lunes, 6 de abril de 2015

TIEMPO PARA EL PRESENTISMO FILOSÓFICO






















TIEMPO PARA EL PRESENTISMO FILOSOFICO

Fermín Huerta Martín

“No es, por tanto, una simple “teoría” lo que Parménides quiere enseñar: es una enseñanza salvadora, una metafísica”
Gustavo Bueno, La metafísica presocrática


En los artículos Elogio de Parménides y Tiempo y filosofía, Gustavo Esteban Romero expone su teoría del tiempo (o como subtitula el primer artículo su “modesta visión de la eternidad”) su principal característica quedaría descrita por un par de frases:
“Si la vida fuese una película, la realidad física sería un DVD entero: cuadros pasados y futuros existen tanto como el presente”
“El espacio-tiempo cuadridimensional, matemáticamente representado por la variedad, es inmutable, eterno, inmóvil, único, así como el universo de Parménides.”
Desgraciadamente Gustavo pese a ser un entusiasta de la filosofía científica no cumple una de sus normas básicas que es la de la claridad a la hora de exponer ideas, así alguna de esas ideas no me ha quedado clara (aunque también es posible que la culpa sea de mi cerebro presentista que no es capaz de entender lo parmediano).
Voy a empezar por la metáfora del DVD, para ayudar a visualizar la cuestión, en lugar de un DVD usaremos la metáfora con una película hecha de fotogramas, así incluso el concepto “cuadros” queda más identificado. Según este ejemplo la vida de un ser humano sería un determinado número fijo de fotogramas y todos existirían simultáneamente. La primera cuestión a plantear a esta visión parmediana seria esta: ¿Cómo se fundamenta esta sensación interior humana de “conciencia” de movimiento interior, de paso del tiempo? Si es una ilusión,  ¿sobre donde se produce esta ilusión? ¿Sobre uno de esos fotogramas congelados? ¿Sobre todos por igual? ¿Vivimos en un Matrix, inmóviles y todo es una ilusión producida en nuestra mente? Pero incluso esta realidad congelada donde se produce la ilusión necesitaría una temporalidad derivada de esa suministración continuada de ilusión. ¿O es una mente inmaterial que circula sobre cuerpos congelados en cada cuadro del fotograma y cuando llega al cuadro final de la muerte vuelve a empezar?
No hay ninguna razón para que la proyección ilusoria de nuestra vida sea la que es, de pasado a presente a futuro, si todo está dado ¿por qué elegir este orden subyacente al presentismo? Podría ser al revés o la proyección podría ser aleatoria mezclando “imágenes” de cualquier época puesto que están todas dadas y existen simultáneamente, ¿Por qué elegir esta ilusión y no otra? Desde el neoeleatismo despojado del concepto de evolución no puede haber respuesta a esto.
Como he dicho, el autor no es claro en este asunto hasta el punto de parecer contradecirse, dice por ejemplo:
“El niño que un día fui es solamente una parte de un ser mayor, yo, que es cuadridimensional.”
“¿Dónde está el niño que fui a los 6 años? ¿Cómo puedo afirmar que ese niño es la misma persona que quien escribe estas líneas, si casi todas  sus propiedades son diferentes?”
“El niño que fui es una parte temporal de un objeto más extenso, que soy yo. El niño es diferente de quien escribe hoy, pero aun así se trata de la misma persona, porque ambos son sólo partes de algo más vasto”
Este galimatías es el primer efecto de negar el presentismo filosófico y su noción asociada de evolución.
Por supuesto un gran esfuerzo de Gustavo y su “metafísica neoeleática” consiste en torpedear la noción presentista de presente, así:
“El presente parece sólo poder definirse respecto a cierto estado de conciencia. No es una propiedad de las cosas, ni una cosa, sino una relación entre ciertos cambios (eventos) en cosas y un estado de conciencia que los registra.”
“Ahora, parece ser una clase de eventos que se relacionan con un dado estado cerebral (…) el “presente” es una construcción del cerebro basado en su interacción con una clase de cosas cambiantes que lo afectan. El “presente” no es una cosa  que se desplaza del pasado hacia el futuro. Todo proceso cerebral tiene su propio presente.”
