viernes, 3 de diciembre de 2021

MATERIALISMO ONTOLÓGICO ONÍRICO


















MATERIALISMO ONTOLOGICO ONIRICO 
Fermín Huerta Martín

Como todo soñador, siempre he sentido que mi oficio era crear.
Libro del desasosiego. Fernando Pessoa 
Índice
Antecedentes 
Modelos metafísicos I Faraday 
Modelos metafísicos II Javier Pérez Jara
Modelos metafísicos III Bergson 
Teoría onírica
La función del ego tras la muerte
El lado 2 como cinta virgen en movimiento 
Creatividad 
Varios 
Final 
Significados de abreviaciones
Ediciones de los libros citados
Antecedentes
Los dos principales autores que han influido en mi devenir intelectual han sido dos filósofos materialistas, Mario Bunge (1919-2020) y Gustavo Bueno (1924-2016), con sus lecturas he disfrutado y he aprendido, han configurado mi visión del mundo. Su obra es extensa y puede llevar años profundizar en ella, por lo menos para un aficionado como yo que puede dedicar un tiempo limitado a la lectura. Sin embargo, nunca he sido un incondicional de ninguno de ellos, si algo he aprendido precisamente con su obra es a tener un mínimo sentido crítico con todo lo que me rodea. Con obras tan extensas sería raro estar de acuerdo absolutamente en todo lo que han expuesto. Mis intereses principales se dan en torno a sus ontologías, expuestas principalmente en sus libros El moblaje del mundo y Ensayos materialistas, también me interesa mucho las relaciones de ambos con la ciencia. En este encuentro con la obra de ambos, desgraciadamente ya muertos, que ronda los 40 años, he pasado la mayoría del tiempo con una afinidad mayor hacia la ontología de Bunge, esta situación cambio hace unos años, una serie de lecturas sobre neurociencia me hicieron ver que en el momento actual del desarrollo de la ciencia, la propuesta ontológica de Bunge con respecto a la mente, su materialismo emergentista, no estaba avalado científicamente, no deja de ser un proyecto, una hipótesis metafísica, lejos de una constatación empírica, el tema es como un círculo vicioso, me gusta usar la metáfora del borracho que había perdido las llaves en un sitio oscuro pero que las buscaba más lejos bajo una farola porque allí había más luz. La ciencia busca la mente en el sitio donde tiene algo de luz: el cerebro, pero ¿y si no está ahí? La filosofía puede mostrarle otras posibles ubicaciones, pero desde luego, la capacidad técnica para su comprobación empírica (si esto es posible) solo está en manos de la ciencia. Puede que las propuestas que vienen del mundo de la filosofía sean incomprobables o disparatadas. Si aceptamos solo la “filosofía científica” estamos ayudando al borracho a buscar las llaves bajo la farola con luz, algo que no daría más problemas sino fuera porque no sabemos si las perdió allí. En lo que estoy de acuerdo (y aquí seguiría a Bunge) es en agotar todas las posibilidades de investigación que ofrece el cerebro antes de probar otras alternativas. Que quede claro que mi propuesta se basa en una interacción que contiene un componente que reside en el cerebro. Resumiendo podríamos decir que la ciencia actual no encuentra ni la conciencia ni la memoria dentro de la cabeza. Esto no quiere decir que considere inviable o falsa esta propuesta ontológica, porque su alternativa, es decir, la propuesta de Gustavo Bueno se encuentra al mismo nivel en ese sentido de hipótesis metafísica. Es posible que un futuro desarrollo en neurociencia resuelva esta controversia en uno u otro sentido, también es posible que no se resuelva nunca. Podríamos decir que a un determinado nivel mi postura se encuentra en una superposición de estados (aprovechando el símil de la mecánica cuántica) que oscilan entre las dos posturas. Cualquiera de las dos podría ser cierta. Pero en la actualidad me decanto más por una variante de la propuesta de Bueno. Este artículo pretende exponer los principales rasgos de una ontología propia que he dado en llamar MATERIALISMO ONTOLOGICO ONIRICO, la génesis de esta propuesta puede rastrearse en dos artículos previos: Teoría filosófico-onírica de los dos lados y Teoría filosófica presentista del tiempo. Intentare sistematizar los conceptos ontológicos que se encuentran en esos dos textos y después extender un poco más la propuesta fruto de reflexiones más actuales realizadas tras la publicación de los mismos. Para ello utilizare el enunciado mismo de la propuesta para realizar unas aclaraciones de conceptos que me parecen oportunas, partiendo de los sistemas filosóficos materialistas de los dos filósofos mencionados. 
¿Qué entienden mis maestros por materialismo? Para Bunge las entidades materiales se caracterizan porque pueden cambiar, son mudables. Ser material es devenir. Dado que considera que la energía es el grado en que una cosa concreta cambia, lo utiliza para definir: es material = tiene energía. Para Bunge el materialismo filosófico es la familia de doctrinas ontológicas según las cuales la realidad está compuesta exclusivamente de cosas concretas o entidades materiales. Analiza dos corrientes principales, el fisicalismo o materialismo reduccionista y su propia doctrina el materialismo emergentista. Para Bueno, materia designa inicialmente la materia determinada, entidad dotada de algún tipo de unidad que consta de multiplicidad de partes variables que se determinan recíprocamente. Existe también la materia indeterminada como materialidad transcendental. El materialismo ontológico de Bueno se desarrolla postulando la existencia de tres géneros de materialidad no reducibles mutuamente, postula también la existencia de una materia ontológico-general. 
Alguna vez he escrito sobre la distinción monismo/pluralismo en relación con estos autores, cuando publiqué en El Catoblepas Gustavo Bueno y los crucifijos, contestaron mi artículo dos discípulos suyos Iñigo Ongay y Joaquín Robles, hablaron de mi propuesta como materialismo monista grosero y de formalismo sustancialista (además con toda razón), Bunge alguna vez se definió como monista pluralista, decía: monismo de la sustancia y pluralismo de los atributos, en su diccionario define monismo como familia de visiones ontológicas que sostienen que el mundo está constituido por entidades de un único género, principales géneros de monismo: materialismo e idealismo. Bueno define su materialismo filosófico como un pluralismo de signo racionalista, que postula, sin embargo, la unicidad del mundo en cuanto desarrollo de una Materia ontológico-general que no se reduce al mundo empírico. Si de verdad Bueno fuese pluralista debería haber hablado de Materias ontológico-generales. Con esto quiero decir que no considero sus propuestas tan diferentes en este tema. Si lo serian por ejemplo en el tema mente/cerebro, para Bunge la mente emerge como una biofunción del cerebro, no acepta la existencia de sustancias mentales independientes de las materiales. Lo que no se si Bunge se planteó alguna vez es la propuesta de Bueno/Bergson (mi propuesta es una variante de esa propuesta), entender la sustancia mental como material pero separada del cerebro aunque conectada con él. En su libro El moblaje del mundo dice: “Adoptaremos esta hipótesis de que existen unos ladrillos básicos de los cuales todo está compuesto…””Resulta obvio que, siempre que haya suficientes copias de ellos, incluso unos pocos individuos básicos darán origen tanto a la numerosidad como a la variedad (…) un universo formado por átomos de una única clase podría ser infinitamente complejo”. Siempre he pensado que no había tantas diferencias entre eso y la opción de Bueno con que define la MOG, una pluralidad pura de contenidos indeterminados que se codeterminan, pluralidad infinita. ¿Qué entienden por ontología? Bunge define su materialismo filosófico como familia de doctrinas ontológicas, define ontología como la rama de la filosofía que estudia los rasgos más generalizados de la realidad, como son la existencia real, el cambio, el tiempo, la causación, el azar, la vida, la mente o la sociedad. La ontología no estudia constructos, es decir, ideas en sí mismas. La ontología general estudia todo lo que existe, mientras que cada ontología especial se ocupa de un género de cosas o procesos. La ontología puede ser cultivada de dos maneras: especulativa o científica. Bueno define su materialismo ontológico: “Doctrina ontológica que agrupa la totalidad de las realidades que constituyen el campo de variabilidad del mundo Mi en tres géneros de materialidad {M1, M2, M3} oponiéndose al reduccionismo ontológico de los distintos formalismos. Por ejemplo, el corporeísmo que se basa en el privilegio de la realidad corpórea (M1) es, desde esta perspectiva, un formalismo primario; y el psicologismo y el sociologismo, que hacen del hombre (individual o colectivamente) “la medida de todas las cosas” son formalismos secundarios (M2); el idealismo, finalmente, que convierte a las Ideas en la única realidad efectiva y objetiva, a expensas de las entidades físicas y de los sujetos, constituye un formalismo terciario (M3). Frente al reduccionismo mundanista, el materialismo ontológico postula la existencia una Materia ontológico general (M) plural e inconmensurable, que se constituye regresivamente a partir de la pluralidad mundana, tomando al sujeto gnoseológico (E) como principal valedor de su posibilidad.” Es curioso que en una versión anterior de esta definición, en su libro Symploké usa como palabra final positividad. Choca esta distinción de Bunge entre especulativa/científica, considera como especulativo a lo alejado de la ciencia, pero toda ontología (o como dice en su diccionario metafísica temperada) debe tener algo de especulativa, la ontología con distancia cero de la ciencia sería el propio conocimiento científico dado en un momento determinado, si este pudiese sistematizarse filosóficamente, pero ya sabemos que esto no es posible sin contradicción, dado que determinadas ramas de la ciencia no concuerdan entre sí, como la relatividad con la mecánica cuántica. Una ontología con distancia cero de la ciencia tendría que tomar partido en esa disputa y por lo tanto especular. Sin esta especulación no habría filosofía, ni siquiera filosofía científica. La especulación es una especie de exploración de posibles caminos que puede tomar la investigación científica. Más tarde esta puede negar la validez de esa sugerencia. Otra cosa es cuando la especulación rompe lazos con la investigación científica. Así Bueno dice que las ciencias positivas no pueden pisar de ningún modo el terreno de la Materia ontológico-general. En el pasado he criticado esta posición de Bueno, pero ahora me decanto por ella y la motivación ha sido precisamente el conocer el estado actual de las ciencias categoriales, en particular la neurofisiología. Si, lo confieso, estoy especulando, hago ontología especulativa, como muy bien me recuerda Gerardo Primero. 
