TIEMPO PARA EL PRESENTISMO FILOSOFICO
Fermín Huerta Martín
“No es, por tanto, una simple “teoría” lo que Parménides quiere enseñar: es una enseñanza salvadora, una metafísica”
Gustavo Bueno, La metafísica presocrática
En los artículos Elogio de Parménides y Tiempo y filosofía, Gustavo Esteban Romero expone su teoría del tiempo (o como subtitula el primer artículo su “modesta visión de la eternidad”) su principal característica quedaría descrita por un par de frases:
“Si la vida fuese una película, la realidad física sería un DVD entero: cuadros pasados y futuros existen tanto como el presente”
“El espacio-tiempo cuadridimensional, matemáticamente representado por la variedad, es inmutable, eterno, inmóvil, único, así como el universo de Parménides.”
Desgraciadamente Gustavo pese a ser un entusiasta de la filosofía científica no cumple una de sus normas básicas que es la de la claridad a la hora de exponer ideas, así alguna de esas ideas no me ha quedado clara (aunque también es posible que la culpa sea de mi cerebro presentista que no es capaz de entender lo parmediano).
Voy a empezar por la metáfora del DVD, para ayudar a visualizar la cuestión, en lugar de un DVD usaremos la metáfora con una película hecha de fotogramas, así incluso el concepto “cuadros” queda más identificado. Según este ejemplo la vida de un ser humano sería un determinado número fijo de fotogramas y todos existirían simultáneamente. La primera cuestión a plantear a esta visión parmediana seria esta: ¿Cómo se fundamenta esta sensación interior humana de “conciencia” de movimiento interior, de paso del tiempo? Si es una ilusión, ¿sobre donde se produce esta ilusión? ¿Sobre uno de esos fotogramas congelados? ¿Sobre todos por igual? ¿Vivimos en un Matrix, inmóviles y todo es una ilusión producida en nuestra mente? Pero incluso esta realidad congelada donde se produce la ilusión necesitaría una temporalidad derivada de esa suministración continuada de ilusión. ¿O es una mente inmaterial que circula sobre cuerpos congelados en cada cuadro del fotograma y cuando llega al cuadro final de la muerte vuelve a empezar?
No hay ninguna razón para que la proyección ilusoria de nuestra vida sea la que es, de pasado a presente a futuro, si todo está dado ¿por qué elegir este orden subyacente al presentismo? Podría ser al revés o la proyección podría ser aleatoria mezclando “imágenes” de cualquier época puesto que están todas dadas y existen simultáneamente, ¿Por qué elegir esta ilusión y no otra? Desde el neoeleatismo despojado del concepto de evolución no puede haber respuesta a esto.
Como he dicho, el autor no es claro en este asunto hasta el punto de parecer contradecirse, dice por ejemplo:
“El niño que un día fui es solamente una parte de un ser mayor, yo, que es cuadridimensional.”
“¿Dónde está el niño que fui a los 6 años? ¿Cómo puedo afirmar que ese niño es la misma persona que quien escribe estas líneas, si casi todas sus propiedades son diferentes?”
“El niño que fui es una parte temporal de un objeto más extenso, que soy yo. El niño es diferente de quien escribe hoy, pero aun así se trata de la misma persona, porque ambos son sólo partes de algo más vasto”
Este galimatías es el primer efecto de negar el presentismo filosófico y su noción asociada de evolución.
Por supuesto un gran esfuerzo de Gustavo y su “metafísica neoeleática” consiste en torpedear la noción presentista de presente, así:
“El presente parece sólo poder definirse respecto a cierto estado de conciencia. No es una propiedad de las cosas, ni una cosa, sino una relación entre ciertos cambios (eventos) en cosas y un estado de conciencia que los registra.”
“Ahora, parece ser una clase de eventos que se relacionan con un dado estado cerebral (…) el “presente” es una construcción del cerebro basado en su interacción con una clase de cosas cambiantes que lo afectan. El “presente” no es una cosa que se desplaza del pasado hacia el futuro. Todo proceso cerebral tiene su propio presente.”
