lunes, 26 de diciembre de 2011

CRITICAS DE GUSTAVO BUENO A LA CAUSALIDAD EN MARIO BUNGE





















CRITICAS DE GUSTAVO BUENO A LA CAUSALIDAD EN MARIO BUNGE




Fermín Huerta Martín



Escrito entre 2001 y 2002


1

En diversos lugares de la obra de Gustavo Bueno, como en Symploké pág. 292, en La filosofía de Gustavo Bueno pág. 225 o en el Diccionario Filosófico pág. 166, se hace la siguiente critica a Mario Bunge:

“La modificación que X determina en H determina también necesariamente alguna modificación de X por H, lo que implica que el efecto Y sólo pueda ser pensado conjuntamente con un co-efecto en X. Pero si la conexión de X con H no estuviese, a su vez, acompañada de una desconexión de X respecto de otros procesos reales, no podría haber relación causal, puesto que en cada proceso causal habría que iniciar un regressus de concatenaciones ad infinitum, que haría intervenir la totalidad del universo, en contra del principio de discontinuidad que está implícito en el axioma platónico de la symploké. Mario Bunge, ignorando este principio, y desechada la primera causa, se ve por ello obligado a aceptar la regresión infinita. Lo que equivaldría a entender la función de la causa en términos puramente subjetivos, relativos a los cortes artificiosos dados por el cognoscente en la infinita cadena de causas. Es preciso, por tanto, si no se quiere disolver la propia causalidad finita, no ya iniciar el regressus ad infinitum para detenerlo en un punto ad hoc (la causa primera de los tomistas, con las dificultades consiguientes del concurso previo a las causas segundas) que comprometa su misma posibilidad causal sino evitar su iniciación, para lo cual habrá que incluir a X dentro de un contexto A tal (llamado «armadura de X») que determine, no solamente la conexión de X con H sino también la desconexión de H con otros procesos del mundo que, sin embargo, sea principios suyos.”

Bueno le acusa de ignorar el principio de Symploké:

“Entrelazamiento de las cosas que constituyen una situación (efímera o estable), un sistema, una totalidad o diversas totalidades, cuando se subraya no sólo el momento de la conexión (que incluye siempre un momento de conflicto) sino el momento de la desconexión o independencia parcial mutua entre términos, secuencias, etc., comprendidos en la symploké.”

Y de aceptar la regresión infinita detenida con cortes artificiosos dados por el cognoscente.

De la lectura del libro de Mario Bunge La causalidad, se puede deducir que estas dos acusaciones son falsas.

En primer lugar abordaremos el tema de la Symploké.

Dice Bunge en la pág. 145:

“El determinismo, sea o no de la variedad causal, sostiene el principio genético y el principio de legalidad. El primero implica que no existen hechos aislados en la realidad concreta, pues las cosas están objetivamente interconectadas; el segundo afirma que esta vinculación se produce con precisión y regularidad. Pero esto no significa que el determinismo, en particular el determinismo causal, sostenga que cuanto hay en el mundo esté vinculado con todo lo demás y todos los aspectos; ni afirma tampoco el determinismo causal que todo esté causalmente vinculado con todo lo demás, doctrina que en forma ocasional (y errónea) se ha adjudicado al monismo, una de cuyas variedades afirma la unidad nomológica, aunque no necesariamente de índole causal.

La doctrina de la interdependencia universal y necesaria, según la cual todo está en rapport con todo lo demás, no tiene por qué ser causal, por más que sea compatible con la causalidad.”

Pág. 148:

“Pero dejando a un lado la cuestión de si la causalidad implica o no la rígida interdependencia universal, debemos decir algo con respecto a las pretensiones de validez de la doctrina del universo bloque. Su prueba perfecta significaría la derrota total de la ciencia: si las cosas estuvieran tan estrechamente vinculadas entre sí como suponen los partidarios de la interdependencia ilimitada, si todo tuviera influencia sobre todo lo demás, no sería posible conocer parte alguna del universo sin conocer su totalidad, cosa que evidentemente no ocurre, pues no sabemos siquiera en que consiste él todo y si tiene o no una extensión espacial finita. Y a la inversa, nada podría conocerse del conjunto sin el conocimiento completo de cada una de sus partes.”

Estos fragmentos demuestran que conociese o no el principio de Symploké platónico (representación) actúa con elementos que son equivalentes al mismo (ejercicio) y por tanto se invalida la critica de Bueno.

Sobre la regresión infinita dice Bunge en pág. 177:

“Para que pueda darse a una conexión el nombre de causal, deberá involucrar conjuntos finitos tanto de causas como de efectos.”

Pág. 188:

“Hay siempre vinculaciones entre muchos conjuntos de factores, nunca entre sucesos y cualidades aislables y separados, como supone la causalidad. Y por ello la hipótesis de que el devenir es una cadena causal parece una selección unilateral de una rica red de interconexiones, y es también, hasta cierto punto, una hipóstasis de la inferencia lógica y por lo tanto, una concepción parcialmente antropomórfica y precientífica. Pero la selección efectuada por el pensamiento causal, por más que sea defectuosa desde el punto de vista ontológico, es inevitable metodológicamente.”

“El aislamiento de un sistema respecto de sus circunstancias, de una cosa o proceso de su contexto, de una cualidad del complejo de cualidades interdependientes a que pertenece: en resumen, la “abstracción” es indispensable no solo para poder aplicar ideas causales sino para efectuar cualquier investigación, sea empírica o teórica,”

Pág. 189:

“La posibilidad de obtener empíricamente aislamientos bastante completos, de modificar un factor sin provocar alteraciones notables en las restantes variables, refuta la tesis de la interconexión universal sin restricciones (de todos los entes en todos los respectos).”

Pág. 192:

“El aislamiento, suposición implícita en toda hipótesis causal, implica a su vez la suposición de la existencia de entes que permanecen fuera de ciertas conexiones causales; y ello basta para refutar la doctrina de la interconexión causal universal.”

Pág. 198:

“A la inversa, si no se admite un primer principio, la causalidad exige el postulado de la infinita regresión de causas y efectos. De este modo se preserva la validez sin restricciones del principio causal, y se evita la suposición extracientífica de un Primer Motor incausado. Pero, lamentablemente, el regressus ad infinitum es ontológicamente ficticio y gnoseológicamente inoperante. La circunstancia de que la regresión infinita es ontológicamente ficticia se deduce del hecho de que las series lineales de causas y efectos son supersimplificaciones válidas como primeras aproximaciones, pero del todo inútiles luego de unas cuantas ramificaciones y entrecruzamientos. Y la regresión infinita es gnoseológicamente estéril, pues en vez de explicar lo desconocido por medio de lo conocido hace precisamente lo opuesto: explica el presente por medio de un pasado que es en su mayor parte desconocido. Pero la principal limitación de la regresión infinita es que no nos permite comenzar en ningún estadio dado del desarrollo, sino que exige un retroceso continuo e interminable: no admite etapas definidas en los procesos, ni nuevos puntos de partida determinados por la emergencia de modos de ser cualitativamente nuevos y, en consecuencia, de modos de devenir también cualitativamente nuevos. Es precisamente la existencia de niveles caracterizados por leyes propias y que emergen de modo discontinuo en el curso del tiempo lo que nos permite prescindir del regressus ad infinitum causal, aunque no de toda regresión finita.”

Pág. 200:

“La regresión infinita existe pero no es de índole causal.”

Pág. 213:

“Una consecuencia del causalismo es la necesidad de elegir entre una Primera Causa incausada y la regresión infinita. La primera es una ficción teológica, y la segunda una ficción filosófica. La regresión causal infinita no tiene valor cognoscitivo, pues el conocimiento del presente se hace pender de todo un infinito pasado incógnito. Hay regresión pero no lineal, ni causal en particular. La emergencia de nuevos niveles (es decir, de discontinuidades cualitativas definidas) nos exime de remontarnos al más distante pasado histórico en cada caso. Las cadenas causales son válidas durante tramos limitados; su validez es destruida más tarde o más temprano por la ramificación, la convergencia o la discontinuidad. La continuidad es esencial para la causalidad; pero no más esencial para el universo que la discontinuidad, con la cual está íntimamente vinculada”

2

Gustavo Bueno parte de la critica al regreso infinito para llegar a la segregación esencial, ya advierte que no es segregación existencial (cosa absurda) y critica a Bunge por que al aceptar el regreso infinito se tiene que parar con cortes artificiosos. Mientras que su corte no lo considera artificioso sino una segregación esencial. En el ejemplo que da de la barra que mueve la roca Bunge hubiera “aislado artificiosamente” quizás al ser humano que provisto de una barra-palanca (causa) hubiera movido la piedra (efecto). Sin embargo separar el momento de la barra-palanca del hombre que aplica la fuerza es una segregación esencial. La opción de Bueno (el momento mueve la palanca) seria la opción mínima de la línea causal. El regreso infinito sería la opción máxima. Las líneas causales, en cuanto son investigadas por sujetos operatorios, son susceptibles de tener particiones según intereses de dicho sujeto, así si se pregunta ¿qué mueve la roca? Bueno responde: el momento de la palanca, si se pregunta ¿quién mueve la roca? Se puede responder: el hombre que transfiere el momento a la palanca. Si se pregunta ¿qué posibilita el movimiento de la roca? Entonces si que podríamos irnos a un regreso infinito. Para Bueno los cortes de la línea causal de Bunge son artificiosos, ad hoc, mientras que los que realiza él son esenciales. En realidad la diferencia solo viene de cómo se justifica lo que se hace por que el resultado final es el mismo, una línea causal troceada.

