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viernes, 24 de diciembre de 2010
LUIS ROMERO HUERTES
LUIS ROMERO HUERTES
Fermín Huerta Martín
“La lucha de clases está y estará presente siempre que exista la explotación del hombre por el hombre” Luis Romero
“Pacificador, organizador, honrado, buena persona”, con estas palabras se refería mi suegro Manuel Gutiérrez Ruiz a Luis Romero, ambos se conocieron en la cárcel de Córdoba en 1962, con motivo de la huelga general que tuvo lugar en Puente Genil los días 25, 26 y 27 de mayo de ese año, se produjeron una serie de detenciones. Los detenidos fueron torturados y dieron nombres de miembros o colaboradores del Partido Comunista de España, la mayoría acabó en la cárcel de Córdoba. Parece ser que a veces dentro de la cárcel los ánimos se crispaban entre delatores y delatados; el señor Luis Romero se dedicaba a apaciguar los ánimos explicando a los implicados que no todo el mundo aguantaba de la misma manera la tortura y que por ello había que ser comprensivo con los que no habían soportado el castigo y habían terminado delatando a camaradas.
Esta es una de las múltiples historias que me esta relatando mi suegro Manuel en una serie de entrevistas que le estoy haciendo con la finalidad de escribir un articulo que recoja sus vivencias como activista del PCE, su detención, tortura, cárcel y posterior emigración a Barcelona, y que pienso publicar en este blog. La motivación para hacer esto la describe el propio Luis Romero en su libro cuando dice hablando de Antonio Padilla: “Su vida, su trayectoria, es la de muchos otros camaradas y ciudadanos españoles durante la época de la Dictadura. Aunque para muchos historiadores estas pequeñas vivencias no tienen importancia alguna, forman parte de nuestra historia y creo, y lo digo de forma humilde, que es importante recoger todas estas biografías.” Comparto plenamente esta opinión, hasta el punto de ponerla en marcha.
Cuando empecé a documentarme sobre algunos de los nombres o acontecimientos que Manuel me daba, encontré la información de un homenaje que se dio al señor Luis Romero en octubre de este año 2010, así como de la publicación del libro Textos biográficos del propio Luis Romero (que por cierto la edición del mismo podía haberse cuidado un poco mas, ya que contiene un buen numero de erratas en la impresión), decidí comprar el libro para regalárselo a mi suegro pero previamente lo leí y disfrute yo.
La portada del libro recoge el famoso cartel del PSUC (Partit Socialista Unificat de Catalunya) donde aparece la foto de Luis Romero mostrando sus manos bajo el lema “Mis manos: mi capital”, cuando se distribuyo el cartel yo vivía en Montornès del Vallès (Barcelona) y recuerdo haberlo visto mucha veces, pasadas la elecciones quedo pegado en alguna parte del pueblo mucho tiempo, Montornès fue un feudo del PSUC, yo mismo lo considere “mi partido” muchos años y lo vote cuando tuve edad, en muchas ocasiones. En el cartel, su rostro transmite honradez y serenidad, también una cierta amargura y un cierto desengaño, todo ello acentuado por el lema y por aparecer solo en la foto, dando una sensación de desamparo ante los acontecimientos de la vida (casi de fatalismo obrero ineludible), para hacerle frente enseña sus manos, dice Gustavo Bueno: “Porque la materia de la racionalidad hilemórfica no se reduce únicamente a la palabra, al discurso verbal o escrito. La racionalidad no tiene, como si fuera su materia única, el lenguaje, o los movimientos de la laringe, en diálogo con otras laringes: también las manos humanas son órganos de racionalidad cuando manipulan las cosas del mundo.” Pero el cartel así visto resultaría engañoso, por que el cartel del hombre solitario que enseña sus manos (sus razones) esta destinado a ser visto por sus iguales proletarios con una finalidad que es descrita por Luis en su libro cuando dice: “cuando los trabajadores unen sus fuerzas, multiplican su poder y llegan a conseguir lo que se proponen”, “a los trabajadores nadie les amilanaba y se mantuvieron firmes como robles”, “la lucha de clases no es un fracaso; siempre y cuando se presente en condiciones, es posible ganar”, sin embargo otra reflexión nos devuelve al pesimismo de nuevo: “era el espíritu militante y solidario que por desgracia se ha perdido”, aunque la reflexión final siga siendo “hoy los problemas son nuevos, los ataques a los sindicatos, el recorte de las pensiones, la reforma laboral, es necesario luchar de nuevo, para que las conquistas sociales y democráticas que conseguimos no nos las arrebaten”. Un llamamiento a la lucha; al obrero, al trabajador, al proletario no le queda otra opción que luchar, si está en paro tiene que luchar por encontrar trabajo, si tiene trabajo tiene que luchar por mantenerlo o por mejorar sus condiciones de trabajo. No hay otra alternativa que la lucha. Y la lucha precisamente es una constante en la vida que el propio autor nos relata, una vida marcada por su militancia en el PCE, sus detenciones, torturas, cárcel y emigración. Su lucha por mantener a su familia buscando trabajo y trabajando duro, pero también luchando por mejorar sus condiciones de trabajo, lo que le reportaría numerosos despidos. La lucha por constituir Comisiones Obreras en unas condiciones precarias, robándole tiempo de estar con la familia y poniendo dinero propio para poder realizar actividades sindicales.
En estos tiempos en los que se critica tanto a los sindicatos y a los sindicalistas desde posiciones que si no lo son se aproximan mucho al neofascismo (decía el otro día Marcos Ordóñez en un encuentro digital en El País: “pero ya has visto lo que ha sucedido con la TDT: salvo excepciones, sólo ha servido para vender fascismo y teletienda.”), leer una biografía así, nos recuerda lo que debería ser la esencia del sindicalismo, sacrificio por los demás, defender tus derechos individuales defendiendo los colectivos. Teniendo una vida dura y comprometida, con detenciones, torturas, cárcel, pasando penurias y que todo ello lejos de asustarte te haga coger fuerzas para seguir luchando, es digno de admiración.
Años después de aquel primer encuentro, Luis y Manuel volvieron a verse en Barcelona por un asunto sindical (Manuel estaba afiliado a Comisiones Obreras) en aquel momento ya se había producido la ruptura en el PSUC que daría lugar al PCC (Partit del Comunistes de Catalunya), según Miguel Peláez, las secuelas de esa ruptura fueron la casusa de sus infartos, lo que le apartó de la primera línea de batalla en la lucha sindical.
Hay que aceptar como inevitable el sistema capitalista en la España actual, en este sistema, los empresarios (o las cooperativas) son imprescindibles para crear y mantener empleo, siempre que tengamos empresarios y obreros habrá una lucha de intereses contrapuestos, casi una guerra, pero una guerra que puede tener largos episodios de tregua, cuando las circunstancias así lo requieran, a favor de la eutaxia laboral. El papel de los sindicatos y de los sindicalistas es imprescindible en este escenario, lo que no quiere decir que no puedan ser criticados cuando sus actuaciones así lo requieran.
La táctica actual de desprestigio por parte de algunos medios de comunicación (la TDT Party) hacia el mundo sindical debe verse como una continuación de la táctica que explica Luis en su libro, llevada a cabo a finales de los años 60 (aunque cambiando los detalles se puede considerar practica habitual de todos los tiempo por los empresarios), dice Luis: “Por aquel entonces era habitual que la patronal utilizara la táctica de hacernos creer que a nuestro alrededor sólo había chivatos, para que nadie se fiara de nadie.”
Ahora la táctica sería sembrar la duda sobre la honradez o la capacidad de los sindicalistas para extrapolar casos concretos o casos supuestos hacia todo el colectivo sindical (extrapolación que a veces se hace con los políticos o con los empresarios y que en todos los casos resulta falsa como generalización).
Cuando me encuentro con trabajadores (o jubilados) que tragan con esa tesis de forma acrítica y borreguil, pretendiendo fortalecerla con experiencias o actuaciones de sindicalistas que no han sido muy “edificantes” me doy cuenta de dos cosas:
Una es, que la capacidad de critica solo puede ejercitarse desde una posición de conocimiento (información, lecturas, charlas, etc.) y en esto, hay mucho por mejorar (los bares están mas llenos que las bibliotecas). Y otra es, que de ello se deriva un triunfo del colectivo empresarial, que siempre manejara mejor a ignorantes y miedosos. Gente sin conciencia de clase y sin capacidad para la solidaridad.
Por todo lo dicho, recomiendo la lectura del libro. Y no quisiera terminar con este tono pesimista que se podría titular, parodiando una vieja canción de Golpes Bajos: ¡Malos tiempos para los trabajadores¡, pero es que si uno se para a pensar, habría que preguntar: ¿Cuándo no han sido malos tiempos para los trabajadores?.
INFORMACION
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martes, 9 de noviembre de 2010
¿AÑORA BENEDICTO XVI A FRANCO I?
¿Añora Benedicto XVI a Franco I?
Fermín Huerta Martín
Esta es la pregunta que me vino a la cabeza cuando escuche la traducción de las declaraciones que hacia el Papa en el avión que le transportaba de Roma a Santiago de Compostela el pasado 6 de noviembre de 2010, en las que comparaba el “laicismo agresivo” de la España actual con el anticlericalismo de la Segunda República. Se me atragantaron los macarrones que estaba comiendo y durante unos segundos me dedique a despotricar contra aquel individuo que haciendo gala de una extraña diplomacia se presentaba de visita en mi país, mintiendo y difamando de esa manera al gobierno y a su presidente. ¿Alguien se imagina a Zapatero que en un viaje al Vaticano antes de aterrizar el avión hablase del Papa como encubridor de pederastas?
Hablar de anticlericalismo o de laicismo agresivo de un gobierno que paga religiosamente 7.000 millones de euros anuales a la Iglesia Católica, que ha “aparcado” la Ley de Libertad Religiosa (que pretendía regular el uso de crucifijos y demás símbolos religiosos en los edificios públicos, la exclusión de ceremonias religiosas en los actos y celebraciones oficiales, regular de alguna manera la neutralidad de los poderes públicos ante la religión o las creencias), es algo vergonzoso.
Pero claro, el Papa sigue la táctica de algunos partidos nacionalistas españoles que consigan lo que consigan, invariablemente siempre piden mas, ya que su meta ultima es la independencia. El Papa y los demás curas siguen la misma estrategia, conseguir un gobierno que comulgue (nunca mejor dicho) lo mas posible con sus intereses, en la España de hoy eso pasa por un gobierno del Partido Popular, aunque sus sueños de Papa pueden pasar también por ver a Rouco Varela de presidente del gobierno con mayoría absoluta. Si finalmente eso no fuera posible, las ensoñaciones papales podrían pasar por un Franco II, al fin y al cabo Franco I fue quien terminó con el anticlericalismo de la Segunda República (a sangre y fuego, nada de agresividad) y según Ratzinger, el laicismo agresivo de la España actual es comparable con aquel anticlericalismo.
Porque si el PSOE se ha bajado los pantalones frente al clero, el PP le paga además la habitación (preferentemente en un Parador Nacional) y pone la vaselina.
Solo hay que comparar como se referían al tema religioso las constituciones españolas:
La de 1978 dice:
“Artículo 16.
1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.
2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.
3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.”
La de 1931 dice:
“Artículo 26. Todas las confesiones religiosas serán consideradas como Asociaciones sometidas a una ley especial.
El Estado, las regiones, las provincias y los Municipios, no mantendrán, favorecerán, ni auxiliarán económicamente a las Iglesias, Asociaciones e Instituciones religiosas.
Una ley especial regulará la total extinción, en un plazo máximo de dos años, del presupuesto del Clero.
Quedan disueltas aquellas Ordenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres votos canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado. Sus bienes serán nacionalizados y afectados a fines benéficos y docentes.
Las demás Ordenes religiosas se someterán a una ley especial votada por estas Cortes Constituyentes y ajustada a las siguientes bases:
1. Disolución de las que, por sus actividades, constituyan un peligro para la seguridad del Estado,
2. Inscripción de las que deban subsistir, en un Registro especial dependiente del Ministerio de justicia.
3. Incapacidad de adquirir y conservar, por sí o por persona interpuesta, más bienes que los que, previa justificación, se destinen a su vivienda o al cumplimiento directo de sus fines privativos.
4. Prohibición de ejercer la industrial el comercio o la enseñanza.
5. Sumisión a todas las leyes tributarias del país.
6. Obligación de rendir anualmente cuentas al Estado de la inversión de sus bienes en relación con los fines de la Asociación.
Los bienes de las Ordenes religiosas podrán ser nacionalizados.
Artículo 27. La libertad de conciencia y el derecho de profesar y practicar libremente cualquier religión quedan garantizados en el territorio español, salvo el respeto debido a las exigencias de la moral pública.
Los cementerios estarán sometidos exclusivamente a la jurisdicción civil. No podrá haber en ellos separación de recintos por motivos religiosos.
Todas las confesiones podrán ejercer sus cultos privadamente. Las manifestaciones públicas del culto habrán de ser, en cada caso, autorizadas por el Gobierno.
Nadie podrá ser compelido a declarar oficialmente sus creencias religiosas.
La condición religiosa no constituirá circunstancia modificativa de la personalidad civil ni política salvo lo dispuesto en esta Constitución para el nombramiento de Presidente de la República y para ser Presidente del Consejo de Ministros.”
Música celestial para mis oídos, estoy escuchando “Bacchanale, for prepared piano” de John Cage.
Quizás los sueños de Benedicto XVI derivan de sus lecturas piadosas, como aquella máxima de su colega San Gregorio VII:
“El poder espiritual se encuentra por encima del temporal. El papa es el representante de Dios en la tierra y el que debe gobernar el mundo; a él sólo pertenecen la infalibilidad y la universalidad, y sólo puede ser juzgado por Dios. Los cristianos se encuentran sometidos a sus órdenes y deben degollar a sus príncipes, padres e hijos, si él lo manda. No existe ni el bien ni el mal sino en las cosas que el papa ha condenado o aprobado.”
Amén.
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lunes, 1 de noviembre de 2010
AVISTARME CON EL INCOGNITO
AVISTARME CON EL INCOGNITO
Fermín Huerta Martín
El titulo de este escrito es un pequeño fragmento de un gran libro, su titulo: Una mujer en la guerra de España (Oberon 2003), su autora es Carlota O´Neill, la obra es un relato autobiográfico, sincero y desgarrador de las vicisitudes padecidas como consecuencia de la guerra civil española, confieso que cuando mi suegro me recomendó la lectura del libro, que indirectamente había tenido una cierta actualidad, con motivo de un anuncio televisivo en que una serie de famosos daban voz a represaliados durante el conflicto bélico, en el video, Pedro Almodóvar presta su voz a Virgilio Leret (marido de Carlota), cuando comenté el video con mi suegro, subió a por el libro y me lo planto encima para que lo leyera, en aquel momento yo ya tenía planificadas mis lecturas de verano, el ultimo número de la revista Investigación y ciencia con un interesantísimo articulo sobre las células madre pluripotentes inducidas, el ultimo número de El Basilisco, bajado de Internet tenía el libro Historia del materialismo de Federico Lange, y también los dos tomos que componen Historia atea de las religiones de A. Kryvelev. Me supo mal ponerle una excusa para no leerlo y acepte el libro, no es que la temática no me interese, al contrario, me parece un tema muy importante ( otros dos libros que disfruté por la sugerencia de mi suegro y del mismo tema fueron en 2005 el libro de E. Moradiellos 1936, y en 2007 el libro Memorias de un piojo republicano de E. Carratalá), el problema es que ya son demasiados los temas interesantísimos que me rodean y desgraciadamente mis tiempos de lecturas y escrituras son limitados, consecuentemente debo efectuar una criba (que siempre es una tarea desagradable pero necesaria) y normalmente los temas de historia quedan fuera, leer el libro me llevó los ocho primeros días de agosto de 2010, puedo decir que viví el texto con intensidad y emoción, alguna lagrima también solté. La colección de desgracias que le acaecen a Carlota no es para menos. Reconozco también que la prosa de la autora me sedujo desde el principio. Durante la lectura no disponía ni de diccionarios ni de Internet y el significado de muchas de las palabras que usa quedan para el contexto de la frase ( y la vergüenza de mi ignorancia).