Echemos mano de la obra de un ilustre presentista al que tanto Gustavo como yo admiramos, Mario Bunge, para contestar estas críticas. El trata el tema en El moblaje del mundo, pero también en un artículo de 1968 titulado Physical time. The objective and relational theory. Philosophy of Science 35, 355-388. Se editó en español como cuadernillo de 54 pág. por el Instituto de Lógica y Filosofía de las ciencias de la Universidad Nacional de La Plata, con el título La teoría relacional y objetiva del tiempo físico, afortunadamente pude conseguir un ejemplar, en el Bunge dice cosas como esta:
“Si e y a son k-simultáneos, entonces, por las Definiciones 3 y 6 y por el teorema 2, Tks = 0. En otras palabras, se le asigna el cero de la escala cronométrica al evento inicial. Más precisamente, el cero se le asigna a todo el conjunto de eventos simultáneos con el evento inicial a. A este conjunto se le llama frecuentemente ahora. Existen, claramente, cualquier número de ahoras. Sin embargo, cada uno de ellos es perfectamente objetivo. Lo que es convencional es llamar ahora a cualquiera de esos conjuntos. Por consiguiente la aseveración de que la existencia de un ahora requiere una mente consciente carece de sentido en nuestra teoría.”
Bunge contesta a Gustavo décadas antes de que este escribiera la pregunta respecto a la misma cita de H. Weyl de 1949: “El mundo objetivo simplemente es, no transcurre” y de paso al supuesto apoyo de la teoría de la relatividad al neoeleatismo:
“En algunas concepciones del tiempo, y aun en algunas interpretaciones inusuales de la teoría de la relatividad, no hay genuinos eventos, es decir, nuevos hechos: los eventos en lugar de acontecer, simplemente serían, o mejor dicho, en el sentido objetivo ninguna cosa llegaría a ser. El error es obvio y doble. Es una equivocación verbal, puesto que uno llama “evento” a cualquier cambio que le sucede a una cosa o que sucede en una cosa. Y es también un error científico porque consiste en una interpretación ingenua de los diagramas espaciotemporales, en los cuales tanto los eventos actuales como los posibles se localizan como si estuvieran realmente “allí”. Una trayectoria espaciotemporal o curso universal es solamente una prolongación imaginaria o una extensión del “ahora” (relativa a un marco de referencia dado que no necesita estar ocupado por observador alguno, y habitualmente no lo está)”
Gustavo dice: “La teoría de la relatividad implica que el futuro existe, en el sentido de que está determinado y es inmodificable.”
Responde Bunge en varias páginas de su opúsculo:
“La teoría de la relatividad admite eventos para los cuales no hay ningún absoluto o invariante, es decir, ninguna ordenación temporal independiente del marco de referencia. Si se agregan las identidades “relativo=subjetivo” y “marco de referencia= sujeto cognoscitivo” puede concluirse que el hecho de que un evento ocurra y el momento en que eso sucede dependen del sujeto. En otras palabras, introduciendo el sujeto en esta teoría física, se dirá que es relativa al sujeto, más bien que a los objetos físicos. Pero éste no parece ser el propósito de la física, y mucho menos el de la relatividad, cuya característica principal es la invariancia de las leyes básicas de la física respecto del observador. En resumen, la relatividad no brinda apoyo al eleatismo.”
“La teoría especial de la relatividad afirma que hay señales electromagnéticas que se ajustan a las ecuaciones de Maxwell, y esas señales resultan ser cadenas de eventos, son campos de ondas que se propagan, están en un momento aquí y en otro allí. Además, este cambio no puede modificarse por medio de la transformación de las coordenadas, mucho menos por un cambio de observador; se trata de un cambio absoluto. Por lo tanto, la creencia de que nada sucede realmente, de que todas las cosas están ya allí, en alguna región del espaciotiempo, choca con la física relativista.”
Desde mi punto de vista presentista, el presente si es una propiedad relacional de las cosas, una propiedad ligada a la noción bungeana de energía como “la medida en que una cosa concreta cambia o puede cambiar”, toda cosa concreta se encuentra en un momento dado en un punto concreto de desarrollo, evolución, cambio, etc., ese momento es el presente. Para entender esto viene a cuento la crítica que Bunge realiza al otro gran representante de la escuela eleática, Zenón. Dice Bunge en La paradoja de Zenón cuántica:
“Hace dos milenios y medio Zenón de Elea construyó cuatro argumentos célebres con los que pretendió demostrar que el movimiento, y en general el cambio, es ilusorio. Los argumentos de Zenón son lógicamente válidos y, en este sentido, son racionales. Pero están en conflicto con la experiencia y, por lo tanto, con el realismo. En tiempos de Zenón había que optar por la racionalidad o el realismo.