Echemos mano de la obra de un ilustre presentista al que tanto Gustavo como yo admiramos, Mario Bunge, para contestar estas críticas. El trata el tema en El moblaje del mundo, pero también en un artículo de 1968 titulado Physical time. The objective and relational theory. Philosophy of Science 35, 355-388. Se editó en español como cuadernillo de 54 pág. por el Instituto de Lógica y Filosofía de las ciencias de la Universidad Nacional de  La Plata, con el título La teoría relacional y objetiva del tiempo físico, afortunadamente pude conseguir un ejemplar, en el Bunge dice cosas como esta:
 “Si e y a son k-simultáneos, entonces, por las Definiciones 3 y 6 y por el teorema 2, Tks = 0. En otras palabras, se le asigna el cero de la escala cronométrica al evento inicial. Más precisamente, el cero se le asigna a todo el conjunto de eventos simultáneos con el evento inicial a. A este conjunto se le llama frecuentemente ahora. Existen, claramente, cualquier número de ahoras. Sin embargo, cada uno de ellos es perfectamente objetivo. Lo que es convencional es llamar ahora a cualquiera de esos conjuntos. Por consiguiente la aseveración de que la existencia de un ahora requiere una mente consciente carece de sentido en nuestra teoría.”
Bunge contesta a Gustavo décadas antes de que este escribiera la pregunta respecto a la misma cita de H. Weyl de 1949: “El mundo objetivo simplemente es, no transcurre” y de paso al supuesto apoyo de la teoría de la relatividad al neoeleatismo:
“En algunas concepciones del tiempo, y aun en algunas interpretaciones inusuales de la teoría de la relatividad, no hay genuinos eventos, es decir, nuevos hechos: los eventos en lugar de acontecer, simplemente serían, o mejor dicho, en el sentido objetivo ninguna cosa llegaría a ser. El error es obvio y doble. Es una equivocación verbal, puesto que uno llama “evento” a cualquier cambio que le sucede a una cosa o que sucede en una cosa. Y es también un error científico porque consiste en una interpretación ingenua de los diagramas espaciotemporales, en los cuales tanto los eventos actuales como los posibles se localizan como si estuvieran realmente “allí”. Una trayectoria espaciotemporal o curso universal es solamente una prolongación imaginaria o una extensión del “ahora” (relativa a un marco de referencia dado que no necesita estar ocupado por observador alguno, y habitualmente no lo está)”
Gustavo dice: “La teoría de la relatividad implica que el futuro existe, en el sentido de que está determinado y es inmodificable.”
Responde Bunge en varias páginas de su opúsculo:
“La teoría de la relatividad admite eventos para los cuales no hay ningún absoluto o invariante, es decir, ninguna ordenación temporal independiente del marco de referencia. Si se agregan las identidades “relativo=subjetivo” y “marco de referencia= sujeto cognoscitivo” puede concluirse  que el hecho de que un evento ocurra y el momento en que eso sucede dependen del sujeto. En otras palabras, introduciendo el  sujeto en esta teoría física, se dirá que es relativa al sujeto, más bien que a los objetos físicos. Pero éste no parece ser el propósito de la física, y mucho menos el de la relatividad, cuya característica principal es la invariancia de las leyes básicas de la física respecto del observador. En resumen, la relatividad no brinda apoyo al eleatismo.”
“La teoría especial de la relatividad afirma que hay señales electromagnéticas que se ajustan a las ecuaciones de Maxwell, y esas señales resultan ser cadenas de eventos, son campos de ondas que se propagan, están en un momento aquí y en otro allí. Además, este cambio no puede modificarse por medio de la transformación de las coordenadas, mucho menos por un cambio de observador;  se trata de un cambio absoluto. Por lo tanto, la creencia de que nada sucede realmente, de que todas las cosas están ya allí, en alguna región del espaciotiempo, choca con la física relativista.”
Desde mi punto de vista  presentista, el presente si es una propiedad relacional de las cosas, una propiedad ligada a la noción bungeana de energía  como “la medida en que una cosa concreta cambia o puede cambiar”, toda cosa concreta se encuentra en un momento dado en un punto concreto de desarrollo, evolución, cambio, etc., ese momento es el presente. Para entender esto viene a cuento la crítica que Bunge realiza al otro gran representante de la escuela eleática, Zenón. Dice Bunge en La paradoja de Zenón cuántica:
“Hace dos milenios y medio Zenón de Elea construyó cuatro argumentos célebres con los que pretendió demostrar que el movimiento, y en general el cambio, es ilusorio. Los argumentos de Zenón son lógicamente válidos y, en este sentido, son racionales. Pero están en conflicto con la experiencia y, por lo tanto, con el realismo. En tiempos de Zenón había que optar por la racionalidad o el realismo.
En tiempos modernos se descubrió que algunas de las premisas de los argumentos de Zenón son falsas de hecho, o sea, no se adecúan a la realidad. Por ejemplo, en la paradoja de la flecha se supone que una cosa debe estar, o no estar, en un lugar dado en un instante dado. Teniendo en cuenta las luces de su tiempo, Zenón tenía razón: es contradictorio, y por lo tanto inadmisible, suponer que una cosa está y no está en un cierto estado al mismo tiempo. Pero erró al plantear el problema en términos de ser, y no de devenir. Hoy día no decimos que X está y no está en Y, sino que X pasa por Y con la velocidad Z. El reposo es un caso particular del movimiento, o sea, cuando Z = 0. Si Hegel hubiese entendido este punto elemental no habría sostenido que el cambio es contradictorio, y nos habría ahorrado la dialéctica.”
El presentismo filosófico que aquí defiendo implica que todo el Universo tiene su presente propio y simultaneo. No otra cosa significa decir que el Universo tiene 15 mil millones de años o que es eterno, ¿o es que el Universo tiene diferentes edades o partes más eternas unas que otras?
Bunge acepta una versión de esto en su opúsculo donde dice:
“Nuestra teoría puede ser modificada en varios sentidos. En primer lugar, permitiendo que el cosmos en su totalidad actúe como marco de referencia, podría introducirse la noción de tiempo cósmico aparentemente sin contradecir la física de la relatividad, porque podría haber todavía un número ilimitado de marcos de referencia. Cada parte del universo podría conservar su tiempo propio pero, además, al universo como totalidad podría corresponderle un único tiempo propio. Este no sería un tiempo universal ampliado, en el sentido de que excluiría todos los otros tiempos, sino en el sentido de que, a diferencia de los tiempos locales, se refiere a los eventos cósmicos. Más precisamente, si el conjunto E de LT está restringido al conjunto de los eventos cósmicos, y se selecciona un miembro particular de K, entonces se obtiene una subteoría del tiempo universal o cósmico --a condición de que el universo en su totalidad sea descripto como un marco de referencia y con tal que haya eventos cósmicos (lo cual parecería requerir un universo espacialmente finito, en vista de la velocidad finita de propagación de cualquier perturbación conocida). De cualquier modo, parece que la cosmología encierra algún concepto de tiempo de este tipo. Así, cuando los cosmólogos fechan el origen de la presente fase evolutiva del universo en diez mil millones de años atrás, parece estar utilizando este concepto de tiempo universal. De la misma forma, las gráficas de densidad de tiempo en el modelo expansivo y las gráficas del tiempo radial en el modelo pulsante del universo parecen utilizar un concepto de tiempo que no es el de tiempo local, puesto que se refiere al universo en su totalidad. Dándolo por supuesto, es difícil que el universo pueda tomarse como marco de referencia, en todo caso, no sería práctico, y se ignora si hay algún evento cósmico. Sin embargo se necesita algo semejante si se quiere hacer consistente con la física relativista el concepto cosmológico de duración de cualquier fase cósmica dada.”
Incluso decía en su artículo El espacio y el tiempo en la ciencia contemporánea (1971):
“Si queremos representar la evolución del universo en su conjunto, se hace necesario hacerlo con relación a un sistema de referencia privilegiado (el centro de las masas del universo, por ejemplo); por otra parte, debemos introducir un tiempo (cósmico) privilegiado que le es asociado, lo que, aparentemente, es incompatible con la teoría de la relatividad”
Posteriormente en El moblaje del mundo parece alejarse de esta postura al decir:
 “Cada cosa tiene su tiempo propio, de suerte que no hay un tiempo universal. (Lo habría si el universo pulsara como totalidad, pero no es el caso) “llega a matizar: “Adviértase que la Definición 6.14 admite tantos tiempos como cosas haya. El supuesto de que todos esos tiempos son el mismo, vale decir, que el ritmo de los sucesos es el mismo relativamente a todas las cosas, es la hipótesis del tiempo universal. No hemos adoptado este supuesto porque deseamos que nuestra metafísica sea compatible con la física y ésta sólo admite los tiempos locales. No obstante, una teoría relacional del tiempo que incluya la hipótesis del tiempo universal aún sería relacional, aunque no relativista.”
Dado que Bunge habla del Universo como individuo, cosa, sistema y totalidad, bastaría decir que si cada cosa tiene su tiempo propio y el Universo es una cosa, el Universo debe tener su tiempo propio. Ver mi artículo Tiempo en Bunge.
Derivado de no entender esta sencilla noción de movimiento, Gustavo se embarca en una serie de críticas inverosímiles, como esta:
“El presentismo implica que todo surge de la nada, todo el tiempo, y desaparece de vuelta en la nada después de un intervalo de tiempo indivisible.”
En primer lugar esta crítica (en cuanto multiplicidad desenfrenada) se podría hacer también a la postura defendida por Gustavo, efectivamente dice: “Parménides existe en alguna región del espacio-tiempo, que cubre Elea y parte de la Grecia antigua”, si Gustavo viajase a la región donde dice que existe Parménides, no lo encontrara, eso significa que debe estar en otro planeta Tierra, y así con cada fotograma, existe una multiplicidad de planetas Tierra (y de todo lo demás) independientes e inaccesibles. El presentismo no implica la magia ni que las cosas aparecen y desaparecen, Tierra solo hay una en movimiento y este movimiento en un determinado punto es el presente, que cambia sucesivamente y ese cambiar no significa aparecer y desaparecer.
Uno de los aspectos más graves de la postura de Gustavo es su negación implícita del concepto de evolución tanto biológica como evolución a nivel individual, el eleatismo al implicar que todo está ya dado hace inviable la evolución biológica que necesita del tiempo, del desarrollo para su explicitación científica, la evolución implica opciones abiertas que pueden o no actualizarse, pero aquí este no es el caso, no existe ninguna otra opción a lo dado. A nivel individual ocurre lo mismo, el esfuerzo por mejorar o cambiar es vano pues hagas lo que hagas todo está ya dado, el futuro está ya determinado inexorablemente. El “yo” que cobra todo su sentido en el presentismo (con la noción de evolución individual) en la propuesta de Gustavo se convierte en un fantasma extendido (“más vasto”)
El neoeleatismo  de Gustavo es más presentista que el propio presentismo, pues implica que todo es presente, si es verdad que todo está dado y existe. Esto también implica que todo es simultáneo, en contra de su propia opinión pro-relativista sobre este tema.
La propuesta de Gustavo soluciona paradójicamente el único problema del presentismo (los otros supuestos problemas propuestos por Gustavo no son tales y curiosamente este que si es real y lo soluciona no lo cita), en un Universo eterno presentista donde hay pasado presente y futuro cabe preguntar (y el eco llega hasta Kant) ¿Cómo ha podido transcurrir una cantidad infinita de tiempo? Este problema se soluciona con la propuesta parmediana pues el tiempo no transcurre, está dado, a semejanza del espacio infinito que existe simultáneamente y no necesita recorrerse sucesivamente para que exista. Sin embargo introduce tan cantidad de problemas que no sale a cuenta aceptarlo.
Me pregunto si no habrá una motivación extra para defender esta doctrina por parte de los nuevos “paralizadores del Cosmos”, si su “modesta visión de la eternidad” no será una “salvadora visión de la eternidad”, sin abandonar el ateísmo y con la coartada einsteiniana el neoeleatismo ofrece la inmortalidad “sui generis”, una inmortalidad dada, repetitiva, siempre igual, por suerte al no tener recuerdos de las infinitas repeticiones pueden vivirse todas como la primera vez, excepto quizás para los propios parmedianos que cambiaran la angustia atea presentista de la nada por la angustia atea parmediana de la repetición, claro que si tienes una buena vida no importa repetirla eternamente, lo malo será para toda esa aplastante mayoría de seres humanos que tendrán su infierno en la repetición infinita de una vida insoportable, para todos ellos (excepto los seguidores de Unamuno) la nada presentista sería su cielo particular.