En el mismo texto de Bueno (Diccionario pág. 167) nos dice:

1- La desconexión de H con otros procesos del mundo que sin embargo sean principios suyos.

2- La desconexión operada por A ya no ha de entenderse por tanto como una interrupción energética (existencial) de X, lo que seria absurdo, cuanto como una segregación esencial.

Con la pretensión de librarse del molesto regreso infinito Bueno construye estos argumentos que no buscan más de lo que Bunge persigue con la abstracción, es decir aislar un aspecto de la cadena causal que nos sea manejable (puesto que la cadena infinita no lo es), pero para ello no hace falta quedarse con el ultimo eslabón, la abstracción de Bunge también consigue hacer manejable la cadena causal al sujeto operatorio. Es en la fundamentación de este proceso donde Bueno quiere marcar la diferencia con Bunge, pero el resultado final es el mismo. Y la motivación también es la misma, neutralizar la regresión infinita.

Considero que la segregación esencial de Bueno es un intento de cortar la línea causal para evitar el regreso infinito sin que se vea un corte ad hoc arbitrario.

El tamaño de la línea causal es otro tema.

Indagando en el concepto de Symploké encontramos la clave de la cuestión. Dice Bueno en el tomo 2 de su Teoría del cierre categorial pág. 191: “En El Sofista, Platón ha desarrollado una argumentación trascendental que se orienta no solo a “neutralizar” el pluralismo radical, sino también a “neutralizar” el monismo. No sería posible “probar de frente” (mirando a la Materia o al Ser) la tesis de la symploké, la argumentación es trascendental. Es preciso regresar a nuestros órganos de conocimiento, constatando en ellos ciertas exigencias al margen de las cuales la única opción plausible sería el escepticismo, luego si los “órganos de conocimiento” solo lo son cuando se mantienen dentro de ciertas condiciones, o no conocen nada, o lo que conocen deberá tener mucho que ver con tales condiciones (la disposición categorial del mundo). Quien pretenda preservar la racionalidad debe dejar de lado el pluralismo radical y el monismo continuista, aislar cada cosa del resto y si todo estuviese vinculado con todo nada podríamos conocer. El postulado platónico de la discontinuidad tiene probablemente, más que ver con las paradojas de Zenón eleata, con la evidencia anagógica de la necesidad de detener los procesos ad infinitum. También podemos ver en el postulado de discontinuidad una condición del pensamiento causal, que no admite el regressus ad infinitum de causas sucesivas, ni menos aún, la apelación a una acumulación de infinitas causas simultáneas en la producción de un efecto.

Entrelazamiento y a su vez, desconexión de las cosas entrelazadas con terceras. La symploké al reconocer “cortaduras” en el Mundo, implica propiamente el ateísmo “terciario”, la negación de un Dios omnisciente. No es posible un entendimiento capaz de conocer todas las cosas, porque la symploké las hace incognoscibles (en este sentido).”

Cuando Bueno habla de que la symploké es incompatible con Dios parece que se refiere a una symploké ontológica, pero cuando habla de la necesidad de preservar la racionalidad, de evitar el regreso ad infinitum parece que se refiere a una symploké epistemológica. Si la symploké es ontológica no se tiene que aceptar para preservar nada, no podemos poner la razón por delante de la ontología y si los regresos ad infinitum existen no se puede apelar a la symploké para pararlos solo porque no nos gusten.

El principio de symploké puede ser por si mismo bastante evidente. Así observamos que las cosas no están aisladas unas de otras absolutamente. Entre otras cosas porque si así fuese probablemente no habría vida, las partículas elementales formadas poco después del Big Bang (si ocurrió) no hubiesen formado átomos. Y parece también bastante evidente que todas las cosas no están relacionadas con todas las demás.

Una cosa es que si para conocer algo tuviésemos que conocer algo anterior y así sucesivamente, no podríamos conocer nada y otra que una línea causal muy larga tenga que cortarse a su ultimo eslabón siguiendo ese símil. Porque una línea causal no necesitamos conocerla entera para que nos sea útil, podemos cortarla para usarla, así mover una piedra caída en un camino que nos impide pasar, la línea causal puede cogerse desde que nos impide el paso hasta que la apartamos sin necesidad de remontarnos a las causas de su caída o al ATP de los músculos.

El que no podamos conocer una línea causal completa no quiere decir que no sea real. Los hombre tienen una relación causal con todos sus progenitores, los átomos de nuestro cuerpo con las estrellas que los sintetizaron o con el Big Bang si existió. Los mismos ejemplos que Bueno usa de causalidad (mecánica, magnética, etológica) en Symploké pág. 293, son operativos (no aplica la segregación esencial) aísla un trozo de la línea causal ad hoc para usarla de ejemplos. Los ejemplos que usa Bueno para introducir su noción de Dato problemático o flotante son operativos (el ratón en el saco de harina o en la librería).

Por lo tanto el esfuerzo de Bueno de la segregación esencial para evitar el regreso infinito es solo para la galería, puesto que no es operativo (útil para el sujeto operatorio) y esta forzado por querer aplicar el principio de symploké a toda costa.

El principio de symploké no se puede aplicar forzadamente a una línea causal en cosas en que si hay conexión, creo que es un uso indebido, hay líneas causales que necesitan un regreso que si bien no sea infinito puede ser muy largo, como los antecedentes biográficos de una persona, este es un ejemplo de línea causal necesariamente larga (hasta el surgimiento del ser humano) y después hasta la sinterización en las supernovas de los elementos necesarios para “fabricar” la vida. Es decir, necesariamente debe haber una línea causal desde el Big Bang hasta nuestros cuerpos, que enlace las partículas que surgieron en aquel momento con las partículas que componen nuestros cuerpos ahora y que englobaría la evolución biológica y la sublínea casual padre-hijo-padre.

3

Espero que estas pinceladas sirvan para demostrar que las criticas de Gustavo Bueno a algunos aspectos de la causalidad en Mario Bunge eran infundadas.



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domingo, 27 de noviembre de 2011

EN BUSCA DE LA ONTOLOGIA PERDIDA




















EN BUSCA DE LA ONTOLOGIA PERDIDA




Fermín Huerta Martín





"Puesto que es sistemática, nuestra ontología decepcionará al historiador. Dado que, en su mayor parte, es matemática, la hará a un lado el amante de los grandes sistemas verbales (aunque en ocasiones profundos y fascinantes), por no mencionar al amante de las cuestiones verbales mezquinas. Además, por estar orientada hacia la ciencia, no atraerá al amigo de lo esotérico."

Mario Bunge





Tengo en mis manos uno de los libros que mas he deseado leer en el transcurso de mi casi medio siglo de existencia, se trata del tercer volumen del Tratado de Filosofía de Mario Bunge que se titula: Ontología I El moblaje del mundo ( a pesar del titulo, que yo sepa, el libro no esta patrocinado por Ikea, sin embargo si parece que lo esta por el Estado español, leo en el Boletín Oficial del Estado de fecha 18 de octubre de 2010 un anexo que dice:

“DIRECCION GENERAL DEL LIBRO, ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS
Subvenciones para el fomento de la edición de libros españoles escritos en lengua castellana y en lenguas cooficiales distintas a la castellana para las bibliotecas.
10 - ONTOLOGIA I : EL MOBLAJE DEL MUNDO (VOL. III) Mario Bunge (Autor), 200 ejemplares, concedido 4.080 €.)”

Leo regularmente a Bunge desde 1988, enseguida descubrí la existencia de su Treatise on Basic Philosophy publicado entre 1974 y 1989. El mismo Bunge reconoce la importancia de esta obra, dice en su libro Deu assaigs filosófics i una diatriba exasperada: “Mi propio intento de construir un sistema filosófico exacto y científico culminó en el Treatise (1974-89). El resto de mis publicaciones filosóficas son o bien precursores, o bien descendientes o complementos de este trabajo.”

Bunge confiesa que el Treatise le fue inspirado en España, cuenta en una entrevista de 2009:

“España tiene la culpa de este Tratado, porque la idea de escribirlo se me ocurrió en 1972 mientras veraneaba en un lugar cercano a Málaga”

La obra completa consta de 8 volúmenes, 2 dedicados a semántica, 2 a ontología, 3 a gnoseología y metodología y 1 dedicado a ética.

¿Por qué entonces este interés especial por el tercer volumen y no por el cuarto o el séptimo?