En tiempos modernos se descubrió que algunas de las premisas de los argumentos de Zenón son falsas de hecho, o sea, no se adecúan a la realidad. Por ejemplo, en la paradoja de la flecha se supone que una cosa debe estar, o no estar, en un lugar dado en un instante dado. Teniendo en cuenta las luces de su tiempo, Zenón tenía razón: es contradictorio, y por lo tanto inadmisible, suponer que una cosa está y no está en un cierto estado al mismo tiempo. Pero erró al plantear el problema en términos de ser, y no de devenir. Hoy día no decimos que X está y no está en Y, sino que X pasa por Y con la velocidad Z. El reposo es un caso particular del movimiento, o sea, cuando Z = 0. Si Hegel hubiese entendido este punto elemental no habría sostenido que el cambio es contradictorio, y nos habría ahorrado la dialéctica.”
El presentismo filosófico que aquí defiendo implica que todo el Universo tiene su presente propio y simultaneo. No otra cosa significa decir que el Universo tiene 15 mil millones de años o que es eterno, ¿o es que el Universo tiene diferentes edades o partes más eternas unas que otras?
Bunge acepta una versión de esto en su opúsculo donde dice:
“Nuestra teoría puede ser modificada en varios sentidos. En primer lugar, permitiendo que el cosmos en su totalidad actúe como marco de referencia, podría introducirse la noción de tiempo cósmico aparentemente sin contradecir la física de la relatividad, porque podría haber todavía un número ilimitado de marcos de referencia. Cada parte del universo podría conservar su tiempo propio pero, además, al universo como totalidad podría corresponderle un único tiempo propio. Este no sería un tiempo universal ampliado, en el sentido de que excluiría todos los otros tiempos, sino en el sentido de que, a diferencia de los tiempos locales, se refiere a los eventos cósmicos. Más precisamente, si el conjunto E de LT está restringido al conjunto de los eventos cósmicos, y se selecciona un miembro particular de K, entonces se obtiene una subteoría del tiempo universal o cósmico --a condición de que el universo en su totalidad sea descripto como un marco de referencia y con tal que haya eventos cósmicos (lo cual parecería requerir un universo espacialmente finito, en vista de la velocidad finita de propagación de cualquier perturbación conocida). De cualquier modo, parece que la cosmología encierra algún concepto de tiempo de este tipo. Así, cuando los cosmólogos fechan el origen de la presente fase evolutiva del universo en diez mil millones de años atrás, parece estar utilizando este concepto de tiempo universal. De la misma forma, las gráficas de densidad de tiempo en el modelo expansivo y las gráficas del tiempo radial en el modelo pulsante del universo parecen utilizar un concepto de tiempo que no es el de tiempo local, puesto que se refiere al universo en su totalidad. Dándolo por supuesto, es difícil que el universo pueda tomarse como marco de referencia, en todo caso, no sería práctico, y se ignora si hay algún evento cósmico. Sin embargo se necesita algo semejante si se quiere hacer consistente con la física relativista el concepto cosmológico de duración de cualquier fase cósmica dada.”
Incluso decía en su artículo El espacio y el tiempo en la ciencia contemporánea (1971):
“Si queremos representar la evolución del universo en su conjunto, se hace necesario hacerlo con relación a un sistema de referencia privilegiado (el centro de las masas del universo, por ejemplo); por otra parte, debemos introducir un tiempo (cósmico) privilegiado que le es asociado, lo que, aparentemente, es incompatible con la teoría de la relatividad”
Posteriormente en El moblaje del mundo parece alejarse de esta postura al decir:
“Cada cosa tiene su tiempo propio, de suerte que no hay un tiempo universal. (Lo habría si el universo pulsara como totalidad, pero no es el caso) “llega a matizar: “Adviértase que la Definición 6.14 admite tantos tiempos como cosas haya. El supuesto de que todos esos tiempos son el mismo, vale decir, que el ritmo de los sucesos es el mismo relativamente a todas las cosas, es la hipótesis del tiempo universal. No hemos adoptado este supuesto porque deseamos que nuestra metafísica sea compatible con la física y ésta sólo admite los tiempos locales. No obstante, una teoría relacional del tiempo que incluya la hipótesis del tiempo universal aún sería relacional, aunque no relativista.”