Otros artículos míos sobre el tiempo:
Tiempo en Bunge
Tiempo y devenir en el materialismo filosófico
Tiempo para el presentismo filosófico
¿Qué es el ego para el eternalismo?
Henri Bergson y el eternalismo





lunes, 16 de febrero de 2015

LA MEMORIA DE BUNGE
















LA MEMORIA DE BUNGE

Fermín Huerta Martín


No hay como trabajar en un proyecto vasto, interesante e inconcluso para vivir feliz y  largamente.
Mario Bunge.


Para un entusiasta de Bunge, leer sus memorias es como para un goloso quedarse encerrado en una pastelería, todo lo que ve le gusta y todo lo que prueba le encanta (o casi). Desde su infancia, educación, viajes, vida académica y sobre todo su obra y los entresijos de esta, todo lo que se lee en sus memorias endulza el paladar del bungista o bungeano, que no puede por menos que sentir envidia de una vida intelectualmente plena que ha producido una obra impresionante, profunda, extensa, diversa y extremadamente interesante, pero claro que voy a decir yo que soy un entusiasta de Bunge.
El libro es una buena introducción a su obra, repasa los temas que toca a lo largo de su vida a los que dedica la mitad de los capítulos del libro: física y realismo, filosofía exacta, materialismo sistémico, biofilosofía, mente y psicología, filosofía social, y tecnofilosofía. El mismo se encarga de hacer un resumen de sus aportes a la ontología (pág. 256) y la filosofía de la mente (pág. 303).
Me ha resultado especialmente curioso e interesante de saber que tardo seis años en escribir el que es mi libro favorito de Bunge El moblaje del mundo, un libro absolutamente impresionante donde expone su ontología.
Es curiosa también una crítica de su mujer que dice en la última página del libro que Bunge es a veces difícil para convivir, no lo hubiera imaginado pero por lo menos ya puedo decir que tengo algo en común con él aunque sea negativo. También coincido con él en la pasión por buscar en las librerías de viejo.
También parece describirme cuando define en la página 46 el diletante: lee lo que le gusta, no lo que debiera, de modo que su formación es deficiente y su producción suele carecer de rigor. No maneja lenguas extranjeras, solo tiene acceso a obras de divulgación, no hace mediciones ni experimentos e improvisa ensayos que no somete al arbitraje de expertos.
A pesar de esto valora positivamente a los aficionados, dice que en los países subdesarrollados la cultura superior es cosa de ellos. Confiesa haber sido uno de nosotros, dice “durante mis estudios universitarios de Física seguí leyendo filosofía en la forma desordenada típica de los aficionados”. Dice en otro lugar “como aficionado a la filosofía que era, leía lo que me gustaba no lo que necesitaba”.
Aprovecha para hacer autocrítica, dice por ejemplo en la pág. 222: “Usando la misma teoría construí un “Modelo del dilema electoral argentino” (…) yo no tendría que haber escrito ese artículo. Espero haberme redimido en publicaciones posteriores…”
Y también en la pág. 363: “este libro corrige el utilitarismo ingenio que había adoptado antes sobre la ética y la ciencia”
Ahora para demostrar que los entusiastas también podemos hacer críticas expondré dos, una breve y otra un poco más larga:
En la página 355 hace una lista de críticas a Popper entre las que incluye “admitió la acción instantánea a distancia” cuando Bunge ya está aceptando otro proceso instantáneo, lo hace cuando acepta el entrelazamiento cuántico, en El moblaje del mundo pág. 369 dice: “Podrían existir sucesos instantáneos propiamente dichos, vale decir, cambios que no tomaran ningún tiempo. Si tales cambios existen no lo sabemos”.
Bunge menciona al filósofo español Gustavo Bueno en dos partes de su libro las páginas 246 y 322, la culpa de esto lo tiene el planteamiento del libro basado en una mezcla de relato cronológico con relato temático, lo que le hace repetir algunas cosas dos veces, como la anécdota de los economistas en el I Congreso de Teoría y Metodología de las Ciencias celebrado en Oviedo en 1982 donde conoció a Bueno, su opinión repetida sobre él es esta:
Pág. 246: “Bueno me explicó su “teoría del cierre categorial”, que le había hecho famoso en España, pero no la entendí. Pedí explicación a muchos otros filósofos, entonces y después, y cada cual me ha dado una versión diferente”.
Pág. 322: “Bueno era un personaje interesante que creía merecer fama por haber gestado su “gnoseología del cierre categorial”. A juzgar por las respuestas que me dieron los filósofos españoles, a quienes pregunté qué era eso, nadie la entendía: cada cual la interpretó a su manera. Ésta es la única ventaja que confiere la confusión: que genera comentaristas sin fin.”