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 Mi propuesta, Materialismo ontológico onírico. Voy a resumir lo expuesto anteriormente en los dos artículos míos mencionados, como precursores de mi postura filosófica. La realidad fenoménica está producida por la intersección de dos géneros de materialidad (utilizando la expresión de Bueno), en el primer artículo uso la expresión de “lado” para referirme a lo mismo. Ambos son materiales y parecidos a M1 y M2 de Bueno, M1 representa el lado 1 y predomina cuando el sujeto está despierto y M2 el lado 2 y predomina cuando el sujeto está dormido. El cerebro enlaza ambos lados mediante un procedimiento que involucra un mecanismo que está dentro del ámbito de la mecánica cuántica. La memoria y el yo residen materialmente en el lado 2, pero solo pueden tener experiencias físicas (fenoménicas) por mediación del lado 1. Los sueños son la actividad del sujeto en el lado 2 mientras duerme. En cuanto se forma el cerebro de un sujeto en el útero materno comienzan las conexiones entre los dos lados. El lado 2 es como una cinta de casete virgen sin usar, es decir un “espacio” de registro con capacidad de “movimiento”. Las experiencias de la vida tenidas por el sujeto en el lado 1 son “registradas” en el lado 2 (quizás como afirmaba Bergson, en su integridad. Cita Freud en La interpretación de los sueños a Scholz diciendo: “nada de aquello que hemos poseído una vez espiritualmente puede ya perderse por completo”). Simultáneamente se configura la conciencia, es posible que en el mismo lado 2 donde reside la memoria o en otro género de materialidad que a su vez este en contacto con ese lado 2, en cualquier caso se necesitan ambas cosas, memoria+conciencia, en contacto con un cuerpo animal dado en un punto de evolución suficiente para que presente el mecanismo mecánico cuántico necesario para el contacto, este lado 2, al ser material también tiene un punto evolutivo aunque no similar al biológico, también ha tenido que sufrir transformaciones hasta llegar al punto de poder contener en su seno el mecanismo que le permite la conexión con el lado 1 evolucionado en un punto determinado. Estos dos parámetros evolutivos dispares explicaría la existencia de múltiples niveles de conciencia en el reino animal, según la sofisticación de ambos parámetros. La conciencia tendría dos funciones básicas, cuando se está despierto se preocupa por la supervivencia del cuerpo, cuando se duerme, por construir historias (sueños) usando el fondo almacenado en la memoria y combinándolo para crear cosas nuevas, las necesidades de acceso a la memoria son distintas según el momento, durante el sueño parece haber más libertad pero parece que sigue habiendo unas reglas en la construcción de sueños, que desconocemos. Aunque el registro de memoria fuese total, está claro que la conciencia no puede operar con el como un todo, tampoco es un mecanismo perfecto, no siempre nos da lo que necesitamos aunque nos vaya la vida en ello, de todos modos se ha centrado en mantener la supervivencia de forma evidente en el lado 1, eso no sucede mientras dormimos, por eso es posible que nos sorprendan los sueños muchas veces, porque utilizan partes inusuales de la memoria para construir historias (sueños). La naturaleza de este contacto lado 1/lado 2 está abierta a discusión, en mi primer artículo sobre el tema dije que el registro es personal e intransferible (en principio), el neonato, en cuanto se forma su cerebro, debe disponer de un mecanismo que permita el acceso a una porción virgen del lado 2 y siempre la misma. Al hablar de cosas materiales y tratadas de forma mecánica pueden darse fallos de funcionamiento, que explicarían algunos supuestos sucesos paranormales que pueblan la historia de la humanidad. Hablaba en ese texto de un código de acceso, de la posibilidad de borrado y reutilización del mismo, finalmente me decanto por la tesis de su persistencia en el tiempo. No sabemos cuánto tiempo, lo más probable es que como todo lo material, termine desacoplándose o destruyéndose de alguna manera. Mientras este lado 2 exista, tras la muerte del lado 1, la conciencia sigue construyendo historias continuamente, libre de las ataduras de la supervivencia corporal, utiliza el fondo de recuerdos para su acción, a mayor riqueza o tamaño o variedad de recuerdos, mejores historias/sueño tendremos. El malvado se recreara en sus actos perversos y el oprimido repetirá sus malas experiencias una y otra vez, lo contrario del premio y el castigo del discurso católico. Sin embargo existe un punto de novedad, de creación en todo esto que hace que esta ecuación no se de siempre. Que hace que el sufridor construya sus historias en base a sus anhelos (que también se encuentran en la memoria) y no a sus vivencias. 
MODELOS METAFISICOS (I) FARADAY. 
“Todo esto es un sueño. Sin embargo, examinémoslo con algunos experimentos. No hay nada que sea demasiado maravilloso para ser cierto, si es consistente con las leyes de la naturaleza; y en cosas como estas, la experimentación es la mejor prueba de dicha consistencia.” Faraday, Diary, 19 de marzo de 1849. 
En el magnífico libro de William Berkson Las teorías de los campos de fuerza, se describe, entre otras cosas, la curiosa relación que mantenía Faraday con la metafísica, me he identificado con algunos de los postulados que defendía el eminente científico y creo que son aplicables a algunos aspectos de mi posición ontológica. Berkson comienza diciendo: “la ciencia se puede considerar como la búsqueda de una verdadera metafísica” pág. 13. Dice en la pág. 21: “Toda búsqueda de explicación supone que existe algo que, si bien está relacionado con lo que observamos se sale del alcance de la observación inmediata y nos resulta desconocido.” Este es un punto clave en mi exposición ontológica. Como mínimo debemos tener en cuenta que “el recurso a los sistemas metafísicos sirve a veces como fuente de inspiración para nuevas teorías científicas” pág. 27, esta es claramente la posición que adopto en mi teoría expuesta en mi artículo Teoría filosófico-onírica de los dos lados, continúa Berkson: ”Cabe hacer especulaciones sin contrastar, pero que de ser ciertas, acortarían el número de posibles soluciones. Este es el papel que juega a menudo la metafísica en la ciencia” pág. 32.”Aunque algunas de estas ideas despertaban recelos e incluso estaban consideradas como anticientíficas, no carecían sin embargo de atractivo para Faraday”, pág. 39. “La máxima preocupación de Faraday durante toda su vida en relación con el método científico fue el papel que debía jugar la especulación en el esfuerzo de un científico por ampliar el conocimiento. La especulación debe ser controlada tanto por el razonamiento como por la experimentación. Creía firmemente en el valor de la especulación, incluso aunque fuera falsa.”, pág. 81. El ejemplo de Faraday viene a cuento de la propuesta recogida en mi artículo procedente de Penrose y Eccles sobre los posibles responsables del contacto cerebro material/mente material, los microtúbulos o el retículo vesicular presináptico. Supone una sugerencia que puede poner en marcha una investigación científica enfocada en su contrastación experimental. He querido ver en todo el ejemplo de Faraday una situación similar a la que planteo en ese artículo. 