Aquí es donde interviene la elección del titulo de este artículo (que toma prestado de la primera película de Indiana Jones) y el hecho de ser ateo, hace referencia a un suceso que supongo que es muy frecuente que se daría entre los ateos que antes hemos sido creyentes (lo que Gustavo Bueno llama ateos privativos), de alguna manera al perder la fe perdemos la ontología asociada a esa creencia, porque el ateo dice en un primer momento como no es el mundo (no hay dios) pero después para ser coherente debe decir como es el mundo, lo que implica adscribirse a algún tipo de materialismo o inventar uno nuevo y aquí es donde empieza esa búsqueda. La ontología buscada vendría a sustituir la cosmovisión implícita en la Biblia en la cual fuimos instruidos los que asistimos al colegio durante el franquismo, con la catequesis y otras maneras mas subliminales.

Mi primer gran hallazgo ontológico en forma de libro fue Ensayos materialistas (http://www.fgbueno.es/med/dig/gb1972em.pdf) de Gustavo Bueno, un libro delicioso y tormentoso que he leído tres veces entero y releído fragmentos muchas veces. Sin embargo hay aspectos de esta ontología que no me han convencido nunca, sobre todo, lo referente a que M2 sea una refracción de la MOG y no una “emergencia” de M1 (que es justo lo que defiende Bunge). Por este motivo desde que conocí la existencia de ese tercer volumen del Treatise dedicado a las cuestiones básicas ontológicas, desee leerlo, si mis conocimientos del idioma inglés hubieran sido los adecuados lo hubiera comprado en su edición en ese idioma. De hecho tuve la oportunidad de comprar el volumen 4 en su edición original con la firma de Bunge dedicando el libro a Manuel Sadosky, tal como cuento en mi artículo Breve encuentro con Mario Bunge. En este cuarto volumen venia el índice con el contenido del tercer volumen, lo que me hizo ver aun con mas claridad la importancia de ese tercer volumen. Naturalmente la obra completa también me interesa, y de hecho he disfrutado de los dos primeros volúmenes ya publicados en español. Por cierto que en marzo de 2011 Quique Ruiz publicó diversos comentarios en el blog GRUPOBUNGE donde planteaba diversas cuestiones y criticas a algunas partes de esos dos primeros volúmenes (criticas a las que yo pude aportar un pequeño granito de arena) y que motivaron que el propio Bunge diera una breve respuesta por primera vez en los 5 años que llevaba funcionando ese blog dedicado a el. El 11 de noviembre de 2006 Bunge me confesaba en persona que no conocía el blog.

Todo ello demuestra el interés que la obra de Bunge sigue despertando en la actualidad.

Las peripecias para la publicación de este tercer volumen, vistas desde fuera de los mecanismos que hacen posible su edición, me parecen sencillamente surrealistas, por no decir disparatadas o algo peor. No hace mucho encontré una noticia de los años 80 de un anuncio para traducir el Treatise por parte de Editorial Tecnos. Naturalmente no se realizó. En los primeros tiempos del blog GRUPOBUNGE en 2006 publiqué la Bibliografía de Bunge y en la introducción ya ponía estas palabras:

“Aprovecho la ocasión para hacer un llamamiento a algún valiente editor que se atreva a traducir al español y editar decentemente la que es considerada su obra fundamental el Treatise on Basic Philosophy”.
Incluso intente poner en marcha una especie de suscripción popular para poder traducir y editar esa obra:

“Pienso que la propuesta de traducción y edición debería partir del propio Mario Bunge, que debería elegir al traductor y al editor, si el problema fuese monetario y Bunge no pudiese cubrir los gastos de la edición se podría hacer una especie de suscripción de todos los interesados en comprar dicha obra en todo el mundo, que podría centralizarse desde estas mismas páginas de GRUPOBUNGE, si hiciera falta realizar una aportación previa de dinero se podría hacer, o por lo menos saber el número de ejemplares cuya venta estaría asegurada de antemano. Hoy mismo he recibido un e-mail de la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional Agraria La Molina (FEUA), de Perú, donde dice que han “considerado realizar la traducción de esta obra como una contribución a la formación filosófica de los estudiantes del Perú.”
Como primera medida propongo que todo el que este interesado en comprar esta futura edición de la obra de Bunge escriba un mensaje en esta misma sección y deje su e-mail para futuros contactos.”

Naturalmente tampoco llegó a ningún sitio aquella propuesta.

Después uno de los hijos de Bunge nos informo de lo siguiente:

“Según mi padre (MB) existe un problema central para editar el Treatise en castellano: el dinero para adquirir los derechos de D. Reidel. Eso ya lo hizo la Editora de la Universidade de Sao Paulo con el Vol I: Semântica: 1. Sentido e referência; 2. Interpretaçao e verdade, en dos tomos como se indica, 1976. Otra posibilidad es ir traduciéndolo y poniéndolo en la red, primero de manera fragmentada, etc. Pero hay muchas otras obras valiosas (y más “blandas”) de MB que vale la pena discutir en un foro como éste. Por ejemplo, cualquiera de los treinta capítulos de Scientific Realism (2001), o de los diez capítulos de Racionalidad y realismo (1985), por sugerir aquellos de donde más aprendí. Por ejemplo, se podría empezar por éste último, a un capítulo por mes o por bimestre.”

Los dos primeros volúmenes en español fueron publicados en marzo de 2008 y marzo de 2009. Naturalmente lo normal era pensar que el tercer volumen aparecería en marzo de 2010. Pero no fue así. Con motivo de la publicación de la fe de erratas de esos dos primeros volúmenes en el blog de GRUPOBUNGE en junio de 2009 por mi parte, se puso en contacto con nosotros Rafael González del Solar para responder a esa lista de errores ya que el era el traductor de esos dos libros y de otros de Bunge. Cuando la fecha de la previsible edición del tercer volumen pasó (marzo de 2010) escribí a Rafael para informarme y con fecha 18 de julio de 2010 me contestó:

“El Vol. 3 (Ontología I) está en plena etapa de impresión. Lo previsto es lanzarlo en setiembre, mientras Mario esté en Argentina (si su calendario no se modifica).”

Naturalmente dicho mes pasó sin materializarse la edición, volví a consultarlo y el 2 de marzo de 2011 me dijo:
“En cuanto a Ontología I, en este momento estoy revisando las galeradas, por lo que supongo que a fin de mes, a más tardar, el libro estará en las calles.”
En abril y septiembre volví a consultarlo sin recibir contestación.
En agosto de 2011 pregunté a Editorial Gedisa directamente y me contestaron:
“Está previsto que esté en librerías durante la segunda quincena del mes de febrero de 2012.”
Sin embargo cual no sería mi sorpresa cuando en un rastreo rutinario en el Google sobre Bunge encuentro un anuncio de que venden el tercer volumen en una librería de México. Pensé que se trataba de un error, sin embargo a los pocos días el libro se vendía también en tres librerías argentinas. Finalmente lo pedí por Internet y me llego a primeros de octubre. Desgraciadamente no pude empezar a leerlo inmediatamente como hubiera deseado, tuve que dedicar un mes y medio casi con absoluta exclusividad al trabajo remunerado que me da de comer, mis otros trabajos (leer, escribir, atender el blog, etc.) me producen mas satisfacciones pero ningún dinero.

A finales de octubre vi anunciado en la web de Editorial Gedisa la edición del libro en España con fecha de edición 15 de octubre de 2011, con la característica distintiva de la tapa dura y un precio de 40 euros, el libro que pedí a Argentina, solo los gastos de aduana ya me costaron mas.

Naturalmente tenemos que agradecer a Editorial Gedisa que publique el Tratado así como otros libros de Bunge. Pero mucho me temo que todo este baile de fechas, de anuncios de edición que no se cumplen (tanto por exceder lo anunciado como por anticiparse a ello) por no hablar de los errores de edición encontrados en los dos primeros volúmenes (de nada sirve que Bunge diga en el Prólogo del autor a la edición española: “he aprovechado esta ocasión para corregir algunos errores que aparecen en la edición original“ si luego se generan errores nuevos, al final de este texto iré poniendo los errores que vaya encontrando en el libro. Cuando se editen todos los volúmenes publicare un artículo que reúna la fe de errores de toda la obra, por lo menos los que yo detecte), o ahora del hecho de publicar el tercer volumen en España con tapa dura cuando los dos primeros eran de tapa blanda, rompiendo así la unidad estética de la obra (la edición que yo tengo esta impresa en México y es de tapa blanda), todo esto, digo, es incompatible con un mínimo de seriedad y profesionalidad que cabe esperar de una editorial de prestigio o que pretenda serlo.

Aquí acaban estas pinceladas de las peripecias de edición del tercer volumen del Tratado de Filosofía de Mario Bunge, esperemos que no empiecen ahora las peripecias de edición del cuarto volumen.

No me extraña que Bunge dijera en una entrevista en 2008 sobre esta obra:

“No me esperaba que se tradujera tan pronto, sino sobre el año 2090”

Deseamos que (al paso que vamos) no sea la fecha en que se termine de publicar la obra completa.