En muchas ocasiones se me ha acusado (con razón) de no saber escribir y leyendo a Carlota he sentido lo que es escribir bien.
Tras su lectura, lo primero, es agradecer a mi suegro Manuel la recomendación del libro (y las charlas derivadas del eterno tema de la guerra civil española), y lo segundo hacer unas breves reflexiones de indocto:
La guerra civil española es un tema espinoso en la España actual, seguramente el tema siempre ha sido espinoso, pero en el presente, determinados acontecimientos parece que han hecho crecer púas en la planta.
Hay quien agita el fantasma de la guerra civil como si pudiera repetirse en la actualidad lo que paso en 1936, como si la gente de izquierdas y derechas de hoy fuesen como los de entonces. Y lo mas importante, las clases dominantes (que también se han transformado) no ven peligrar sus privilegios, excepto quizás el clero, quien ya no tiene el poder de antaño, aunque todavía tiene mucho poder (mas del que debería tener), la gente de derechas también se divorcia, aborta, se casan si son gays, ante el escándalo de la jerarquía eclesial (por no entrar en los escándalos que genera el propio clero), incluso ayer mi hijo me enseño el Facebook de un conocido que es legionario y con alguna foto del sujeto con una bandera española de la época franquista acompañaba un comentario donde ponía “ateo, antireligiones”.
El tema del clero es tratado a lo largo del libro de Carlota en diversas ocasiones, se habla del padre Jaén, que se paso al socialismo y se caso, posteriormente fue torturado y fusilado.
En los interrogatorios a la protagonista, se le pregunta si son católicos y frecuentan la iglesia.
Para una presa, los “rojos” son “hombres y mujeres con rabo, como bestias del apocalipsis, capaces de envenenar con su aliento, que no creían en Dios”. Gente “sin patria y sin Dios”.
Para el suegro de Carlota, ella es: “tremendamente peligrosa, roja, atea, dominadora de su marido, peligrosa para sus hijos, para la sociedad, para todo el que la trata. Que merece la muerte como leve castigo”.
Se habla también de un cura que robaba las pertenencias de los fusilados.
Los niños “malos” eran “malditos”, “poseídos por el demonio”, “carne de presidio, deicidamente destinada al infierno”.
Un ejemplo de cómo estos temas no son solo del pasado, en su edición del 11 de agosto de 2010 informaba el diario El País de un viaje a Argentina del juez Garzón (apartado de su carrera por no poder saltarse la ley, quizás si en vez de toga hubiera tenido un carro de combate lo hubiera conseguido) donde había sido abucheado e insultado por familiares de militares juzgados por crímenes durante la dictadura argentina, con estas palabras:“vivan los cristianos de España, vivan los falangistas”.
La sublevación militar vino a truncar el cierto grado de felicidad que con gran esfuerzo habían conseguido. Virgilio Leret fue primero capitán de Infantería, después se hizo capitán aviador y después ingeniero aeronáutico e inventor del mototurbocompresor de reacción continua, todo esto a pesar de morir con 33 años.
La sublevación de sus compañeros de oficio y de armas acabo con su vida, por defender la legalidad vigente en aquel momento (pues es cierto que cada vencedor impone su ley), lo que no impide reconocer lo que el pasado 17 de octubre comentaba en El País Eduardo Mendoza: “¡Ah, no! Lo de 1936 lo tengo muy claro: la culpa en una pelea la tiene quien la empieza; no valen excusas de que es que el otro hizo antes tal…”
En una entrevista con un juez estando en la cárcel, este le dice :”por su gusto no pasaría adelante el expediente, pero la ley era la ley y él tenía que hacerlo y tramitarlo a la autoridad militar”.
Pero claro dentro de los funcionarios del Estado unos trabajan con cartas, bolígrafos, estetoscopios, etc. y otros trabajan con pistolas, cañones y carros de combate, por consiguiente cuando por ejemplo al cuerpo de carteros no le guste algo que hace el gobierno de turno (como en la actualidad bajarles el sueldo), ¿qué puede hacer para contrarrestarlo? ¿dejar de repartir cartas, o lanzarlas violentamente al presidente del gobierno?, seria ridículo ¿verdad?, al contrario, los militares, haciendo uso de un armamento que no les pertenece ni pueden usar a su antojo, cuando deciden que están muy enfadados o que una ley no les gusta pueden, como dice Carlota: “Y la República española la trajo el pueblo sin derramar una gota de sangre, pero la República española ahora ha sido traicionada, vendida por los militares fascistas que firmaron bajo palabra de honor defenderla”. Manuel Azaña ofreció el retiro a los oficiales que no quisieran hacer el juramento de fidelidad a la República y una parte aceptó.
Pero claro entonces se quedaban sin juguetes para traicionar su juramento.
Un pequeño efecto colateral de todo ello fue arruinar la vida de Carlota O´Neill. En una de las fotos que acompañan el libro se la ve hermosísima sujetando un gato y detrás suyo unos libros y papeles revueltos.
Aun tuvo fuerzas para escribir unos versos bellísimos (y eso lo digo yo que soy alérgico a la poesía), copio dos breves fragmentos:
“A veces el insomnio –pila de Volta--, provoca corrientes sensibles en los amperios anímicos.”
“Las estrellas africanas –gotas de luz en el pentagrama de la reja--, riman la sinfonía del infinito.”
Os recomiendo la lectura del libro.
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viernes, 1 de octubre de 2010
GUSTAVO BUENO Y EL ABORTO
GUSTAVO BUENO Y EL ABORTO
Fermín Huerta Martín
—Vaya... ¿No es la vida humana el valor supremo?
—¡No! Esa idea proviene del individualismo. Más valiosa que la vida es la generosidad: hacer algo por otro sin esperar premios.
—Si la vida no es lo más importante, ¿es justificable matar?
—Lo es matar en defensa de la familia, en defensa del grupo, de la sociedad...
Entrevista a Gustavo Bueno. La Vanguardia, Sábado, 16 de Julio de 1999.
En su libro El fundamentalismo democrático, Gustavo Bueno dedica el cap. 14 al tema “La ley de plazos del aborto”, su postura se podría resumir en la frase:
“Destruir al individuo humano, ya sea en su fase de germen, de embrión, de feto o de infante, es tanto como destruir a ese individuo y, por tanto, como cometer homicidio. Y tan homicidio es el infanticidio como el feticidio o el embriocidio”, pág. 315.
Basándose en:
“Desde este punto de vista parece que habrá que rechazar desde el principio cualquier idea conducente a establecer cortes o soluciones de continuidad en el curso lineal de la ontogénesis de un cigoto a fin de determinar sobre estos cortes “plazos” con definiciones prácticas, es decir con representación en el reloj y en calendario, tales que permitan concluir, por ejemplo, que entre un germen y un embrión, o entre un embrión y un feto, hay “cortes” o soluciones de continuidad”, pág. 307.
Me propongo argumentar dos cosas:
Primera, que esta postura contradice lo dicho en su libro ¿Qué es la Bioética?
Segunda, que si el aborto es un homicidio también debería serlo el uso de métodos anticonceptivos.
Primera argumentación:
Dice Gustavo Bueno en ¿Qué es la Bioética?, pág. 89:
“Desde estas coordenadas, la decisión acerca de la viabilidad bioética de un aborto, no se harán depender de principios solemnes que, aunque tengan que ver con la «dignidad de la vida», o de la «persona» que va a nacer, o con la presencia o ausencia en su organismo de un alma espiritual, sean meramente declarativos, sino que se hará depender de principios que tienen que ver con el conflicto dialéctico entre las personas vivientes, con los principios de la lucha por la vida, ya se encuentren los contendientes en estado potencial o en estado actual. Conflictos dialécticos que se plantean sin menoscabo de la dignidad (cuando alguien, en defensa propia, no se detiene a matar a su agresor, no ha esperado a que el agresor haya perdido su dignidad; aun reconociéndola, la vida que la soporta será un objetivo de nuestra pistola o de nuestro puñal). En líneas generales, el aborto quedará bioéticamente justificado (en nombre de la misma vida humana) en todas aquellas situaciones en las cuales la continuidad del embrión ponga en peligro la continuidad de la vida de la madre o la del grupo social (en general: el control de la natalidad, que incluye la destrucción de los bancos de gametos que puedan existir). Nos encontramos entonces en el conflicto entre la generosidad y la firmeza, como virtudes éticas fundamentales. La generosidad ante el embrión indefenso (en función de su futuro) cederá ante la firmeza debida a la madre; si esta firmeza está comprometida por el embarazo, sea a través de la misma vida orgánica, sea a través de la vida ulterior (por ejemplo si el feto está malformado o si es fruto de una violación de la que pueda asegurarse que dará lugar a la presencia en el hijo de rasgos fenotípicos indeseables del padre). Cuando una madre ve comprometida su vida por el hijo que depende de ella, lo abortará «bioéticamente» no porque sea parte de su cuerpo, ni porque no tenga aún la dignidad de persona, sino simplemente porque es su enemigo en la lucha por la vida (otra cosa es que lo sea realmente). Mutatis mutandis daremos análogos juicios en lo que concierne al control de la natalidad. Si una proliferación excesiva de embriones pusiera en peligro no ya la vida de las madres, sino la vida del grupo social, este tendría que defenderse de sus futuros competidores en nombre de su propia vida.
En cualquier caso, desde los principios del materialismo bioético, cabe derivar un juicio condenatorio contra la práctica incondicional del aborto de embriones o de fetos bien formados, fundada en la simple premisa de “no haber sido deseado el embarazo”. Quien sostiene haber partido de esta premisa, debiera también haber conocido los procedimientos de control de la natalidad de los cuales nuestro presente dispone; y el no haberlos utilizado implicará en principio una gran negligencia, de efectos potenciales o actuales muy graves (riesgo de la vida, despilfarro de quirófanos, atenciones hospitalarias, &c.) que habría que imputar a la madre que propició el aborto y que, en consecuencia, debería compensar con una pena proporcionada (fuerte multa, prisión, &c.) al ordenamiento jurídico.”
Es evidente que existe contradicción entre ambos textos, a no ser que se diga que puede haber excepciones en la regla citada de la pág. 315, por las cuales destruir al embrión no fuese homicidio.
Se podría aceptar que en caso de peligro para la vida de la madre (o del grupo) está justificado el aborto. Pero ¿que peligro supone para la vida de la madre que el feto tenga alguna malformación o que peligro supone para la vida de la madre un niño sano fruto de una violación? “Feto malformado” es una expresión muy general, ¿a que se refiere? Los grados de malformación pueden ir desde un feto que no sobrevivirá ni siquiera al embarazo hasta un niño con labio leporino, leo en Wikipedia:
“En algunos países, el labio leporino o el paladar hendido son considerados motivos (generalmente tolerado u oficialmente sancionado) para realizar el aborto más allá del límite de edad fetal legal, aunque el feto no esté en peligro de muerte.”
Otro tanto puede decirse del síndrome de Down, o de una persona que tenga dos dedos gordos en su mano derecha mirándose mutuamente.
¿En todos esos se puede abortar bioéticamente?
¿No habría que aplicar aquí la doctrina de Bueno expuesta en El sentido de la vida pág. 234? Dice allí:
“Cuando el individuo no se encuentre en situación des-personalizada, el problema de la eutanasia puede plantearse formalmente en términos éticos. Por ejemplo, y desde nuestros supuestos, el deseo de morir, reiteradamente expresado por una persona que sufre depresión, o alguna enfermedad o lesión grave, no constituirá motivo ético suficiente para administrarle la eutanasia, pues nuestra generosidad tendría que dirigirse a restaurar su firmeza «según el dictamen de la razón».”
¿Por qué a un feto malformado se le debe matar y a un adulto con lesión grave que lo pide, no?
El caso de la justificación del aborto por violación es especialmente grave, dice Bueno: “o si es fruto de una violación de la que pueda asegurarse que dará lugar a la presencia en el hijo de rasgos fenotípicos indeseables del padre”.
Pero esta explicación ya no parece un caso de lucha por la vida (y según que casos de malformaciones de feto, tampoco lo serian), porque el embrión fruto de una violación no tiene porque estar malformado. La violación seria un caso extremo de “embarazo no deseado”, no todas las violaciones con resultado de embarazo tienen porque ser consideradas por la victima como no deseado, puede darse el caso de mujeres sin pareja que deseen tener un hijo, o de mujeres con pareja con problemas de fertilidad, también es posible que una violación a una persona muy creyente que considere que Dios insufla el alma también a los embriones fruto de violación y que por tanto ese aborto es también pecado mortal.
En cualquier caso la violación no puede ser considerado un caso de lucha por la vida, porque la vida de la madre no esta en peligro, las consecuencias de tener un hijo fruto de una violación serán en todo caso psicológicas. Pero lo mismo se puede decir de un “embarazo no deseado” fruto de una relación sexual consentida, el nacimiento del niño puede truncar unos estudios, acabar con un ascenso laboral, cuando no con el mismo trabajo, etc. Con las consecuencias psicológicas que se derivan de todo ello.
¿No habría que reforzar la firmeza de la madre para que acepte a su hijo o si no puede, lo de en adopción?
Si una simple apariencia física puede justificar un aborto, porque no va a haber otras causas posibles, indagando en Internet sobre las causas de los abortos, leo lo siguiente:
“Intentando dilucidar las posibles causas de tal aumento podemos nombrar una deficiente información sobre métodos anticonceptivos entre los más jóvenes, la imposibilidad de afrontar el costo que supone tener un hijo, conocer que el bebé viene con alguna enfermedad congénita como Síndrome de Down, la imposibilidad de conciliar la vida laboral con un hijo a cuestas…”
Es curioso porque una de las causas: “imposibilidad de conciliar la vida laboral con un hijo a cuestas” se parece a una que cita Bueno en El fundamentalismo democrático pág.281: “Los mecanismos de control de la población no obedecerían necesariamente a ninguna planificación de largo alcance, sino a la misma evidencia práctica perentoria de unos individuos que, con una capacidad de anticipación mayor que la de sus predecesores, eran conscientes de la imposibilidad de conservar a toda costa a todas las crías lactantes que iban acumulándose y que impedían o estorbaban notablemente su vida nómada.”
En eso parece que las cosas no han cambiado.
Segunda argumentación.
En el libro citado y también en su articulo La cuestión del aborto desde la perspectiva de la teleología orgánica, publicado en El Catoblepas, número 98, abril 2010, Bueno parte del supuesto de que es la formación del cigoto-diploide aquello que establece la frontera que separa los medios anticonceptivos de los abortivos, es decir, según Bueno, lo que diferencia el control de la natalidad del homicidio. Este supuesto se basa en una separación temporal corta de los mismos elementos, es decir, si conseguimos eliminar a un ovulo con el que ha contactado el espermatozoide antes de que las membranas de los pronúcleos se rompan y los cromosomas se entremezclen, estaremos hablando de un legitimo control de la natalidad, si lo eliminamos después de mezclarse los cromosomas, estaremos hablando de un homicidio. Y es que parece que todo el hincapié que hace Bueno en negar cortes en el curso lineal de la ontogénesis de un cigoto, se desvanece al querer traspasar ese punto, dice Bueno en su artículo:
“no hay animación, sino evolución continua, y en ella ya parece artificioso señalar plazos o cortes en ese proceso continuo, sobre todo si las fases de la criatura humana orgánica (del «ovoide» humano) se suceden en la inmanencia interna del proceso, al menos una vez que el germen está ya constituido.”
