martes, 18 de septiembre de 2018

ESBOZOS DE GUSTAVO BUENO EN HENRI BERGSON





















ESBOZOS DE GUSTAVO BUENO EN HENRI BERGSON
Fermín Huerta Martín

De una entrevista a Gustavo Bueno del 01-09-2014 en El Mundo:
“Un verdadero pedagogo y maestro, que se interesaba por los discípulos. Me dijo: "Tiene que leerse este libro", y me dio La evolución creadora, de Bergson. Y fue el gran libro que leí en primero de carrera. Me puso al día.”
De otra entrevista a El Foro, octubre 2000:
“En el primer curso este profesor me invitó a su casa –esto era una reminiscencia de las universidades del siglo pasado, aunque éramos muchos, después de la guerra ya había cursos de 300 o 400–, y como me había estudiado y vigilado para ver por dónde iba yo, me aconsejó leer un libro ya que me iba a interesar muchísimo. Este libro era La evolución creadora de Bergson, que me pasé leyendo todo el verano y me descubrió un nuevo horizonte.”

La tarea de comparar dos sistemas filosóficos extensos y complejos como los de Henri Bergson y Gustavo Bueno me resulta desproporcionada para mis fuerzas por no decir inabarcable, aquí solo pretendo dar unos esbozos de algunas coincidencias que he encontrado mientras leía la obra de Bergson, en especial mientras leía La evolución creadora. Como reflejan las citas que encabezan este artículo Bueno leyó a Bergson de muy joven, es difícil saber cómo influyo esta lectura en el desarrollo de su pensamiento filosófico. Aquí me limito pues a recoger las coincidencias en determinados aspectos de sus obras, Bergson ha sido para mí todo un descubrimiento como filosofo en los casi dos años que he dedicado a leer su obra. Gustavo Bueno es (junto con Mario Bunge) un maestro filosófico total. Alguien a quien he criticado mucho y admirado más. Desgraciadamente no pude conocerlo en persona, recientemente he tenido la satisfacción “sustitutiva” de conocer a su nieto Lino Camprubí y a su mejor discípulo Javier Pérez Jara, mientras escuchaba a Javier cerré los ojos y exceptuando su acento andaluz, era a Gustavo Bueno a quien escuchaba.
De forma general entre Bergson y Bueno habría unas semejanzas básicas fruto de sus estudios y profesión, ambos estudiaron filosofía y fueron profesores de filosofía, ambos fueron estupendos oradores, de Bueno es fácil comprobar esto por sus numerosas grabaciones, de Bergson hay testimonios de ello, como el que da J. Chevalier en su libro Conversaciones con Bergson donde dice:
“El choque provino del contacto que tomé con el hombre en sus cursos. Desde el año 1901, en efecto, seguí con asiduidad las conferencias que daba Bergson en el Colegio de Francia. Una multitud enorme se apretujaba alrededor de la cátedra en la que el maestro hablaba del origen de nuestra creencia en la causalidad, de los conceptos, de la idea de tiempo, de Plotino, de Descartes. Se encontraban allí filósofos y sabios, jóvenes sobre todo, muchos jóvenes, ávidos de aprender y de actuar, como ese Charles Péguy a quien veíamos con su esclavina, bebiendo las palabras del maestro que le enseñaba a no pensar todo hecho, sino a pensar a medida. Se encontraban allí también hombres fatigados por una larguísima opresión intelectual, y mujeres, en gran número, atraídas por el éxito, pero tan interesadas por estas altas cuestiones, y esforzándose, como se ha dicho, “por comprender una parte de ellas con su espíritu y adivinar el resto con su corazón”. La persona del conferenciante no era extraña a su éxito: un silencio descendía a la sala, un secreto estremecedor se apoderaba de las almas cuando se le veía aparecer sin ruido en el fondo del anfiteatro y sentarse bajo la lámpara discreta, las manos libres y ordinariamente juntas, sin una nota, con su frente enorme, bajo la cual el rostro aparecía como en escorzo, sus ojos claros bajo las cejas frondosas , y sus rasgos delicados , que hacen resaltar el poder de la frente y el resplandor inmaterial del pensamiento. La palabra es lenta, noble y regular como lo es su escritura, de una extraordinaria seguridad y de una sorprendente precisión, con entonaciones afectuosas, musicales, y una especie de aspiración que le da un matiz de coquetería. La forma es de una perfección absoluta, tan perfecta que apenas se percibe su arte y parece completamente natural: es la de un filósofo que estima que la filosofía, en sus más profundos análisis y en sus más altas síntesis, viene obligada a hablar la lengua de todo el mundo. Pero, ¡qué profundidad en esta sencillez! Hechos sacados de la ciencia o de la observación interior, imágenes tomadas de la vida familiar, de la naturaleza o del arte, ilustran constantemente el pensamiento sutil y matizado del filósofo: las aprehendemos, creemos aprehenderlas, pero cada una de estas imágenes, lo mismo que cada uno de estos hechos, tiene, si podemos hablar así, trasfondos e implicaciones múltiples (…) Lo que sus libros no me habían dejado comprender, ni siquiera sentir, eso mismo me lo revelaban el contacto con el hombre y su palabra.”
