cierre categorial pág. 518. “Un todo es una multiplicidad limitada” TCC pág. 529.

Evidentemente si se parte de esta definición el Universo o no puede ser infinito o no puede ser un todo. Podríamos decir, si el problema es el nombre de “todo”, lo sacrificamos para no perder su infinitud, le damos otro nombre, por ejemplo: “conjunto de todos” y asunto resuelto. Desde luego la apuesta desde el Materialismo filosófico va en la dirección opuesta, es decir, declarar que el Universo no es infinito. Y no puede serlo, porque el Materialismo filosófico ya dispone de su propio ente infinito: la Materia ontológico-general, y claro no caben dos infinitos bajo el mismo Sol. Con lo que la única actuación posible para mantener el infinito propio consiste en limitar el infinito ajeno (en hacerlo finito), así dice Javier Pérez Jara en su artículo De la Física a la Metafísica: cuestiones sobre Teología Natural, Mecánica Cuántica y Cosmología: “Pues bien, si negamos, por contradictorio, el infinito actual en el Universo, en la «materia ontológico-especial», ¿se podría en cambio aplicar a la Materia ontológico general (M), o al Ser o Realidad «en general»? La respuesta «más breve» parece que tiene que ser la siguiente: no se puede decir que la materia ontológico general sea finita, dado que lo finito, ontológicamente, es todo aquello que está envuelto o inmerso en un contexto superior que, en una metafísica no megárica, lo (co)determina y «moldea». La idea de entidad finita está ligada, pues, a la idea de regressus; para «comprender» a una materialidad finita hay que regresar al contexto superior envolvente (y esto aunque desde el principio de symploké no sea necesario regresar a toda la realidad para entender cualquier entidad finita, porque entonces, como vio certeramente Platón, no podríamos conocer nada). Según esto, sobre la idea de una entidad infinita ontológicamente no se puede practicar regressus alguno, pues, por su infinitud, es el límite de todo regressus: así, desde el apeiron de Anaximandro a la materia ontológico general pasando por el Ipsum esse de Santo Tomás o la Voluntad de Schopenhauer.
De este modo, cuando negamos dialécticamente el concepto de finitud ontológica, podemos llegar a la idea indeterminada de Infinito como aquello que no está «envuelto» por ningún contexto superior; nada externo a aquella entidad la determina, limita o moldea: agota, por tanto, el ámbito de lo posible y existente. Por eso, infinito en sentido ontológico sólo es la Realidad, o el Ser, en sentido ontológico general. Una entidad infinita no puede coexistir con otras entidades en la Realidad: las anegaría (aquí es donde podría encuadrarse el argumento de Espinosa, y luego Krause, de que Dios, al ser infinito, anega el Mundo y «conmensura» toda la realidad).”

Los problemas vienen cuando todas las pegas y limitaciones que se quieren poner al Universo infinito desaparecen cuando hablan de la Materia ontológico-general infinita.

Empezare por enumerar las objeciones que se realizan desde el Materialismo filosófico a un Universo infinito:

“El espacio infinito es precisamente la posición límite a la que llega la teoría de la fuga gravitatoria (cuando no se acepta el Big crunch); un espacio infinito en el que por tanto habría una distancia infinita entre masas gravitatorias, con lo que su atracción sería nula, destruyendo así el universo de la gravedad constitutivo de la materialidad física; además, un espacio físico de Minkowski de curvatura cero haría desaparecer a las masas gravitatorias, aniquilándolas, porque mientras haya materia física siempre hay una curvatura en el espacio-tiempo, curvatura que desaparece en la «expansión universal» al ser llevada al límite. El argumento de la finitud constitutiva del Mundo a través de la relatividad general no hace sino especificar, a través de la gravedad, lo que ya sabían Anaximandro y sobre todo Aristóteles, a saber: que el Mundo es necesariamente finito porque si no, no habría unidad entre sus partes.”

“si el conjunto infinito de los sujetos operatorios estuviese distribuido en un espacio infinito, habría que aceptar el infinito actual, y supuesto esto, la unidad atributiva del Universo se destruiría, como sabía Aristóteles, y con ella el propio Universo en cuanto implica unidad entre sus partes; en efecto, si las partes del Universo estuviesen separadas a una distancia infinita actual unas de otras, jamás podrían entrar en contacto sinalógico, haciendo imposible la unidad constitutiva del Mundo, es decir, se producirían las paradojas de Zenón a escala «macrocósmica»”.

“El materialismo filosófico no acepta, claro está, la eternidad del universo; pues desde la propia materia ontológico general (que sí es eterna, pues el tiempo está vinculado a un proceso continuo de composición y descomposición de partes conformadas -y de ahí la sucesividad-, y por tanto, la idea de tiempo sólo se mueve en el ámbito de la ontología especial) el Mundus adspectabilis es visto como contingente (pues M impide que se hipostasie ningún contenido ontológico-especial, y que, por tanto, se eternice –en contra de la metafísica, que siempre trata de eternizar algún contenido de la ontología especial–); el mundo actual (con sus ríos, planetas, galaxias, &c.) es visto como llamado a desaparecer (en su propio proceso dialéctico), y ser sustituido por otro contenido ontológico-especial, en un proceso recurrente infinito; pues M es eterna y siempre está en acto (las formas universales Mi).”