Dado que Bunge habla del Universo como individuo, cosa, sistema y totalidad, bastaría decir que si cada cosa tiene su tiempo propio y el Universo es una cosa, el Universo debe tener su tiempo propio. Ver mi artículo Tiempo en Bunge.
Derivado de no entender esta sencilla noción de movimiento, Gustavo se embarca en una serie de críticas inverosímiles, como esta:
“El presentismo implica que todo surge de la nada, todo el tiempo, y desaparece de vuelta en la nada después de un intervalo de tiempo indivisible.”
En primer lugar esta crítica (en cuanto multiplicidad desenfrenada) se podría hacer también a la postura defendida por Gustavo, efectivamente dice: “Parménides existe en alguna región del espacio-tiempo, que cubre Elea y parte de la Grecia antigua”, si Gustavo viajase a la región donde dice que existe Parménides, no lo encontrara, eso significa que debe estar en otro planeta Tierra, y así con cada fotograma, existe una multiplicidad de planetas Tierra (y de todo lo demás) independientes e inaccesibles. El presentismo no implica la magia ni que las cosas aparecen y desaparecen, Tierra solo hay una en movimiento y este movimiento en un determinado punto es el presente, que cambia sucesivamente y ese cambiar no significa aparecer y desaparecer.
Uno de los aspectos más graves de la postura de Gustavo es su negación implícita del concepto de evolución tanto biológica como evolución a nivel individual, el eleatismo al implicar que todo está ya dado hace inviable la evolución biológica que necesita del tiempo, del desarrollo para su explicitación científica, la evolución implica opciones abiertas que pueden o no actualizarse, pero aquí este no es el caso, no existe ninguna otra opción a lo dado. A nivel individual ocurre lo mismo, el esfuerzo por mejorar o cambiar es vano pues hagas lo que hagas todo está ya dado, el futuro está ya determinado inexorablemente. El “yo” que cobra todo su sentido en el presentismo (con la noción de evolución individual) en la propuesta de Gustavo se convierte en un fantasma extendido (“más vasto”)
El neoeleatismo de Gustavo es más presentista que el propio presentismo, pues implica que todo es presente, si es verdad que todo está dado y existe. Esto también implica que todo es simultáneo, en contra de su propia opinión pro-relativista sobre este tema.
La propuesta de Gustavo soluciona paradójicamente el único problema del presentismo (los otros supuestos problemas propuestos por Gustavo no son tales y curiosamente este que si es real y lo soluciona no lo cita), en un Universo eterno presentista donde hay pasado presente y futuro cabe preguntar (y el eco llega hasta Kant) ¿Cómo ha podido transcurrir una cantidad infinita de tiempo? Este problema se soluciona con la propuesta parmediana pues el tiempo no transcurre, está dado, a semejanza del espacio infinito que existe simultáneamente y no necesita recorrerse sucesivamente para que exista. Sin embargo introduce tan cantidad de problemas que no sale a cuenta aceptarlo.
Me pregunto si no habrá una motivación extra para defender esta doctrina por parte de los nuevos “paralizadores del Cosmos”, si su “modesta visión de la eternidad” no será una “salvadora visión de la eternidad”, sin abandonar el ateísmo y con la coartada einsteiniana el neoeleatismo ofrece la inmortalidad “sui generis”, una inmortalidad dada, repetitiva, siempre igual, por suerte al no tener recuerdos de las infinitas repeticiones pueden vivirse todas como la primera vez, excepto quizás para los propios parmedianos que cambiaran la angustia atea presentista de la nada por la angustia atea parmediana de la repetición, claro que si tienes una buena vida no importa repetirla eternamente, lo malo será para toda esa aplastante mayoría de seres humanos que tendrán su infierno en la repetición infinita de una vida insoportable, para todos ellos (excepto los seguidores de Unamuno) la nada presentista sería su cielo particular.
Otros artículos míos sobre el tiempo:
Tiempo en Bunge
Tiempo y devenir en el materialismo filosófico
Tiempo para el presentismo filosófico
¿Qué es el ego para el eternalismo?
Henri Bergson y el eternalismo
El presente artículo lo puse en un Facebook dedicado a Mario Bunge:
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/groups/lecturas.mariobunge/
Copio aquí los comentarios de dicha página:
Luciano Combi, 6 de abril.
Gustavo escribió varios papers sobre esto en revistas especializadas, quizás sería mejor atacarlo con eso para que la crítica sea más completa. Los artículos que usaste son de divulgación o casi, si no me equivoco.