Mi acceso a Bueno fue por su palabra, tuve la necesidad de leerlo después de verlo en televisión, sus apariciones televisivas fueron para mi acontecimientos casi mágicos, en la época anterior a  su difusión en Internet recuerdo que tenía una cinta de VHS siempre preparada para grabar por si aparecía el, después veía esas grabaciones con verdadera pasión y satisfacción. Fueron sus palabras las que me llevaron a sus letras.
Hay otra curiosa semejanza entre ambos, aunque no eran católicos sentían un gran respeto por el catolicismo. Aunque Bueno fue educado en el catolicismo, posteriormente desarrolló el modelo de ateísmo más potente que conozco, para luego, sin abandonar su ateísmo esencial total, volverse muy comprensivo y tolerante con el catolicismo (demasiado para mi gusto como deje claro en algunos artículos). Por su parte Bergson fue educado en el judaísmo y terminó muy cercano a la fe católica, aunque lo hizo con muchos matices y muy a su manera (una manera curiosa y peculiar).
Ambos intervinieron en los asuntos de su tiempo en la manera de sus posibilidades. También hay diferencias notables y algunas injustas, Bergson fue Premio Nobel y Bueno no fue Premio Príncipe de Asturias. Bueno escribió mucho más y construyo un sistema filosófico completo, Bergson fue menos sistémico pero igual de profundo.
Las posibles coincidencias de sus obras las he resumido en tres apartados uno dedicado a las semejanzas entre el Dios de Bergson y la Materia ontológico-general  otro entre el “cono de Bergson” y el segundo genero de materialidad y un tercero que engloba varios temas.
DIOS-MOG
Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia.
“¿Qué existe de la duración fuera de nosotros?  El presente solamente o, si se prefiere, la simultaneidad. Sin duda las cosas exteriores cambian, pero sus momentos no se suceden más que para una conciencia que se acuerda de ellos. (…) No hay, pues, que decir que las cosas exteriores duran, sino más bien que hay en ellas alguna inexpresable razón en virtud de la cual no podríamos considerarlas en momentos sucesivos de nuestra duración sin registrar que han cambiado. Por lo demás, ese cambio no implica sucesión.”
Javier Pérez Jara en De la Física a la Metafísica: cuestiones sobre Teología Natural, Mecánica Cuántica y Cosmología. Publicado en el nº 72 de El Catoblepas:
“Empecemos, entonces, diciendo que el tiempo, desde el materialismo filosófico, es, básicamente, la medida de unos movimientos respecto de otros movimientos tomados como «reloj» (esta definición nos lleva, por tanto, a que sólo podríamos hablar de un tiempo universal si hubiera un «reloj universal»). El devenir es la codeterminación jorismática de los contenidos de una multiplicidad. ¿Cuándo hay devenir? Cuando los contenidos de una multiplicidad no se codeterminan «instantáneamente», sino que van codeterminándose sucesivamente (esto es, según un «jorismós»). Pero el devenir en el Universo está visto desde nuestros «filtros mundanos», ontológico-especiales, dados en función de la dialéctica entre los géneros de materialidad M1, M2 y M3. Es decir, el devenir de la materia cósmica no es un devenir indeterminado, sino métricamente establecido «según un antes y un después», por decirlo al modo de Aristóteles. Dicho de otro modo: es un devenir temporalizado, dado a nuestra escala operatoria y métrica. Por eso carece de sentido aplicar el tiempo a la materia ontológico general, en tanto en ella no podemos medir unos movimientos respecto de otros, sencillamente porque no podemos operar con sus cauces materiales, y éstos nos son enteramente indeterminados positivamente. Esto no significa que la materia ontológico general, al serle negada la temporalidad, por su carácter mundano, haya de ser concebida como una multiplicidad pura inmutable, «eterna», porque las ideas de inmutabilidad y eternidad son ideas metafísicas y contradictorias, como hemos defendido en otras ocasiones. Y, ad hominem, si la materia ontológico general fuese inmutable, entonces no podría haber surgido el Mundo. Cursos materiales en alguna forma de devenir tuvieron que confluir y codeterminarse para dar lugar a la conformación del Universo y de los sujetos operatorios humanos y animales. Pero sería gratuito, o en todo caso no habría fundamentos positivos, para pensar este devenir «según un antes y un después», porque como hemos dicho, las mediciones diacrónicas suponen las operaciones del sujeto operatorio midiendo unos movimientos primogenéricos respecto de otros, tomados como reloj. Unos movimientos, además, de materialidades holóticamente conformadas; es decir, en la forma de todos efectivos jorismáticos.”