Errores que he encontrando en el tercer volumen.

En la página 51 cuando se numeran las utilidades de la ontología para los científicos, ponen en números romanos vi (seis) cuando tenían que poner iv (cuatro).
En la página 57 apartado (ii) falta el símbolo “no” delante de la parte final entre paréntesis donde pone “y es parte de x”.
En la página 59 se comen la ultima “d” de la palabra “complejidad”.
En la página 61 habla de la Definición 1.7 y debería ser la 1.6.
En la página 67 para explicar n! (factorial de n) pone entre paréntesis “vale decir, 1. 2. 3 … n” usando el punto como signo de puntuación cuando se debería usar el punto matemático de multiplicación que se pone mas alto.
En la página 70 el símbolo de la yuxtaposición pierde el punto de arriba en cuatro ocasiones.
En una formula empieza con “x intersección yuxtaposición”, sobra “yuxtaposición”.
En la página 71 repiten la numeración del Teorema 1.7 que ya había salido en la página 63 naturalmente con otro contenido.
En la página 74 pasan del Corolario 1.7 al 1.10.
En la página 76 pasan de la Definición 1.13 a la 1.15.
En la página 77 pasan de la figura 1.3 a la 1.5.
En la página 79 se menciona "mereología" que no se cita en el Indice de materias.
En la página 85 donde pone E(x yustaposición y) debería poner E(x intersección y).
En la página 91 al final y principio de la 92 faltan siete símbolos “no” y uno de los puestos esta en un posición incorrecta, lo ponen en forma de ángulo, que es el símbolo que usa el traductor para nombrar proposiciones.
En la página 92 al final, sobra el “de” en la frase “… en la de teoría figurativa…”
En la página 116 se repite la numeración del Corolario 2.1, número ya usado en la página 107.
En la página 120 debe poner "no es igual al conjunto vacio".
En la página 126 repiten dos veces seguidas “se llama”.
En la página 131 se repite la numeración de la Definición 2.15, número ya usado en la página 120.
En la página 133 se repite la numeración de la Definición 2.16, número ya usado en la página 121.
En la página 133 la segunda formula esta mal.
En la página 136 se repite la numeración de la Definición 2.17, número ya usado en la página 122.
En la página 142 se repite la numeración de la Definición 2.18, número ya usado en la página 123.
En la página 143 se repite la numeración de la Definición 2.19, número ya usado en la página 123.
En la página 156 se repite la numeración del Postulado 3.4, número ya usado en la página 152.
En la página 159 se vuelve a usar por tercera vez la numeración 3.4 para un Postulado, usado ya en las páginas 152 y 156.
En la página 169 hay un "pude" que debe poner "puede".
En la página 178 en el texto de la Figura 3.2 pone "equivalentes" y tendría que poner "equivalente".
En la página 185 se repite la numeración del Teorema 3.1, número ya usado en la página 152.
En la página 194 pone: "Entre estas fórmulas científicas se cuentan alguna...", debería poner o "cuentan algunas" o "cuenta alguna".
En la página 215 falta un paréntesis delante del símbolo de necesidad.
También debajo de la definición 4.2 hay una lista con números romanos del i al v, al numero v se le cambia la tipografía sin venir a cuento.
En la página 219, en el Teorema 4.1 punto (ii) al final debería decir " el acontecimineto x implica que no puede acontecer y".
En la página 222 pone "alatoriedad" en lugar de "aleatoriedad".
En la página 223 se pone mal el símbolo "no" delante de A(x).
En la página 276 sobra la "y" en "y existe". Luego falta el símbolo igual (=) en g(b) a, debería poner g(b)=a.
En la página 278 donde pone (a,b)*(b,c)*(a,c) debería poner (a,b)*(b,c)=(a,c).
En la página 278 aparece una tabla sin numerar.
En la página 280 se numera la figura 5.6 y en la 282 la 5.5.
En la página 281 donde pone "si e preceda a" debe poner "si e precede a".
En la página 286 donde pone "no es tremendamente importante" sobra el "no".
En la página 314 se cita un fuente bibliográfica que no aparece en la bibliografía del final del libro (Bunge, 1962), me imagino que se refiere a su artículo de 1962 Cosmology and magic publicado en The Monist. Confieso que es la primera comprobación de fuente bibliográfica que hago y ha resultado errónea, llevo leídas 316 páginas y no me apetece volver a empezar para comprobar todas, Quizás en otra ocasión.
En la página 369 en la primera formula que aparece, donde dice al final “luego el conjunto vacío esta incluido o es igual a la duración de e relativa a f” debería decir “la duración de e relativa a f no es igual al conjunto vacío”.
En la página 371 se repite el mismo error.
En la página 381, en la figura 6.8 se habla de las ilustraciones (a) y (b) pero los dibujos no están asignados a ninguna letra.
En la página 396 la cita al Postulado 6.4 debe ser al 6.14.
En la página 431 sitúan la palabra “mereología” en la página 67 cuando en realidad se encuentra en la página 68.



INFORMACION

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BIBLIOGRAFIA DE MARIO BUNGE

http://ferminhuerta.blogspot.com/2010/03/bibliografia-de-mario-bunge.html

BREVE ENCUENTRO CON MARIO BUNGE
 http://ferminhuerta.blogspot.com/2010/04/breve-encuentro-con-mario-bunge.html

EN BUSCA DE LA ONTOLOGIA PERDIDA
 http://ferminhuerta.blogspot.com/2011/11/en-busca-de-la-ontologia-perdida.html

CRITICAS DE GUSTAVO BUENO A LA CAUSALIDAD EN MARIO BUNGE http://ferminhuerta.blogspot.com/2011/12/criticas-de-gustavo-bueno-la-causalidad.html

LA ONTOLOGIA MATERIALISTA DE MARIO BUNGE
http://ferminhuerta.blogspot.com/2012/01/la-ontologia-materialista-de-mario.html

sábado, 29 de octubre de 2011

¡POR EL ELECTRON! ¡POR QUE NUNCA SIRVA PARA NADA!





















¡POR EL ELECTRON! ¡POR QUE NUNCA SIRVA PARA NADA!




Fermín Huerta Martín





“La historia de la ciencia es parte de la ciencia: sólo comprendemos plenamente una idea cuando sabemos lo suficiente acerca de su historia para verla como una etapa del continuo avance científico, que de ayer pasa a las conjeturas de mañana acerca de su significación a través de hoy.”

Lancelot Law Whyte (Las estructuras jerárquicas)





He tenido la ocasión de leer el libro El inquieto universo de Max Born (Nobel de Física en 1954), publicado en 1936 y actualizado con un Post Scriptum cuando se reedito en 1951. Es un libro fácilmente catalogable como de divulgación científica. La verdad es que no lo compré ni por que fuera de Max Born ni por que fuera de divulgación científica sino por que lo tradujo Mario Bunge (manías de un coleccionista pobre). Se editó en español en 1960 por la Editorial Universitaria de Buenos Aires. El libro es realmente curioso, en cada página el texto ocupa solo una parte del espacio, lo que sobra se dedica a ilustraciones. Una parte de ellas están destinadas a formar una serie de films que recrean diversos movimientos (moléculas de gas, medición de velocidades moleculares, oscilador hertziano, velocidad de grupo, difusión de partículas alfa, movimiento del electrón en el átomo de hidrógeno, rotación del plano orbital) a base de hacer pasar las páginas rápidamente. Podemos considerar como una solución imaginativa para el año en que se publicó el libro, hoy en día Internet (por ejemplo en el Youtube) pueden encontrarse multitud de recreaciones animadas de muchos procesos estudiados por la ciencia (desde los diversos movimientos de la Tierra hasta la fecundación de un óvulo por un espermatozoide). Tales recreaciones son de gran ayuda para la comprensión de esos procesos y pueden considerarse un gran auxilio para la divulgación científica cuando esta es entendida como una forma de hacer llegar a un publico no especializado los conocimientos adquiridos por especialistas. En muchos libros de divulgación científica podemos encontrar expresiones como las que utiliza Born cuando dice: “Pero estos detalles están fuera de los marcos de este libro”.

No voy a ser yo quien descubra la importancia de la divulgación científica, dice Steven Weinberg en su libro Partículas subatómicas (que es un magnifico ejemplo de libro de divulgación científica), en la página xi: “Considero que los descubrimientos son elementos de la cultura del siglo XX, y me parece trágico que tantas personas, sensibles y formadas en otros aspectos, se hallen alejadas de esta parte de nuestra cultura por desconocimiento de los rudimentos de la ciencia.” Vivimos inmersos en un mundo tecnificado lleno de aparatos (ordenadores, móviles, TV, Internet, etc.) que existen gracias a descubrimientos científicos previos, también estamos rodeados de amenazas que se derivan de esos conocimientos científicos, como el reciente ejemplo de la central nuclear de Fukushima. No esta de mas conocer todos estos descubrimientos aunque solo sea para tener presente que no son fruto de magia, oraciones o acciones a distancia instantáneas. Sino del duro trabajo de personas interesadas en buscar conocimientos, dice Born en la pág. 305: “El espíritu de investigación, el deseo desinteresado de revelar los misterios de la naturaleza, están hoy tan vivos y son tan activos como siempre”.