Pero claro, el germen no surge de la nada, y las fases previas a su constitución son tan necesarias como las siguientes para el desarrollo del individuo humano.
Una autentica coherencia bioética con los sujetos humanos individuales corpóreos (SHIC) nos debería llevar a proteger el ovulo concreto que será fecundado por el espermatozoide concreto que dará lugar a ese SHIC, factores como el crossing over garantizan la diferenciación cromosómica de cada gameto individual.
Determinadas partes de cada gameto serian medio cigoto-diploide en potencia.
Los gametos son células de un individuo cuya “finalidad” es emparejarse con otros gametos para conformar un tercer individuo. Aunque los gametos de los sujetos A y B son producidos por esos sujetos, esas células ya no tienen una función interna al individuo, de hecho los sujetos que no se pueden reproducir pueden llevar una vida normal en todos los demás aspectos de sus vidas. Diríamos, esas células haploides, fabricadas por los individuos A y B son ya individuos C potenciales (la mitad en A y la mitad en B), cuando esas células mueren o no alcanzan su objetivo, la potencia no se actualiza, cuando lo consiguen, si.
Su unión, es solo una parte del proceso total que se inicia cuando se forman los gametos individuales llamados a formar el cigoto-diploide y que termina con la muerte del SHIC.
Esta sería la perspectiva correcta, el enfoque apropiado, para tratar el tema y no los enfoques parciales que arrancan con el cigoto-diploide, o con su implantación en el útero, o con la formación del sistema nervioso central, etc.
Es decir, los primeros elementos del nuevo SHIC son los gametos concretos que formaran el cigoto-diploide concreto que tras implantarse en el útero dará lugar a un SHIC.
El “productor” de los gametos es ya un SHIC que ya esta protegido por la bioética.
Pretender que no usar los gametos (celibato) o impedirles su unión (métodos anticonceptivos) no conlleva ninguna responsabilidad y que destruir el cigoto-diploide es un asesinato, es sencillamente no ver la totalidad del proceso de constitución del SHIC.
Al celibato voluntario se le podría acusar de delito de omisión, leo en una enciclopedia jurídica de Internet:
“Así como la acción es un obrar positivo, un hacer, la omisión, en cambio, consiste en un no hacer, en un no actuar, en un abstenerse. El resultado del delito de omisión suele consistir en el mantenimiento de un estado de cosas, siendo la norma violada una norma preceptiva que ordena un hacer o actuar positivo.”
La norma violada en este caso sería la que nos refiere Bueno «Cada viviente se esfuerza en regenerar más allá de sí mismo (por una suerte de «inercia ampliativa») a otros seres capaces de sobrevivirle.»
O el principio general del que habla en ¿Qué es la Bioética? Pág. 84. Donde dice “reproducción conservadora, el principio prescribe la necesidad “bioética” de la reproducción en el grupo de los individuos humanos a partir de los individuos realmente existentes.”
Esto sería de verdad “estar a favor de la vida” lo demás no.
Dice también:
“En realidad, el momento de la concepción –es decir, el que corresponde a la teoría de la animación instantánea–, cualquiera que sea el punto en el que se sitúe (¿en el punto de la fusión de los gametos en el cigoto?, ¿a las pocas horas de la penetración del espermatozito en el óvulo?, ¿en el momento de la constitución del blastocisto gastrulado como individuo viviente, a los catorce o quince días de la gestación?), es el criterio más firme (por no decir el único), desde una perspectiva materialista, para establecer la frontera inicial que separa en la práctica los medios anticonceptivos de los abortivos. Cualquier otro momento o plazo es arbitrario.”
Intentar hacer esta distinción anticoncepción/aborto, diciendo que, a lo que impide llegar a la concepción es anticoncepción (admitido por Bueno) y lo que ocurre después es aborto (no admitido por Bueno) suena en este contexto que menciona Bueno de “evolución continua” , tan artificioso como le parece a Bueno la ley de plazos del aborto (pág. 308 de su libro).
En este sentido muchas de las frases de Bueno se podrían reinterpretar de la siguiente manera:
“si destruyésemos el cigoto durante el proceso de su segmentación pregastrular, estaríamos también destruyendo los individuos que pudieran resultar de su bifurcación”, se podría decir también: “si destruyésemos los gametos que han de conformar el cigoto, estaríamos también destruyendo los individuos que pudieran resultar de su bifurcación”, también, “Que el «individuo resultante» procede, en cualquier caso, del cigoto singular y sólo de él”, se podría traducir “Que el cigoto procede, en cualquier caso, de los gametos y sólo de ellos”.
O esto, “Desde esta perspectiva puede considerarse ya como una exageración dar un corte en la línea genealógica total, mediante el cual se separe el periodo germinal (preembrionario) y todos los demás periodos sucesivos (embrionarios, fetales e infantiles).” Por esto, “Desde esta perspectiva puede considerarse ya como una exageración dar un corte entre el cigoto-diploide y el ovulo contactado por el espermatozoide, o entre esto y el ovulo y el espermatozoide antes de contactar”.
O esto, “Porque parece evidente que en el proceso teleológico global el cigoto no se segmenta «para producir blastómeros» (lo que a lo sumo constituirá un objetivo parcial), sino para proseguir la producción hasta formar una mórula y una gástrula (o dos o tres, &c.).” se podría decir, “los espermatozoides no se liberan para terminar en un preservativo, sino para fecundar un ovulo”, sino también se pone entre paréntesis la cadena teleológica.
Podemos leer en la segunda edición de la Enciclopedia McGraw-Hill de ciencia y tecnología, en la entrada Espermatogénesis: “Después de la meiosis, las espermátidas sufren la espermiogénesis, transformación de los constituyentes nucleares y citoplásmicos. El ADN del núcleo se condensa y toma la forma característica de cada especie”
El mismo Bueno menciona en El fundamentalismo democrático pág. 313: “Ahora bien, la identidad singular real de ese “conglomerado celular” no puede en ningún caso reducirse a la condición de un mero agregado aleatorio de células, cuya individuación solo pudiera pensarse en función de los individuos actualizables en fases ulteriores de su desarrollo ontogenético. Por el contrario, la identidad numérica de ese conglomerado está ya contenida en el programa genético que ha llevado a los gametos a fundirse en la célula germinal que llamamos cigoto.”
Pretender que el aborto es una aberración y que debería ser ilegal y castigarlo con multa o prisión, cuando las consecuencias del uso de anticonceptivos son las mismas que las del aborto, es decir, impedir el desarrollo del SHIC, sería igual de absurdo que decir que cuando la policía detiene en un piso a dos hombres con una bomba, merecen una severa pena, pero si los detienen momentos antes, cuando uno llevaba los detonadores al piso del segundo donde guardaba los explosivos, no merecen ninguna pena.
Llegados a este punto, puede parecer, que la única postura coherente sería la de la Iglesia Católica, que dice en su Catecismo, pág. 518: “Por eso la Iglesia, que “está a favor de la vida”, enseña que todo “acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida”, y en la pág. 519: “ es intrínsecamente mala “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación”.
Lastima que en un ejercicio insuperable de hipocresía (algo que le caracteriza a lo largo de su historia) diga en esas mismas páginas lo siguiente:
Pág. 518: “Por razones justificadas, los esposos pueden querer espaciar los nacimientos de sus hijos” y recomienda en la pág. 519, “la continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos son conformes a los criterios objetivos de la moralidad, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertar autentica.”
Es decir la Iglesia Católica recomienda el método anticonceptivo mas seguro: la continencia, no falla nunca, la continencia sexual ha impedido el nacimiento de mas niños que todos los demás métodos anticonceptivos y abortos juntos.
Un cura que cumpliese con el voto de castidad y el celibato lograría el mismo resultado que la mujer que usase durante toda su vida de otros métodos anticonceptivos (pastillas, DIU, preservativos, etc.) o que abortara cada vez que se quedase embarazada: descendencia cero.
Para Bueno es justificable matar en defensa de la familia, del grupo, de la sociedad. Los curas (con la castidad) lo creen hacer en defensa de la Iglesia, siguiendo entre otras la consigna del papa Gregorio VII que dijo “El matrimonio ata al clero al estado dándole una familia, y le aleja de la Iglesia, a la cual debe sacrificar todo”.
Las mujeres de hoy matan por los motivos antes expuestos, desconocimiento, coste monetario, etc.
¿Dónde esta la diferencia? ¿Por qué los motivos de unos son validos y los de los otros no?
El resultado final es el mismo, impedir el desarrollo de un SHIC.
La única postura coherente con la defensa de la vida, sería no tener ninguna limitación a la hora de mantener relaciones sexuales (“darse al otro totalmente” como dice en la pág. 519 el Catecismo).
“Espaciar los nacimientos” quiere decir dejar de tener hijos, dado que los gametos disponibles durante ese “espaciamiento” mueren si no se usan, y esos gametos son medio cigoto-diploides en potencia, se esta “matando” a esos niños o niñas “espaciados”.
Si ciframos en 30 años el periodo de fecundidad de la mujer, este podría ser el número de hijos que cada mujer debería tener, si se aceptara este principio..
Mientras escribía este artículo he tenido la ocasión de leer la interesante controversia mantenida entre David Alvargonzález y Gustavo Bueno en las páginas de El Catoblepas. El primero de ellos defiende que hasta el momento de la gastrulación e implantación en el útero a los trece o catorce días no se puede hablar de individuo humano como sujeto de protección bioética. Que en la fase de cigoto o de mórula, el organismo humano no es todavía un individuo en sentido pleno. Considera que la constitución del cigoto es el criterio para determinar el comienzo de la concepción humana, pero que esta no se completa hasta que no se ha fijado de un modo irreversible el número de individuos resultantes. Así por ejemplo dice José Manuel Rodríguez Pardo en su artículo Bioética materialista, clonación y aborto, publicado en El Catoblepas, número 92, octubre 2009: “Tal razonamiento supone establecer un plazo, alrededor del día quince tras el momento de la concepción, para señalar que antes de ese momento la destrucción del blastocisto no podría ser considerada como aborto, ya que tal procedimiento no se aplicaría sobre un organismo dotado de identidad numérica, sino sobre algo indeterminado. El germen constituiría antes de esos quince días de plazo un conglomerado de células, algo amorfo. Transcurrido ese plazo e implantado en el útero, el individuo tendría una diferenciación ya continua.”
Una de las primeras consecuencias de esta toma de postura es retrasar la consideración de Gustavo Bueno de homicidio esos 13 o 14 días mas.
David Alvargonzález considera a la píldora del día después como recurso anticonceptivo de urgencia, o como procedimiento que impide el embarazo, pero no abortiva. Plazo que para Gustavo Bueno estaría de lleno inmerso en la consideración de homicidio.
En el transcurso de la polémica Alvargonzález va dejando una serie de opiniones que se acercan mucho a mi planteamiento, así por ejemplo dice en su artículo El comienzo del individuo humano y el aborto provocado, publicado en El Catoblepas, número 97, marzo 2010: “Desde las posiciones que subrayan la continuidad sustancial de los procesos considerados, la individualidad orgánica ya existe, en potencia, desde la fecundación. Siguiendo este modo de razonar, se podría afirmar que la identidad genética del cigoto de dos blastómeros estaba ya, en potencia, en el espermatozoide y en el óvulo, puesto que está dada en continuidad sustancial con ellos.”
Dice también en su artículo Acerca del aborto y la teleología orgánica, publicado en El Catoblepas, número 99, mayo 2010: “En la interpretación propuesta (Alvargonzález, 2010), la continuidad longitudinal del proceso de reproducción no se pone en duda en ningún momento, como tampoco se pone en duda la teleología de la reproducción biológica (Alvargonzález, 2009: 149-159). La continuidad orgánica teleológica del proceso de reproducción está actuando desde antes de la fecundación, en la propia estructura de los gametos, que serían ininteligibles por separado. Por tanto, si puede afirmarse que el cigoto no se segmenta con el fin último de producir blastómeros, se podría argumentar que tampoco el óvulo se separa del ovario para ser destruido, sino para ser fertilizado. Sin embargo, el óvulo no es un organismo humano individual como tampoco lo es el cigoto en segmentación (en la terminología utilizada por Gustavo Bueno, no es un «organismo individual permanente»). Cabría entonces considerar que, si la continuidad impide intervenir en el proceso reproductivo antes de que se consolide el organismo individual, entonces también podría llevarse este razonamiento aun más atrás, hasta la anticoncepción.”
Dice también: “¿Está éticamente justificada la «interrupción operatoria» propia del celibato voluntario?”.
También: “El desarrollo coherente de la defensa de esa línea genealógica total parece que conduciría a la condena de los métodos anticonceptivos, con el objeto de no intervenir en ningún momento del programa teleológico general. La razón principal para suponer que el individuo humano aparece con la especialización celular es porque es entonces cuando se forma un todo con una estructura asimétrica de partes no homeoméricas somáticas, un todo irrepetible, indivisible y único, ese individuo que Bueno llama «individuo permanente».”
Las razones que da para no seguir ese camino son:
“La continuidad sustancial que existe en las transformaciones biológicas es innegable pero, al mismo tiempo, es necesario eludir el riesgo de un monismo que unifique todos los procesos en un continuo homogéneo. El materialismo de la multiplicidad discontinua se puede aplicar, también, en el campo biológico y debe tener en cuenta tanto el espacio como el tiempo.”
“Frente a esta concepción, se propone interpretar los principios de la bioética materialista considerando que el sujeto de protección bioética es el organismo pluricelular humano individual, y no la mórula compuesta de células totipotentes indiferenciadas, o unos rasgos genéticos distribuidos entre una población.”
“Del actualismo materialista se sigue que no es lo mismo la individualidad somática en potencia (en la mórula) que el individuo en acto (en el embrión implantado), como tampoco es lo mismo la identidad genética en potencia (en los gametos) que en acto (en la mórula). El actualismo implica considerar en qué momento hay o no hay una identidad genética nueva, y en qué momento hay o no hay un nuevo organismo humano con su identidad somática individual propia. Ese mismo actualismo es el que otorga diferente consideración a los gametos separados, al óvulo fecundado y al organismo humano individual implantado.”
“El primer principio de los términos de la bioética materialista considera que son términos elementales los organismos humanos individuales corpóreos, y define esa individualidad elemental por no estar constituida por unidades homeoméricas (Bueno, 2001: 104). También es un principio fundamental de la bioética el reconocimiento de que hay una multiplicidad de individuos humanos irreductibles unos a otros, y que éstos se diferencian entre sí por rasgos igualmente irreductibles (Bueno, 2001: 76 y 81).”
“El asunto, entonces, no puede reducirse a encarecer la continuidad, sino que se hace necesario decidir en qué momento se puede hablar de la constitución plena del individuo para saber cuándo nos encontramos en el ámbito de la bioética.”
“La salvaguarda de la línea genealógica total, como programa teleológico general, tiene significado biomoral o biopolítico, pero no puede considerarse una exigencia ética desde el momento en que la ética implica referirse a individuos humanos (y no, por ejemplo, a gametos con estructura homeomérica o a «individuos únicos o bifurcables»).”