Me sorprende un poco esa cita a una teoría científica de Javier después de haber dicho:

“Y yo me atrevería a fijar dicho problema en la ingenuidad ontológica en que se mueve dicho autor, quizá demasiado ocupado con las ciencias positivas como para dedicar el tiempo necesario al estudio de la filosofía (como si las ciencias positivas, con la cosmología a la cabeza, pudieran arrojar las verdades últimas y más profundas del Universo).”

“Las analogías, tantas veces repetidas a lo largo de esta polémica, empleadas por Halton Arp, entre tribunales de científicos y tribunales de la Inquisición no es gratuita.”

¿Quiere esto decir que acepta argumentos de miembros de los tribunales de la Inquisición?¿O simplemente que solo acepta los argumentos científicos que se adecuan a su visión filosófica del mundo?

Dice Javier: “si las partes del Universo estuviesen separadas a una distancia infinita actual unas de otras, jamás podrían entrar en contacto sinalógico, haciendo imposible la unidad constitutiva del Mundo”, pero esto esta en flagrante contradicción con otro de sus argumentos mas recurrentes que expuso Gustavo Bueno en TCC pág. 868:

“El espacio interpuesto es real y que, por tanto, no es vacío, sino que es un plenum energético. Y esto significa que la apariencia, no es tanto la del fenómeno apotético cuanto la del “vaciamiento aparente” o kenosis del espacio interpuesto.”

TCC pág. 869: “ La tesis más característica del hiperrealismo es la negación del vacío como no ser. El hiperrealismo, en este sentido, podría vincularse al principio eleático que establece que “lo ente toca con lo ente””.

Personalmente prefiero usar plenum material a plenum energético, siguiendo a Bunge cuando dice que la energía es un propiedad de la materia, pero muchos filósofos y científicos usan energético o energía, incluso hablan de materia-energía, cuando en realidad hablan de radiación o de ondas o de campos, etc. Confundiendo así materia con masa, identificando así energía con ausencia de masa. Llega a decir Javier algunas veces: “materialidades energéticas”.

Si el Universo es un plenum, la sinalogía esta garantizada sea este finito o infinito, sea cual sea la distancia entre dos partes, el plenum garantiza la sinalogía.

Pero es que ocurre una cosa muy curiosa, si decidimos dividir el Universo en cubos de lado año-luz, partiendo para ello de la Tierra como centro del Universo (en un conjunto infinito cualquier punto puede ser el centro). Empezaríamos con un cubo en cuyo centro este la Tierra al que rodearíamos de 26 cubos que cubrirían sus 6 caras 12 aristas y 8 vértices. El cubo que incluye a la Tierra lo numeramos con el número cero y los siguientes cubos del 1 al 26. De esta manera hemos configurado un nuevo cubo de lado 3 años-luz al que volvemos a rodear de 26 cubos que seguiremos numerando del 27 al 52 y así sucesivamente. Pues bien, esta configuración sinalógica en la que lo ente toca con lo ente conecta cualesquiera dos cubos de Universo por mediación de los cubos interpuestos. La distancia entre dos cubos determinados nunca es infinita aunque el conjunto total si lo sea.

Dice Javier: “haciendo imposible la unidad”, Gustavo Bueno en Ensayos materialistas pág. 45 y 47 dice: “ El esquema de mi construcción es el siguiente:“materialismo”, en Ontología general, es, ante todo, el resultado de una metodología crítica: la crítica a la tesis de la unicidad del ser”, “el monismo metafísico se edifica siempre sobre el prototipo de la unidad ontológica real del mundo y, en consecuencia, debe siempre -incluso en las versiones antiespiritualistas, materialistas (que lo serán en el plano ontológico-especial)- considerarse impulsado por un espiritualismo implícito, en la medida en que la unidad del Mundo es solidaria de la conciencia, núcleo siempre de la noción de “espíritu”.”

Me sorprendió mucho que después de leer esas líneas de Ensayos materialistas, en las primeras páginas del Diccionario filosófico se puede leer: “El materialismo filosófico es un pluralismo de signo racionalista, que postula, sin embargo, la unicidad del mundo en cuanto desarrollo de una materia ontológico general que no se reduce al mundo empírico.” Compruebo que este fragmento no se encuentra en la versión en Internet del Diccionario.

El Universo infinito no puede ser un todo (una unidad) pero la Materia ontológico-general que es infinita si puede ser una unidad.

Al principio pensé que se trataba de un error tipográfico de edición.

Para un colectivo tan profesional y académico como el compuesto por los miembros del materialismo filosófico que cuando escuchan la palabra “aficionado” casi les da un corte de digestión, el Diccionario filosófico es una autentica mancha en su expediente, una obra tan importante como iniciación o ampliación de conocimientos sobre el pensamiento de Gustavo Bueno se editó con una página menos (pág. 50) que tuvo que ser añadida en fotocopia (como si de un libro editado por aficionados se tratara), no recuerdo un caso similar, cuando leí el Diccionario (2001) escribí a su autor alertándole de que había detectado 74 errores en el texto y 105 carencias en la Bibliografía de Gustavo Bueno, con la finalidad de que se corrigiera la versión en Internet, pues bien acabo de comprobar que diez años después los errores no se han corregido, he comprobado unos cuantos, no todos, yo solo soy un aficionado.