 MODELOS METAFISICOS (II) JAVIER PEREZ JARA 
Tenemos suerte de contar en nuestro país con “jóvenes” filósofos como Javier Pérez Jara o Antonio Dopazo Gallego, ambos menores de 40 años, no me ruboriza confesar mi admiración por Javier, tuve la suerte de asistir a un coloquio en el que participaba Ciencia, filosofía e ideología. Enfoques materialistas, 15 de febrero de 2018, en Barcelona. He leído sus artículos y su magnífico libro La filosofía de Bertrand Russell, con verdadero placer, en su momento publicó sobre temas que de alguna manera desarrollaban ideas de nuestro maestro en común Gustavo Bueno, sin salirse de la ortodoxia pero diciendo cosas que Bueno no había dicho, eso me parece maravilloso. Tras la muerte de Bueno, Javier ha publicado un artículo fundamental, se trata de Principios y problemas abiertos del materialismo discontinuista, da una idea de futuros desarrollos del materialismo filosófico que espero que él sea capaz de afrontar y publicar sus resultados para deleite de todos los que le admiramos, Javier vuelve a decir cosas que Bueno no había dicho y que continúan su obra, empieza diciendo “ El MF recalca la estructura discontinua de la vida psíquica, junto con su inseparabilidad respecto del organismo que la sustenta, como principal prueba de su materialidad” ”La vida psíquica que se agita en la “concavidad” de cada organismo es discontinua respecto de las vidas psíquicas de otros organismos” Con esta última afirmación estamos completamente de acuerdo, traducido a nuestras coordenadas podemos decir: la conexión lado 1 lado 2 puede darse con un código de acceso que garantiza su accesibilidad individualizada (algo específico propio como las huellas dactilares o el ADN). Estos contenidos del lado 2 son discontinuos en cuanto contenidos aunque quizás no como “espacio” en el que se circunscribe, es decir puede darse un espacio del lado 2 común donde se insertan los contenidos individuales de la misma manera que hay un espacio (La Tierra) común donde viven los sujetos concretos diferentes. Discrepo con Javier en que la inseparabilidad respecto del organismo sea prueba de su materialidad, para mí, la materialidad es previa a la conexión, es decir L1 y L2 son materiales antes de su enlace, este lo único que hace es cambiar el contenido de L2 y permitir su desarrollo en L1, pero la conexión no vuelve material lo conectado. Naturalmente, a pesar de sus continuas menciones a lo discontinuo, no le queda más remedio que reconocer una unidad procesual, el ego (algo parecido a cuando definiendo el MF como pluralismo de signo racionalista, se postula la unicidad del mundo en cuanto desarrollo de una MOG), que “no estaría dado previamente a la trabazón entre los diversos contenidos de nuestra vida psíquica”. El ego seria junto a la memoria los contenidos del lado 2, o quizás un tercer genero de materialidad asociado a los otros dos (cuerpo y memoria), dado que nosotros no nos planteamos la necesidad del M3 del MF. Dice Javier “un feto no tiene ego, como tampoco lo tiene un niño de meses, como tampoco lo tiene alguien con daños cerebrales severos. Incluso, en el caso de cualquier persona normas, su ego se eclipsa diariamente, de modo discontinuo, durante las fases de sueño más profundo, También sabemos que, en multitud de ocasiones, no tenemos que esperar a la muerte biológica de alguien para asistir a la “progresiva muerte” de su identidad personal, como nos muestran tantos y tantos ancianos con enfermedades neurodegenerativas (enfermedades que ofrecen un amplio campo fenomenológico para estudiar las discontinuidades del ego)”. Vayamos por partes, un feto y un niño de meses, en ambos casos, esos sujetos tienen egos en construcción (tienen reservada una parcela en el lado 2 pero falta construir la casa), el ego se alimenta de la memoria principalmente, si la memoria está vacía, el ego está vacío. Alguien con daños cerebrales severos, dependerá de si estos se han producido antes o después de un ego construido mínimamente, es decir, alguien con daño cerebral al nacer que tuviese estropeado el mecanismo que enlaza L1 y L2 nunca tendrá ego, alguien que sufre un accidente grave a los 40 años que le deja en coma irreversible, si tiene memoria y ego, lo que ocurre es que se ha roto la conexión L1 y L2 y el cuerpo ya no puede usar su ego y su memoria, lo mismo ocurre con las enfermedades neurodegenerativas, estas solo afectan a contenidos M1 (L1) pero no a M2” (L2) sin prejuicio de que al ser materiales puedan sufrir otro tipo de disfunción. Dice Javier “su ego se eclipsa diariamente, de modo discontinuo, durante las fases de sueño más profundo”, ¿esto significa que no es el ego el que sueña? Al contrario, para nosotros el soñar es la actividad del ego dada exclusivamente en el lado 2 cuando el cuerpo está dormido, no su eclipse, en ese momento, el ego accede con aleatoriedad condicionada a contenidos de la memoria y haciendo uso de su capacidad creativa construye una historia. Una asociación fuerte entre la mente y el cerebro llevaría al MF a las posiciones de Bunge y su emergencia. Afortunadamente Javier inmediatamente después de decir esto, corrige y expone: “el materialismo niega cualquier pervivencia de los contenidos psíquicos después de la muerte biológica. Ahora bien, si con la muerte biológica el organismo se transforma en un cadáver, que es un estroma primogenérico, ¿Qué ocurre con los contenidos psíquicos en la muerte cerebral? El MF no puede aceptar ni que pervivan ni que se aniquilen. Si los contenidos psíquicos de un viviente aparecen en la intersección ontológica entre materialidades diversas tales como organismos vivientes, ecoentornos, estímulos físicos, etc. Cuando falte alguno de estos elementos, la vida psíquica desaparecerá. ¿Pero cómo conceptuar ontológicamente esta desaparición? La única solución no contradictoria parece ser, por tanto, la de defender que dichos contenidos “se transforman”. Pero la claridad de esta respuesta es puramente aparente. Aunque los tres géneros de materialidad son inseparables, también son discontinuos entre sí. Esto quiere decir que las composiciones y divisiones dadas en cualquiera de los géneros arrojan siempre contenidos pertenecientes a ese mismo género. Es imposible “pasar” de los contenidos de un género de materialidad a los de otro, porque pertenecen a órdenes ontológicos distintos, aunque necesariamente involucrados entre sí. El cuerpo orgánico vivo primogenérico se transforma en un cadáver igualmente primogenérico. Pero dado que M2 se encuentra siempre existiendo en ciertos cuerpos orgánicos, no puede decirse que, con la muerte de estos organismos, los contenidos segundogenéricos se transformen en otro tipo de contenidos segundogenéricos. Este problema ontológico no sólo se circunscribe a la muerte; también afecta a la desaparición de contenidos psíquicos en las etapas del sueño profundo, o en un coma cerebral, cuando la actividad cerebral se reduce al mínimo.” Comentando lo último, el contenido psíquico no desaparece durante el sueño profundo, cambia su actividad y no involucra L1, lo contrario sería plantear que el ego y la memoria desaparecen cada noche y por la mañana surgen espontáneamente de nuevo de la nada. El resto de la reflexión de Javier es muy pertinente ¿Qué ocurre con los contenidos de M2 tras la muerte? Si como dice “M2 se encuentra siempre existiendo en ciertos cuerpos orgánicos” Al desaparecer el cuerpo desaparecería M2 y sus contenidos. Dice: “dado que descartamos, por contradictoria, cualquier forma de continuidad de nuestro psiquismo individual tras la muerte biológica.” Después descarta los esquemas de causa y efecto para hablar de las involucraciones entre vida psíquica y sistema nervioso, plantea la presencia y copresencia y la intersección ontológica, naturalmente estas dos cosas anularían la desaparición de los contenidos de M2 que parece plantear cuando dice que M2 siempre existe en cuerpos orgánicos, también plantea Javier la “transformación” de los contenidos de M2, evidentemente tras la muerte del cuerpo, la primera transformación sería la imposibilidad de aumentar el registro de la memoria, los sueños ya no se interrumpen más para dar paso a la vida orgánica diurna, ya no hay reflexión consciente alguna, pues en el mundo onírico no hay contacto con otros sujetos ni circunstancias que requieran la supervivencia corporal. Esto no implica la existencia indeterminada en el tiempo, siendo L2 material aunque de diferente naturaleza que L1, está sujeto a posibles eventos ontológicos que culminen con su desaparición local o total. Mi propuesta en este tema es que de momento la desaparición total de L2 no se ha dado puesto que los sujetos siguen teniendo ego, memoria y sueños. La desaparición parcial es más difícil de comprobar, pero me inclino por su pervivencia temporal hasta el punto de plantear la coexistencia en L2 de todos los mundos oníricos de todas las personas y animales fallecidos hasta el momento, lo que no excluye una futura transformación en forma de desensamblaje que aniquile el mecanismo onírico y la memoria. Más adelante dice: “¿qué tienen de especial las sinapsis entre neuronas para dar cuenta, al menos en parte, de la génesis y estructura de M2 en un organismo animal?” que enlazaría con mi propuesta. 