Fermín, 6 de abril.
La parte técnica de este asunto no es lo más importante. Al fin y al cabo Parménides lo explico en un poema.
Carlos Pose, 7 de abril.
Es un tema interesantísimo, Fermín Huerta. Excelente blog. Como dije diez millones de veces, soy un completo ignorante en física y matemática, pero es sorprendente cómo las explicaciones de Bunge pueden ayudar a entender, incluso, temas que resultan tan complejos. Si bien todavía estoy a años luz de saber física y matemática, Bunge logra "traducirlo" a un lenguaje natural con ejemplos ilustrativos que complementan la formalización, con la mayor sencillez (en el mejor sentido de la palabra) y sin incurrir en expresiones confusas. Creo que hiciste una buena selección de fragmentos y contribuiste con observaciones también pertinentes e interesantes.
Es decir, después de la lectura de continúo estando a "años luz" de saber, pero el leerlo resulta algo tranquilizador. Si no entendí mal, alguna vez Bunge dijo que es posible que el tiempo sea infinito y que, probablemente, el espacio lo sea también, de modo que el Big Bang pudo haber sido un acontecimiento local del universo conocido. En lo intuitivo (aunque la intuición no garantiza nada) es algo que me resulta creíble. Al menos, después de leerlo uno puede decir: "Bueno, parece que no es tan estúpido lo que yo pienso". Es cierto, es posible que Bunge esté equivocado también y negarlo sería un ad verecundiam, pero, saber que podés entenderlo y razonar con él, aunque sea en mínima medida, ayuda, sí, a confiar en las propias ideas y, al mismo tiempo, ser autocorrectivo.
Fermín, 7 de abril. Gracias Carlos el tema me apasiona y el enfoque de Bunge me cautiva.
En el excelente artículo "Space time and the passage of time" (http://arxiv.org/abs/1208.2611) de George F. R. Ellis, experto en relatividad general y autor, junto con Hawking, del libro "The large scale structure of spacetime", se demuestra que no es necesario suponer que el espaciotiempo es algo dado de una vez, sino que se va haciendo según avanzamos en el tiempo. Yo tampoco estaría de acuerdo con esta interpretación, para mí el pasado ha dejado de existir, pues siguiendo a Heidegger creo que uno de los sentidos fundamentales del ser es el de presencia, pero bueno menciono el artículo anterior para que quede claro que incluso un máximo experto en relatividad general no acepta el espaciotiempo de tipo parmenídeo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu valiosa aportación.
EliminarExcelente tema el que has abordado, lo vengo siguiendo
ResponderEliminarAntonio y lectores en general, os animo a posicionaros sobre el dilema ¿presentismo o parmedianismo?
EliminarSigo copiando las aportaciones del Facebook:
ResponderEliminarJanou Glaeser, 15 de abril. Adjunto un paper de romero, relevante para la discusión: http://arxiv.org/pdf/1403.3655v1.pdf
Fermín, 15 de abril, Gracias a Janou he encontrado otro artículo de Gustavo Esteban Romero que es pertinente al tema ¿Que es el presente?
http://www.iar.unlp.edu.ar/divulgacion/art-difu-23.htm
Presentismo y 4-dimensionalismo:
ResponderEliminaruna respuesta de Fermín Huerta Martín
Gustavo Esteban Romero
En su reciente nota “Tiempo para el presentismo filosófico”, Fermín Huerta Martín ha realizado un análisis de un par de publicaciones mías donde se da cuenta en forma parcial de mi visión del espacio y el tiempo. Agradezco a Fermín el tiempo dedicado a discutir algunas de mis ideas. La presente nota tiene por objeto responder a algunas de sus críticas y corregir algunas distorsiones en la presentación de mi pensamiento. Antes de comenzar, debo aclarar que prácticamente no he escrito sobre el tema en castellano, excepto por algunos artículos de divulgación. Quien quiera enterarse mejor de mis puntos de vista debería consultar algunos de mis artículos técnicos sobre el tema. Muchos de ellos pueden ser accedidos a través de servicios como Academia.edu y Research Gate. También aclaro que no discutiré aquí la posición de Mario Bunge sobre el asunto. He discutido con el en extenso estos temas, pero este no es el lugar para explayarme sobre cuestiones técnicas. Quien quiera saber mi opinión sobre algunos puntos que Mario desarrolla en su Physical time. The objective and relational theory. Philosophy of Science 35, 355-388, mencionados por Fermín, puede consultar las primeras secciones, dedicadas a la crítica del presentismo en la interpretación de la realtividad espacial, de mi Presentism meets black holes. European J. Phil. Sci. 4, 293-308, 2014, escrito en colaboración con Daniela Pérez.