Vaya por delante que siento por Gustavo Bueno la misma admiración que por Bunge (admiración critica en ambos casos), son los dos filósofos vivos a los que considero mis maestros filosóficos, sus respectivas obras son extensas e interesantes, a veces han coincidido en exposiciones temáticas, como por ejemplo ontología (Ensayos materialistas y El moblaje del mundo) y otras veces han seguido rutas propias de intereses particulares como Foundations of Physics o El animal divino. En cualquier caso considero a sus respectivas obras globales como equiparables en importancia, lo digo después de haberlas estudiado con todo el interés y profundidad que he podido como simple aficionado.
Mientras que Bueno ha demostrado conocer la obra de Bunge y la ha criticado (ver por ejemplo mi artículo Críticas de Gustavo Bueno a la causalidad en Mario Bunge), Bunge tiene pocas declaraciones sobre Bueno, analicemos las que realiza en este libro que nos ocupa.
Lo primero que sorprende es el cambio de lo dicho en una página a lo dicho en otra con respecto a la fama, en la pág. 246 le había hecho famoso y en la pág. 322 creía merecer fama. Son dos cosas muy diferentes, el primero sería un hecho objetivo y el segundo un simple deseo subjetivo. En el primer texto se menciona que Bueno le explico su teoría en el segundo no.
La cuestión es la siguiente, Bunge asistió a la conferencia que dio Bueno el día 13 de abril de 1982 con el título El cierre categorial aplicado a las ciencias físico-químicas, al terminar fue el primero en intervenir y dijo: “Creo que haríamos una injusticia a la exposición del Profesor Bueno, si pretendiéramos examinarla críticamente en cinco minutos, porque en realidad nos ha dado el resumen de todo un sistema filosófico; entonces tendríamos que estar reunidos aquí durante un año entero.” Desde luego no dice en ningún momento que no ha entendido lo expuesto, después dice que preguntó a los filósofos españoles que era eso y que nadie la entendía, no se a cuantos pregunto para cuantificar ese nadie. Con la pregunta realizada en la misma época hay un problema, con anterioridad a este congreso la Teoría del cierre categorial solo se había publicado en 1976 por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, texto de unas lecciones dictadas el año anterior, también existían unos volúmenes para la Fundación Juan March de un embrión de la teoría pero estaban inéditos. Por lo tanto la teoría tenía una difusión muy limitada lo que imposibilita tanto que fuese muy conocida por los filósofos españoles (la mayoría de ellos peleados con Bueno) como que lograse fama por esta obra. Es a raíz de este congreso cuando se publica en las actas la conferencia donde participa Bunge y posteriormente en 1992 se publicó el primer volumen y en 1993 cuatro volúmenes más de una obra inicialmente prevista en 15 volúmenes.
Si de verdad hubiera estado interesado en conocer la teoría podía haber acudido a estas dos últimas fuentes citadas en lugar de preguntar a terceros, en sus memorias dice: “me llevó una década comprender el materialismo dialéctico” no parece que en esta ocasión tuviera tanta persistencia en el empeño. Si se hubiera tomado la molestia de leer esos textos hubiera comprobado que la teoría es entendible y al confrontarla con sus propias posiciones es criticable. Me pregunto si no hay otras motivaciones para no realizar el “esfuerzo”, como por ejemplo considerar de antemano a Bueno un filósofo secundario, provinciano, pintoresco a lo sumo, alguien sin relevancia internacional que no merece la pena estudiar ni perder el tiempo en criticar. Haber prejuzgado a Bueno en base a simples apariencias no es una actitud filosóficamente honesta.
Termino copiando los errores que he encontrado en la presente edición, no deja de ser preocupante que los libros que voy leyendo de Bunge vayan acompañados de errores, aunque en su mayoría  insignificantes pero que dan la impresión de que no se ha tenido el cuidado que los textos de Bunge merecen. Aquí os pongo los enlaces a otros libros de Bunge donde he encontrado errores.
Los errores de los tres primeros volúmenes de su Tratado de filosofía los podéis encontrar en mi artículo En busca de la ontología perdida, los errores del volumen cuatro del Tratado los podéis encontrar en mi artículo El problema más importante del materialismo, los errores de Filosofía para médicos se pueden leer en mi texto Medicina para médicos.