MODELOS METAFISICOS (III) HENRI BERGSON 
Como ya he comentado, mi propuesta es una variante de la de Bueno-Bergson, ya he hablado de Bueno aunque sea por mediación de su discípulo Javier, ahora quiero habla del tercer gran filósofo que se ha atravesado en mi vida después de los mencionados Bunge y Bueno, se trata de Henri Bergson. Él es el culpable de mi posición actual en el tema aquí tratado, gracias a el empecé a leer a Plotino que es una de sus influencias y al cual considero un filósofo maravilloso. Muchos de los desarrollos aquí expuestos están influenciados por la obra de Bergson, hare un breve recorrido por alguno de ellos. En mi propuesta ontológica la memoria y el ego se “localizan” en el lado 2 que sería una forma diferente de materialidad de la dada en el lado 1, cuando Bergson dice en Materia y Memoria: “con la memoria estamos verdaderamente en el dominio del espíritu” para nosotros ese “espíritu” significa una forma diferente de materia. En ese mismo libro Bergson utiliza los términos “recuerdo puro”, “memoria verdadera”, “memoria pura”, algunos autores han usado el concepto de memoria ontológica, así por ejemplo Jorge Martín en la introducción a Duración y simultaneidad donde dice en la pág. 22: “ La memoria pura u ontológica no es una facultad espontánea de la mente humana que posibilita que los recuerdos se depositen en el cerebro, sino una propiedad necesaria del ser, según la cual todos los momentos pasados se conservan en y por sí mismos.” Por su parte Antonio Dopazo Gallego en su libro Bergson y el problema de la creación pág. 343 dice: “y toda percepción local, mientras dura la indeterminación que está en su origen, genera un registro de memoria ontológica que se conserva por sí misma”. Desconozco si Bergson usó alguna vez esta expresión de memoria ontológica que a mí me gusta tanto, no he sido capaz de localizarla en ningún texto suyo. Sobre mi símil de lado 2 como cinta de casete virgen sin usar como “espacio” de registro con capacidad de “movimiento” que terminaría configurando el yo, Bergson tiene una gran cantidad de metáforas para describirlo, algunas absolutamente deliciosas, en El pensamiento y lo moviente habla de melodía continua, murmullo ininterrumpido, continuidad en derrame, etc. Desde hace años padezco de acúfenos (tinnitus), que es una percepción de ruido interno sin una causa externa. Este “ruido” continuo lo he comparado a veces con una fisicalización del devenir del yo. Es como si al mover algo con ruedas que no hacia ruido, de repente comenzase a chirriar acompañando el movimiento antes silencioso, solidificando el antes mudo y etéreo devenir del yo. La base de la duración bergsoniana estaría en este movimiento ininterrumpido del yo del lado 2. Finalmente, el planteamiento que realiza Bergson por ejemplo en su libro Historia de la idea de tiempo, de que el cambio, el devenir, no es otra cosa que la disminución de lo eterno, pág. 121: “Ahí tienen, señores, el principio de la solución platónica. En resumen, la esencia de esta explicación, o mejor dicho de esta reducción del devenir, podría expresarse de la siguiente manera: acordaremos que el cambio, el devenir, no es otra cosa que la disminución de lo eterno –su degeneración, por así decirlo--, aquello que es dado a nuestra percepción, lo que es dado como cambiante, como en movimiento. Todo esto se obtiene mediante la disminución si partimos de lo inmutable, de lo eterno, de las características extraídas de los objetos, consideradas como existentes en sí mismas.” Pág. 259: “Este principio es el principio de la necesidad de despliegue, del desarrollo por el cual la eternidad, la inmutabilidad, se convierte en movimiento y en tiempo.” Tanto la disminución de lo eterno como la necesidad de despliegue serán interpretados desde las coordenadas de nuestro MOO como provenientes de las relaciones de los dos lados, el lado 1 sería la “disminución de lo eterno” y la necesidad del despliegue está referido a la “necesidad” del lado 2 de generar recuerdos que post mortem alimenten sus sueños. Como proceso material en sí, ni hay disminución, ni hay necesidad, pero ambos términos pueden aparecer como interpretación del proceso. El lado 2 no sabemos si es eterno, pero desde luego dura más que el correlato del lado 2 en el lado 1 en cuanto cuerpo individual. La disminución vendría dada por pasar de un espacio ontológico individual sin necesidades corporales a un espacio de lucha por la vida. El despliegue como proceso necesario para alimentar la memoria como base de los sueños. Como digo, ni hay disminución ni hay necesidad de despliegue, esto es solo una interpretación que se amolda a la que Bergson hace de Platón, Aristóteles y Plotino. El proceso material carece de conciencia, en eso coincide con el Uno de Plotino, dice Bergson en pág. 223: “El Uno no tiene sentimientos propios, no se conoce a sí mismo. No hay conciencia, no hay ese acompañamiento de sí que es la conciencia.” Su movimiento, su desarrollo proviene de mecanismos que carecen de conciencia. Mecanismos materiales ontológicos, que pueden ser reflejos o fenómenos de otros más profundos que aún desconocemos más. Solo arañamos una pequeña parte (de forma muy especulativa e insegura) de ese proceso total que sería la realidad. 
“Todo sueño presenta por lo menos un fragmento inescrutable, como un cordón umbilical por el que se hallase unido a lo incognoscible.” La interpretación de los sueños. S. Freud 
TEORIA ONIRICA 0 
Siguiendo la definición que Freud da en La interpretación de los sueños, donde dice en pág. 126: “Un conjunto de juicios sobre el sueño que intente explicar, desde un determinado punto de vista, la mayor suma posible de los caracteres observados en su investigación, y fije al mismo tiempo su situación con respecto a un más amplio campo de fenómenos, merecerá ser calificado de teoría onírica.” Podríamos decir que la nuestra es una teoría onírica, a pesar de que no coincidamos con muchos de los postulados de Freud, dicho de forma general, Freud intenta interpretar todo el contenido del lado 2 en función de los intereses del lado 1, como se manifiesta en sus ideas de censura, realización de deseos, represión, resurrección de la infancia, etc. Son muchas las teorías sobre la función del sueño que desde un punto de vista científico se dan en la actualidad, en el libro Sueño y procesos cognitivos se habla de Teorías evolucionistas, ecológicas, de conservación de la energía, de restauración y recuperación, sobre la función del sueño REM, de los grupos neuronales, sobre el sueño básico y el sueño adaptativo. Aunque en general se reconoce que no se sabe con certeza cuál es la función del sueño. A veces estas teorías se aproximan a nuestras intenciones, dice por ejemplo Klaus Wilhelm en 2020:”Los sueños juegan de manera creativa con nuestras experiencias, las cosas que nos inquietan emocionalmente durante el día, las intensifican e incorporan en un contexto más amplio, conectan vivencias actuales que nos remueven con otras anteriores; rebuscan en el cajón de nuestros recuerdos y juntan lo que encuentran en películas tan absurdas como metafóricas.” 
TEORIA ONIRICA I 
El mecanismo que nos aventuramos a proponer como base a la función del sueño es el siguiente, empezamos por postular el ST sujeto total, que sería la unión de la parte del sujeto que se encuentra en el lado 1 (el cuerpo), el sujeto operatorio del MF, con conciencia practica y capacidad de actuación con la parte del sujeto que se encuentra en el lado 2 (el yo y la memoria), con conciencia onírica, siempre activo, la parte del sujeto del lado 1 puede caer en la inconsciencia momentánea por diversos motivos, pero en el lado 2 no puede hablarse de inconsciencia momentánea, en todo caso de progresiva desaparición permanente. En la vida diurna, cuando funciona el lado 1, el ego y la memoria del lado 2 están actuando por mediación del cerebro en el lado 1, están activos, cuando el sujeto cae en la inconsciencia, el ego y la memoria siguen funcionando en el lado 2 con otras reglas. El lado 2 siempre está activo, ya sea en el lado 1 ya sea en el lado 2. No puede estar parado (inconsciente), las reglas, el mecanismo de funcionamiento de los sueños están basadas en su realidad ontológica, el lado 1 es un lado hostil, de supervivencia por la vida, con interacción con otros cuerpos, el lado 2 por el contrario es muy diferente, no hay posibilidad de contacto con nada más, no hay lucha por la vida con nada ajeno a uno mismo, el único peligro es su posible desaparición. Existe la memoria y el ego que no puede dejar de funcionar, el mecanismo de ese funcionamiento produce sueños (autohistorias), en base a mi propia experiencia onírica he deducido que en el sueño hay un acceso a la memoria con aleatoriedad condicionable, es la base de la creación de una historia, la creatividad es muy importante, es inherente al mecanismo. En vida del cuerpo ese mecanismo es, como digo, condicionable por las circunstancias de la existencia, traumas, impresiones, aficiones, etc., condicionan el acceso aleatorio a la memoria para crear una historia en forma de sueño, y cuando digo historia, tengo en cuenta la frase del dibujante de comics Moebius que dijo: “Una historia no tiene que ser como una casa, con su puerta para entrar, sus ventanas para ver el paisaje y su chimenea para el humo... También es perfectamente imaginable una historia en forma de elefante, de campo de trigo o de fuego de bengala.” En mi caso son recurrentes los sueños con libros, para mí son una pasión. Después de la muerte del cuerpo, la condicionalidad se va perdiendo poco a poco (aunque el trauma de la propia desaparición del cuerpo puede durar), hasta llegar a una fase de aleatoriedad pura en el sueño, ya no hay motivo para elegir una parte de la memoria en lugar de otro, esto lleva al máximo a la capacidad creativa. Tras la muerte tendremos nuestros mejores sueños, ¿Cuánto durara esta etapa? Quizás millones de años, en la actualidad todas las personas muertas sueñan simultáneamente. Es posible que esta realidad ontológica del lado 2 desaparezca, se disgregue en componentes que destruyan el mecanismo onírico. 
TEORIA ONIRICA II
 Las llamadas enfermedades mentales, o los comportamientos aberrantes, propios de asesinos, pederastas, etc., intentan ser explicados desde la luz de la farola que da el cerebro, mezclando lo innato y la educación recibida junto con las condiciones de vida desarrolladas por el sujeto en cuestión. Desde nuestro posicionamiento, que en una primera aproximación podría calificarse de dualista, porque remite como mínimo a dos materialidades distintas pero conectadas durante una fase de su existencia, no podemos descartar un mal funcionamiento del lado 2, de la materia que sostiene el yo y la memoria, debido a defectos en su estructura (vuelvo a recordar que hablamos de algo material y no espiritual), dado que esa estructura está formada por unos componentes en interacción que pueden estar “estropeados” en sí mismos o ser deficiente la conexión entre ellos. Esto nos pondría delante del dilema de si esa materia genera un modelo de estructura, que sería algo así como un promedio de resultado de todos los existentes dados, aquí proponemos esta tesis en comparación con los resultados que da la experiencia con respecto a la parte del lado 1 que llamamos cuerpo. El “modelo” de cuerpo sería un animal que tuviese todos sus órganos intactos y fuese viable para la vida, está claro que en muchas ocasiones se presentan variaciones de este modelo, algunas incompatibles para la vida. Lo mismo ocurrirá en el lado 2 a su nivel ontológico. Habría un sustrato, una base, unas condiciones mínimas que darían como resultado un modelo de estructura en el lado 2, también muchas variaciones de ese modelo. Sería la unión de esto proveniente del lado 2 más lo proveniente del lado 1 lo que daría como resultado el conjunto conformado en la totalidad del animal. Por todo ello las llamadas enfermedades mentales o los comportamientos enfermos moralmente podrían tener más de una causa, al no abordar el lado 2 no se podrían solucionar todos los trastornos con las intervenciones dadas solo en este lado material. Los conceptos de buen o mal funcionamiento en este nivel son equívocos, incluso si usamos el concepto de funcionamiento viable (recurrente en el tiempo), por ejemplo, un comportamiento viable en el lado 1 seria sería aquel que permite la existencia del animal, a este nivel, un comportamiento suicida supone la inviabilidad del sujeto en el lado 1, pero una cosa así no existe en el lado 2, no te puedes suicidar en este lado, ni siquiera existe una cosa parecida a la conciencia del lado 1, solo un mecanismo que fabrica sueños de manera continuada. Sin conciencia no puede haber juicio moral o ético, pero es que además en base a lo expuesto, el comportamiento humano tiene unos fundamentos ontológicos ajenos a la voluntad, el juicio moral tendría sentido con la existencia de un alma espiritual dueña de sí misma a la que fuera posible achacar un mal comportamiento, la realidad es bien diferente, el comportamiento, cuya base principal se encuentra en el lado 2, depende de determinados ensamblajes ontológicos, que aun en este nivel se le puede seguir llamando mecanismos. 
