lunes, 1 de noviembre de 2010

AVISTARME CON EL INCOGNITO





















AVISTARME CON EL INCOGNITO


Fermín Huerta Martín

El titulo de este escrito es un pequeño fragmento de un gran libro, su titulo: Una mujer en la guerra de España (Oberon 2003), su autora es Carlota O´Neill, la obra es un relato autobiográfico, sincero y desgarrador de las vicisitudes padecidas como consecuencia de la guerra civil española, confieso que cuando mi suegro me recomendó la lectura del libro, que indirectamente había tenido una cierta actualidad, con motivo de un anuncio televisivo en que una serie de famosos daban voz a represaliados durante el conflicto bélico, en el video, Pedro Almodóvar presta su voz a Virgilio Leret (marido de Carlota), cuando comenté el video con mi suegro, subió a por el libro y me lo planto encima para que lo leyera, en aquel momento yo ya tenía planificadas mis lecturas de verano, el ultimo número de la revista Investigación y ciencia con un interesantísimo articulo sobre las células madre pluripotentes inducidas, el ultimo número de El Basilisco, bajado de Internet tenía el libro Historia del materialismo de Federico Lange, y también los dos tomos que componen Historia atea de las religiones de A. Kryvelev. Me supo mal ponerle una excusa para no leerlo y acepte el libro, no es que la temática no me interese, al contrario, me parece un tema muy importante ( otros dos libros que disfruté por la sugerencia de mi suegro y del mismo tema fueron en 2005 el libro de E. Moradiellos 1936, y en 2007 el libro Memorias de un piojo republicano de E. Carratalá), el problema es que ya son demasiados los temas interesantísimos que me rodean y desgraciadamente mis tiempos de lecturas y escrituras son limitados, consecuentemente debo efectuar una criba (que siempre es una tarea desagradable pero necesaria) y normalmente los temas de historia quedan fuera, leer el libro me llevó los ocho primeros días de agosto de 2010, puedo decir que viví el texto con intensidad y emoción, alguna lagrima también solté. La colección de desgracias que le acaecen a Carlota no es para menos. Reconozco también que la prosa de la autora me sedujo desde el principio. Durante la lectura no disponía ni de diccionarios ni de Internet y el significado de muchas de las palabras que usa quedan para el contexto de la frase ( y la vergüenza de mi ignorancia).

En muchas ocasiones se me ha acusado (con razón) de no saber escribir y leyendo a Carlota he sentido lo que es escribir bien.

Tras su lectura, lo primero, es agradecer a mi suegro Manuel la recomendación del libro (y las charlas derivadas del eterno tema de la guerra civil española), y lo segundo hacer unas breves reflexiones de indocto:

La guerra civil española es un tema espinoso en la España actual, seguramente el tema siempre ha sido espinoso, pero en el presente, determinados acontecimientos parece que han hecho crecer púas en la planta.

Hay quien agita el fantasma de la guerra civil como si pudiera repetirse en la actualidad lo que paso en 1936, como si la gente de izquierdas y derechas de hoy fuesen como los de entonces. Y lo mas importante, las clases dominantes (que también se han transformado) no ven peligrar sus privilegios, excepto quizás el clero, quien ya no tiene el poder de antaño, aunque todavía tiene mucho poder (mas del que debería tener), la gente de derechas también se divorcia, aborta, se casan si son gays, ante el escándalo de la jerarquía eclesial (por no entrar en los escándalos que genera el propio clero), incluso ayer mi hijo me enseño el Facebook de un conocido que es legionario y con alguna foto del sujeto con una bandera española de la época franquista acompañaba un comentario donde ponía “ateo, antireligiones”.

El tema del clero es tratado a lo largo del libro de Carlota en diversas ocasiones, se habla del padre Jaén, que se paso al socialismo y se caso, posteriormente fue torturado y fusilado.

En los interrogatorios a la protagonista, se le pregunta si son católicos y frecuentan la iglesia.