Lo primero que deseo aclarar es que no sostengo la inexistencia del tiempo. Muy por el contrario, sostengo que el mundo es una entidad 4-dimensional. El tiempo es una de las dimensiones del mundo, pero no es igual a las dimensiones espaciales (técnicamente esto se refleja en el rol de esa dimensión en la estructura métrica, que es diferente del de las espaciales, contrariamente a lo que sucede en casos 4-dimensionales de espacio-tiempos euclídeos). Tampoco niego el cambio: el cambio es variación de relaciones espaciales respecto de la dimensión temporal. El cambio tiene sentido, pues, si el mundo se piensa como formado por entidades de 3 dimensiones evolucionado en una temporal. Si describimos el mundo en 4 dimensiones, entonces no hay evolución en las 4 dimensiones, ya que ello requeriría una segunda dimensión temporal respecto de la cual cambien las otras. El mundo en 4 dimensiones no puede cambiar en principio: todos los cambios (eventos) están ya contenidos en el. Lo que si tiene el mundo son asimetrías sobre la dimensión temporal. La concepción cuadridimensional se basa en la teoría general de la relatividad. En la misma, la totalidad de los eventos se representa por una variedad de 4 dimensiones. Eventos que son simultáneos en un sistema, no lo son en otro. Eso significa que hay eventos que son pasados para ciertos observadores, y que esos mismos eventos son futuros para otros observadores. Como la existencia no puede depender del sistema de referencia elegido para describir los eventos, se sigue que estos existen independientemente. En el artículo “Presentism meets black holes”, mencionado arriba, mostramos que la existencia de los agujeros negros es incompatible con la idea de que existe un presente único común a todos los existentes.
El concepto mismo de que sólo existe el presente es contradictorio. ¿Qué sería ese presente? El presentista no nos lo dice, pero parece sostener que el presente se mueve, desde el pasado hacia el futuro. ¿A qué velocidad se mueve? ¿Respecto a qué se mueve? ¿Qué duración tiene ese presente? ¿Ninguna? ¿Cómo existe entonces? Confieso que el concepto me parece ininteligible.
ResponderEliminarFermín, en su artículo, presenta la objeción de que existe la sensación interior del “paso del tiempo”. ¿Qué es el paso del tiempo? ¿Qué es lo que pasa? Las neurociencias muestran como el cerebro construye la sensación de temporalidad. Se trata de una construcción como la del espacio visual o el de sonidos. El lector interesado puede consultar, por ejemplo, el artículo Brain Time, de David Eagleman o mi propio Present Time. Foundations of Science, en prensa, 2015.
Fermín cuestiona que en una visión 4-dimensional del mundo no hay razón para que la construcción de la sensación de temporalidad tenga un orden preferencial. El orden de los eventos del mundo, sin embargo, dista de ser arbitrario. Los eventos están restringidos por leyes y por las condiciones de contorno de esas leyes. En el artículo “Time and Irreversibility in an Accelerating Universe” discuto el origen de esa ordenación sobre la base de la cosmología moderna. Es, en cambio, el presentista quien no ofrece una respuesta clara al problema de porqué su “tiempo”, que no es un vector, señala en una dirección preferencial.
Fermín también comenta sobre mi tesis de que los objetos en el mundo cuadridimensional tienen partes temporales. Esa tesis no tiene nada de misterioso. Cosiste simplemente en describir a los existentes como sistemas de eventos extendidos en 4 dimensiones. En el ejemplo que Fermín menciona, el niño que fui es una parte temporal de una entidad más vasta, de 4 dimensiones. Nacimiento y muerte son límites de esa entidad. El niño es diferente del adulto, porque es una parte temporal distinta de la misma entidad de 4 dimensiones, de forma similar en que la mano y la cabeza son partes diferentes de una entidad de 3 dimensiones. Es el presentismo el que necesita explicar que fue del niño es cuestión. ¿Dejó de existir? Si es así, entonces, ¿cuándo y cómo desapareció? Es el presentista el que sostiene una ontología increíble, donde las cosas aparecen y desaparecen en cada instante. Si yo existo, digamos ahora (en t1), entonces ya no existo en t0t1. Cuando llegue a t2, ya no existiré en t1. Yo, y cada cosa, estamos desvaneciéndonos y apareciendo en una vertiginosa e inconcebible cadena de existentes y desvanecidos.