“El sueño constituye una emancipación del espíritu del poder de la naturaleza exterior, un desligamiento del alma de las ligaduras de la sensualidad” Schubert. Citado en La interpretación de los sueños 
LA FUNCION DEL EGO TRAS LA MUERTE 
Como se ha expuesto, el ego tras la muerte se reduce a un mecanismo que construye historias en forma de sueños. Todas las demás funciones del ego, propias de su conexión con el lado 1 y enfocadas a la supervivencia, desaparecen. El ego en el lado 2 no tiene que defenderse de nada, ni trabajar ni tomar ninguna decisión, simplemente es un mecanismo que en base a la memoria monta sueños. Por lo tanto podríamos decir que es un ego sin sentimiento de ego, un ego que vive solo como exterioridad. La distinción dentro fuera se da en el juego conexión lado 1 y lado 2, todo lo existente en el lado 1 (incluso el propio cuerpo) es externo al ego, cuando eso desaparece queda solo la “interioridad” del lado 2. Pero esa interioridad no es un ensimismamiento del ego, como solo existe el ego y su memoria y las historias que construye, ese ego se convierte en personaje de sueño, en acción de sueño, cualquier matiz autorreflexivo solo puede darse como componente de una historia/sueño. Es una vida (o media vida) mecánica, casi cinematográfica. Sobre la definición de materialismo como negación de los vivientes no corpóreos dada por Bueno, ¿podríamos decir que el ego separado del cuerpo del lado 1 está vivo? Evidentemente el ego del lado 2 no es corpóreo, pero no es espíritu, es una forma de materialidad de la que desconocemos casi todo. Cuando un sujeto humano en estado de coma, se le considera vivo, sea el coma reversible o no, su ego en el lado 2 también está vivo aunque sin soporte corpóreo en ese momento. Cuando el cuerpo en coma fallece deja de estar vivo, pero esa cualidad no la pierde el ego del lado 2, aunque definiéramos la vida plena solo como la asociación total de los dos lados, no podríamos decir que el cuerpo en coma está muerto ni que su ego en ese momento este muerto, quizás podríamos decir que ambos están medio vivos. Por lo tanto el ego que se asocia con su cuerpo vivo se le debe dar alguna cantidad de vida, hasta que desaparezca, si es que lo hace.
 EL LADO 2 COMO CINTA VIRGEN EN MOVIMIENTO 
En reiteradas ocasiones he utilizado el símil de la cinta virgen en movimiento para explicar el funcionamiento de los ocupantes del lado 2, el yo y la memoria. Quiero ahora especificar un poco más esta comparación. Caeríamos en el ámbito del eternalismo si pensáramos en una cinta terminada de grabar donde todo su contenido está dado de una vez y puede reproducirse cualquier fragmento a voluntad. Este no es el caso, la cinta virgen ha de entenderse como un “espacio ontológico” material con capacidad de fijar de alguna manera las impresiones que se reciben de los órganos de los sentidos que habitan en el cuerpo humano en el lado 1, la naturaleza de esta fijación está abierta a discusión. Como se sabe Bergson defiende que la fijación es total y permanente, es decir se almacena todo lo vivido fielmente, aunque no se tenga acceso voluntario a esa información almacenada. Quizás este almacenamiento no sea total y su recuperación no sea totalmente fiable. No entraremos ahora en eso. El yo puede pertenecer a esta misma materialidad o ser otra materialidad asociada a ella, en cualquier caso la relación está clara, el yo se forma nutriéndose de las experiencias que provienen del lado 1 y de la memoria. Debe quedar claro que la estructura ontológica del yo, la base material, está dada de antemano, es en esencia un movimiento, una duración, pero esta vacía, no tiene contenido, cuando al nacer un ser humano o animal que tenga cerebralmente el mecanismo mecánico-cuántico de enlazar el lado 1 y el lado 2 (y es precisamente la calidad y complejidad de esta función la que luego se refleja en el nivel intelectual y de conciencia y autoconciencia de que dispondrá el ser resultante), el yo empieza a rellenarse, a formarse, a crecer, a la par con el contenido de la memoria, atravesando todas las etapas de desarrollo animal o humano. El yo sería el movimiento que una cinta de casete necesita para grabar y el presente sería el momento justo actual de la grabación antes de entrar al almacén de la memoria, es decir el instante en que una parte de la cinta toca el cabezal magnético. En la vida real el movimiento es algo exterior a la cinta, lo proporciona el motor del radiocasete, en el plano ontológico este movimiento es interno al yo, es inherente a su naturaleza. Esto en el lado 1 se traduce en la atención a la vida, al devenir continuo del cuerpo en este lado 1 se acopla perfectamente a esa necesidad de movimiento del yo (a esa duración), en la vigilia, en el dormir esto se traduce en los sueños, donde el yo dormido adapta ese movimiento inherente en forma de historias/sueño, con una base extraída de la memoria y una fuerte dosis de creatividad, que en ocasiones genera historias absurdas (a nuestros ojos despiertos), pero que siempre manifiestan esta necesidad de movimiento. 
CREATIVIDAD 
El sueño es una fase de la creatividad, como lo es la existencia de todos los seres vivos en la Tierra, el yo mismo seria otra fase de esa creatividad, un yo pleno en el cuerpo y mermado tras la muerte en una faceta onírica que seguramente desaparezca totalmente con el tiempo. La creatividad condicionada pero en ocasiones muy intensa que revelan los sueños es una manifestación de esa creatividad que revela la existencia. La creatividad en el lado 1 está fijada por el tipo de materia en la que se plasma lo que limita sus posibilidades, esto no sucede en el lado 2, la escasa fijación de este lado favorece al máximo la creatividad, como una masa de plastilina que remodelamos con figuras nuevas diariamente. Dos citas al respecto: “Porque todo ser que sea sólo inteligencia, vive impasible entre los inteligibles con una vida puramente intelectiva y se queda allá por siempre, pues en él no hay tendencia ni deseo; pero el ser que, estando a continuación de aquella inteligencia, conciba además un deseo, en virtud de la añadidura de este deseo avanza ya más adelante, por así decirlo, y deseando poner orden conforme a los seres que vio en la inteligencia, como fecundado por ellos y sintiendo angustias de parto, se afana por producir y crea.” Plotino, Enéadas, 2º volumen pág. 159. “En toda teoría filosófica hay algo último que es actual en virtud de sus accidentes. Sólo entonces es susceptible de caracterización a través de sus plasmaciones accidentales, pues al margen de esos accidentes carece de actualidad. En la filosofía del organismo ese algo último se llama “creatividad” y Dios es su accidente primordial e intemporal.” Proceso y realidad. A. N. Whitehead, pág. 85. 
VARIOS 
Hoy mientras soñaba he sido “consciente” de ello, ¿cabe la posibilidad de algo parecido post mortem? Es decir, puede que durante uno de los sueños tras la desconexión del lado 2 del lado 1, al igual que ocurre cuando los sueños, ocurre con esas zonas conectadas, el ego sea consciente del hecho de la muerte de su cuerpo y de estar solo soñando, aunque sea por un breve periodo de tiempo. ¿Qué ocurriría entonces? No puedes “despertar” al lado 1, ni es el mundo onírico del lado 2 lugar propicio para reflexiones, consciencias ni cosas parecidas, no hay lugar para filosofías, la “realidad” post mortem está dada: soñar. Soñar como mecanismo propio de acciones materiales mientras estas duren y mantengan las características necesarias para realizar dicha función. No hay filosofía ni conciencia post mortem. 
Cuestiones que resuelve nuestra propuesta ontológica. Todo el asunto de la inteligencia artificial, solo hay mente cuando en un cerebro se desarrolla el mecanismo de unión L1 y L2, todo lo demás son imitaciones de la mente. Todo el tema de la localización de la conciencia en el cerebro y desconexión de esta por anestesia, etc. Esa sensación de verbalización de los pensamientos en nuestra cabeza, expresión de algo previo no verbal, queda explicado por nuestra teoría, como el flujo lado 2 conexión lado 1, en el lado 2 el proceso no incluye el lenguaje, pero es el núcleo, el origen de lo que después entendemos con “palabras “ mentales. 
¿Cesa la memoria tras la muerte del cuerpo de guardar recuerdos o puede almacenar los sueños? Ambas posibilidades están abiertas a consideración, por una parte si planteamos que la memoria es un auxiliar imprescindible para la existencia humana, con la muerte del cuerpo esta necesidad desaparecería. El lado 2 desconectado del lado 1 es autosuficiente y aislado, no tiene que luchar contra nadie por la existencia, un aumento de la memoria es esas circunstancias solo aumenta la variedad de los sueños futuros, pero no se necesita para preservar su existencia. Por otra parte, en vida del cuerpo, recordamos los sueños y los incorporamos a la memoria, por lo que este proceso puede seguir dándose tras la muerte del cuerpo. 