La energía espiritual.
“Ni la materia ni la conciencia se explican por sí mismas. (…) Todo pasa como si una inmensa corriente de conciencia, en la que virtualidades de todo tipo se penetrarían entre sí, hubiera atravesado la materia para arrastrarla hacia la organización y para hacer de ella, aunque fuera la necesidad misma, un instrumento de libertad.”
Diccionario filosófico de Pelayo García
“Contemplados desde M, los tres géneros de materialidad constitutivos del mundo no tienen por qué aparecer como “mundos megáricos” aunque yuxtapuestos, sino como “dimensiones ontológicas” de un único mundo empírico que se implican mutuamente y, en particular, con el “elemento animal” –segundogenérico– de este mundo (mucho más que de un “principio antrópico” hablaríamos de un “principio zootrópico”). Tendría incluso algún sentido ver a los contenidos del mundo como “refracciones” de los contenidos de M, con lo que contribuiríamos al menos a debilitar la tendencia a subsumir los contenidos terciogenéricos en el segundo género, como si fueran un subproducto suyo. En efecto, cuando consideramos los tres géneros desde la perspectiva de los sujetos operatorios (que convergen en un punto E, que no es trascendental en virtud de ciertas funciones a priori de su entendimiento, sino en virtud del propio ejercicio, in medias res, de los sujetos operatorios) los contenidos terciogenéricos tenderán a ser puestos bajo el severo control de M2, por cuanto éste aparece en su génesis. Pero cuando los consideramos desde la perspectiva de M, estos “canales genéticos” pueden desvirtuarse, de suerte que M3 pueda pasar a verse como una “refracción” de “algo de M” en cuanto a su estructura, independientemente de su génesis.”
Conversaciones con Bergson J. Chevalier
“Sobre la naturaleza de esta fuerza creadora, la vida no puede enseñarnos nada. Habrá que llegar a ella por conocimientos de otro orden (…) dándonos luces sobre una realidad exterior  y superior, que ella percibe”
“Partir de Dios para ir a las cosas. Tal es sin duda el método de Spinoza. Y, más generalmente, puede verse en él el método verdadero. Pero éste no es mi método (…) porque nunca parto de Dios como si fuese dado (…) es siempre de las cosas de donde debe partirse, y de los problemas que ellas plantean.”
Ensayos materialistas
“La Ontología general la entendemos como el análisis de la Idea general de Materia (M). Suponemos, desde luego, que esta materia no podría ser pensada en sí misma, fuera de contexto de la propia realidad material que nos es dada en el Mundo —la materia cósmica, que se distribuye en los Tres Géneros M1, M2 y M3 (ver Ensayo II). Por consiguiente, la Idea "M" de Materia ontológico-general solamente puede entenderse en el contexto del Mundo (Mi= {M1, M2, M3}) y entenderla como una Idea que ha sido dialécticamente construida (históricamente) a partir del regressus de ese mismo universo.
Esta afirmación equivale a postular que la Idea de Materia general (M), como idea crítica, es indisociable de su propia génesis como idea, es decir, que no podemos asumirla como una cierta "representación noemática" que nos pusiese en presencia de una cierta realidad, como si fuese posible entregarnos a ella en sí misma, en lo que se nos da. Es necesario, en todo momento, restablecer el circuito entre el "contenido noemático" de la Idea filosófica de Materia, y su constitución "noética", histórica. En esto consiste precisamente la crítica y, eminentemente, la crítica filosófica. La constitución histórico-dialéctica de una Idea no puede ser considerada, por tanto, como un aspecto interesante, pero externo a la Idea misma: esa constitución no es tema de erudición histórica, sino que pertenece a la estructura interna de la Idea.”
