martes, 28 de enero de 2014

D´ESPAGNAT FILÓSOFO



















D´ESPAGNAT FILÓSOFO
Fermín Huerta Martín

Los átomos concurren para crear mi mirada, pero mi mirada concurre para crear los átomos, es decir, para hacer emerger las partículas desde lo potencial a lo actual; desde una realidad que es un Todo indivisible a una realidad extendida en el espacio-tiempo.
Bernard d´Espagnat

Casi un año después de comprar los libros del señor J. he podido leer el primero de ellos, se trata de En busca de lo real (la visión de un físico) de Bernard d´Espagnat, aunque el libro es suficientemente complejo e interesante como para distraerse durante su lectura con otras cuestiones debo confesar que (sobre todo al inicio de la lectura) tuve algún pensamiento dedicado al anterior dueño del ejemplar en cuestión, con quien me une una afinidad de temas de lectura considerablemente alta, las manos del señor J. tocaron cada una de las páginas del libro igual que lo han hecho mis manos, y seguramente al igual que yo resopló mentalmente ante algunos fragmentos especialmente enrevesados, que la temática sea enrevesada es inevitable, que la exposición de esa temática lo enrevese todo mas no es inevitable.
Este libro es un claro ejemplo de lo que Gustavo Bueno describe como “filosofía espontánea de los científicos”. Bernard d´Espagnat, anticipándose quizás a este tipo de objeciones dice: “Una persona que conoce un dominio determinado, no está descalificada ipso facto para hablar de ideas generales”. Sin embargo su interés filosófico tiene una limitación, pues matiza: “Hace mucho que nadie cree ya en construcciones filosóficas  de esta especie (sistema) y los hombres de ciencia están, todavía menos que cualquiera otros, inclinados a interesarse por ellas”. Dice también d´Espagnat: “El dialogo entre hombres de ciencia y “hombres de pensamiento” resulta a veces difícil, debido a que estos últimos erigen todavía de forma espontánea en imperativos de la lógica ideas cuya contingencia ha sido reconocida por los primeros”. También compara la “hormiga científica frente a las cigarras filosóficas”.
D´Espagnat demuestra en el libro conocimientos filosóficos unidos a los de física (que es su profesión) lo que le ha permitido escribir este texto donde expone su “concepción del mundo”, la que esquemáticamente se podría resumir en palabras del autor en: “Realismo  lejano y no-físico, el ser sigue siendo la explicación última de las existencia de regularidades en los fenómenos observados, pero en la cual los elementos de dicha realidad no pueden ser puestos en relación, ni con las nociones tomadas de nuestra existencia habitual, ni tampoco con entidades matemáticas localizadas”.
El autor manifiesta: “Para los que rechazamos el idealismo”, sin embargo en otras ocasiones parece mostrar idéntica equidistancia del materialismo. Confiesa que hay un “paralelismo entre el concepto de realidad “lejana” y la Sustancia de Espinosa”, esto le lleva a referirse al Ser en forma ambigua. Ciertos aspectos de la postura filosófica de Bernard muestra puntos de coincidencia con la obra de Gustavo Bueno, no por casualidad se ha mostrado ya las conexiones entre la obra de Espinosa y Bueno (ver El materialismo de Espinosa).
También critica la filosofía de la experiencia o positivismo. Todo esto confluye en su postura de lo real velado cuya equidistancia del idealismo y del materialismo la hace especial. El autor se diferencia de Bueno en que no da el paso de concretar el Ser como materia, una forma de materia no accesible a las ciencias categoriales. Sin embargo al no dar el paso, esa equidistancia le hace decir cosas como estas: “El uso de la palabra Dios para nombrar la realidad tiene la ventaja de dejar abiertas ciertas puertas”. “No toda comprensión es necesariamente intelectual. Nuestra inteligencia no es transcendente.” ”En el estado actual de nuestros conocimientos resulta por ello arriesgado negarle, de manera perentoria, todo valor “explicativo de los fenómenos” al mito del amor divino creador de formas.” “La física muestra que las únicas filosofías realistas aceptables son las del realismo lejano; es decir, concepciones en las que la realidad independiente escapa a nuestras categorías de uso común y a nuestros conceptos habituales. Sobre todo el hecho del transcurrir del tiempo, que no es familiar y que tenemos una tendencia casi invencible a entender como una realidad primera, se vuelve en estas concepciones de que hablamos, un dato relativo que se refiere a los fenómenos y no a la realidad.” ”O, como todo lo que tiene un sesgo de realidad independiente (o ser), tal relación debería más bien trascender el tiempo, por lo menos en ciertos aspectos”, “En vista de la necesidad que hay de tomar en serio la noción de una realidad lejana (situada fuera de los marcos del espacio y del tiempo, y “anterior” a la excisión sujeto-objeto)”. No deja de tener su gracia que una realidad situada fuera de los marcos del espacio y el tiempo  sea “anterior” a la excisión sujeto-objeto. Cuando la palabra “anterior”, aunque vaya entrecomillada es una referencia temporal (aquí vuelve a tener algo en común con el materialismo filosófico de Gustavo Bueno en esta toma de postura concreta, ver Tiempo y devenir en el materialismo filosófico). Algo similar ocurre con el espacio, una realidad al margen del espacio no podría tener cambios, que siempre implican movimientos de partes o del Todo indivisible que a veces menciona. Entonces o hablamos de algo radicalmente diferente, por ejemplo de espíritu que se convierte en materia (y al hablar de espíritu cabe recordar las palabras de Holbach de que “es imposible para cualquier ser material formarse una idea real de un espíritu”), o negamos radicalmente la materia y afirmamos que todo es espíritu con todo lo que eso implica.
“Una fidelidad matizada y no literal a la religión de su infancia es una actitud de espíritu que se recomienda a todo individuo que haya tenido una y esté deseoso de no encerrarse en ninguna perspectiva”.
Bajo mi punto de vista y paradójicamente d´Espagnat peca de ignorancia científica, los avances de la neurociencia ponen la noción de espíritu en su lugar. De tal forma que se podía haber ahorrado buena parte de las conjeturas del libro y haber dado el paso de Gustavo Bueno y hablar de “materia” en lugar de “ser”.
Parte de toda esta construcción la deriva el autor de la noción de no-separabilidad de la que dice: “viola el postulado del multitudinismo y esto acaba con el cientificismo” Aunque este tema concreto por su interés lo tratare en el siguiente artículo de forma separada.
“De hecho, para quien tiende a mantener la idea de un papel eminentemente ejercido por la conciencia en los fenómenos físicos, la no-separabilidad hablará más bien en favor de la noción de alguna conciencia cósmica, de la cual las conciencias individuales no serían más que un emanación” Bernard d´Espagnat

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