“Nos consolaremos pensando en que nos vemos obligados a construir en las tinieblas” La interpretación de los sueños. S. Freud 
 FINAL 
 Los desarrollos ontológicos aquí supuestos son una ínfima parte de la totalidad de desarrollos ontológicos que han sucedido y cuya naturaleza desconocemos absolutamente. A pesar de ello fijamos un esquema, ya sea el plotiniano (Uno, Inteligencia, Alma, Mundo) ya sea el buenista (MOG, géneros de materialidad, Ego), pues es como lo imaginamos desde nuestra perspectiva fenoménica. Está claro que el esquema real puede ser muy diferente a nuestras propuestas. 
ANEXO DEL 20 DE OCTUBRE DE 2022
Para el caso de la pérdida de memoria de los sujetos por culpa de un accidente o enfermedad, ya sea reversible o irreversible. Cuando alguien tiene un accidente y pierde temporalmente la memoria ¿en qué situación ontológica se encuentra según nuestra propuesta del MOO? El accidente provoca la desconexión parcial entre el Lado 1 (cerebro corpóreo) y el Lado 2 (yo+memoria), el sujeto accidentado y privado de memoria puede seguir teniendo una conducta operatoria si su cuerpo se lo permite, comer, hablar, moverse, etc., no tiene acceso a información como su nombre o historia personal, es un yo sin recuerdos, podemos deducir de esto que como mínimo existen dos formas de yo, el básico operatorio sin memoria y el yo “normal” con recuerdos, lo que nos hace pensar que la “conexión” L1 y L2 mecánico-cuántica  con el yo básico, es más general, menos especializada y fácil de establecer que con el yo con memoria, por lo que es más difícil de perder. Dado que con el tiempo se restablece la conexión total y se recupera la memoria, esta se habría conservado en alguna parte, dentro del cerebro en la propuesta emergentista o en el Lado 2 según nosotros.
La unidad del yo del Lado 1, enfocada a la supervivencia no existe en el Lado 2, allí solo hablamos de actividad desarrollada en forma de sueño, dado que la supervivencia está garantizada sin necesidad de realizar ninguna operación y no se necesita un yo que tome decisiones. Esto confirmaría algún tipo de separación ontología entre el yo y la memoria.

 SIGNIFICADOS DE ABREVIACIONES 
Términos de Gustavo Bueno E Ego trascendental MF Materialismo filosófico M1, M2, M3 Géneros de materialidad Mi Materia ontológico especial M/MOG Materia ontológico general Términos míos MOO Materialismo ontológico onírico L1 Lado 1 L2 Lado 2 ST Sujeto total 
EDICIONES DE LOS LIBROS CITADOS 
Bergson y el problema de la creación, Antonio Dopazo Gallego, Pre-textos 2018. Duración y simultaneidad, H. Bergson, Ediciones del Signo 2004. El moblaje del mundo, Mario Bunge, Gedisa 2011. El pensamiento y lo moviente, H. Bergson, Editorial Cactus 2013. El valor de los sueños, Klaus Wilhelm, Mente & cerebro 100, enero/febrero 2020. Enéadas, Plotino, Gredos 2015, dos volúmenes. Ensayos materialistas, Gustavo Bueno, Taurus 1972. Historia de la idea de tiempo, H. Bergson, Paidós 2018. La interpretación de los sueños, Sigmund Freud, Planeta-Agostini, enero 1985. Las teorías de los campos de fuerza, W. Berkson, Alianza Universidad 1981. Libro del desasosiego, F. Pessoa, Seix Barral, diciembre 1985. Materia y memoria, H. Bergson, Editorial Cactus 2016. Proceso y realidad, A. N. Whitehead, Atalanta 2021. Sueño y procesos cognitivos, varios autores, Editorial Síntesis 1996. Symploké, Bueno, Hidalgo, Iglesias, Ediciones Júcar, 1989.

viernes, 29 de enero de 2021

TEORÍA FILOSÓFICA PRESENTISTA DEL TIEMPO

TEORÍA FILOSÓFICA PRESENTISTA DEL TIEMPO Fermín Huerta Martín “Cuando hablamos de que la eternidad y el tiempo son dos cosas distintas y de que aquélla es inherente a la naturaleza siempreexistente, mientras el tiempo lo es a lo deveniente y a este universo, creemos experimentar en nosotros mismos, en nuestras propias almas, con inmediatez y como por una intuición instantánea de la mente, una vivencia clara de ambas cosas, pues hablamos de ambas continuamente y las nombramos a propósito de cualquier cosa. Sin embargo, cuando intentamos examinarlas detenidamente y como abordarlas de cerca, nuestros pensamientos se tornan de nuevo perplejos: echamos mano a los asertos de los antiguos sobre ambas cosas, uno a un aserto y otro a otro, y aun tal vez interpretamos unos mismos asertos diversamente, descansando en ellos y dándonos por satisfechos si, interrogados, sabemos dar por respuesta las opiniones de aquéllos, contentos de vernos libres de seguir investigando sobre ambas cosas.” Plotino, Enéada III, 7 (45). 1 Mi tema filosófico favorito de los últimos años es el Tiempo, es al que más tiempo de lectura le he dedicado y quizás también al que más tiempo de escritura. Tanto es así, que junto a las relecturas de muchos filósofos que han escrito sobre el tema he tenido que realizar relecturas de mis propios textos. Es el tema al que más tiempo de reflexión le he dedicado, trabajando, paseando, despierto en la noche, etc. He puesto en práctica el dicho tan nuestro de darle tiempo al tiempo. Hace mucho que quería escribir un artículo presentando una teoría propia sobre el tema, no solo escribir criticando otras posiciones filosóficas, quería proponer mi propia postura, esto último siempre es difícil de asegurar, quizás algún autor que no he leído ya la ha propuesto, no lo puedo descartar. Es posible que se pueda decir de mi teoría que es un mero artificio (de técnica filosófica) que no resuelve el problema desde las coordenadas presentistas en las que intento presentarlo. O que es una simple variación de alguna propuesta anterior. Me es igual, no soy un filósofo profesional, no estoy licenciado en filosofía, soy un autodidacta en esta materia (como mi admirado Mario Bunge), cuando colaboré para el libro El último ilustrado, libro homenaje a Bunge, el coordinador, profesor Antonio A. Martino me pidió mis referencias académicas y yo le dije: “aficionado a la filosofía” y el decidió cambiarlo por filosofo aficionado, pensé que había una gran diferencia entre ambas definiciones, aunque he escrito más de 80 artículos en la órbita de la filosofía me sigo considerando un aficionado a pesar de que el propio Gustavo Bueno dijo que todos somos filósofos. Escribir (y en mi caso autopublicar) es una manera de dejar constancia publica de cómo se piensa en un determinado momento de la vida, no supone nada mucho más allá cuando no tienes una carrera académica que implique conseguir determinados puestos, si acaso sirve para alimentar el ego. Se puede evolucionar y cambiar de opinión (o no), de pocas cosas estoy más orgulloso que de haber puesto en marcha mi blog y de alguna manera obligarme a escribir. Me ha dado muchas satisfacciones, entre ellas que Bunge me escribiera. Mientras juntaba en una sola carpeta todas las notas que a lo largo de los años había ido tomando con la finalidad de escribir este artículo, encontré un folio que contenía una especie de esquema en cuya cabecera podía leerse Lista de planteamientos sobre el tiempo, redactado en 2012. Creo que estos 4 puntos pueden englobar todos los enfoques posibles sobre el tema: 1- El tiempo es eterno pero fluye. Se puede incluir el eterno retorno. ¿Cómo ha transcurrido una cantidad infinita de tiempo? 2- El tiempo es eterno pero esta ya “dado” el pasado, el presente y el futuro. Como lo está el espacio. Entonces nuestra sensación de fluir sería una apariencia y por supuesto nuestra libertad. 3- El Universo comenzó a fluir desde una fase previa sin movimiento (sin tiempo). ¿Qué podría poner en marcha algo inmutable? 4- El Universo surgió de la nada sin causa. De la nada nada puede salir. Desde un planteamiento materialista (como es mi caso) podemos descartar la opción 4. La opción 2 la he discutido en otros artículos que pueden leerse aquí: Tiempo para el presentismo filosófico. ¿Qué es el ego para el eternalismo? La opción 3 y la opción 1 serán discutidas a continuación. La postura 3 ejemplifica lo que Henri Bergson denomino en su magnífico libro Historia de la idea de tiempo: “El cambio, el devenir, no es otra cosa que la disminución de lo eterno”, cuando habla de la solución platónica. En el Timeo dice Platón en un pasaje famoso: “Pero dado que la naturaleza del mundo ideal es sempiterna y esta cualidad no se le puede otorgar completamente a lo generado, procuró realizar una cierta imagen móvil de la eternidad y, al ordenar el cielo, hizo de la eternidad que permanece siempre en un punto una imagen eterna que marchaba según el número, eso que llamamos tiempo. Antes de que se originara el mundo, no existían los días, las noches, los meses ni los años. Pues decimos que era, es y será, pero según el razonamiento verdadero sólo le corresponde el «es»; y el «era» y el «será» conviene que sean predicados de la generación que procede en el tiempo – pues ambos representan movimientos, pero lo que es siempre idéntico e inmutable no ha de envejecer ni volverse más joven en el tiempo, ni corresponde que haya sido generado, ni esté generado ahora, ni lo sea en el futuro [...] El tiempo, por tanto, nació con el Universo, para que, generados simultáneamente, también desaparezcan a la vez, si en alguna ocasión tiene lugar una eventual disolución suya, y fue hecho según el modelo de la naturaleza eterna para que este mundo tuviera la mayor similitud posible con el mundo ideal.” Este modelo de explicación es aplicable a la propuesta de un filósofo más actual, al que considero uno de mis padres intelectuales, Gustavo Bueno (junto a Bunge, Bergson y Plotino), por lo menos en la forma de exponerla del que considero su discípulo más aventajado Javier Pérez Jara, que dice: “El materialismo filosófico no acepta, claro está, la eternidad del universo; pues desde la propia materia ontológico general (que sí es