Sobre “el riesgo de un monismo que unifique todos los procesos en un continuo homogéneo” quiero decir que con mi propuesta no se da un continuo homogéneo, los progenitores A y B “producen” gametos, cada uno de los cuales es medio C en potencia. Debido a que los humanos no nos podemos reproducir (de forma natural) individualmente, sino por parejas de distinto sexo. Si fuésemos flores de violeta podríamos decir: la flor A produce los gametos, cada uno de los cuales es medio B en potencia. Si fuésemos determinados tipos de platelmintos podríamos decir, el gusano plano progenitor A es en potencia B, C y D. Dado que ese gusano se divide en una serie de partes, cada una de las cuales regenera las estructuras faltantes y da origen a un nuevo individuo.
¿Que pretende Gustavo Bueno, volver a la situación anterior, cuando en España estaba prohibido el aborto?
En un artículo titulado El aborto legal, de Christopher Tietze y Sarah Lewit publicado en el nº 6 de la revista Investigación y ciencia de marzo de 1977 se podía leer: “En bastantes países en los que está prohibido el aborto pueden, sin embargo, recurrir a él quienes tengan dinero para pagarlo.” Y se acompaña de las estadísticas de los años 1970 a 1975 de españolas que acudían a Inglaterra a abortar (en 1967 se promulgo la Abortion Act), de 1970 a 1972 no llegaban a 1000 anuales, en 1973 cerca de 2000, en 1974 cerca de 3000 y en 1975 unas 4000. Los que no pueden permitírselo deben recurrir al aborto ilegal y los riesgos que de ello se derivan.
La situación del aborto en la actualidad para el área de Sudamérica venía resumida en un artículo publicado en El País el 11 de agosto de 2010.
“Cuatro de cada diez embarazos en Argentina terminan en abortos, según un informe de la organización de derechos humanos Human Rights Watch presentado ayer. Las interrupciones voluntarias del embarazo se siguen produciendo a pesar de que en Argentina solo están despenalizadas en caso de violación para las mujeres discapacitadas mentales o si la salud de la madre corre grave riesgo. Así, la mayoría de los abortos se realizan de manera ilegal y muchas veces en condiciones deplorables, una situación que se repite en la mayoría de los países de América Latina, donde las legislaciones también son muy restrictivas pero donde las cifras no son tan duras como en Argentina.
En estos países, de media, alrededor del 20% de los embarazos termina en aborto (España está en un 18%), según la directora de activismo de la división de derechos de las mujeres de la ONG, Marianne Möllmann.
La fuerte resistencia de las iglesias católica y evangélica ha influido en que solo Cuba, Puerto Rico y Guyana cuenten con normas liberales sobre el aborto. En el resto de países la situación es dramática. Chile, El Salvador, Nicaragua y Honduras prohíben cualquier tipo de aborto (incluso el que se practica para salvar a la madre). En el resto de países de la región se admite la interrupción voluntaria del embarazo solo en casos excepcionales como el de violación o grave peligro para la salud de la embarazada.
Pero ni siquiera en todos esos lugares se cumplen las leyes para esos casos. La prohibición, además, solo logra que las intervenciones -que se siguen realizando- se hagan en situación de mayor inseguridad para la mujer. Se calcula que en América Latina se producen alrededor de 4,5 millones de abortos clandestinos al año. El 21% acaba con la muerte de la mujer.”
Que diferente es la opinión de otro filósofo materialista sobre el mismo tema. En unas declaraciones realizadas a la Agencia Efe en una visita a Zaragoza en mayo de 2009 comentaba Mario Bunge: “Preguntado por el debate social en torno al aborto, afirma de forma tajante que "su prohibición es un crimen horrible" porque provoca la llegada al mundo de "millones de chicos no queridos, que andan por la calle desamparados y obligados a recurrir a la delincuencia o la mendicidad" para sobrevivir.
"Hay que evitar la procreación no planeada" porque "a los hijos hay que encargarlos, hay que tener las ganas y la posibilidad de tenerlos", defiende Bunge, quien valora que el Gobierno español vaya a poner "al día" su legislación con la de los "países más avanzados".
En su opinión, "una niña de 16 años no está en posición de criar a un niño", pero sí tiene una edad suficiente para decidir la interrupción voluntaria del embarazo.
Bunge considera que "no necesitamos multiplicar el número de seres humanos; al contrario, hay que tratar de disminuirlo porque somos demasiados y estamos arruinando la naturaleza".
Éste es uno los motivos por los que el filósofo rechaza el "disparate" de clonar personas, también en el caso de los animales, porque esta técnica generará individuos "envejecidos y propensos a las enfermedades" al ser generados a partir de cromosomas "viejos".”
De hecho Bunge es contrario incluso a las técnicas de fertilización, en una entrevista realizada el 7 de octubre de 2006 decía:
“—¿Por qué califica de infames las técnicas de fertilización?
—Me parece que ya somos demasiados en el planeta. Habría que mejorar las técnicas de control de la natalidad en lugar del fomento de la natalidad, no solamente porque somos demasiados sino porque muchas veces esos tratamientos producen "multillizos", producen tres, cuatro o cinco embriones. Es muy difícil criar un hijo. Imagínese lo que es criar dos o tres al mismo tiempo. Hay que dedicarse full time, y no todo el mundo tiene los recursos o el tiempo para eso. Salen mal educados. Me parece absurdo.”
En la revista Perfil el 6 de abril 2008, decía también:
“—Porque ya somos demasiados. El problema de la infertilidad no es tal. ¡Ojala hubiera más gente infértil! No se puede seguir manteniendo la civilización con tanta gente, estamos arruinando la naturaleza.
—Pero de ese modo se cercena la libertad de elección.
—Pero no se puede hacer otra cosa, porque al ser tantos, al consumir tanto, estamos poniendo en peligro la supervivencia misma del género humano. Estamos ensuciando el agua, la atmósfera, nos estamos acabando el petróleo, y la naturaleza tiene una cierta capacidad de recuperación, pero llega un momento que la pierde. Nosotros no somos una especie en vías de extinción, somos la especie extinguidora, las más parásita, la más depredadora, la especie que pone en peligro a todas las demás especies. Habría que alcanzar la época en que había mil o dos mil millones de habitantes en la Tierra.”
Para Bunge lo criminal no es el aborto sino su prohibición. Para llegar a esta conclusión hay que transcender la posición de que con lograr el nacimiento de un SHIC ya esta todo resuelto, como si este SHIC no tuviese necesidades, alimentos, medicinas, educación, etc. para mantenerse vivo, y como si esta responsabilidad no fuera de los padres en quienes recae el peso de todo eso si no se le da la opción del aborto. Naturalmente se debe educar en el uso de anticonceptivos, pues el argumento del despilfarro que supone el aborto frente los métodos anticonceptivos, es cierto, además de lo peligroso que puede resultar para la madre. Sin embargo si se cobraran dichos servicios recaeríamos en los mismos peligros que con la prohibición, en junio de 2010 saltaba la noticia de la venta de un producto en locutorios usado como abortivo entre población inmigrante, se trata del Cytotec, indicado para el tratamiento de úlceras a un precio de 20 euros.
No por casualidad en ese mismo mes salía a la luz un informe de la Fundación La Caixa que revela que las familias numerosas y las monoparentales son las principales afectadas por la crisis.
Tenemos que acostumbrarnos a un cierto tipo de tolerancia hacia cosas con las que estamos radicalmente en contra pero que no nos afectan directamente. Por ejemplo, los antiabortistas con la ley del aborto (que no obliga a nadie a abortar) o por ejemplo los antitaurinos con las corridas de toros (a las que nadie esta obligado a ir). Me repugnan las corridas de toros, pero nunca firmaría para que las prohibieran, me basta con no ir a verlas o cambiar de canal cuando en la TV hablan de toros o toreros. De alguna manera soy capaz de entender que la tortura y muerte del toro en la corrida produce goce al aficionado (quizás por que mi abuelo lo era y de pequeño vi muchas corridas con el por TV).
De igual forma el antiabortista debería poder entender las circunstancias que pueden llevar a una mujer a abortar aunque esto le repugne profundamente.
En la sociedad actual deberíamos acostumbrarnos a estas leyes que a algunos les solucionan problemas (divorcio, aborto, matrimonio gay, etc.) y a los que no las usamos no nos obligan a nada. Muchas veces determinadas posturas en esos temas se sustentan en la religión, y los seguidores de la misma intentan exportarla a todos los ciudadanos, incluidos los no religiosos o de otra religión.
Con la presión para lograr la prohibición de las corridas de toros se tendría la misma situación, una parte de la población impondría sus puntos de vista al resto. Soy partidario de que la fiesta de los toros muera (como me gustaría que muriesen los toros) de muerte natural, cuando la gente deje de ir a ver los toros, porque se han “civilizado”.
Esta actitud de entender al otro con el que se discrepa, construye espacios de tolerancia, que ayudan a la convivencia (o deberían ayudar). Porque no siempre es posible convencer al contrario de nuestras ideas, pero convivimos todos en el mismo territorio, en la misma Patria.
Dado que Gustavo Bueno ha tenido 5 hijos, mi pregunta seria: ¿Cuál es su relación con los 25 hijos que ha dejado de tener? (Aceptando así sus preferencias monógamas y fidelidad conyugal). ¿Es consciente de que de alguna forma ha impedido el desarrollo como SHIC a esos 25 hijos que no ha tenido?
El libro de Bueno El fundamentalismo democrático habla de la corrupción de la democracia, pero al finalizar su lectura he tenido la sensación de leer un libro que confirma la corrupción de la ultima fase del pensamiento filosófico de un autor que considero el mejor filósofo español de todos los tiempos.
INFORMACION
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a
Fermín Huerta Martín
—Vaya... ¿No es la vida humana el valor supremo?
—¡No! Esa idea proviene del individualismo. Más valiosa que la vida es la generosidad: hacer algo por otro sin esperar premios.
—Si la vida no es lo más importante, ¿es justificable matar?
—Lo es matar en defensa de la familia, en defensa del grupo, de la sociedad...
Entrevista a Gustavo Bueno. La Vanguardia, Sábado, 16 de Julio de 1999.
En su libro El fundamentalismo democrático, Gustavo Bueno dedica el cap. 14 al tema “La ley de plazos del aborto”, su postura se podría resumir en la frase:
“Destruir al individuo humano, ya sea en su fase de germen, de embrión, de feto o de infante, es tanto como destruir a ese individuo y, por tanto, como cometer homicidio. Y tan homicidio es el infanticidio como el feticidio o el embriocidio”, pág. 315.
Basándose en:
“Desde este punto de vista parece que habrá que rechazar desde el principio cualquier idea conducente a establecer cortes o soluciones de continuidad en el curso lineal de la ontogénesis de un cigoto a fin de determinar sobre estos cortes “plazos” con definiciones prácticas, es decir con representación en el reloj y en calendario, tales que permitan concluir, por ejemplo, que entre un germen y un embrión, o entre un embrión y un feto, hay “cortes” o soluciones de continuidad”, pág. 307.
Me propongo argumentar dos cosas:
Primera, que esta postura contradice lo dicho en su libro ¿Qué es la Bioética?
Segunda, que si el aborto es un homicidio también debería serlo el uso de métodos anticonceptivos.
Primera argumentación:
Dice Gustavo Bueno en ¿Qué es la Bioética?, pág. 89:
“Desde estas coordenadas, la decisión acerca de la viabilidad bioética de un aborto, no se harán depender de principios solemnes que, aunque tengan que ver con la «dignidad de la vida», o de la «persona» que va a nacer, o con la presencia o ausencia en su organismo de un alma espiritual, sean meramente declarativos, sino que se hará depender de principios que tienen que ver con el conflicto dialéctico entre las personas vivientes, con los principios de la lucha por la vida, ya se encuentren los contendientes en estado potencial o en estado actual. Conflictos dialécticos que se plantean sin menoscabo de la dignidad (cuando alguien, en defensa propia, no se detiene a matar a su agresor, no ha esperado a que el agresor haya perdido su dignidad; aun reconociéndola, la vida que la soporta será un objetivo de nuestra pistola o de nuestro puñal). En líneas generales, el aborto quedará bioéticamente justificado (en nombre de la misma vida humana) en todas aquellas situaciones en las cuales la continuidad del embrión ponga en peligro la continuidad de la vida de la madre o la del grupo social (en general: el control de la natalidad, que incluye la destrucción de los bancos de gametos que puedan existir). Nos encontramos entonces en el conflicto entre la generosidad y la firmeza, como virtudes éticas fundamentales. La generosidad ante el embrión indefenso (en función de su futuro) cederá ante la firmeza debida a la madre; si esta firmeza está comprometida por el embarazo, sea a través de la misma vida orgánica, sea a través de la vida ulterior (por ejemplo si el feto está malformado o si es fruto de una violación de la que pueda asegurarse que dará lugar a la presencia en el hijo de rasgos fenotípicos indeseables del padre). Cuando una madre ve comprometida su vida por el hijo que depende de ella, lo abortará «bioéticamente» no porque sea parte de su cuerpo, ni porque no tenga aún la dignidad de persona, sino simplemente porque es su enemigo en la lucha por la vida (otra cosa es que lo sea realmente). Mutatis mutandis daremos análogos juicios en lo que concierne al control de la natalidad. Si una proliferación excesiva de embriones pusiera en peligro no ya la vida de las madres, sino la vida del grupo social, este tendría que defenderse de sus futuros competidores en nombre de su propia vida.
En cualquier caso, desde los principios del materialismo bioético, cabe derivar un juicio condenatorio contra la práctica incondicional del aborto de embriones o de fetos bien formados, fundada en la simple premisa de “no haber sido deseado el embarazo”. Quien sostiene haber partido de esta premisa, debiera también haber conocido los procedimientos de control de la natalidad de los cuales nuestro presente dispone; y el no haberlos utilizado implicará en principio una gran negligencia, de efectos potenciales o actuales muy graves (riesgo de la vida, despilfarro de quirófanos, atenciones hospitalarias, &c.) que habría que imputar a la madre que propició el aborto y que, en consecuencia, debería compensar con una pena proporcionada (fuerte multa, prisión, &c.) al ordenamiento jurídico.”
Es evidente que existe contradicción entre ambos textos, a no ser que se diga que puede haber excepciones en la regla citada de la pág. 315, por las cuales destruir al embrión no fuese homicidio.
Se podría aceptar que en caso de peligro para la vida de la madre (o del grupo) está justificado el aborto. Pero ¿que peligro supone para la vida de la madre que el feto tenga alguna malformación o que peligro supone para la vida de la madre un niño sano fruto de una violación? “Feto malformado” es una expresión muy general, ¿a que se refiere? Los grados de malformación pueden ir desde un feto que no sobrevivirá ni siquiera al embarazo hasta un niño con labio leporino, leo en Wikipedia:
“En algunos países, el labio leporino o el paladar hendido son considerados motivos (generalmente tolerado u oficialmente sancionado) para realizar el aborto más allá del límite de edad fetal legal, aunque el feto no esté en peligro de muerte.”
Otro tanto puede decirse del síndrome de Down, o de una persona que tenga dos dedos gordos en su mano derecha mirándose mutuamente.
¿En todos esos se puede abortar bioéticamente?
¿No habría que aplicar aquí la doctrina de Bueno expuesta en El sentido de la vida pág. 234? Dice allí:
“Cuando el individuo no se encuentre en situación des-personalizada, el problema de la eutanasia puede plantearse formalmente en términos éticos. Por ejemplo, y desde nuestros supuestos, el deseo de morir, reiteradamente expresado por una persona que sufre depresión, o alguna enfermedad o lesión grave, no constituirá motivo ético suficiente para administrarle la eutanasia, pues nuestra generosidad tendría que dirigirse a restaurar su firmeza «según el dictamen de la razón».”
¿Por qué a un feto malformado se le debe matar y a un adulto con lesión grave que lo pide, no?
El caso de la justificación del aborto por violación es especialmente grave, dice Bueno: “o si es fruto de una violación de la que pueda asegurarse que dará lugar a la presencia en el hijo de rasgos fenotípicos indeseables del padre”.