FE DE ERRATAS
Página – error – corrección

55 – 1974b – 1974c
60 – aunque que no – aunque no
98 – 1974a – 1974c
102 – Bunge, 1958 – no existe en la Bibliografía del libro
102 – 2003a – 2003b
105 – 1983b – 1983c
110 – ya le habría mostrado – yo le habría mostrado
137 – En esa primera esa visita – En esa primera visita
162 – Nos paramos a converser – Nos paramos a conversar
162 – visa nortemericana – visa norteamericana
214 – 1976d – no existe en la Bibliografía del libro
214 – 1974b – 1974c
216 – Bunge, 1974a y 1974b – Bunge, 1974c y 1974d
237 – 1997 – 1997a
239 – 1978 – 1978a
240 – 1979 – no especifica letra
244 – 1960 – 1959b
246 – cierre categorical – cierre categorial
248-249 – intercambian los pies de fotos
250 – 2006 – 2007c
256 – 3500 billones – 3500 millones
263 – Bunge, 1945 – la referencia real no está en la Bibliografía
263 – Bunge, 1969 – Bunge, 1969d
289 – 1981 – 1981a
290 – 1980e – no existe en la Bibliografía del libro
294 – in Galveston – en Galveston
300 – 2003a – 2003
307 – cando empezaron – cuando empezaron
312 – si es desleal es condenado – si es leal es condenado
316 – Ciencia y Desarrollo – Ciencia y desarrollo
348 – capitalism – capitalismo
364 – 2013 – 2013a
372 – La entrada de Bertalanffy repite dos veces el trozo final.
374 – dilemma - dilema
375 – dualism – dualismo
375 – enfoque psicológico – enfoque psicobiológico
376 – Filosofía de la ciencia – Sociología de la ciencia
377 – Buscar la filosofía en la ciencia social – Buscar la filosofía en las ciencias sociales
378 – ; Thurler – y Thurler
387 – converser largamente – conversar largamente