Para una presa, los “rojos” son “hombres y mujeres con rabo, como bestias del apocalipsis, capaces de envenenar con su aliento, que no creían en Dios”. Gente “sin patria y sin Dios”.

Para el suegro de Carlota, ella es: “tremendamente peligrosa, roja, atea, dominadora de su marido, peligrosa para sus hijos, para la sociedad, para todo el que la trata. Que merece la muerte como leve castigo”.

Se habla también de un cura que robaba las pertenencias de los fusilados.

Los niños “malos” eran “malditos”, “poseídos por el demonio”, “carne de presidio, deicidamente destinada al infierno”.

Un ejemplo de cómo estos temas no son solo del pasado, en su edición del 11 de agosto de 2010 informaba el diario El País de un viaje a Argentina del juez Garzón (apartado de su carrera por no poder saltarse la ley, quizás si en vez de toga hubiera tenido un carro de combate lo hubiera conseguido) donde había sido abucheado e insultado por familiares de militares juzgados por crímenes durante la dictadura argentina, con estas palabras:“vivan los cristianos de España, vivan los falangistas”.

La sublevación militar vino a truncar el cierto grado de felicidad que con gran esfuerzo habían conseguido. Virgilio Leret fue primero capitán de Infantería, después se hizo capitán aviador y después ingeniero aeronáutico e inventor del mototurbocompresor de reacción continua, todo esto a pesar de morir con 33 años.

La sublevación de sus compañeros de oficio y de armas acabo con su vida, por defender la legalidad vigente en aquel momento (pues es cierto que cada vencedor impone su ley), lo que no impide reconocer lo que el pasado 17 de octubre comentaba en El País Eduardo Mendoza: “¡Ah, no! Lo de 1936 lo tengo muy claro: la culpa en una pelea la tiene quien la empieza; no valen excusas de que es que el otro hizo antes tal…”

En una entrevista con un juez estando en la cárcel, este le dice :”por su gusto no pasaría adelante el expediente, pero la ley era la ley y él tenía que hacerlo y tramitarlo a la autoridad militar”.

Pero claro dentro de los funcionarios del Estado unos trabajan con cartas, bolígrafos, estetoscopios, etc. y otros trabajan con pistolas, cañones y carros de combate, por consiguiente cuando por ejemplo al cuerpo de carteros no le guste algo que hace el gobierno de turno (como en la actualidad bajarles el sueldo), ¿qué puede hacer para contrarrestarlo? ¿dejar de repartir cartas, o lanzarlas violentamente al presidente del gobierno?, seria ridículo ¿verdad?, al contrario, los militares, haciendo uso de un armamento que no les pertenece ni pueden usar a su antojo, cuando deciden que están muy enfadados o que una ley no les gusta pueden, como dice Carlota: “Y la República española la trajo el pueblo sin derramar una gota de sangre, pero la República española ahora ha sido traicionada, vendida por los militares fascistas que firmaron bajo palabra de honor defenderla”. Manuel Azaña ofreció el retiro a los oficiales que no quisieran hacer el juramento de fidelidad a la República y una parte aceptó.

Pero claro entonces se quedaban sin juguetes para traicionar su juramento.

Un pequeño efecto colateral de todo ello fue arruinar la vida de Carlota O´Neill. En una de las fotos que acompañan el libro se la ve hermosísima sujetando un gato y detrás suyo unos libros y papeles revueltos.

Aun tuvo fuerzas para escribir unos versos bellísimos (y eso lo digo yo que soy alérgico a la poesía), copio dos breves fragmentos:

“A veces el insomnio –pila de Volta--, provoca corrientes sensibles en los amperios anímicos.”

“Las estrellas africanas –gotas de luz en el pentagrama de la reja--, riman la sinfonía del infinito.”

Os recomiendo la lectura del libro.



INFORMACION

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http://ferminhuerta.blogspot.com/2010/12/luis-romero-huertes_24.html

MANUEL GUTIERREZ RUIZ
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