Hace mucho tiempo que tengo cuatro áreas temáticas principales de lectura, filosofía, ciencia, religión y pseudociencias. Esto quiere decir repartir un tiempo escaso de lectura. Aun así he procurado leer todo lo que he podido sobre ciencia, durante algunos años coleccioné las revistas Mundo Científico y sobre todo Investigación y Ciencia, a las que vuelvo a leer periódicamente según el interés del momento. Hoy en día Internet puede suplir de sobra este nivel de interés científico, así como la red de bibliotecas publicas. Haciendo de este modo mas fácil al interesado por estos temas el acceso a los mismos.

Como materialista y ateo, pienso que la ciencia es la mejor munición de que disponemos en nuestra guerra contra las pseudociencias y las religiones, dice Einstein en sus Notas autobiográficas: “Como primera salida estaba la religión, que la máquina educativa tradicional se encargaba de implantar en cada niño. De esta suerte (y pese a ser yo hijo de padres judíos absolutamente irreligiosos) llegué a una honda religiosidad, que sin embargo halló abrupto fin a la edad de doce años. A través de la lectura de libros de divulgación científica me convencí en seguida de que mucho de lo que contaban los relatos de la Biblia no podía ser verdad.” Cuando no se accede a la información científica es mas fácil creer en cosas como que el hombre no ha llegado a la luna.

El libro que ha motivado estas líneas cuenta en su Post Scriptum con unas interesantes reflexiones que de alguna manera están relacionadas con el brindis que he elegido como titulo, que he sacado del libro La partícula divina de Leon Lederman (Nobel de Física en 1988), la partícula en cuestión es el bosón de Higgs que se puso de “moda” recientemente a raíz de la puesta en marcha del LHC (gran colisionador de hadrones) cerca de Ginebra. Cuenta Lederman que en el Laboratorio Cavendish de la Universidad de Cambridge se solía brindar con esas palabras. Allí fue donde J. J. Thomson (Nobel de Física en 1906) descubrió el electrón en 1897 (dice Weinberg en el libro citado: “Su talento residía en saber en todo momento cuál era el siguiente problema a abordar.“ ). El brindis es casi un alegato idealista del quehacer científico, visto como una adquisición de conocimientos puros sin aplicaciones practicas. De este espíritu parece ser solidario Born en una parte de su trayectoria, por lo menos eso parece reflejar sus palabras, dice por ejemplo en la pág. 287: “Lo que impulsa al hombre de ciencia a investigar es, como la fe del devoto o la inspiración del artista, una expresión del anhelo de la humanidad de hallar algo fijo, algo quieto en el torbellino universal: Dios, Belleza, Verdad. La verdad es lo que busca el hombre de ciencia.”

Todo esto esta relacionado a su vez con la ya mencionada y tristemente famosa tragedia de la central de Fukushima. Pues si el electrón no hubiese servido para nada la tragedia no se hubiera producido, pero como dice Lederman: “Mala suerte, hoy toda nuestra superestructura tecnológica se basa en este pequeño compañero“. Desgraciadamente financiar la ciencia básica cuesta un dinero que exige a esa misma ciencia unas aplicaciones prácticas que produzcan beneficios que permitan costear la ciencia básica. Estas aplicaciones practicas no están exentas de riesgos. Dice Born en la pág. 307: “Hasta este punto ha sido posible relatar el progreso científico como si no estuviera relacionado con ninguna otra cosa que ocurriera en el mundo. Esta era la actitud de casi todos los científicos de la vieja generación, a la que pertenezco, y mi libro fue escrito en ese estilo. La sociedad civilizada, pacífica y aparentemente estable de Europa y Norteamérica podía permitirse el lujo de estas abstracciones. Pero este período terminó en 1933: Hitler subió al poder.”

Primero Born critíca sutilmente a los que colaboraron en el diseño y construcción de la primera bomba atómica: “Me parece que los hombres de ciencia que dirigieron los trabajos que culminaron en la bomba atómica son hombres extremadamente hábiles e ingeniosos, pero no sabios. Abandonaron los frutos de sus descubrimientos en manos de políticos y soldados, y lo hicieron incondicionalmente, Perdieron así su inocencia moral y su libertad intelectual”. Luego reconoce su inevitabilidad: “La técnica para producir estas ondas de “radar”, como se las llama, fue elaborada en un comienzo con fines bélicos (en la actualidad nunca puede uno librarse de este lado siniestro de la investigación)”. Termina diciendo: “Los motivos de quienes tomaron parte en la confección de los explosivos nucleares están ciertamente por encima de todo reproche.”

Confía sin embargo en los usos pacíficos de la energía nuclear. La cual parece encerrar el mismo dilema que el uso militar. Su supuesta inevitabilidad, decía Mario Bunge recientemente:

“Es verdad que las usinas nucleares son peligrosas, especialmente en países sísmicos como Japón. Pero ¿como quieres que los japoneses obtengan energía sin tener fuentes energéticas propias? Recuerda que no tienen petróleo (que se esta acabando de todas maneras) ni recursos hídricos. Lo que tenían antes bastaba para una sociedad agraria, pero no para una potencia industrial. Y la luz solar y el viento bastan para iluminar una vivienda y manejar una computadora, pero no para alimentar una fabrica. En suma, no hemos resuelto el problema de la energía, ni siquiera lo hemos abordado seriamente, porque era mas fácil hacer la guerra para robarla.”

Dos reflexiones finales, primero como dice Born en la pág. 316: “Las ideas mas abstractas pueden alcanzar un día gran importancia práctica”. Este hecho tiene muchas implicaciones morales.

Segundo, una de las fuentes de esa moralidad puede ser como cita el autor en la pág. 320:”Porque la ciencia no es solamente la tecnología, sino que es también el material de una sana filosofía”

Estas son algunas de las cuestiones que se pueden encontrar en este libro en particular y en los libros de divulgación científica en general.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

HA MUERTO COLOMBO, UN EPICUREO





















Ha muerto Colombo, un epicúreo




Fermín Huerta Martín





Si dios prestara oídos a las súplicas de los hombres, pronto todos los hombres hubieran perecido, porque de continuo piden muchos males los unos contra los otros.

Epicuro.



Su persistencia es increíblemente asombrosa, sigue buscando y buscando hasta que completa el rompecabezas.

Un asesino refiriéndose a Colombo.





El pasado 23 de junio de 2011 murió Peter Falk el actor que durante años interpretó al famoso teniente Colombo. En el momento de su muerte la serie Colombo se emitía cada tarde (en España) en el canal Nitro, a razón de dos capítulos diarios de lunes a viernes. La mayoría de los capítulos recuerdo haberlos visto hace años, a pesar de lo cual volví a disfrutar de la interpretación que Falk hace del peculiar policía. Aunque la estructura de los capítulos es prácticamente la misma y el espectador sabe desde el principio quien es el asesino, la serie tiene un encanto especial con la mera presencia de este atípico policía que no usaba pistola.

La visión (o revisión) de estos viejos capítulos televisivos (grabados entre 1968 y 1990) ha coincidido con la lectura de un libro muy interesante, se trata de Epicuro de Carlos García Gual, el libro ha dormido en mi proyecto de biblioteca durante 26 años esperando ser leído y la casualidad o causalidad o clinamen a querido que por fin me decidiera a leerlo. Se agradecen los libros como este, escritos con pasión y entusiasmo además de un despliegue de información bibliográfica completísima. Esta coincidencia temporal entre la lectura del libro y el visionado de la serie me ha hecho “descubrir” los aspectos epicúreos del personaje Colombo y que os paso a comentar.

Un primer rasgo epicúreo de Colombo es la autosuficiencia. Dice Epicuro: “La autosuficiencia es la mayor de todas las riquezas” y también “El máximo fruto de la autosuficiencia es la libertad”.

Colombo siempre trabaja solo, esa soledad laboral de la que desconocemos su origen, pero apreciamos sus resultados, la soledad le da esa libertad de actuación que le conduce al éxito, porque todos sus casos están hechos a medida para un policía que no se ve en la necesidad de usar armas, aunque a veces intenten matarlo. Sus asesinos suelen ser de la alta sociedad y los crímenes muy elaborados, casi impecables sino fuera por el “concienzudo teniente” (como dice de el un asesino), quien no tiene horarios siguiendo las pistas y cuando no tiene por donde atrapar al culpable le obliga a cometer un error con una trampa, un engaño, que termina delatándolo. A veces le ponen diligentes sargentos para ayudarle, el lo agradece, pero Colombo trabaja mejor solo, es autosuficiente.