A pesar de que se ha dicho muchas veces que la Materia ontológico-general es una pluralidad infinita dice Javier: “De este modo, si aplicar infinitud actual a la materia cósmica del Universo es contradictorio, aplicársela a la materia ontológico general carece de sentido, por encontrarse en un «nivel ontológico» más allá de las categorías mundanas.”, dice también: “carece de sentido aplicar el concepto de infinito actual a la materia ontológico general, porque el mismo hecho de tratar de aplicar este concepto a ella implica ya mundanizarla, y por tanto destruir su propio concepto”.

Esto es un poco romper las normas del juego y hacer lo que se quiere, como si en una partida de ajedrez uno de los jugadores sacara una nueva pieza voladora que bombardease a las oponentes.

Pero claro si nos atenemos a alguna de las cosas que se han dicho de la Materia ontológico-general se puede entender mejor esta situación. Dice por ejemplo Gustavo Bueno en Televisión: Apariencia y Verdad:”La Materia ontológico-general no es ni verdadera ni falsa”. Dado que los seres humanos somos trocitos de Materia ontológico-general ambulantes, podríamos decir de nosotros mismos que no somos ni verdaderos ni falos.

Dice Javier en El Basilisco 36: ”Algunas de sus corrientes materiales se encuentran en devenir” o “La materia en devenir no puede dejar de estarlo”, dice en otros de sus artículos: “. Ya hemos dicho que la Materia ontológico-general no es inmutable, pero también hemos dicho que “ , (la materia determinada siempre va a estar componiéndose y descomponiéndose, sean cuales sean sus contenidos morfológicos), pues siempre habrá materia ontológico-especial, con sus atributos de codeterminación y multiplicidad.” “ Los cursos materiales procesuales de la materia ontológico general (M) que confluyeron para la formación del Mundo (Mi) podrían no haberse dado, pero una vez que se va configurando el Universo, como realidad zootrópica, comienzan también a perfilarse relaciones necesarias entre las materialidades constitutivas de ese Universo. Por eso, por ejemplo, el materialismo filosófico defiende que la Doctrina de los tres géneros de materialidad es una doctrina no sólo empírica, sino empírico-trascendental. En este punto, el concepto de sinexión o relación necesaria es clave para el asunto que nos compete.”

Tenemos pues una entidad que tiene unas “corrientes” en devenir, presumimos entonces que existen otras inmóviles, las que están en devenir no pueden dejar de estarlo, no nos informan de si las corrientes inmóviles pueden llegar a estar en devenir. También nos informan: “Los cursos materiales procesuales de la materia ontológico general (M) que confluyeron para la formación del Mundo (Mi) podrían no haberse dado”. Afortunadamente (o desgraciadamente) los cursos materiales confluyeron y surgió Mi. Se convierte así la Materia ontológico-general en una especie de Dios sin conciencia (Dios también se encuentra en un nivel ontológico mas elevado). Nos queda el consuelo a los ateos de que no tenemos un ego al que culpar de este mundo y el desconsuelo de que en las blasfemias es mas corta la palabra Dios que “Los cursos materiales procesuales de la materia ontológico general (M) que confluyeron para la formación del Mundo (Mi) “

Cabe preguntar, dado que hay cursos en devenir y otros que no ¿hay una frontera que limita el Universo (en cuanto Materia ontológico-especial) con la Materia ontológico-general? Un lugar donde podríamos llegar en una nave espacial y fotografiar la Materia ontológico-general, o mejor, sacar la mano y traspasar la frontera, tocando así eso cursos de la Materia ontológico-general.

Aunque se dice que la Materia ontológico-general no es ni primo, ni segundo ni terciogenérica, en las expresiones que usan no pueden librarse de esos géneros de materialidad y por lo tanto los primeros que mundanizan la Materia ontológico-general son ellos mismos. Así hablan de “la Materia ontológico-general que desborda el Universo”, “infinito como aquello que no está envuelto por ningún contexto superior” ,“no puede haber nada externo a ella que la haga finita, envolviéndola”

Cuando hablan de que la Materia ontológico-general es infinita ¿a que infinito se refieren, si no es infinito espacial ni temporal?

¿Como puede una entidad aespacial envolver a una entidad espacial (entendida como un plenum material), como puede surgir algo temporal (entendido como tiempo relacional) de algo atemporal? Tendremos que encomendarnos a la Santa Anamórfosis para dar con la solución.

Y si yo negase ahora la infinitud de la Materia ontológico-general y la convirtiera en un episodio finito de una Materia ontológico-superior ¿Qué pasaría? Que estaríamos jugando a las muñecas rusas infinitas.





El todo es infinito.

Carta a Heródoto. Epicuro.




INFORMACION

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