Fermín sugiere que el que el universo tenga 13.8 mil millones de años indica que el universo tiene un presente simultáneo. En absoluto es así. La medida temporal del universo, desde el comienzo de la expansión cósmica (que en 4 dimensiones es sólo un gradiente en la distribución de los eventos) hasta el evento de la escritura de esta nota, es 13.8 mil millones de años. No hay ninguna implicación de la existencia de una entidad llamada presente. Ese presente no es otra cosa que un conjunto de eventos asociados a la escritura de estas líneas. Por cada evento del mundo puedo definir un presente.
ResponderEliminarAl acusarme de embarcarme en críticas inverosímiles, Fermín confunde mi posición con una visión presentista, que rechazo. Escribe: “En primer lugar esta crítica (en cuanto multiplicidad desenfrenada) se podría hacer también a la postura defendida por Gustavo, efectivamente dice: “Parménides existe en alguna región del espacio-tiempo, que cubre Elea y parte de la Grecia antigua”, si Gustavo viajase a la región donde dice que existe Parménides, no lo encontrara, eso significa que debe estar en otro planeta Tierra, y así con cada fotograma, existe una multiplicidad de planetas Tierra (y de todo lo demás) independientes e inaccesibles.” Pues ciertamente si voy a Elea en 2015 no encontraré a Parménides, porque Parménides vivó en el Siglo V AC. Paraménides no está en otro espacio-tiempo: está en otra región del espacio tiempo, que no se intersecta con la mía, por más que vaya a Elea hoy. Lejos de una multiplicidad, mi posición implica la unicidad del espacio-tiempo. Fermín olvida que este tiene 4 dimensiones, y que el tiempo está incluido en el mismo. Por eso el espacio-tiempo es fijo, no se repite ni es siempre presente. Es atemporal. Fermín dice: “El neoeleatismo de Gustavo es más presentista que el propio presentismo, pues implica que todo es presente, si es verdad que todo está dado y existe. Esto también implica que todo es simultáneo, en contra de su propia opinión pro-relativista sobre este tema.” El presente es una categoría temporal, que no se aplica al mundo cuadrdimensional. Insisto: el mundo 4 dimensional no es temporal, el tiempo es una de sus dimensiones, y cuando se lo considera como un todo, no tiene sentido atribuirle propiedades temporales, en particular, decir que es “presente”.
Fermín también acota: “Uno de los aspectos más graves de la postura de Gustavo es su negación implícita del concepto de evolución tanto biológica como evolución a nivel individual, el eleatismo al implicar que todo está ya dado hace inviable la evolución biológica que necesita del tiempo, del desarrollo para su explicitación científica, la evolución implica opciones abiertas que pueden o no actualizarse, pero aquí este no es el caso, no existe ninguna otra opción a lo dado.” Confieso no entender de dónde saca que niego la evolución. El mundo 4 dimensional es asimétrico, lo que quiere decir que es perfectamente compatible con la evolución biológica y cosmológica. Un universo sin evolución sería auto-similar (perfectamente homogéneo e isotrópico) en todas sus dimensiones. Lo mismo se aplica a la evolución individual. Fermín parece confundir libertad con ausencia de determinismo. La ausencia de determinismo es sólo magia (ver Bunge, Causality 1979, o mi Philosphical Problems of Space and Time. Gravitation and Cosmology, Cambridge University Press, pp. 171-184, 2012.
Otra extraña afirmación, sospecho resultado de la incomprensión de mi posición, es esta: “La propuesta de Gustavo soluciona paradójicamente el único problema del presentismo (los otros supuestos problemas propuestos por Gustavo no son tales y curiosamente este que si es real y lo soluciona no lo cita), en un Universo eterno presentista donde hay pasado presente y futuro cabe preguntar (y el eco llega hasta Kant) ¿Cómo ha podido transcurrir una cantidad infinita de tiempo? Este problema se soluciona con la propuesta parmediana pues el tiempo no transcurre, está dado, a semejanza del espacio infinito que existe simultáneamente y no necesita recorrerse sucesivamente para que exista.” Pues bien, en mi visión el mundo podría ser perfectamente finito o infinito, pero el tiempo es sólo una de las dimensiones sobre las que se extiende, no algo que “pasa”. Ciertamente, el mundo cuadridiensional no es “presente” ni todo ocurre “simultáneamente”. Muy por el contrario, la existencia de 4 dimensiones y un campo métrico implican un ordenamiento parcial de los eventos, y no su simultaneidad.