Si acaso acepta una ayuda en su trabajo esa es la de la policía científica, que empieza dándole una base con la que trabajar. Y con esto podemos enlazar otro rasgo epicúreo, dice García Gual en su libro: “Para esta liberación filosófica es necesario el conocimiento científico de la realidad” o “hay que resaltar en el epicureísmo un rasgo: la exigencia del conocimiento científico de la realidad como método firme para la adquisición de esa serenidad y felicidad final.”

A veces este conocimiento científico básico de la realidad o de la escena del crimen puede ser insuficiente, no hay huellas, ni el arma homicida, etc., es entonces cuando el investigador (o el filósofo) mas se tiene que esforzar para descubrir la verdad (el asesino). Dice Colombo : “Me fastidian los pequeños detalles que no tienen explicación”, casi rememora con esa frase la anécdota que se cuenta de Epicuro con 14 años, mientras su maestro de letras le recitaba “al principio de todo hubo el caos” Epicuro le preguntó: “¿de qué nació el Caos?” y el maestro le contestó que eso era cosa de filósofos.

Para Colombo con la base científica y su capacidad deductiva (dice en una ocasión: “Suelo hacer deducciones, es algo superior a mi”) siempre termina resolviendo los casos y esto le da felicidad, dice en una ocasión ante un dilema “Seria feliz si lo entendiera”.

Epicuro “Renunciaba a toda competición por adquirir poderes, riquezas y éxitos sociales”, llega a decir: “Muchos que obtuvieron riquezas, no encontraron en ellas la liberación de sus males, sino un cambio de éstos por otros mayores”, dice también: “Si quieres hacer rico a Pítocles, no aumentes sus dineros, sino limita sus deseos”. Colombo tiene muchos detalles de esa renuncia (voluntaria a veces, impuesta otras) al lujo, en un episodio su mujer le regala una gabardina nueva y hace todo lo posible por perderla, pues prefiere su vieja gabardina, mantiene su viejo coche con mas de 200000 Km. del que dice “cuide usted de su coche y su coche cuidara de usted”.

En un caso el asesino le propone un trabajo que le doblaría el sueldo y termina contestándole “no tengo ambición personal”. En otra ocasión comenta “no bebo nada que no pueda pronunciar”.

Dice García Gual : “El filósofo se sobrepone a los dolores del ánimo, a las angustias, temores, inquietudes, e incluso a los dolores de la carne, mediante la fortaleza de su disposición anímica.”, Colombo dice: “yo procuro ser optimista siempre”.

Dice Carlos: “Porque la felicidad del epicúreo consiste en placeres continuos, en dichas cotidianas y no en objetivos lejanos, que una brusca muerte pudiera arrebatar, dejando así a una vida sin sentido”.

Si hay un placer para Colombo (hoy diríamos un vicio) cotidiano, ese es fumar sus puros, en una ocasión que tenía que hablar frente a un público, encendió su puro y dijo que sin el no podía empezar a hablar. Otro placer cotidiano es su afición a la música clásica. Sin embargo dice en una ocasión: “ A mi mujer le encantan las reuniones, a mi me dan igual”. Desconocemos muchos detalles de su vida privada, iba a decir, cuando no trabaja, pero es que Colombo no descansa cuando tiene un caso entre manos, cualquier cosa cotidiana, una frase de su mujer, puede darle la llave para resolver el crimen.

No pretendo ser mas exhaustivo en esta comparación, con estas pinceladas es suficiente para animar a leer a Epicuro o ver la serie Colombo. En mi caso, durante una época incierta de mi vida (¿Cuándo no lo es?) conseguía olvidarme de los problemas viendo a este policía que me hace reír y pensar. Proporcionándome de esta manera una pequeña dosis de felicidad cotidiana.

lunes, 29 de agosto de 2011

GONZALO PUENTE OJEA: MAESTRO ATEO





















GONZALO PUENTE OJEA: MAESTRO ATEO




Fermín Huerta Martín



En plena vorágine de informaciones sobre la reciente visita del Papa a España yo me deleitaba leyendo un monográfico dedicado al que fuera embajador de España en el Vaticano (1985-1987), un embajador ateo y que se divorcio mientras estaba en ese cargo. El rechinar de dientes de la jerarquía católica sólo cesó cuando fue destituido.

Se trata del nº 231 de la revista Anthropos (Huellas del conocimiento) en cuya portada podemos leer: “Gonzalo Puente Ojea, una crítica radical del hecho religioso en su perspectiva histórica y antropológica”. Un merecido monográfico que incluye varios artículos sobre el y su obra, dos artículos suyos, una cronología biográfica y una bibliografía de y sobre Puente Ojea que contiene una sección de videograbaciones, algo que empieza a ser imprescindible dado el despliegue actual de Internet. Además puede ser un aliciente para quien desee conocer un nuevo autor y tenga pereza de leerlo, ver y escuchar a Puente Ojea es un placer compatible con la lectura de su obra. El monográfico se completa con una entrevista y algunas fotos.

Considero a Gonzalo Puente Ojea mi maestro del ateismo (junto con Gustavo Bueno), como dice la editorial de la revista:

“Es admirable contar entre nosotros con un trabajo de investigación tan documentado, serio, claro, fecundo y ciertamente enfocado como el que nos presenta y ofrece generosamente Gonzalo Puente Ojea. Son años de investigación, pensamiento y experiencia que le han llevado a la escritura de múltiple libros siempre en consonancia con el progreso evolutivo de las ciencias y sus metodologías. Toda su obra se concentra en un reclamo contundente de libertad. Todo ello se muestra en un ejercicio coherente del libre pensamiento y fluidez extraordinaria de conciencia que le han hecho capaz de investigar un tema de extrema complejidad y compromiso en una sociedad, como la española, sensible todavía a mil fantasías e ilusiones. Y ello debido a la fuerte prevención de un entorno cultural no liberado de las estructuras de poder, pero ya minoritariamente abierto a aires saludables y a otros horizontes intelectuales de gentes críticas y sensibles a la no verdad del pensamiento y de los datos y hechos que apuntan en otra dirección de la que nos han marcado la educación y los valores hegemónicos.”

Supongo que como en la mayoría de los casos el transito que yo he realizado de creyente-agnóstico-ateo, pasa por muchas lecturas y muchos autores, podría mencionar también a Friedrich Nietzsche, Bertrand Russell, Mario Bunge, Enrique Tierno Galván y muchos otros, pero por la profundidad y potencia de sus obras tengo que destacar los ya mencionados Puente Ojea y Gustavo Bueno. Me parece muy gracioso (por no decir patético) que se valore tanto a las obras traducidas de autores extranjeros que tratan sobre ateismo o laicismo, cuando en Hispanoamérica disponemos de obras que no necesitan traducción y que como mínimo están al mismo nivel de esas traducciones.

Esta revista es una buena oportunidad de aproximación a la obra impresionante de Puente Ojea y la bibliografía adjunta es un mapa para no perderse en ella.

Para despertaros la curiosidad os copio algunos de los elogios que los colaboradores del monográfico le dedican, para que no quede duda de la importancia de su obra:

“Ideología e historia es el hito que sigue señalando la frontera irreversible entre un antes y un después en el campo de la historia y de la historiografía de la fe cristiana. En el ámbito de producción española (y me atrevo a afirmar que también en la generada en otras lenguas) aún no se ha encontrado un parangón conveniente. “ Antonio Piñero Sáenz.

“Pero Gonzalo no es sólo un gran ilustrado que observa, analiza y explica, es además un luchador. Puente Ojea es un gran defensor de la causa de la libertad, sobre todo de la libertad que me parece más específicamente humana, la libertad de conciencia” Juan Antonio Aguilera Mochón.

“La lectura de los libros de Puente Ojea sobre estas cuestiones resultaría de lo más revelador y eventualmente liberador para los católicos adoctrinados desde pequeños por la Iglesia católica (y también para los cristianos en general); por eso se entiende que la mejor estrategia eclesial no sea la de criticar estos libros de Gonzalo, sino no mencionarlos siquiera y, cuando se tercia, descalificar gratuitamente al autor.” Juan Antonio Aguilera Mochón.

“Para mí, el descubrimiento de Puente Ojea, inicialmente a través de la radio y luego (y sobre todo) de sus libros, fue crucial. Así como la respuesta inmediata y generosa que tuvo a mis requerimiento postales. Siempre me he sentido animado y fortalecido por Gonzalo. Es muy probable que en mi caso, y creo que en el de muchos otros, haya sido decisivo el conocimiento de su obra y de su persona para que ahora esté involucrado activamente en la defensa del laicismo. Dicho en leguaje bioquímico, Gonzalo Puente Ojea es un magnífico catalizador. Desde aquí quiero transmitirle todo mi afecto y mi más profundo agradecimiento” Juan Antonio Aguilera Mochón.

“La formación del cristianismo como fenómeno ideológico, obra cuya importancia pude captar en su momento gracias a una relectura guiada por el mismo autor. Han transcurrido 36 años, y compruebo que el trabajo de interpretación histórica de Puente Ojea no ha envejecido, antes bien cobra nueva relevancia frente a la actual inundación de publicaciones apologéticas disfrazadas de “rigor académico” y vehiculadas por una potente industria editorial religiosa.” Josep Montserrat Torrents.