Pero esta explicación ya no parece un caso de lucha por la vida (y según que casos de malformaciones de feto, tampoco lo serian), porque el embrión fruto de una violación no tiene porque estar malformado. La violación seria un caso extremo de “embarazo no deseado”, no todas las violaciones con resultado de embarazo tienen porque ser consideradas por la victima como no deseado, puede darse el caso de mujeres sin pareja que deseen tener un hijo, o de mujeres con pareja con problemas de fertilidad, también es posible que una violación a una persona muy creyente que considere que Dios insufla el alma también a los embriones fruto de violación y que por tanto ese aborto es también pecado mortal.
En cualquier caso la violación no puede ser considerado un caso de lucha por la vida, porque la vida de la madre no esta en peligro, las consecuencias de tener un hijo fruto de una violación serán en todo caso psicológicas. Pero lo mismo se puede decir de un “embarazo no deseado” fruto de una relación sexual consentida, el nacimiento del niño puede truncar unos estudios, acabar con un ascenso laboral, cuando no con el mismo trabajo, etc. Con las consecuencias psicológicas que se derivan de todo ello.
¿No habría que reforzar la firmeza de la madre para que acepte a su hijo o si no puede, lo de en adopción?
Si una simple apariencia física puede justificar un aborto, porque no va a haber otras causas posibles, indagando en Internet sobre las causas de los abortos, leo lo siguiente:
“Intentando dilucidar las posibles causas de tal aumento podemos nombrar una deficiente información sobre métodos anticonceptivos entre los más jóvenes, la imposibilidad de afrontar el costo que supone tener un hijo, conocer que el bebé viene con alguna enfermedad congénita como Síndrome de Down, la imposibilidad de conciliar la vida laboral con un hijo a cuestas…”
Es curioso porque una de las causas: “imposibilidad de conciliar la vida laboral con un hijo a cuestas” se parece a una que cita Bueno en El fundamentalismo democrático pág.281: “Los mecanismos de control de la población no obedecerían necesariamente a ninguna planificación de largo alcance, sino a la misma evidencia práctica perentoria de unos individuos que, con una capacidad de anticipación mayor que la de sus predecesores, eran conscientes de la imposibilidad de conservar a toda costa a todas las crías lactantes que iban acumulándose y que impedían o estorbaban notablemente su vida nómada.”
En eso parece que las cosas no han cambiado.
Segunda argumentación.
En el libro citado y también en su articulo La cuestión del aborto desde la perspectiva de la teleología orgánica, publicado en El Catoblepas, número 98, abril 2010, Bueno parte del supuesto de que es la formación del cigoto-diploide aquello que establece la frontera que separa los medios anticonceptivos de los abortivos, es decir, según Bueno, lo que diferencia el control de la natalidad del homicidio. Este supuesto se basa en una separación temporal corta de los mismos elementos, es decir, si conseguimos eliminar a un ovulo con el que ha contactado el espermatozoide antes de que las membranas de los pronúcleos se rompan y los cromosomas se entremezclen, estaremos hablando de un legitimo control de la natalidad, si lo eliminamos después de mezclarse los cromosomas, estaremos hablando de un homicidio. Y es que parece que todo el hincapié que hace Bueno en negar cortes en el curso lineal de la ontogénesis de un cigoto, se desvanece al querer traspasar ese punto, dice Bueno en su artículo:
“no hay animación, sino evolución continua, y en ella ya parece artificioso señalar plazos o cortes en ese proceso continuo, sobre todo si las fases de la criatura humana orgánica (del «ovoide» humano) se suceden en la inmanencia interna del proceso, al menos una vez que el germen está ya constituido.”
Pero claro, el germen no surge de la nada, y las fases previas a su constitución son tan necesarias como las siguientes para el desarrollo del individuo humano.
Una autentica coherencia bioética con los sujetos humanos individuales corpóreos (SHIC) nos debería llevar a proteger el ovulo concreto que será fecundado por el espermatozoide concreto que dará lugar a ese SHIC, factores como el crossing over garantizan la diferenciación cromosómica de cada gameto individual.
Determinadas partes de cada gameto serian medio cigoto-diploide en potencia.
Los gametos son células de un individuo cuya “finalidad” es emparejarse con otros gametos para conformar un tercer individuo. Aunque los gametos de los sujetos A y B son producidos por esos sujetos, esas células ya no tienen una función interna al individuo, de hecho los sujetos que no se pueden reproducir pueden llevar una vida normal en todos los demás aspectos de sus vidas. Diríamos, esas células haploides, fabricadas por los individuos A y B son ya individuos C potenciales (la mitad en A y la mitad en B), cuando esas células mueren o no alcanzan su objetivo, la potencia no se actualiza, cuando lo consiguen, si.
Su unión, es solo una parte del proceso total que se inicia cuando se forman los gametos individuales llamados a formar el cigoto-diploide y que termina con la muerte del SHIC.
Esta sería la perspectiva correcta, el enfoque apropiado, para tratar el tema y no los enfoques parciales que arrancan con el cigoto-diploide, o con su implantación en el útero, o con la formación del sistema nervioso central, etc.
Es decir, los primeros elementos del nuevo SHIC son los gametos concretos que formaran el cigoto-diploide concreto que tras implantarse en el útero dará lugar a un SHIC.
El “productor” de los gametos es ya un SHIC que ya esta protegido por la bioética.
Pretender que no usar los gametos (celibato) o impedirles su unión (métodos anticonceptivos) no conlleva ninguna responsabilidad y que destruir el cigoto-diploide es un asesinato, es sencillamente no ver la totalidad del proceso de constitución del SHIC.
Al celibato voluntario se le podría acusar de delito de omisión, leo en una enciclopedia jurídica de Internet:
“Así como la acción es un obrar positivo, un hacer, la omisión, en cambio, consiste en un no hacer, en un no actuar, en un abstenerse. El resultado del delito de omisión suele consistir en el mantenimiento de un estado de cosas, siendo la norma violada una norma preceptiva que ordena un hacer o actuar positivo.”
La norma violada en este caso sería la que nos refiere Bueno «Cada viviente se esfuerza en regenerar más allá de sí mismo (por una suerte de «inercia ampliativa») a otros seres capaces de sobrevivirle.»
O el principio general del que habla en ¿Qué es la Bioética? Pág. 84. Donde dice “reproducción conservadora, el principio prescribe la necesidad “bioética” de la reproducción en el grupo de los individuos humanos a partir de los individuos realmente existentes.”
Esto sería de verdad “estar a favor de la vida” lo demás no.
Dice también:
“En realidad, el momento de la concepción –es decir, el que corresponde a la teoría de la animación instantánea–, cualquiera que sea el punto en el que se sitúe (¿en el punto de la fusión de los gametos en el cigoto?, ¿a las pocas horas de la penetración del espermatozito en el óvulo?, ¿en el momento de la constitución del blastocisto gastrulado como individuo viviente, a los catorce o quince días de la gestación?), es el criterio más firme (por no decir el único), desde una perspectiva materialista, para establecer la frontera inicial que separa en la práctica los medios anticonceptivos de los abortivos. Cualquier otro momento o plazo es arbitrario.”
Intentar hacer esta distinción anticoncepción/aborto, diciendo que, a lo que impide llegar a la concepción es anticoncepción (admitido por Bueno) y lo que ocurre después es aborto (no admitido por Bueno) suena en este contexto que menciona Bueno de “evolución continua” , tan artificioso como le parece a Bueno la ley de plazos del aborto (pág. 308 de su libro).
En este sentido muchas de las frases de Bueno se podrían reinterpretar de la siguiente manera:
“si destruyésemos el cigoto durante el proceso de su segmentación pregastrular, estaríamos también destruyendo los individuos que pudieran resultar de su bifurcación”, se podría decir también: “si destruyésemos los gametos que han de conformar el cigoto, estaríamos también destruyendo los individuos que pudieran resultar de su bifurcación”, también, “Que el «individuo resultante» procede, en cualquier caso, del cigoto singular y sólo de él”, se podría traducir “Que el cigoto procede, en cualquier caso, de los gametos y sólo de ellos”.
O esto, “Desde esta perspectiva puede considerarse ya como una exageración dar un corte en la línea genealógica total, mediante el cual se separe el periodo germinal (preembrionario) y todos los demás periodos sucesivos (embrionarios, fetales e infantiles).” Por esto, “Desde esta perspectiva puede considerarse ya como una exageración dar un corte entre el cigoto-diploide y el ovulo contactado por el espermatozoide, o entre esto y el ovulo y el espermatozoide antes de contactar”.
O esto, “Porque parece evidente que en el proceso teleológico global el cigoto no se segmenta «para producir blastómeros» (lo que a lo sumo constituirá un objetivo parcial), sino para proseguir la producción hasta formar una mórula y una gástrula (o dos o tres, &c.).” se podría decir, “los espermatozoides no se liberan para terminar en un preservativo, sino para fecundar un ovulo”, sino también se pone entre paréntesis la cadena teleológica.
Podemos leer en la segunda edición de la Enciclopedia McGraw-Hill de ciencia y tecnología, en la entrada Espermatogénesis: “Después de la meiosis, las espermátidas sufren la espermiogénesis, transformación de los constituyentes nucleares y citoplásmicos. El ADN del núcleo se condensa y toma la forma característica de cada especie”
El mismo Bueno menciona en El fundamentalismo democrático pág. 313: “Ahora bien, la identidad singular real de ese “conglomerado celular” no puede en ningún caso reducirse a la condición de un mero agregado aleatorio de células, cuya individuación solo pudiera pensarse en función de los individuos actualizables en fases ulteriores de su desarrollo ontogenético. Por el contrario, la identidad numérica de ese conglomerado está ya contenida en el programa genético que ha llevado a los gametos a fundirse en la célula germinal que llamamos cigoto.”
Pretender que el aborto es una aberración y que debería ser ilegal y castigarlo con multa o prisión, cuando las consecuencias del uso de anticonceptivos son las mismas que las del aborto, es decir, impedir el desarrollo del SHIC, sería igual de absurdo que decir que cuando la policía detiene en un piso a dos hombres con una bomba, merecen una severa pena, pero si los detienen momentos antes, cuando uno llevaba los detonadores al piso del segundo donde guardaba los explosivos, no merecen ninguna pena.
Llegados a este punto, puede parecer, que la única postura coherente sería la de la Iglesia Católica, que dice en su Catecismo, pág. 518: “Por eso la Iglesia, que “está a favor de la vida”, enseña que todo “acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida”, y en la pág. 519: “ es intrínsecamente mala “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación”.
Lastima que en un ejercicio insuperable de hipocresía (algo que le caracteriza a lo largo de su historia) diga en esas mismas páginas lo siguiente:
Pág. 518: “Por razones justificadas, los esposos pueden querer espaciar los nacimientos de sus hijos” y recomienda en la pág. 519, “la continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos son conformes a los criterios objetivos de la moralidad, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertar autentica.”
Es decir la Iglesia Católica recomienda el método anticonceptivo mas seguro: la continencia, no falla nunca, la continencia sexual ha impedido el nacimiento de mas niños que todos los demás métodos anticonceptivos y abortos juntos.
Un cura que cumpliese con el voto de castidad y el celibato lograría el mismo resultado que la mujer que usase durante toda su vida de otros métodos anticonceptivos (pastillas, DIU, preservativos, etc.) o que abortara cada vez que se quedase embarazada: descendencia cero.
Para Bueno es justificable matar en defensa de la familia, del grupo, de la sociedad. Los curas (con la castidad) lo creen hacer en defensa de la Iglesia, siguiendo entre otras la consigna del papa Gregorio VII que dijo “El matrimonio ata al clero al estado dándole una familia, y le aleja de la Iglesia, a la cual debe sacrificar todo”.
Las mujeres de hoy matan por los motivos antes expuestos, desconocimiento, coste monetario, etc.
¿Dónde esta la diferencia? ¿Por qué los motivos de unos son validos y los de los otros no?
El resultado final es el mismo, impedir el desarrollo de un SHIC.
La única postura coherente con la defensa de la vida, sería no tener ninguna limitación a la hora de mantener relaciones sexuales (“darse al otro totalmente” como dice en la pág. 519 el Catecismo).
“Espaciar los nacimientos” quiere decir dejar de tener hijos, dado que los gametos disponibles durante ese “espaciamiento” mueren si no se usan, y esos gametos son medio cigoto-diploides en potencia, se esta “matando” a esos niños o niñas “espaciados”.
Si ciframos en 30 años el periodo de fecundidad de la mujer, este podría ser el número de hijos que cada mujer debería tener, si se aceptara este principio..
Mientras escribía este artículo he tenido la ocasión de leer la interesante controversia mantenida entre David Alvargonzález y Gustavo Bueno en las páginas de El Catoblepas. El primero de ellos defiende que hasta el momento de la gastrulación e implantación en el útero a los trece o catorce días no se puede hablar de individuo humano como sujeto de protección bioética. Que en la fase de cigoto o de mórula, el organismo humano no es todavía un individuo en sentido pleno. Considera que la constitución del cigoto es el criterio para determinar el comienzo de la concepción humana, pero que esta no se completa hasta que no se ha fijado de un modo irreversible el número de individuos resultantes. Así por ejemplo dice José Manuel Rodríguez Pardo en su artículo Bioética materialista, clonación y aborto, publicado en El Catoblepas, número 92, octubre 2009: “Tal razonamiento supone establecer un plazo, alrededor del día quince tras el momento de la concepción, para señalar que antes de ese momento la destrucción del blastocisto no podría ser considerada como aborto, ya que tal procedimiento no se aplicaría sobre un organismo dotado de identidad numérica, sino sobre algo indeterminado. El germen constituiría antes de esos quince días de plazo un conglomerado de células, algo amorfo. Transcurrido ese plazo e implantado en el útero, el individuo tendría una diferenciación ya continua.”
Una de las primeras consecuencias de esta toma de postura es retrasar la consideración de Gustavo Bueno de homicidio esos 13 o 14 días mas.
David Alvargonzález considera a la píldora del día después como recurso anticonceptivo de urgencia, o como procedimiento que impide el embarazo, pero no abortiva. Plazo que para Gustavo Bueno estaría de lleno inmerso en la consideración de homicidio.
En el transcurso de la polémica Alvargonzález va dejando una serie de opiniones que se acercan mucho a mi planteamiento, así por ejemplo dice en su artículo El comienzo del individuo humano y el aborto provocado, publicado en El Catoblepas, número 97, marzo 2010: “Desde las posiciones que subrayan la continuidad sustancial de los procesos considerados, la individualidad orgánica ya existe, en potencia, desde la fecundación. Siguiendo este modo de razonar, se podría afirmar que la identidad genética del cigoto de dos blastómeros estaba ya, en potencia, en el espermatozoide y en el óvulo, puesto que está dada en continuidad sustancial con ellos.”
Dice también en su artículo Acerca del aborto y la teleología orgánica, publicado en El Catoblepas, número 99, mayo 2010: “En la interpretación propuesta (Alvargonzález, 2010), la continuidad longitudinal del proceso de reproducción no se pone en duda en ningún momento, como tampoco se pone en duda la teleología de la reproducción biológica (Alvargonzález, 2009: 149-159). La continuidad orgánica teleológica del proceso de reproducción está actuando desde antes de la fecundación, en la propia estructura de los gametos, que serían ininteligibles por separado. Por tanto, si puede afirmarse que el cigoto no se segmenta con el fin último de producir blastómeros, se podría argumentar que tampoco el óvulo se separa del ovario para ser destruido, sino para ser fertilizado. Sin embargo, el óvulo no es un organismo humano individual como tampoco lo es el cigoto en segmentación (en la terminología utilizada por Gustavo Bueno, no es un «organismo individual permanente»). Cabría entonces considerar que, si la continuidad impide intervenir en el proceso reproductivo antes de que se consolide el organismo individual, entonces también podría llevarse este razonamiento aun más atrás, hasta la anticoncepción.”