ResponderEliminarEs el presentista el de debe explicar la naturaleza de ese “tiempo” que fluye o se mueve, que postula como si fuese natural. Debe decirnos respecto a qué se mueve, cómo está constituido, porqué es diferente del espacio, porqué es relativo a los diferentes sistemas de eventos, y cómo es posible que exista independientemente de los eventos.
Fermín cierra su ensayo evocando el eterno retorno de Nietzsche: “Me pregunto si no habrá una motivación extra para defender esta doctrina por parte de los nuevos “paralizadores del Cosmos”, si su “modesta visión de la eternidad” no será una “salvadora visión de la eternidad”, sin abandonar el ateísmo y con la coartada einsteiniana el neoeleatismo ofrece la inmortalidad “sui generis”, una inmortalidad dada, repetitiva, siempre igual, por suerte al no tener recuerdos de las infinitas repeticiones pueden vivirse todas como la primera vez, excepto quizás para los propios parmedianos que cambiaran la angustia atea presentista de la nada por la angustia atea parmediana de la repetición, claro que si tienes una buena vida no importa repetirla eternamente, lo malo será para toda esa aplastante mayoría de seres humanos que tendrán su infierno en la repetición infinita de una vida insoportable, para todos ellos (excepto los seguidores de Unamuno) la nada presentista sería su cielo particular.” Nada más alejado del mundo cuadridimensional. Nada se repite en este, no es un mundo cíclico. Cada evento es único y está ligado a los demás por leyes físicas. Es un mundo sin magia. Es el mundo que la ciencia va descubriendo.
PS: Estoy bien al tanto de que no todos los relativistas comparten esta visión. Ellis, como señaló un lector, sostiene que los eventos pasados existen, pero no los futuros. Es lo que se conoce como “growing block universo”. Las razones que Ellis, a quien respeto enormemente como cosmólogo, esgrime se relacionan con una supuesta indeterminación debida a la mecánica cuántica. Temo que en este punto, Ellis, como otros, confunde determinsimo con predictabilidad. El mundo es determinado, pero no estrictamente predecible. No puedo desarrollar esta tesis aquí. Refiero al lector a mi “Philosophical Problems” y a ROBERT C. BISHOP: ON SEPARATING PREDICTABILITY
La Falda 17-04-2015
En el Facebook:
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/groups/lecturas.mariobunge/
se sigue el debate.
Yo me decanto por el presentismo, que no veo que sea incompatible con la relatividad, ni con la especial ni con la general. El tiempo, según estas teorías, no es más que una coordenada, una etiqueta que se asigna a los eventos. De hecho un mismo observador puede utilizar la coordenada tiempo que más le convenga, con cada una de ellas obtendrá hipersuperficies de simultaneidad diferentes, es decir, que puede elegir con qué eventos quiere ser simultáneo en cada momento (siempre y cuando su separación sea de tipo eacio), eso no está en contra del 4dimensionalismo, pero para mí no contradice el presentismo, según el presentismo tenemos entonces que el que un observador asigne a dos eventos la misma variable temporal no significa que ambos existan en el presente del presentismo. Se podría aducir que ese presente del presentismo, al ser absoluto, está en contra de la relatividad pero eso no es así, de la misma manera que la impredictabilidad no niega el determinismo, ya que puede que no podamos conocer las consecuencias aunque éstas estén determinadas. Análogamente el presente del presentismo puede ser imposible de determinar, de ahí la libertad para elegir coordenadas temporales, pero eso no significa que no exista, de hecho, para mí ese presente es la totalidad de la existencia.
ResponderEliminarJosé Ignacio, gracias por tu comentario me ha parecido muy interesante.
ResponderEliminarExiste una continuación del tema:
ResponderEliminarhttp://ferminhuerta.blogspot.com.es/2016/03/que-es-el-ego-para-el-eternalismo.html?m=1