eterna, pues el tiempo está vinculado a un proceso continuo de composición y descomposición de partes conformadas -y de ahí la sucesividad-, y por tanto, la idea de tiempo sólo se mueve en el ámbito de la ontología especial) el Mundus adspectabilis es visto como contingente (pues M impide que se hipostasie ningún contenido ontológico-especial, y que, por tanto, se eternice –en contra de la metafísica, que siempre trata de eternizar algún contenido de la ontología especial–); el mundo actual (con sus ríos, planetas, galaxias, &c.) es visto como llamado a desaparecer (en su propio proceso dialéctico), y ser sustituido por otro contenido ontológico-especial, en un proceso recurrente infinito; pues M es eterna y siempre está en acto (las formas universales Mi).” “De este modo, si aplicar infinitud actual a la materia cósmica del Universo es contradictorio, aplicársela a la materia ontológico general carece de sentido, por encontrarse en un «nivel ontológico» más allá de las categorías mundanas.”, “Carece de sentido aplicar el concepto de infinito actual a la materia ontológico general, porque el mismo hecho de tratar de aplicar este concepto a ella implica ya mundanizarla, y por tanto destruir su propio concepto”. “Empecemos, entonces, diciendo que el tiempo, desde el materialismo filosófico, es, básicamente, la medida de unos movimientos respecto de otros movimientos tomados como «reloj» (esta definición nos lleva, por tanto, a que sólo podríamos hablar de un tiempo universal si hubiera un «reloj universal»). El devenir es la codeterminación jorismática de los contenidos de una multiplicidad. ¿Cuándo hay devenir? Cuando los contenidos de una multiplicidad no se codeterminan «instantáneamente», sino que van codeterminándose sucesivamente (esto es, según un «jorismós»). Pero el devenir en el Universo está visto desde nuestros «filtros mundanos», ontológico-especiales, dados en función de la dialéctica entre los géneros de materialidad M1, M2 y M3. Es decir, el devenir de la materia cósmica no es un devenir indeterminado, sino métricamente establecido «según un antes y un después», por decirlo al modo de Aristóteles. Dicho de otro modo: es un devenir temporalizado, dado a nuestra escala operatoria y métrica. Por eso carece de sentido aplicar el tiempo a la materia ontológico general, en tanto en ella no podemos medir unos movimientos respecto de otros, sencillamente porque no podemos operar con sus cauces materiales, y éstos nos son enteramente indeterminados positivamente. Esto no significa que la materia ontológico general, al serle negada la temporalidad, por su carácter mundano, haya de ser concebida como una multiplicidad pura inmutable, «eterna», porque las ideas de inmutabilidad y eternidad son ideas metafísicas y contradictorias, como hemos defendido en otras ocasiones. Y, ad hominem, si la materia ontológico general fuese inmutable, entonces no podría haber surgido el Mundo. Cursos materiales en alguna forma de devenir tuvieron que confluir y codeterminarse para dar lugar a la conformación del Universo y de los sujetos operatorios humanos y animales. Pero sería gratuito, o en todo caso no habría fundamentos positivos, para pensar este devenir «según un antes y un después», porque como hemos dicho, las mediciones diacrónicas suponen las operaciones del sujeto operatorio midiendo unos movimientos primogenéricos respecto de otros, tomados como reloj. Unos movimientos, además, de materialidades holóticamente conformadas; es decir, en la forma de todos efectivos jorismáticos.” A pesar de mis críticas a esta propuesta (leer: Infinito yo te cito y Tiempo y devenir en el materialismo filosófico), me parece una solución muy ingeniosa, una especie de actualización de la propuesta de Platón. Si no estoy equivocado, este planteamiento lo expuso Javier y no Gustavo Bueno, tengo entendido que Javier tenía una muy buena relación con el Maestro, por lo que cabe entender que Bueno conocía esta puntualización y la aprobaba. La opción 1 esquematiza la posición presentista (Javier dice que sería más correcto hablar de actualismo). El principal problema de esta apuesta se resume en la pregunta que acompaña el enunciado y que ejemplarizó admirablemente Kant: “Primer conflicto de las ideas trascendentales Tesis. El mundo tiene un comienzo en el tiempo y con respecto al espacio está encerrado en límites. Antítesis. El mundo no tiene comienzo ni límites en el espacio, sino que es infinito tanto en el tiempo como en el espacio.” Crítica de la razón pura. Immanuel Kant Confieso que nunca he estado muy satisfecho con ningún intento de solución al problema desde una posición presentista, hasta el punto de que ni siquiera la posición que voy a plantear en este texto me satisface plenamente, pero, vuelvo a decir, quiero dejar constancia de la idea por si pudiera tener algún valor o una posible evolución posterior más satisfactoria. Antes de abordar el problema habría que hacer algunos comentarios sobre el concepto de infinito como base previa a la exposición de mi teoría. Pueden leerse mis artículos Infinito yo te cito y Niebla en la niebla, junto con la discusión que se encuentra en los comentarios de este texto. La eternidad, la infinitud, la asociamos a una cuestión numérica, por ejemplo al conjunto de los números enteros (negativos, cero y positivos), el transcurso del tiempo es el transcurso de una numeración de ese conjunto con determinados sucesos, como la salida del sol en un determinado lugar de la Tierra, a este suceso se le asigna un componente del conjunto Z, antes de la formación de la Tierra se podría usar otro criterio de numeración, es indiferente que no exista proporción entre ambos sucesos numerados, es decir, da igual que uno dure 24 horas y otro 1 segundo, según nuestros relojes. Si seguimos retrocediendo en el tiempo (en los acontecimientos móviles numerables) llegará un momento en que existiendo el movimiento, no tendríamos criterios para seguir numerando, no hablo ya desde un punto de vista de un sujeto que estuviera frente a esa realidad, pues eso es imposible, no podría ser esto, ya sé que este es un asunto muy espinoso de tratar (como tantos en filosofía), estamos acostumbrados a numerar, a cuantificar, en especial con ayuda de máquinas y ordenadores, que se suponen “reflejan” algo que “realmente” ocurre, que tienen algún criterio objetivo para esa numeración/cuantificación, que sus resultados no son inventados por el instrumento, falseados, sino que obedecen a acontecimientos exteriores a la máquina que contactan con sus sensores y hacen posible la numeración. Tomando el símil de Gustavo Bueno nos encontramos frente a una Materia ontológico general no estructurada aun en géneros de materialidad que son los que posibilitan la vida. En este punto el Materialismo filosófico nos habla de devenir sin un antes y un después, pero no puede haber un devenir sin un antes y un después aunque no haya sujetos humanos, lo que si puede haber es un devenir con un antes y un después pero sin posibilidad de numeración, sin criterios de numeración, por lo tanto cualquier intento de aplicar conceptos como eternidad o infinito a esta etapa no está justificado. No podemos hablar de conceptos que impliquen una duración numerable a una época no numerable. De esta etapa, en movimiento, pero sin poder numerarse, pasaríamos a la eternidad numerada, habría que detenerse en el concepto de eternidad, lo que ha existido siempre, si asimilamos esta eternidad con nuestra realidad ontológica, vemos que ésta se sigue desarrollando, es la actualización de lo que denominamos futuro, es por tanto una eternidad con un componente en acto (de duración no numerable hacia atrás) y otro en potencia, en desarrollo, imaginemos que al primer suceso numerable le damos el número cero, los sucesos no numerables anteriores al cero son indeterminados temporalmente, los posteriores al cero son potencialmente infinitos (siempre que se puedan numerar) pero en desarrollo, es decir solo potencialmente infinitos. Estos dos conjuntos forman un desarrollo unitario con una parte indeterminada numéricamente y otra en desarrollo, transcurriendo. Lo dado, lo eterno en acto, acabado, sería el eternalismo, pero este implica que la simultaneidad en acto que tienen los lugares espaciales lo tienen también los sucesos temporales. Es el universo bloque. Todos los tiempo son simultáneos (Gustavo Esteban Romero me niega esto en los artículos arriba mencionados). Para nosotros esto no es posible, los sucesos “pasan” no permanecen, sino su numeración no sería posible. La fase anterior a la actual numerable, sería una fase con un movimiento no numerable, en el que no es posible la biyección suceso-numero, si la eternidad la asimilamos a lo infinito y este es un concepto necesariamente relacionado con los números, no podemos aplicarlo a algo no numerable. Sería una fase anumérica, indeterminada de la que no podemos predicar su duración. Dice Russell en Los principios de la matemática pág. 380: “Nada se puede decir sobre una magnitud no medible numéricamente, salvo que es mayor de alguna de su tipo y menor que otras, pero de tales proposiciones no se puede obtener el infinito. Aun si existieran magnitudes mayores que otras de su tipo no hay razón para considerarlas como infinitas. La finitud y el infinito son nociones esencialmente numéricas, y sólo por relación con los números esos términos pueden aplicarse a otras entidades”. 