“Por su honestidad y alta erudición, el díptico situaría a su autor, de forma inmediata, entre los pensadores de referencia en el análisis materialista del origen de la religión cristiana y del estoicismo. Ya, tras la recuperación de la democracia, en 1987 la vergonzosa claudicación del Estado español ante las presiones eclesiásticas frente al embajador español ante la Santa Sede y autor de Ideología e historia, tan sólo daría dimensión pública a su figura intelectual y a la obra rotunda que comenzó a aparecer a partir de su “liberación” profesional.” Miguel Ángel López Muñoz.

“Desde la época de afianzamiento de la dictadura, Gonzalo Puente Ojea supo situarse con dignidad ante un entorno sórdido y, por momentos, incierto y errabundo. Ilustrado de mil desmitificaciones religiosas y políticas, crítico del diletantismo y de la cobardía intelectual, infatigable y empecinado en el hallazgo y establecimiento riguroso de la verdad, testigo incómodo, para los poderes políticos, religiosos y mediáticos, de esa burla a la democracia llamada “transición”, Puente Ojea es una de las pocas voces con prestancia y brillantez del pensamiento español vivo.” Miguel Ángel López Muñoz.

“Puente Ojea aborda eso en la culminación de su enorme obra teórica. En 2009, cuando el librito ve la luz, su autor es ya, sin lugar a dudas, la figura mayor de las letras hispanas en lo que a la crítica de religión y creencia concierne. La extensión y hondura de sus obras asombra a cualquiera que se haya asomado seriamente a ellas.” Gabriel Albiac.

Por los buenos ratos pasados leyendo tu obra, por tu actitud ejemplar, por destilar sabiduría con tus palabras y textos, solo me queda decir:

¡GRACIAS MAESTRO!




INFORMACION

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jueves, 28 de julio de 2011

INFINITO, YO TE CITO
















INFINITO, YO TE CITO


Fermín Huerta Martín




YO TE CITO

Infinito/Yo te cito/Con tu cara/De maldito/Ya es la hora/Baila ahora/Que universos

Atesoras/De la esquina/Sale un grito/Infinito/Yo te cito/Escuchando/Y acechando

Tus umbrales/Voy buscando/Llega el día/Me decía/Dame un trago/De agua fría

Pon tu huella/En el escrito/Infinito/Yo te cito

JUAN PERRO. DISCO: MR. HAMBRE
Letra y música de Santiago Auserón (músico filósofo)





Quedó pendiente de mi artículo Tiempo y devenir en el Materialismo filosófico el tema de si el Universo debe ser necesariamente infinito. Como se sabe, desde el Materialismo filosófico se ha dicho muchas veces esto: “Un Universo concebido como ilimitado (en sentido ampliativo o progresivo), aunque se suponga corpóreo, no puede ser tratado como un todo.” Teoría del cierre categorial pág. 518. “Un todo es una multiplicidad limitada” TCC pág. 529.

Evidentemente si se parte de esta definición el Universo o no puede ser infinito o no puede ser un todo. Podríamos decir, si el problema es el nombre de “todo”, lo sacrificamos para no perder su infinitud, le damos otro nombre, por ejemplo: “conjunto de todos” y asunto resuelto. Desde luego la apuesta desde el Materialismo filosófico va en la dirección opuesta, es decir, declarar que el Universo no es infinito. Y no puede serlo, porque el Materialismo filosófico ya dispone de su propio ente infinito: la Materia ontológico-general, y claro no caben dos infinitos bajo el mismo Sol. Con lo que la única actuación posible para mantener el infinito propio consiste en limitar el infinito ajeno (en hacerlo finito), así dice Javier Pérez Jara en su artículo De la Física a la Metafísica: cuestiones sobre Teología Natural, Mecánica Cuántica y Cosmología: “Pues bien, si negamos, por contradictorio, el infinito actual en el Universo, en la «materia ontológico-especial», ¿se podría en cambio aplicar a la Materia ontológico general (M), o al Ser o Realidad «en general»? La respuesta «más breve» parece que tiene que ser la siguiente: no se puede decir que la materia ontológico general sea finita, dado que lo finito, ontológicamente, es todo aquello que está envuelto o inmerso en un contexto superior que, en una metafísica no megárica, lo (co)determina y «moldea». La idea de entidad finita está ligada, pues, a la idea de regressus; para «comprender» a una materialidad finita hay que regresar al contexto superior envolvente (y esto aunque desde el principio de symploké no sea necesario regresar a toda la realidad para entender cualquier entidad finita, porque entonces, como vio certeramente Platón, no podríamos conocer nada). Según esto, sobre la idea de una entidad infinita ontológicamente no se puede practicar regressus alguno, pues, por su infinitud, es el límite de todo regressus: así, desde el apeiron de Anaximandro a la materia ontológico general pasando por el Ipsum esse de Santo Tomás o la Voluntad de Schopenhauer.
De este modo, cuando negamos dialécticamente el concepto de finitud ontológica, podemos llegar a la idea indeterminada de Infinito como aquello que no está «envuelto» por ningún contexto superior; nada externo a aquella entidad la determina, limita o moldea: agota, por tanto, el ámbito de lo posible y existente. Por eso, infinito en sentido ontológico sólo es la Realidad, o el Ser, en sentido ontológico general. Una entidad infinita no puede coexistir con otras entidades en la Realidad: las anegaría (aquí es donde podría encuadrarse el argumento de Espinosa, y luego Krause, de que Dios, al ser infinito, anega el Mundo y «conmensura» toda la realidad).”

Los problemas vienen cuando todas las pegas y limitaciones que se quieren poner al Universo infinito desaparecen cuando hablan de la Materia ontológico-general infinita.

Empezare por enumerar las objeciones que se realizan desde el Materialismo filosófico a un Universo infinito:

“El espacio infinito es precisamente la posición límite a la que llega la teoría de la fuga gravitatoria (cuando no se acepta el Big crunch); un espacio infinito en el que por tanto habría una distancia infinita entre masas gravitatorias, con lo que su atracción sería nula, destruyendo así el universo de la gravedad constitutivo de la materialidad física; además, un espacio físico de Minkowski de curvatura cero haría desaparecer a las masas gravitatorias, aniquilándolas, porque mientras haya materia física siempre hay una curvatura en el espacio-tiempo, curvatura que desaparece en la «expansión universal» al ser llevada al límite. El argumento de la finitud constitutiva del Mundo a través de la relatividad general no hace sino especificar, a través de la gravedad, lo que ya sabían Anaximandro y sobre todo Aristóteles, a saber: que el Mundo es necesariamente finito porque si no, no habría unidad entre sus partes.”

“si el conjunto infinito de los sujetos operatorios estuviese distribuido en un espacio infinito, habría que aceptar el infinito actual, y supuesto esto, la unidad atributiva del Universo se destruiría, como sabía Aristóteles, y con ella el propio Universo en cuanto implica unidad entre sus partes; en efecto, si las partes del Universo estuviesen separadas a una distancia infinita actual unas de otras, jamás podrían entrar en contacto sinalógico, haciendo imposible la unidad constitutiva del Mundo, es decir, se producirían las paradojas de Zenón a escala «macrocósmica»”.

“El materialismo filosófico no acepta, claro está, la eternidad del universo; pues desde la propia materia ontológico general (que sí es eterna, pues el tiempo está vinculado a un proceso continuo de composición y descomposición de partes conformadas -y de ahí la sucesividad-, y por tanto, la idea de tiempo sólo se mueve en el ámbito de la ontología especial) el Mundus adspectabilis es visto como contingente (pues M impide que se hipostasie ningún contenido ontológico-especial, y que, por tanto, se eternice –en contra de la metafísica, que siempre trata de eternizar algún contenido de la ontología especial–); el mundo actual (con sus ríos, planetas, galaxias, &c.) es visto como llamado a desaparecer (en su propio proceso dialéctico), y ser sustituido por otro contenido ontológico-especial, en un proceso recurrente infinito; pues M es eterna y siempre está en acto (las formas universales Mi).”

Me sorprende un poco esa cita a una teoría científica de Javier después de haber dicho:

“Y yo me atrevería a fijar dicho problema en la ingenuidad ontológica en que se mueve dicho autor, quizá demasiado ocupado con las ciencias positivas como para dedicar el tiempo necesario al estudio de la filosofía (como si las ciencias positivas, con la cosmología a la cabeza, pudieran arrojar las verdades últimas y más profundas del Universo).”

“Las analogías, tantas veces repetidas a lo largo de esta polémica, empleadas por Halton Arp, entre tribunales de científicos y tribunales de la Inquisición no es gratuita.”

¿Quiere esto decir que acepta argumentos de miembros de los tribunales de la Inquisición?¿O simplemente que solo acepta los argumentos científicos que se adecuan a su visión filosófica del mundo?