Dice también: “¿Está éticamente justificada la «interrupción operatoria» propia del celibato voluntario?”.
También: “El desarrollo coherente de la defensa de esa línea genealógica total parece que conduciría a la condena de los métodos anticonceptivos, con el objeto de no intervenir en ningún momento del programa teleológico general. La razón principal para suponer que el individuo humano aparece con la especialización celular es porque es entonces cuando se forma un todo con una estructura asimétrica de partes no homeoméricas somáticas, un todo irrepetible, indivisible y único, ese individuo que Bueno llama «individuo permanente».”
Las razones que da para no seguir ese camino son:
“La continuidad sustancial que existe en las transformaciones biológicas es innegable pero, al mismo tiempo, es necesario eludir el riesgo de un monismo que unifique todos los procesos en un continuo homogéneo. El materialismo de la multiplicidad discontinua se puede aplicar, también, en el campo biológico y debe tener en cuenta tanto el espacio como el tiempo.”
“Frente a esta concepción, se propone interpretar los principios de la bioética materialista considerando que el sujeto de protección bioética es el organismo pluricelular humano individual, y no la mórula compuesta de células totipotentes indiferenciadas, o unos rasgos genéticos distribuidos entre una población.”
“Del actualismo materialista se sigue que no es lo mismo la individualidad somática en potencia (en la mórula) que el individuo en acto (en el embrión implantado), como tampoco es lo mismo la identidad genética en potencia (en los gametos) que en acto (en la mórula). El actualismo implica considerar en qué momento hay o no hay una identidad genética nueva, y en qué momento hay o no hay un nuevo organismo humano con su identidad somática individual propia. Ese mismo actualismo es el que otorga diferente consideración a los gametos separados, al óvulo fecundado y al organismo humano individual implantado.”
“El primer principio de los términos de la bioética materialista considera que son términos elementales los organismos humanos individuales corpóreos, y define esa individualidad elemental por no estar constituida por unidades homeoméricas (Bueno, 2001: 104). También es un principio fundamental de la bioética el reconocimiento de que hay una multiplicidad de individuos humanos irreductibles unos a otros, y que éstos se diferencian entre sí por rasgos igualmente irreductibles (Bueno, 2001: 76 y 81).”
“El asunto, entonces, no puede reducirse a encarecer la continuidad, sino que se hace necesario decidir en qué momento se puede hablar de la constitución plena del individuo para saber cuándo nos encontramos en el ámbito de la bioética.”
“La salvaguarda de la línea genealógica total, como programa teleológico general, tiene significado biomoral o biopolítico, pero no puede considerarse una exigencia ética desde el momento en que la ética implica referirse a individuos humanos (y no, por ejemplo, a gametos con estructura homeomérica o a «individuos únicos o bifurcables»).”
Sobre “el riesgo de un monismo que unifique todos los procesos en un continuo homogéneo” quiero decir que con mi propuesta no se da un continuo homogéneo, los progenitores A y B “producen” gametos, cada uno de los cuales es medio C en potencia. Debido a que los humanos no nos podemos reproducir (de forma natural) individualmente, sino por parejas de distinto sexo. Si fuésemos flores de violeta podríamos decir: la flor A produce los gametos, cada uno de los cuales es medio B en potencia. Si fuésemos determinados tipos de platelmintos podríamos decir, el gusano plano progenitor A es en potencia B, C y D. Dado que ese gusano se divide en una serie de partes, cada una de las cuales regenera las estructuras faltantes y da origen a un nuevo individuo.
¿Que pretende Gustavo Bueno, volver a la situación anterior, cuando en España estaba prohibido el aborto?
En un artículo titulado El aborto legal, de Christopher Tietze y Sarah Lewit publicado en el nº 6 de la revista Investigación y ciencia de marzo de 1977 se podía leer: “En bastantes países en los que está prohibido el aborto pueden, sin embargo, recurrir a él quienes tengan dinero para pagarlo.” Y se acompaña de las estadísticas de los años 1970 a 1975 de españolas que acudían a Inglaterra a abortar (en 1967 se promulgo la Abortion Act), de 1970 a 1972 no llegaban a 1000 anuales, en 1973 cerca de 2000, en 1974 cerca de 3000 y en 1975 unas 4000. Los que no pueden permitírselo deben recurrir al aborto ilegal y los riesgos que de ello se derivan.
La situación del aborto en la actualidad para el área de Sudamérica venía resumida en un artículo publicado en El País el 11 de agosto de 2010.
“Cuatro de cada diez embarazos en Argentina terminan en abortos, según un informe de la organización de derechos humanos Human Rights Watch presentado ayer. Las interrupciones voluntarias del embarazo se siguen produciendo a pesar de que en Argentina solo están despenalizadas en caso de violación para las mujeres discapacitadas mentales o si la salud de la madre corre grave riesgo. Así, la mayoría de los abortos se realizan de manera ilegal y muchas veces en condiciones deplorables, una situación que se repite en la mayoría de los países de América Latina, donde las legislaciones también son muy restrictivas pero donde las cifras no son tan duras como en Argentina.
En estos países, de media, alrededor del 20% de los embarazos termina en aborto (España está en un 18%), según la directora de activismo de la división de derechos de las mujeres de la ONG, Marianne Möllmann.
La fuerte resistencia de las iglesias católica y evangélica ha influido en que solo Cuba, Puerto Rico y Guyana cuenten con normas liberales sobre el aborto. En el resto de países la situación es dramática. Chile, El Salvador, Nicaragua y Honduras prohíben cualquier tipo de aborto (incluso el que se practica para salvar a la madre). En el resto de países de la región se admite la interrupción voluntaria del embarazo solo en casos excepcionales como el de violación o grave peligro para la salud de la embarazada.
Pero ni siquiera en todos esos lugares se cumplen las leyes para esos casos. La prohibición, además, solo logra que las intervenciones -que se siguen realizando- se hagan en situación de mayor inseguridad para la mujer. Se calcula que en América Latina se producen alrededor de 4,5 millones de abortos clandestinos al año. El 21% acaba con la muerte de la mujer.”
Que diferente es la opinión de otro filósofo materialista sobre el mismo tema. En unas declaraciones realizadas a la Agencia Efe en una visita a Zaragoza en mayo de 2009 comentaba Mario Bunge: “Preguntado por el debate social en torno al aborto, afirma de forma tajante que "su prohibición es un crimen horrible" porque provoca la llegada al mundo de "millones de chicos no queridos, que andan por la calle desamparados y obligados a recurrir a la delincuencia o la mendicidad" para sobrevivir.
"Hay que evitar la procreación no planeada" porque "a los hijos hay que encargarlos, hay que tener las ganas y la posibilidad de tenerlos", defiende Bunge, quien valora que el Gobierno español vaya a poner "al día" su legislación con la de los "países más avanzados".
En su opinión, "una niña de 16 años no está en posición de criar a un niño", pero sí tiene una edad suficiente para decidir la interrupción voluntaria del embarazo.
Bunge considera que "no necesitamos multiplicar el número de seres humanos; al contrario, hay que tratar de disminuirlo porque somos demasiados y estamos arruinando la naturaleza".
Éste es uno los motivos por los que el filósofo rechaza el "disparate" de clonar personas, también en el caso de los animales, porque esta técnica generará individuos "envejecidos y propensos a las enfermedades" al ser generados a partir de cromosomas "viejos".”
De hecho Bunge es contrario incluso a las técnicas de fertilización, en una entrevista realizada el 7 de octubre de 2006 decía:
“—¿Por qué califica de infames las técnicas de fertilización?
—Me parece que ya somos demasiados en el planeta. Habría que mejorar las técnicas de control de la natalidad en lugar del fomento de la natalidad, no solamente porque somos demasiados sino porque muchas veces esos tratamientos producen "multillizos", producen tres, cuatro o cinco embriones. Es muy difícil criar un hijo. Imagínese lo que es criar dos o tres al mismo tiempo. Hay que dedicarse full time, y no todo el mundo tiene los recursos o el tiempo para eso. Salen mal educados. Me parece absurdo.”
En la revista Perfil el 6 de abril 2008, decía también:
“—Porque ya somos demasiados. El problema de la infertilidad no es tal. ¡Ojala hubiera más gente infértil! No se puede seguir manteniendo la civilización con tanta gente, estamos arruinando la naturaleza.
—Pero de ese modo se cercena la libertad de elección.
—Pero no se puede hacer otra cosa, porque al ser tantos, al consumir tanto, estamos poniendo en peligro la supervivencia misma del género humano. Estamos ensuciando el agua, la atmósfera, nos estamos acabando el petróleo, y la naturaleza tiene una cierta capacidad de recuperación, pero llega un momento que la pierde. Nosotros no somos una especie en vías de extinción, somos la especie extinguidora, las más parásita, la más depredadora, la especie que pone en peligro a todas las demás especies. Habría que alcanzar la época en que había mil o dos mil millones de habitantes en la Tierra.”
Para Bunge lo criminal no es el aborto sino su prohibición. Para llegar a esta conclusión hay que transcender la posición de que con lograr el nacimiento de un SHIC ya esta todo resuelto, como si este SHIC no tuviese necesidades, alimentos, medicinas, educación, etc. para mantenerse vivo, y como si esta responsabilidad no fuera de los padres en quienes recae el peso de todo eso si no se le da la opción del aborto. Naturalmente se debe educar en el uso de anticonceptivos, pues el argumento del despilfarro que supone el aborto frente los métodos anticonceptivos, es cierto, además de lo peligroso que puede resultar para la madre. Sin embargo si se cobraran dichos servicios recaeríamos en los mismos peligros que con la prohibición, en junio de 2010 saltaba la noticia de la venta de un producto en locutorios usado como abortivo entre población inmigrante, se trata del Cytotec, indicado para el tratamiento de úlceras a un precio de 20 euros.
No por casualidad en ese mismo mes salía a la luz un informe de la Fundación La Caixa que revela que las familias numerosas y las monoparentales son las principales afectadas por la crisis.
Tenemos que acostumbrarnos a un cierto tipo de tolerancia hacia cosas con las que estamos radicalmente en contra pero que no nos afectan directamente. Por ejemplo, los antiabortistas con la ley del aborto (que no obliga a nadie a abortar) o por ejemplo los antitaurinos con las corridas de toros (a las que nadie esta obligado a ir). Me repugnan las corridas de toros, pero nunca firmaría para que las prohibieran, me basta con no ir a verlas o cambiar de canal cuando en la TV hablan de toros o toreros. De alguna manera soy capaz de entender que la tortura y muerte del toro en la corrida produce goce al aficionado (quizás por que mi abuelo lo era y de pequeño vi muchas corridas con el por TV).
De igual forma el antiabortista debería poder entender las circunstancias que pueden llevar a una mujer a abortar aunque esto le repugne profundamente.
En la sociedad actual deberíamos acostumbrarnos a estas leyes que a algunos les solucionan problemas (divorcio, aborto, matrimonio gay, etc.) y a los que no las usamos no nos obligan a nada. Muchas veces determinadas posturas en esos temas se sustentan en la religión, y los seguidores de la misma intentan exportarla a todos los ciudadanos, incluidos los no religiosos o de otra religión.
Con la presión para lograr la prohibición de las corridas de toros se tendría la misma situación, una parte de la población impondría sus puntos de vista al resto. Soy partidario de que la fiesta de los toros muera (como me gustaría que muriesen los toros) de muerte natural, cuando la gente deje de ir a ver los toros, porque se han “civilizado”.
Esta actitud de entender al otro con el que se discrepa, construye espacios de tolerancia, que ayudan a la convivencia (o deberían ayudar). Porque no siempre es posible convencer al contrario de nuestras ideas, pero convivimos todos en el mismo territorio, en la misma Patria.
Dado que Gustavo Bueno ha tenido 5 hijos, mi pregunta seria: ¿Cuál es su relación con los 25 hijos que ha dejado de tener? (Aceptando así sus preferencias monógamas y fidelidad conyugal). ¿Es consciente de que de alguna forma ha impedido el desarrollo como SHIC a esos 25 hijos que no ha tenido?
El libro de Bueno El fundamentalismo democrático habla de la corrupción de la democracia, pero al finalizar su lectura he tenido la sensación de leer un libro que confirma la corrupción de la ultima fase del pensamiento filosófico de un autor que considero el mejor filósofo español de todos los tiempos.
INFORMACION
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a
lunes, 30 de agosto de 2010
CLERO ANTICLERICAL
CLERO ANTICLERICAL
Fermín Huerta Martín
“El poder espiritual se encuentra por encima del temporal. El papa es el representante de Dios en la tierra y el que debe gobernar el mundo; a él sólo pertenecen la infalibilidad y la universalidad, y sólo puede ser juzgado por Dios. Los cristianos se encuentran sometidos a sus órdenes y deben degollar a sus príncipes, padres e hijos, si él lo manda. No existe ni el bien ni el mal sino en las cosas que el papa ha condenado o aprobado.”
Máxima del papa San Gregorio VII (1020-1085), pág. 262.
“Dios me dé el bien en este mundo, que en el otro poco me importa. El Evangelio enseña más mentiras que verdades: el parto de la Virgen es absurdo y la Encarnación ridícula. Es incalculable el dinero que la fábula de Cristo ha valido a los clérigos. Las religiones se han creado por ambiciosos para engañar a los hombres. Es necesario vender en la Iglesia todo lo que los tontos quieren comprarla.”
Máxima del papa Bonifacio VIII (1235-1303), pág. 316.
Estas dos citas se pueden encontrar en el libro La santidad del pontificado, cuyo subtitulo dice: Crónica general de los romanos pontífices, sus crímenes, vicios, apostasías y virtudes. Libro escrito en 1871 por Enrique Rodríguez Solís (1844-1923), escritor, periodista, historiador y político español.
El libro no está escrito desde una posición atea o agnóstica, sino desde una posición de creyente.
En la pág. 9 hace una declaración de intenciones de lo que se propone probar:
Que la Iglesia de Roma no tiene supremacía sobre las demás iglesias.
Que las donaciones son falsas.
Que la independencia del papado es mentira.
Que la infalibilidad papal es un absurdo.
Pero este libro de más de 400 páginas trata también otros temas, algunos de total actualidad, como es el de los abusos sexuales a menores por parte del clero. Parece que el tema viene de antiguo, cuenta el autor en la pág. 103 que el papa Virgilio, consagrado en el año 537, “mató a bastonazos a un niño que no quiso acceder a sus infames caricias.” Dice en la pág. 349, del papa Sixto IV (elegido en 1471): “Desfloró siendo cardenal a sus hermanas y a dos niños incestuosos que tuvo de la mayor”. Dice de Pio IV (elegido en 1559), pág. 363: “Abusó de hermosas mujeres y lindos niños que atrajo con grandes regalos, que luego les obligaba a restituir con el tormento”. En la pág. 370 comenta: “Estos clérigos habitan con sus cortesanas y roban niños y doncellas en mitad del día para satisfacer sus infames caprichos.”
Sin embargo las relaciones de los curas con los niños pasan también por estos otros asuntos. Dice en la pág. 211 que el papa Juan X (entronizado en 914): “Consagró arzobispo de Reims a Hugo, niño de cinco años”. En la pág. 348 nos cuenta que el papa Pablo II (elegido en 1464):”Prohibió llevar a los niños a la escuela, diciendo que sólo el clérigo debía saber y que la religión debía matar la ciencia”. Llegando a estos extremos; cuenta de Gregorio I (consagrado en el año 590), pág. 117: “Publicó un decreto obligando a los sacerdotes a separarse de sus mujeres, el cual produjo tal número de infanticidios que, según un historiador, al pescar en unos algibes construidos por el papa para conservar peces, sacaron de ellos seis mil cabezas de niños, por lo que retiró el decreto y se impuso una severa penitencia”.