La evolución creadora
“Llegaríamos así hasta las moléculas, cuyos fragmentos están hechos; hasta los átomos, constitutivos  de las moléculas; hasta los corpúsculos  generadores de los átomos;  hasta lo “imponderable”, en cuyo seno se forme acaso el corpúsculo por un simple torbellino.”
Materia y racionalidad: sobre la inexistencia de la Idea de Dios. Javier Pérez Jara
“Nuevamente aquí la cuestión del «origen», si cabe hablar así, se pierde en el «abismo insondable» de la materia ontológico general.”
CONO DE BERGSON-SEGUNGO GENERO DE MATERIALIDAD
Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia
“Inclinación del hombre a atribuir ciertas formas de ser propias de los objetos físicos del mundo exterior a los hechos psíquicos de la conciencia. La presunta intensidad y multiplicidad que se atribuye a los hechos psíquicos no tendría otro origen que una indebida espacialización, obrada por la mente, de algo tan exclusivamente temporal y ajeno al espacio como los hechos de la conciencia”
Diccionario filosófico de Pelayo García
“Segundo Género de Materialidad (M2)
Género ontológico [72] que acoge a todos los procesos reales, dados antes en una dimensión temporal que espacial, dados en el mundo como “interioridad”: las vivencias de la experiencia interna en su dimensión, precisamente interna (por ejemplo, los “ensueños”). El “dentro” no tiene por qué ser pensado como subjetividad en el sentido sustancialista.”
Conversaciones con Bergson J. Chevalier
“Tengo dificultad para creer que nuestra alma sea creada ex nihilo por la fusión de dos semicélulas. La solución de este difícil problema podría encontrarse quizá en la distinción entre el alma psíquica y el alma razonable: ésta sería creada en ocasión de la otra; pero la otra, el alma psíquica, preexiste en cierta medida.”
Principios y problemas abiertos del materialismo discontinuista. Javier Pérez Jara
“Si se pusiese entre paréntesis a M, y se identificase nuestro Universo antrópico con el Universo absoluto, el problema de la génesis de M2 en un organismo solo podría  tratar de resolverse apelando a esquemas emergentistas o reduccionistas. M2 no solo depende enteramente de M1 y M3, sino también de otros contenidos y fuerzas desconocidas que desbordan la escala antrópica de nuestro Universo (Mi).”
Conversaciones con Bergson. J. Chevalier
“En lo que concierne a la inmortalidad del alma, o al menos a su supervivencia, creo firmemente en ella: los hechos me la han manifestado como altamente probable”
Principios y problemas abiertos del materialismo discontinuista. Javier Pérez Jara
“¿Qué ocurre con los contenidos psíquicos en la muerte cerebral? El materialismo filosófico no puede aceptar ni que pervivan ni que se aniquilen”
VARIOS
Conversaciones con Bergson. J. Chevalier
“Lo real se me aparece como una selva inmensa, erizada de muchos obstáculos, a través de la cual el investigador, semejante a un leñador, abre avenidas. Muchas de estas avenidas abocan a callejones sin salida. Pero ocurre alguna vez que dos de ellas se reúnen: entonces comienza a verse claro y de esta convergencia nace para el espíritu el sentimiento de la verdad.”
Las dos fuentes de la moral y de la religión
“Hemos hablado de “líneas de hechos” que tomadas aisladamente no proporcionan sino la dirección de la verdad, porque no van bastante lejos, al prolongar dos de ellas hasta el punto en que se cortan, se llega sin embargo a la verdad misma.”
Teoría del cierre categorial
“La identidad sintética, en cambio, incluye siempre diversidad y es operatoria. Tanto las verdades científicas, como las leyes científicas, en cuanto contenidos esenciales, en el eje semántico, resultan de procesos de confluencia operatoria que resuelven en identidades sintéticas. El concepto de verdad científica se define, en la teoría del cierre, por la identidad sintética.”