Dice Javier: “si las partes del Universo estuviesen separadas a una distancia infinita actual unas de otras, jamás podrían entrar en contacto sinalógico, haciendo imposible la unidad constitutiva del Mundo”, pero esto esta en flagrante contradicción con otro de sus argumentos mas recurrentes que expuso Gustavo Bueno en TCC pág. 868:

“El espacio interpuesto es real y que, por tanto, no es vacío, sino que es un plenum energético. Y esto significa que la apariencia, no es tanto la del fenómeno apotético cuanto la del “vaciamiento aparente” o kenosis del espacio interpuesto.”

TCC pág. 869: “ La tesis más característica del hiperrealismo es la negación del vacío como no ser. El hiperrealismo, en este sentido, podría vincularse al principio eleático que establece que “lo ente toca con lo ente””.

Personalmente prefiero usar plenum material a plenum energético, siguiendo a Bunge cuando dice que la energía es un propiedad de la materia, pero muchos filósofos y científicos usan energético o energía, incluso hablan de materia-energía, cuando en realidad hablan de radiación o de ondas o de campos, etc. Confundiendo así materia con masa, identificando así energía con ausencia de masa. Llega a decir Javier algunas veces: “materialidades energéticas”.

Si el Universo es un plenum, la sinalogía esta garantizada sea este finito o infinito, sea cual sea la distancia entre dos partes, el plenum garantiza la sinalogía.

Pero es que ocurre una cosa muy curiosa, si decidimos dividir el Universo en cubos de lado año-luz, partiendo para ello de la Tierra como centro del Universo (en un conjunto infinito cualquier punto puede ser el centro). Empezaríamos con un cubo en cuyo centro este la Tierra al que rodearíamos de 26 cubos que cubrirían sus 6 caras 12 aristas y 8 vértices. El cubo que incluye a la Tierra lo numeramos con el número cero y los siguientes cubos del 1 al 26. De esta manera hemos configurado un nuevo cubo de lado 3 años-luz al que volvemos a rodear de 26 cubos que seguiremos numerando del 27 al 52 y así sucesivamente. Pues bien, esta configuración sinalógica en la que lo ente toca con lo ente conecta cualesquiera dos cubos de Universo por mediación de los cubos interpuestos. La distancia entre dos cubos determinados nunca es infinita aunque el conjunto total si lo sea.

Dice Javier: “haciendo imposible la unidad”, Gustavo Bueno en Ensayos materialistas pág. 45 y 47 dice: “ El esquema de mi construcción es el siguiente:“materialismo”, en Ontología general, es, ante todo, el resultado de una metodología crítica: la crítica a la tesis de la unicidad del ser”, “el monismo metafísico se edifica siempre sobre el prototipo de la unidad ontológica real del mundo y, en consecuencia, debe siempre -incluso en las versiones antiespiritualistas, materialistas (que lo serán en el plano ontológico-especial)- considerarse impulsado por un espiritualismo implícito, en la medida en que la unidad del Mundo es solidaria de la conciencia, núcleo siempre de la noción de “espíritu”.”

Me sorprendió mucho que después de leer esas líneas de Ensayos materialistas, en las primeras páginas del Diccionario filosófico se puede leer: “El materialismo filosófico es un pluralismo de signo racionalista, que postula, sin embargo, la unicidad del mundo en cuanto desarrollo de una materia ontológico general que no se reduce al mundo empírico.” Compruebo que este fragmento no se encuentra en la versión en Internet del Diccionario.

El Universo infinito no puede ser un todo (una unidad) pero la Materia ontológico-general que es infinita si puede ser una unidad.

Al principio pensé que se trataba de un error tipográfico de edición.

Para un colectivo tan profesional y académico como el compuesto por los miembros del materialismo filosófico que cuando escuchan la palabra “aficionado” casi les da un corte de digestión, el Diccionario filosófico es una autentica mancha en su expediente, una obra tan importante como iniciación o ampliación de conocimientos sobre el pensamiento de Gustavo Bueno se editó con una página menos (pág. 50) que tuvo que ser añadida en fotocopia (como si de un libro editado por aficionados se tratara), no recuerdo un caso similar, cuando leí el Diccionario (2001) escribí a su autor alertándole de que había detectado 74 errores en el texto y 105 carencias en la Bibliografía de Gustavo Bueno, con la finalidad de que se corrigiera la versión en Internet, pues bien acabo de comprobar que diez años después los errores no se han corregido, he comprobado unos cuantos, no todos, yo solo soy un aficionado.

A pesar de que se ha dicho muchas veces que la Materia ontológico-general es una pluralidad infinita dice Javier: “De este modo, si aplicar infinitud actual a la materia cósmica del Universo es contradictorio, aplicársela a la materia ontológico general carece de sentido, por encontrarse en un «nivel ontológico» más allá de las categorías mundanas.”, dice también: “carece de sentido aplicar el concepto de infinito actual a la materia ontológico general, porque el mismo hecho de tratar de aplicar este concepto a ella implica ya mundanizarla, y por tanto destruir su propio concepto”.

Esto es un poco romper las normas del juego y hacer lo que se quiere, como si en una partida de ajedrez uno de los jugadores sacara una nueva pieza voladora que bombardease a las oponentes.

Pero claro si nos atenemos a alguna de las cosas que se han dicho de la Materia ontológico-general se puede entender mejor esta situación. Dice por ejemplo Gustavo Bueno en Televisión: Apariencia y Verdad:”La Materia ontológico-general no es ni verdadera ni falsa”. Dado que los seres humanos somos trocitos de Materia ontológico-general ambulantes, podríamos decir de nosotros mismos que no somos ni verdaderos ni falos.

Dice Javier en El Basilisco 36: ”Algunas de sus corrientes materiales se encuentran en devenir” o “La materia en devenir no puede dejar de estarlo”, dice en otros de sus artículos: “. Ya hemos dicho que la Materia ontológico-general no es inmutable, pero también hemos dicho que “ , (la materia determinada siempre va a estar componiéndose y descomponiéndose, sean cuales sean sus contenidos morfológicos), pues siempre habrá materia ontológico-especial, con sus atributos de codeterminación y multiplicidad.” “ Los cursos materiales procesuales de la materia ontológico general (M) que confluyeron para la formación del Mundo (Mi) podrían no haberse dado, pero una vez que se va configurando el Universo, como realidad zootrópica, comienzan también a perfilarse relaciones necesarias entre las materialidades constitutivas de ese Universo. Por eso, por ejemplo, el materialismo filosófico defiende que la Doctrina de los tres géneros de materialidad es una doctrina no sólo empírica, sino empírico-trascendental. En este punto, el concepto de sinexión o relación necesaria es clave para el asunto que nos compete.”

Tenemos pues una entidad que tiene unas “corrientes” en devenir, presumimos entonces que existen otras inmóviles, las que están en devenir no pueden dejar de estarlo, no nos informan de si las corrientes inmóviles pueden llegar a estar en devenir. También nos informan: “Los cursos materiales procesuales de la materia ontológico general (M) que confluyeron para la formación del Mundo (Mi) podrían no haberse dado”. Afortunadamente (o desgraciadamente) los cursos materiales confluyeron y surgió Mi. Se convierte así la Materia ontológico-general en una especie de Dios sin conciencia (Dios también se encuentra en un nivel ontológico mas elevado). Nos queda el consuelo a los ateos de que no tenemos un ego al que culpar de este mundo y el desconsuelo de que en las blasfemias es mas corta la palabra Dios que “Los cursos materiales procesuales de la materia ontológico general (M) que confluyeron para la formación del Mundo (Mi) “

Cabe preguntar, dado que hay cursos en devenir y otros que no ¿hay una frontera que limita el Universo (en cuanto Materia ontológico-especial) con la Materia ontológico-general? Un lugar donde podríamos llegar en una nave espacial y fotografiar la Materia ontológico-general, o mejor, sacar la mano y traspasar la frontera, tocando así eso cursos de la Materia ontológico-general.

Aunque se dice que la Materia ontológico-general no es ni primo, ni segundo ni terciogenérica, en las expresiones que usan no pueden librarse de esos géneros de materialidad y por lo tanto los primeros que mundanizan la Materia ontológico-general son ellos mismos. Así hablan de “la Materia ontológico-general que desborda el Universo”, “infinito como aquello que no está envuelto por ningún contexto superior” ,“no puede haber nada externo a ella que la haga finita, envolviéndola”

Cuando hablan de que la Materia ontológico-general es infinita ¿a que infinito se refieren, si no es infinito espacial ni temporal?

¿Como puede una entidad aespacial envolver a una entidad espacial (entendida como un plenum material), como puede surgir algo temporal (entendido como tiempo relacional) de algo atemporal? Tendremos que encomendarnos a la Santa Anamórfosis para dar con la solución.

Y si yo negase ahora la infinitud de la Materia ontológico-general y la convirtiera en un episodio finito de una Materia ontológico-superior ¿Qué pasaría? Que estaríamos jugando a las muñecas rusas infinitas.





El todo es infinito.

Carta a Heródoto. Epicuro.




INFORMACION

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