Finalizo este apartado con otra monstruosidad, en este caso del papa Inocencio VIII, dice en la pág. 350: “Inocencio falleció el 24 de julio de 1491, y según Intessura quiso reanimar su vida con un horrible brebaje compuesto con la sangre de tres niños degollados al efecto.”
La afición del clero por la pederastia es solo un aspecto de la afición del clero por el sexo en general, incluido el incesto y la homosexualidad. La obra contiene tantos ejemplos, que me limito a copiaros los más sorprendentes:
Pág. 211, “Fatigada de su marido se entregó a Juan X (entronizado en 914, hijo de un sacerdote y de una monja), de quién tuvo celos por las relaciones que éste sostenía con su madre y su hermana”.
Pág.198, “Las crónicas de la abadía de Fulda cuentan que murió a martillazos, por los parientes de una dama romana, (el papa Juan VIII, muerto en 882) cuyo marido era el amante del papa”.
Pág. 213, “El 20 de marzo de 931 fue consagrado a los dieciocho años Juan, hijo del papa Sergio, gracias a las caricias y regalos de su madre Marozia, que joven y aún hermosa, se entregó a incestuosos amores con su hijo en los jardines de Letrán.”
Pág. 220, “Este papa (León VIII, muerto el 14 de mayo del año 964) murió de una herida o puñalada que le dieron por haberle hallado de noche divertido con una casada: los sacerdotes corrieron la voz de que se había batido con el diablo”.
Pág. 363, Pio V, “El 1 de octubre de 1567 excomulgó al célebre teólogo Miguel Baiaus; arrojó a los judíos de sus Estados, menos de Roma y Ancona, y fue tal su rigor, que al saber que algunas calvinistas se habían hecho prostitutas para salvarse, ordenó que en el término de un mes se casaran todas o salieran de Roma: los cardenales le dijeron que las 45000 que había eran necesarias al clero, son pena de caer en la sodomía y que, además, perdería con su marcha la renta más productiva de la iglesia.”
Y es que efectivamente, el tema del dinero no es menor para el clero, leed sino esto:
Pág. 240, Gregorio VI, año 1044. “Al verse dueño de Roma, hizo perecer a los ciudadanos más opulentos para confiscar sus bienes, rescatando así lo que pagó por la tiara.”
Pág. 244, el papa León IX, entronizado en 1049 “depuso a Gregorio, obispo de Verceil, por perjuro y adúltero, pero le repuso a fuerza de oro.”
Pág. 251, el papa Nicolás II elegido en 1059, “y que si no usaba de rigor con los clérigos ordenados por dinero, era por temor de que la lglesia se quedara sin sacerdotes.”
Pág. 317. “La Inquisición, establecida por Inocencio III (en el siglo XIV) condena al desgraciado cuyos bienes codicia la Iglesia; las falsas reliquias le producen grandes tesoros.”
Quizás el ejemplo más aberrante de este afán de lucro venga dado por esta tarifa de absoluciones redactada por el papa Juan XXII, consagrado en 1317. Pág. 322.
“El clérigo que cometa pecado de carne con monjas o parientes será absuelto por sesenta y siete libras, doce sueldos, y si es con muchachos jóvenes o con bestias, doscientas quince libras. Un sacerdote que desflore una virgen, dos libras, ocho sueldos. Una monja que se entregue a uno o varios, ciento treinta y una libras, quince sueldos. El clérigo que quiera vivir en concubinato con sus parientas, setenta y seis libras, un sueldo. El laico por el pecado de lujuria, veintisiete libras, y por el incesto se añadirán, en conciencia, cuatro libras. La adúltera por dispensa para seguir sus relaciones culpables, ochenta y siete libras, tres sueldos. El marido igual: si han cometido incesto con sus hijos, se añadirán, en conciencia, seis libras.
Por un homicidio, quince libras, cuatro sueldos, tres dineros, y por varios, lo mismo. Un marido que mate a su mujer por casarse con otra, treinta y dos libras, nueve sueldos: los que le auxilien, dos libras cada uno. El que ahogue a un hijo, diecisiete libras: si lo matan ambos por mutuo convenio, diecisiete libras cada uno: el que lo ahogue no siendo su padre, una libra lo menos. Por matar a su padre o hermano, diecisiete libras y diecinueve sueldos. Por matar a un obispo, ciento treinta y una libras y catorce sueldos: si lo mata un abad, ciento setenta y nueve libras, catorce sueldos. Un hereje por la absolución, doscientas setenta y nueve libras, y su hijo doscientas dieciocho, dieciséis sueldos y nueve dineros.
El bastardo de un cura, por servir el curato de su padre, veintisiete libras y un sueldo. El que quiera gozar por simonía de muchos beneficios, el tesorero del papa le venderá el derecho por un precio moderado. Por levantar tiendas y vender mercancías en el pórtico de las iglesias, cuarenta y cinco libras, diecinueve sueldos, tres dineros.”
Otra afición del clero eran las torturas, aquí tenéis algunos ejemplos:
Pág. 162, Esteban III consagrado en el año 768 “Conspiraba hacía tiempo por conseguir la tiara, y apenas la alcanzó hizo sacar los ojos y cortar la lengua al obispo Teodoro, amigo del papa anterior.”
Pág. 218, Juan XII, consagrado en el 956, “ha mandado sacar los ojos a Benito, su padre espiritual, y ha hecho degollar en su presencia al subdiácono Juan, después de hacerle arrancar las partes genitales.”
Pág. 343, Eugenio IV, elegido en 1431, “a Masins, despojado de sus hábitos, le hizo arrancar trozos de carne, verterle plomo derretido, pez y resina, y que su cuerpo hecho una llaga fuera arrastrado por cuatro caballos y luego rematado a puñaladas.”
Otra de las obsesiones del clero es el de las excomuniones, Rodríguez Solís nos da una de las claves del asunto cuando dice en la pág. 279, “la frecuencia con que las excomuniones se sucedían nos hacen creer que obedecían a un plan concebido; los papas derrochaban inmensos tesoros, y cuando sus arcas estaban vacías apelaban a la estratagema de la excomunión, de acuerdo con los obispos, la cual suspendían luego a favor de grandes sumas, nosotros creemos que si había delito para la excomunión, todos los tesoros de la tierra juntos no podrían borrarlo; la excomunión ha sido en manos de la Iglesia lo que las reliquias y los hallazgos de huesos santos, un verdadero objeto de comercio y nada más.”
La excomunión alcanza un punto cómico cuando es de cura a cura:
Pág. 135, Vitalino (papa) excomulgó al arzobispo y el arzobispo excomulgó al papa.
Pág. 246, se excomulga al patriarca de Constantinopla y éste excomulga a la iglesia romana.
La excomunión otras veces era un pretexto para matar:
Pág. 345, “os pido la excomunión para tener pretexto de exterminarlos, y partiré con vos sus bienes.”
Pág. 265, el papa Urbano II proclamado en 1088 dice: “no era homicida el que ardiendo en celo religioso degollaba un excomulgado”.
Una vez cogida confianza, la excomunión pasa de personas individuales a ciudades o naciones:
Se excomulga a Roma (pág. 290 y 343) o a los romanos (pág. 297). Varias ciudades y castillos (pág. 333). A la república veneciana (pág. 370), a los venecianos (pág. 356), a los castellanos (pág. 348), a Francia (pág. 336) a los demócratas franceses (pág. 391), a los diputados piamonteses que votaron las leyes relativas al matrimonio civil (pág. 400), o a las modistas que construyeron trajes escotados (pág. 392).
En la pág. 309 nos cuenta: “tuvo que pasar por Florencia, que había excomulgado; el Arno traía una gran avenida, y en justo castigo tuvo que cruzar por un puente de la ciudad y levantar su anatema, que volvió a lanzar al verse a salvo.”
Otra cosa curiosa de la historia del papado y que choca frontalmente con la idea de infalibilidad y de asistencia del Espíritu Santo a la hora de elegir papa, son los episodios en los cuales se elige a más de un papa a la vez, así por ejemplo:
Año 498, pág. 86,”Simaco fue elegido en la basílica de Constantinopla; Lorenzo, en la de Santa María, y pueblo y senado favorecían a cada uno según convenía a sus intereses, resultando una guerra civil y religiosa que desoló a Roma.”
Otras veces se elegían tres papas a la vez:
Año 1044, pág. 239, “Benito, luego que derrochó el precio de su venta sacrílega, deseoso de hacer una segunda venta, levantó un ejercito, penetró en Roma y arrojo a Juan su elegido, entonces se vieron tres papas en Roma, uno en la iglesia de Letrán, otro en la de San Pedro y otro en Santa María. ¿Cuál de los tres sería el infalible?”.
Otra afición curiosa del clero era la de envenenar a los papas que no le gustaban. Así morían Benito XI, Pío III, Adriano VI, Marcelo II, Sixto V, Urbano VII, Inocente IX, León XI, Clemente XIII y Clemente XIV.
Dice el autor en la pág. 366: “Protestó de la política de Sixto, diciendo trabajaría por la unión y paz de los pueblos, y nombró una comisión para reformar las órdenes, en especial los jesuitas, que lo evitaron, dice Mercerai, envenenándolo como a Sixto a los treces días, el 27 de septiembre. ¡Hemos perdido la cuenta de los papas virtuosos muertos a manos de clérigos!”.
Termino esta exposición con una serie de hechos curiosos en la historia del papado, por ejemplo el caso de la papisa Juana, una mujer que se hizo pasar por hombre y fue elegida papa, se puede leer su historia en Wikipedia.
Para asegurarse que no volvía a ocurrir, pág. 183: “El clero, indignado, inventó la prueba de la silla horadada, en la que se sentaba el papa medio tendido, con las piernas separadas y los hábitos entreabiertos para mostrar su virilidad; dos diáconos se aseguraban por la vista y el tacto, y gritaban: Ya tememos papa.”
Otra curiosidad es el trato que se le dio al papa Formoso I después de morir en 896, Esteban VI (consagrado en 896), pág. 203: “Este papa cruel, escandaloso y vengativo, hizo desenterrar el cadáver de Formoso, le llevó ante un concilio, le hizo sentar en la silla patriarcal revestido de sus insignias, y para mayor escarnio le dio un abogado; luego le preguntó por qué había usurpado la silla de Roma y cual si hubiera estado vivo y convicto, lanzó sobre él una terrible excomunión, le dio una bofetada, le despojó de sus hábitos, ordenó que le cortaran tres dedos de la mano derecha y luego la cabeza, y le hizo arrastrar por las calles de Roma, arrojando el cadáver al Tíber”.
Después, Teodoro II (elegido en 898) mandó volver al panteón apostólico el cadáver de Formoso, el cual fue hallado por unos pescadores. Posteriormente Sergio III mando sacarle de su tumba por segunda vez, anatemizando su memoria.
Nicolás IV (elegido en 1288) también practicó ese deporte, pág. 313, “desenterró el cadáver del franciscano Juan de Beziers, y su discípulo Pedro Casidoro, y los hizo quemar por el verdugo por predicar en su contra.”
Para acabar, estos temas:
La versión del autor de la motivación del primer emperador romano bautizado, Constantino I:
Pág. 54, “A poco Constantino recibió el agua del bautismo, porque ¡oh baldón! los sacerdotes paganos no querían absolverle de sus crímenes, y los cristianos le ofrecieron, gracias al oro, un completo perdón, y quizás un lugar en el cielo para mayor escarnio”.
Otra actitud reflejada en el libro y que esta de total actualidad (pág. 74) es la de León I, elegido en 440, cuando dice “a Rústico, obispo de Narbona, le prohibió sentenciar a un sacerdote, diciéndole que debían ocultarse escándalos que deshonraban a la Iglesia”.
Cuenta el diario El País del día 10-04-2010:
“Una carta de 1985 firmada por Ratzinger demuestra cómo el futuro Papa, en sus funciones de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (el antiguo Santo Oficio), se opuso a la destitución del cura Stephen Kiesle (sentenciado a tres años de libertad condicional por abusos contra dos jóvenes.) "por el bien de la Iglesia", según aparece en el texto.”
Esto nos enlaza con el tema del inicio de casos de pederastia en la Iglesia. En el libro se recogen las confrontaciones que existieron en torno al matrimonio del clero, había básicamente dos posturas recogidas en estas dos argumentaciones:
Pág. 32, San Clemente de Alejandría decía en el S. II, sobre el matrimonio, “que era el germen de la familia, la piedra angular del edificio social, y que los sacerdotes cristianos deben ser los primeros en dar ejemplo, contrayendo santas y lícitas uniones, y protesta contra los que condenan toda unión de la carne, renegando de su propio origen y despreciando el ejemplo de los apóstoles San Pedro y San Felipe, que eran casados y tenían gran número de hijos.”
Pág. 53, en el primer concilio de Nicea celebrado en el año 325, que trato el tema, “el confesor Pafnuceo, obispo de la alta Tebaida, exclamó en el concilio:
Hermanos míos, no es necesario imponer tan pesado yugo a los sacerdotes; el matrimonio es honroso y el lecho nupcial no tiene manchas: una severidad tan grande sería perjudicial a la Iglesia, puesto que todos los hombres no son capaces de tan perfecta continencia.”
Por el contrario, Gregorio VII elegido en 1073, pág. 257, “Reunió Gregorio un concilio (1074), en el que se mostró tan inflexible con los clérigos casados que prefería, dijo, los concubinarios, los sodomitas y aun los incestos, y añadió: El matrimonio ata al clero al estado dándole una familia, y le aleja de la Iglesia, a la cual debe sacrificarlo todo.”
No hace falta decir que postura venció en esa disputa y que una consecuencia de ello es la mayoría de los casos de pederastia que se dan en la actualidad.
No quiero terminar sin recomendaros leer el libro si podéis conseguir un ejemplar, puedo aseguraros que (creyentes o no) pondrá a prueba vuestra capacidad de sorpresa.
INFORMACION
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“El poder espiritual se encuentra por encima del temporal. El papa es el representante de Dios en la tierra y el que debe gobernar el mundo; a él sólo pertenecen la infalibilidad y la universalidad, y sólo puede ser juzgado por Dios. Los cristianos se encuentran sometidos a sus órdenes y deben degollar a sus príncipes, padres e hijos, si él lo manda. No existe ni el bien ni el mal sino en las cosas que el papa ha condenado o aprobado.”
Máxima del papa San Gregorio VII (1020-1085), pág. 262.
“Dios me dé el bien en este mundo, que en el otro poco me importa. El Evangelio enseña más mentiras que verdades: el parto de la Virgen es absurdo y la Encarnación ridícula. Es incalculable el dinero que la fábula de Cristo ha valido a los clérigos. Las religiones se han creado por ambiciosos para engañar a los hombres. Es necesario vender en la Iglesia todo lo que los tontos quieren comprarla.”
Máxima del papa Bonifacio VIII (1235-1303), pág. 316.
Estas dos citas se pueden encontrar en el libro La santidad del pontificado, cuyo subtitulo dice: Crónica general de los romanos pontífices, sus crímenes, vicios, apostasías y virtudes. Libro escrito en 1871 por Enrique Rodríguez Solís (1844-1923), escritor, periodista, historiador y político español.
El libro no está escrito desde una posición atea o agnóstica, sino desde una posición de creyente.
En la pág. 9 hace una declaración de intenciones de lo que se propone probar:
Que la Iglesia de Roma no tiene supremacía sobre las demás iglesias.