Conversaciones con Bergson. J. Chevalier
“La continuidad no es homogeneidad pura, unidad a la manera como la conciben los eleáticos. Denota un poder de creación, del cual se deduce una discontinuidad profunda, cuya señal debe encontrarse en lo real. De hecho, hay irreductibilidades entre los órdenes de lo real.”
Ensayos materialistas. Gustavo Bueno
“Pero las inconmensurabilidades entre los Géneros de Materialidad son la mejor palanca para rasgar, desde dentro, el monismo mundano que acecha desde el mismo momento en que la unidad del mundo es propuesta, y para poder elevarnos a una concepción genuinamente materialista —en el sentido crítico de la Ontología General—.Por ello, es desde aquí desde donde podremos intentar la comprensión transcendental del mundo en tres géneros de materialidad, la posibilidad de establecer esta división como una enumeración que no es meramente empírica.”
La evolución creadora
“O la filosofía no tiene nada que ver aquí o su papel comienza donde acaba el de la ciencia”
¿Qué es la filosofía? Gustavo Bueno
“El saber filosófico es un saber acerca del presente y desde el presente. La filosofía es un saber de segundo grado, que presupone por tanto otros saberes previos, «de primer grado» (saberes técnicos, políticos, matemáticos, biológicos...). La filosofía, en su sentido estricto, no es «la madre de las ciencias», una madre que, una vez crecidas sus hijas, puede considerarse jubilada tras agradecerle los servicios prestados. Por el contrario, la filosofía presupone un estado de las ciencias y de las técnicas suficientemente maduro para que pueda comenzar a constituirse como una disciplina definida. Por ello también las Ideas de las que se ocupa la filosofía, ideas que brotan precisamente de la confrontación de los más diversos conceptos técnicos, políticos o científicos, a partir de un cierto nivel de desarrollo, son más abundantes a medida que se produce ese desarrollo.”
Leer la obra de Bergson me ha devuelto al placer que antaño me produjo la obra de Bueno. Ambos son filósofos profundos, sugerentes, cautivadores, con una obra que merece leerse. Ignoro cuantos libros de Bergson leyó Bueno y en qué momento lo hizo (hubo una época en que creía  firmemente que Gustavo Bueno lo había leído todo y lo sabía todo), ignoro si esas lecturas influyeron en la construcción de su ontología.
Bueno y Bergson partiendo de un conocimiento profundo de la ciencia de su tiempo terminaron realizando una crítica al conocimiento científico. Dice Bergson en un texto delicioso El alma y el cuerpo: “Pero que tal o cual de ellos venga aquí a decirnos que es la ciencia, que es la experiencia la que nos revela un paralelismo riguroso y completo entre la vida cerebral y la vida mental, ¡ah no!, lo detendremos y le responderemos: sabios, sin duda pueden sostener esta tesis, como el metafísico la sostiene, pero ya no es entonces el científico el que habla en ustedes, es el metafísico. Ustedes simplemente nos devuelven  lo que les habíamos prestado. La doctrina que nos aportan, la conocemos: sale de nuestros talleres; somos nosotros, filósofos, los que la hemos fabricado; y es de la vieja, muy vieja mercancía. No vale menos  por esto, seguro; pero tampoco por esto es mejor. Denle lo que es de ella, y no vayan a hacer pasar por un resultado de la ciencia, por una teoría modelada sobre los hechos y capaz de moldearse sobre ellos, una doctrina que ha podido asumir, aún antes de la eclosión de vuestra fisiología  y de nuestra psicología, la forma perfecta y definitiva por la cual se reconoce una construcción metafísica.”
Gustavo Bueno hubiera suscrito esta afirmación de Bergson, es uno de los hechos distintivos de su materialismo en oposición por ejemplo al materialismo de Mario Bunge. Este hecho distintivo es fundamental para el conocimiento humano, la materia  ontológico-general es inaccesible para la ciencia y la anamorfosis  a la que va unida es propiedad de la filosofía, por el contrario la emergencia da una oportunidad a la ciencia (en principio). Este hecho distintivo que comparten marcó las ontologías de Bergson y Bueno, ¿es posible que el enfoque ontológico de Bergson influenciara en la conformación de la ontología materialista de Bueno? Los esbozos ofrecidos en este artículo van en la dirección de una respuesta positiva a esa pregunta.


Otros artículos míos sobre Henri Bergson:
Henri Bergson y la antinomia del tiempo
Henri Bergson y el eternalismo
Bibliografía de Henri Bergson en español
Los cursos de Henri Bergson