Que las donaciones son falsas.
Que la independencia del papado es mentira.
Que la infalibilidad papal es un absurdo.
Pero este libro de más de 400 páginas trata también otros temas, algunos de total actualidad, como es el de los abusos sexuales a menores por parte del clero. Parece que el tema viene de antiguo, cuenta el autor en la pág. 103 que el papa Virgilio, consagrado en el año 537, “mató a bastonazos a un niño que no quiso acceder a sus infames caricias.” Dice en la pág. 349, del papa Sixto IV (elegido en 1471): “Desfloró siendo cardenal a sus hermanas y a dos niños incestuosos que tuvo de la mayor”. Dice de Pio IV (elegido en 1559), pág. 363: “Abusó de hermosas mujeres y lindos niños que atrajo con grandes regalos, que luego les obligaba a restituir con el tormento”. En la pág. 370 comenta: “Estos clérigos habitan con sus cortesanas y roban niños y doncellas en mitad del día para satisfacer sus infames caprichos.”
Sin embargo las relaciones de los curas con los niños pasan también por estos otros asuntos. Dice en la pág. 211 que el papa Juan X (entronizado en 914): “Consagró arzobispo de Reims a Hugo, niño de cinco años”. En la pág. 348 nos cuenta que el papa Pablo II (elegido en 1464):”Prohibió llevar a los niños a la escuela, diciendo que sólo el clérigo debía saber y que la religión debía matar la ciencia”. Llegando a estos extremos; cuenta de Gregorio I (consagrado en el año 590), pág. 117: “Publicó un decreto obligando a los sacerdotes a separarse de sus mujeres, el cual produjo tal número de infanticidios que, según un historiador, al pescar en unos algibes construidos por el papa para conservar peces, sacaron de ellos seis mil cabezas de niños, por lo que retiró el decreto y se impuso una severa penitencia”.
Finalizo este apartado con otra monstruosidad, en este caso del papa Inocencio VIII, dice en la pág. 350: “Inocencio falleció el 24 de julio de 1491, y según Intessura quiso reanimar su vida con un horrible brebaje compuesto con la sangre de tres niños degollados al efecto.”
La afición del clero por la pederastia es solo un aspecto de la afición del clero por el sexo en general, incluido el incesto y la homosexualidad. La obra contiene tantos ejemplos, que me limito a copiaros los más sorprendentes:
Pág. 211, “Fatigada de su marido se entregó a Juan X (entronizado en 914, hijo de un sacerdote y de una monja), de quién tuvo celos por las relaciones que éste sostenía con su madre y su hermana”.
Pág.198, “Las crónicas de la abadía de Fulda cuentan que murió a martillazos, por los parientes de una dama romana, (el papa Juan VIII, muerto en 882) cuyo marido era el amante del papa”.
Pág. 213, “El 20 de marzo de 931 fue consagrado a los dieciocho años Juan, hijo del papa Sergio, gracias a las caricias y regalos de su madre Marozia, que joven y aún hermosa, se entregó a incestuosos amores con su hijo en los jardines de Letrán.”
Pág. 220, “Este papa (León VIII, muerto el 14 de mayo del año 964) murió de una herida o puñalada que le dieron por haberle hallado de noche divertido con una casada: los sacerdotes corrieron la voz de que se había batido con el diablo”.
Pág. 363, Pio V, “El 1 de octubre de 1567 excomulgó al célebre teólogo Miguel Baiaus; arrojó a los judíos de sus Estados, menos de Roma y Ancona, y fue tal su rigor, que al saber que algunas calvinistas se habían hecho prostitutas para salvarse, ordenó que en el término de un mes se casaran todas o salieran de Roma: los cardenales le dijeron que las 45000 que había eran necesarias al clero, son pena de caer en la sodomía y que, además, perdería con su marcha la renta más productiva de la iglesia.”
Y es que efectivamente, el tema del dinero no es menor para el clero, leed sino esto:
Pág. 240, Gregorio VI, año 1044. “Al verse dueño de Roma, hizo perecer a los ciudadanos más opulentos para confiscar sus bienes, rescatando así lo que pagó por la tiara.”
Pág. 244, el papa León IX, entronizado en 1049 “depuso a Gregorio, obispo de Verceil, por perjuro y adúltero, pero le repuso a fuerza de oro.”
Pág. 251, el papa Nicolás II elegido en 1059, “y que si no usaba de rigor con los clérigos ordenados por dinero, era por temor de que la lglesia se quedara sin sacerdotes.”
Pág. 317. “La Inquisición, establecida por Inocencio III (en el siglo XIV) condena al desgraciado cuyos bienes codicia la Iglesia; las falsas reliquias le producen grandes tesoros.”
Quizás el ejemplo más aberrante de este afán de lucro venga dado por esta tarifa de absoluciones redactada por el papa Juan XXII, consagrado en 1317. Pág. 322.
“El clérigo que cometa pecado de carne con monjas o parientes será absuelto por sesenta y siete libras, doce sueldos, y si es con muchachos jóvenes o con bestias, doscientas quince libras. Un sacerdote que desflore una virgen, dos libras, ocho sueldos. Una monja que se entregue a uno o varios, ciento treinta y una libras, quince sueldos. El clérigo que quiera vivir en concubinato con sus parientas, setenta y seis libras, un sueldo. El laico por el pecado de lujuria, veintisiete libras, y por el incesto se añadirán, en conciencia, cuatro libras. La adúltera por dispensa para seguir sus relaciones culpables, ochenta y siete libras, tres sueldos. El marido igual: si han cometido incesto con sus hijos, se añadirán, en conciencia, seis libras.
Por un homicidio, quince libras, cuatro sueldos, tres dineros, y por varios, lo mismo. Un marido que mate a su mujer por casarse con otra, treinta y dos libras, nueve sueldos: los que le auxilien, dos libras cada uno. El que ahogue a un hijo, diecisiete libras: si lo matan ambos por mutuo convenio, diecisiete libras cada uno: el que lo ahogue no siendo su padre, una libra lo menos. Por matar a su padre o hermano, diecisiete libras y diecinueve sueldos. Por matar a un obispo, ciento treinta y una libras y catorce sueldos: si lo mata un abad, ciento setenta y nueve libras, catorce sueldos. Un hereje por la absolución, doscientas setenta y nueve libras, y su hijo doscientas dieciocho, dieciséis sueldos y nueve dineros.
El bastardo de un cura, por servir el curato de su padre, veintisiete libras y un sueldo. El que quiera gozar por simonía de muchos beneficios, el tesorero del papa le venderá el derecho por un precio moderado. Por levantar tiendas y vender mercancías en el pórtico de las iglesias, cuarenta y cinco libras, diecinueve sueldos, tres dineros.”
Otra afición del clero eran las torturas, aquí tenéis algunos ejemplos:
Pág. 162, Esteban III consagrado en el año 768 “Conspiraba hacía tiempo por conseguir la tiara, y apenas la alcanzó hizo sacar los ojos y cortar la lengua al obispo Teodoro, amigo del papa anterior.”
Pág. 218, Juan XII, consagrado en el 956, “ha mandado sacar los ojos a Benito, su padre espiritual, y ha hecho degollar en su presencia al subdiácono Juan, después de hacerle arrancar las partes genitales.”
Pág. 343, Eugenio IV, elegido en 1431, “a Masins, despojado de sus hábitos, le hizo arrancar trozos de carne, verterle plomo derretido, pez y resina, y que su cuerpo hecho una llaga fuera arrastrado por cuatro caballos y luego rematado a puñaladas.”
Otra de las obsesiones del clero es el de las excomuniones, Rodríguez Solís nos da una de las claves del asunto cuando dice en la pág. 279, “la frecuencia con que las excomuniones se sucedían nos hacen creer que obedecían a un plan concebido; los papas derrochaban inmensos tesoros, y cuando sus arcas estaban vacías apelaban a la estratagema de la excomunión, de acuerdo con los obispos, la cual suspendían luego a favor de grandes sumas, nosotros creemos que si había delito para la excomunión, todos los tesoros de la tierra juntos no podrían borrarlo; la excomunión ha sido en manos de la Iglesia lo que las reliquias y los hallazgos de huesos santos, un verdadero objeto de comercio y nada más.”
La excomunión alcanza un punto cómico cuando es de cura a cura:
Pág. 135, Vitalino (papa) excomulgó al arzobispo y el arzobispo excomulgó al papa.
Pág. 246, se excomulga al patriarca de Constantinopla y éste excomulga a la iglesia romana.
La excomunión otras veces era un pretexto para matar:
Pág. 345, “os pido la excomunión para tener pretexto de exterminarlos, y partiré con vos sus bienes.”
Pág. 265, el papa Urbano II proclamado en 1088 dice: “no era homicida el que ardiendo en celo religioso degollaba un excomulgado”.
Una vez cogida confianza, la excomunión pasa de personas individuales a ciudades o naciones:
Se excomulga a Roma (pág. 290 y 343) o a los romanos (pág. 297). Varias ciudades y castillos (pág. 333). A la república veneciana (pág. 370), a los venecianos (pág. 356), a los castellanos (pág. 348), a Francia (pág. 336) a los demócratas franceses (pág. 391), a los diputados piamonteses que votaron las leyes relativas al matrimonio civil (pág. 400), o a las modistas que construyeron trajes escotados (pág. 392).
En la pág. 309 nos cuenta: “tuvo que pasar por Florencia, que había excomulgado; el Arno traía una gran avenida, y en justo castigo tuvo que cruzar por un puente de la ciudad y levantar su anatema, que volvió a lanzar al verse a salvo.”
Otra cosa curiosa de la historia del papado y que choca frontalmente con la idea de infalibilidad y de asistencia del Espíritu Santo a la hora de elegir papa, son los episodios en los cuales se elige a más de un papa a la vez, así por ejemplo:
Año 498, pág. 86,”Simaco fue elegido en la basílica de Constantinopla; Lorenzo, en la de Santa María, y pueblo y senado favorecían a cada uno según convenía a sus intereses, resultando una guerra civil y religiosa que desoló a Roma.”
Otras veces se elegían tres papas a la vez:
Año 1044, pág. 239, “Benito, luego que derrochó el precio de su venta sacrílega, deseoso de hacer una segunda venta, levantó un ejercito, penetró en Roma y arrojo a Juan su elegido, entonces se vieron tres papas en Roma, uno en la iglesia de Letrán, otro en la de San Pedro y otro en Santa María. ¿Cuál de los tres sería el infalible?”.
Otra afición curiosa del clero era la de envenenar a los papas que no le gustaban. Así morían Benito XI, Pío III, Adriano VI, Marcelo II, Sixto V, Urbano VII, Inocente IX, León XI, Clemente XIII y Clemente XIV.
Dice el autor en la pág. 366: “Protestó de la política de Sixto, diciendo trabajaría por la unión y paz de los pueblos, y nombró una comisión para reformar las órdenes, en especial los jesuitas, que lo evitaron, dice Mercerai, envenenándolo como a Sixto a los treces días, el 27 de septiembre. ¡Hemos perdido la cuenta de los papas virtuosos muertos a manos de clérigos!”.
Termino esta exposición con una serie de hechos curiosos en la historia del papado, por ejemplo el caso de la papisa Juana, una mujer que se hizo pasar por hombre y fue elegida papa, se puede leer su historia en Wikipedia.
Para asegurarse que no volvía a ocurrir, pág. 183: “El clero, indignado, inventó la prueba de la silla horadada, en la que se sentaba el papa medio tendido, con las piernas separadas y los hábitos entreabiertos para mostrar su virilidad; dos diáconos se aseguraban por la vista y el tacto, y gritaban: Ya tememos papa.”
Otra curiosidad es el trato que se le dio al papa Formoso I después de morir en 896, Esteban VI (consagrado en 896), pág. 203: “Este papa cruel, escandaloso y vengativo, hizo desenterrar el cadáver de Formoso, le llevó ante un concilio, le hizo sentar en la silla patriarcal revestido de sus insignias, y para mayor escarnio le dio un abogado; luego le preguntó por qué había usurpado la silla de Roma y cual si hubiera estado vivo y convicto, lanzó sobre él una terrible excomunión, le dio una bofetada, le despojó de sus hábitos, ordenó que le cortaran tres dedos de la mano derecha y luego la cabeza, y le hizo arrastrar por las calles de Roma, arrojando el cadáver al Tíber”.
Después, Teodoro II (elegido en 898) mandó volver al panteón apostólico el cadáver de Formoso, el cual fue hallado por unos pescadores. Posteriormente Sergio III mando sacarle de su tumba por segunda vez, anatemizando su memoria.
Nicolás IV (elegido en 1288) también practicó ese deporte, pág. 313, “desenterró el cadáver del franciscano Juan de Beziers, y su discípulo Pedro Casidoro, y los hizo quemar por el verdugo por predicar en su contra.”
Para acabar, estos temas:
La versión del autor de la motivación del primer emperador romano bautizado, Constantino I:
Pág. 54, “A poco Constantino recibió el agua del bautismo, porque ¡oh baldón! los sacerdotes paganos no querían absolverle de sus crímenes, y los cristianos le ofrecieron, gracias al oro, un completo perdón, y quizás un lugar en el cielo para mayor escarnio”.
Otra actitud reflejada en el libro y que esta de total actualidad (pág. 74) es la de León I, elegido en 440, cuando dice “a Rústico, obispo de Narbona, le prohibió sentenciar a un sacerdote, diciéndole que debían ocultarse escándalos que deshonraban a la Iglesia”.
Cuenta el diario El País del día 10-04-2010:
“Una carta de 1985 firmada por Ratzinger demuestra cómo el futuro Papa, en sus funciones de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (el antiguo Santo Oficio), se opuso a la destitución del cura Stephen Kiesle (sentenciado a tres años de libertad condicional por abusos contra dos jóvenes.) "por el bien de la Iglesia", según aparece en el texto.”
Esto nos enlaza con el tema del inicio de casos de pederastia en la Iglesia. En el libro se recogen las confrontaciones que existieron en torno al matrimonio del clero, había básicamente dos posturas recogidas en estas dos argumentaciones:
Pág. 32, San Clemente de Alejandría decía en el S. II, sobre el matrimonio, “que era el germen de la familia, la piedra angular del edificio social, y que los sacerdotes cristianos deben ser los primeros en dar ejemplo, contrayendo santas y lícitas uniones, y protesta contra los que condenan toda unión de la carne, renegando de su propio origen y despreciando el ejemplo de los apóstoles San Pedro y San Felipe, que eran casados y tenían gran número de hijos.”
Pág. 53, en el primer concilio de Nicea celebrado en el año 325, que trato el tema, “el confesor Pafnuceo, obispo de la alta Tebaida, exclamó en el concilio:
Hermanos míos, no es necesario imponer tan pesado yugo a los sacerdotes; el matrimonio es honroso y el lecho nupcial no tiene manchas: una severidad tan grande sería perjudicial a la Iglesia, puesto que todos los hombres no son capaces de tan perfecta continencia.”
Por el contrario, Gregorio VII elegido en 1073, pág. 257, “Reunió Gregorio un concilio (1074), en el que se mostró tan inflexible con los clérigos casados que prefería, dijo, los concubinarios, los sodomitas y aun los incestos, y añadió: El matrimonio ata al clero al estado dándole una familia, y le aleja de la Iglesia, a la cual debe sacrificarlo todo.”
No hace falta decir que postura venció en esa disputa y que una consecuencia de ello es la mayoría de los casos de pederastia que se dan en la actualidad.
No quiero terminar sin recomendaros leer el libro si podéis conseguir un ejemplar, puedo aseguraros que (creyentes o no) pondrá a prueba vuestra capacidad de sorpresa.
INFORMACION
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