2 Muchas son las lecturas deliciosas que sobre el tiempo he realizado a lo largo de mi vida (que se acerca peligrosamente a los 60 años de existencia), tengo a mi lado una carpeta con una etiqueta donde pone Libros sobre el tiempo (la carpeta en si tiene signos evidentes del paso del tiempo), donde guardo los apuntes de esos libros, por supuesto tengo libros clásicos como el Timeo y el Parménides de Platón, la Física la Metafísica y Acerca del cielo de Aristóteles, la Confesiones de San Agustín, Los principios de las matemáticas de Russell, un par de libros de Poincaré Ciencia e hipótesis y Últimos pensamientos , apuntes del magnífico Diccionario de filosofía de Ferrater Mora (del que Bunge elogio como el mejor diccionario de filosofía), la Crítica de la razón pura de Kant, El tiempo de H. Conrad-Martius, Un mundo sin tiempo de P. Yourgrau, El orden del tiempo de Carlo Rovelli, La emergencia del tiempo cinemático de M. Ann Doame, La teoría relacional y objetiva del tiempo físico de Bunge, Historia de la idea de tiempo de Bergson, dos libros de Gustavo Esteban Romero La naturaleza del tiempo y ¿Es posible viajar en el tiempo?, finalmente Sobre la eternidad y el tiempo de Plotino. Soy consciente de que este listado es una ínfima parte de los libros que se han dedicado al tema, en la actualidad leo el libro de Jimena Canales El físico y el filósofo, y he quedado sorprendido de la cantidad de libros que existen sobre el tema y que desconocía. A Plotino lo leo motivado por todo lo que Bergson decía de él, realmente me está fascinando, tuve la suerte de encontrar una edición en 2 volúmenes de sus Enéadas de Editorial Gredos de segunda mano en perfecto estado y buen precio, su ontología me parece una maravilla, muchos de sus aspectos son compatibles con mi esbozo de ontología desarrollada en mi texto Teoría filosófico-onírica de los dos lados, la admiración es tal que aun siendo ateo si tuviera que elegir una religión me haría plotiniano y adoraría el Uno-Bien. Por eso he elegido este fragmento de Enéada de entre todos los textos referidos al tiempo para la presente discusión. Quizás es mi fragmento favorito de cuantos he leído sobre el tiempo, repasa las formulaciones anteriores a el sobre el tema y explica su apuesta. Cuenta Bergson que Proclo dijo que Plotino se muestra de lo más inspirado en su teoría del tiempo. Un texto delicioso y misterioso porque no explica todos los mecanismos que su propuesta implica, quizás porque no puede explicarlos por la complejidad del tema, puede que nunca nadie pueda explicar esos mecanismos que deben existir y que es posible que nunca conozcamos. Durante su exposición Plotino ataca el argumento que relaciona el tiempo y el movimiento, luego termina hablando de movimiento (de inquietud en la quietud) en el seno mismo del Uno, que engendra la Inteligencia y en esta que engendra el Alma, es decir, hay movimiento antes de existir el tiempo, un argumento similar observamos en un autor actual como es Gustavo E. Romero que en su excelente artículo Sobre la ontología del espacio-tiempo habla de que “ el sustrato ontológico de espacio-tiempo discreto puede ser encontrado, puede estar formado por eventos atómicos atemporales y sin extensión”. La única manera de sostener esta argumentación sería presentar dos conceptos de movimiento, uno superior existente en ausencia de tiempo y otro inferior que afecta solo a lo dado en el espacio-tiempo, creo que esta interesante propuesta está relacionada con la del materialismo filosófico donde en la materia ontológico-general hay devenir sin un antes y un después, que equivaldría al movimiento sin tiempo de Plotino, mi propuesta podría situarse en ese esquema también si equiparamos la realidad no biyectable con esa fase de movimiento sin tiempo de Plotino, lo que yo propongo es que los problemas derivados del planteamiento kantiano antes expuesto surgen del acople de las series numéricas a la realidad y no de la realidad misma. Si las dos únicas opciones con respecto al tema fueran las serie infinita transcurrida o el surgir de la nada el universo, se ve enseguida la absurdidad de ambas, así el universo dependería de algo absurdo, dado que el universo existe, la propuesta ejemplarizada por Plotino sería una tercera vía. 3 Podemos decir que la definición de Eternidad que Plotino da en la pág. 344: “su condición de no variar nunca y de ser no una intelección o una vida que discurra de una cosa a otra, sino lo invariable y lo siempre inextenso (…) vida que permanece en identidad por razón de que posee siempre presente la totalidad de su ser, no ahora una parte y luego otra, sino todo a la vez, y porque no es ahora unas cosas y luego otras, sino que es una plenitud indivisa, como un punto en que estuvieran juntos todos los radios sin adelantarse y sin fluir jamás, antes al contrario, permaneciendo aquél en sí mismo en identidad y sin cambiar nunca, sino estando siempre fijo en el presente por razón de que nada de lo suyo ha pasado y nada tampoco se originará, sino que es exactamente lo que es.”, es cuanto menos paradójica, parece una definición cara a la galería, pero que no sabemos cómo encaja con la realidad fenoménica que vivimos. Nos parece incompatible con la existencia de las cosas que devienen, dicho de otra manera, su definición de eternidad sería pertinente si no existiera lo temporal. Pero al existir lo temporal necesariamente debe estar relacionado con lo eterno y de eso surgen los problemas. Porque lo eterno aparece en el contexto del problema del tiempo como un intento de explicación del tiempo, si lo eterno esta desconectado absolutamente de lo temporal (que es donde estamos insertos) no nos sirve como explicación del tiempo y debemos seguir buscando una solución al problema. Lo eterno nos interesa si produce el tiempo sea como degradación o como imagen, es curioso que ya Plotino llega a equiparar tiempo y eternidad pero luego sitúa al Uno antes de la eternidad. 4 En la nota 565 de la página 359 el traductor dice: “El Alma inferior se temporalizó intemporalmente, se espacializó inespacialmente y se dividió indivisamente.” Quizás en esta nota de Jesús Igal este la clave de todo el asunto. Al reflexionar sobre ella en alguna relectura me vino una imagen, la de un tronco ya acabado en su desarrollo del que brota una rama (que se alimenta del tronco), la imagen curiosamente aúna presentismo y eternalismo, el tronco es el eternalismo lo ya terminado y la rama es el presentismo, algo en desarrollo, pero la verdad, la realidad, junta ambos conceptos, el eternalismo estaría equivocado en que lo eterno no es la rama sino el tronco, el presentismo estaría equivocado en que hay algo más que esa rama. Los tres fragmentos autocontradicctorios son un intento de explicación. Se temporalizo intemporalmente, dice en pág. 385 “El tiempo no tuvo comienzo” Es decir, existiría desde que existe la eternidad, aquí es donde sería pertinente la distinción que realiza entre eternidad de lo siempre existente y de lo siempre deveniente. Se espacializó inespacialmente, en sus definiciones de lo eterno recalca lo de inextensa. Todo parece como si la realidad material fuera una mera apariencia que transcurriese en el seno de la eternidad. En este contexto de lo aparente resulta pertinente la distinción kantiana fenómeno/noúmeno que Bergson interpreta magistralmente no como una diferenciación apariencia/realidad sino como parte/todo. Si partiera de su frase: “el más perfecto conocimiento de los fenómenos, que es lo único que nos es dado alcanzar, jamás nos proporcionará el conocimiento de los objetos en sí mismos” no me pondría a valorar su opinión, pues nada sabe del tema, pero como si opina del plano fenoménico, por ejemplo: “Hemos querido probar que todas nuestras intuiciones son sólo representaciones de fenómenos, que no percibimos las cosas como son en sí mismas, ni son sus relaciones tal como se nos presentan, y que si suprimiéramos nuestro sujeto, o simplemente la constitución subjetiva de nuestros sentidos en general, desaparecerían también toda propiedad, toda relación de los objetos en espacio y tiempo, y aun también el espacio y el tiempo, porque todo esto, como fenómenos, no puede existir en sí, sino solamente en nosotros.” ¿Sería posible esta argumentación? Podría ser la realidad externa al sujeto, aespacial y atemporal, siendo el sujeto el que pusiera el espacio y el tiempo, que no existirían externamente al sujeto, siendo ellos construidos por la mente. Quizás este modelo no es tan diferente de otros expuestos anteriormente que proponen un surgimiento de lo temporal de entes no temporales. Si es que el sujeto surge de ellos. Lo de la espacialidad es importante pues lo eterno y lo temporal deben tener su encaje, sea en la opción que sea, tanto si lo eterno genera lo temporal siendo lo eterno aespacial y lo temporal espacial, como si lo temporal no es más que una ilusión que genera la eternidad. Uso la palabra encaje casi de forma mecánica, como corresponde a la noción de espacio, esto se diluiría si el espacio mismo fuera una ilusión creada en el seno de lo eterno y su realidad no tuviera nada que ver con nuestra percepción mecánica y aparente del espacio. 5 Si no podemos numerar ese transcurso indefinido ¿Cómo sabemos que se mueve? Porque en una primera aproximación identificamos tiempo y movimiento, no podemos renunciar al movimiento. Una solución sería apelar a un movimiento que no implicase tiempo (como se ha mencionado), si entendiésemos el tiempo como una sustancia ontológica y no como algo relacional relativo al movimiento y el reposo, una sustancia que surge de algo que la produce pero que entonces necesariamente no está en el tiempo. Esta sustancia-tiempo permite los objetos y los movimientos tal y como los vemos y entendemos ahora, al intentar extrapolar esto a lo anterior a la existencia del tiempo-sustancia, donde nuestras reflexiones no son válidas, es donde surgen los problemas derivados de la antinomia. Dice en pág. 361 “El Alma es tiempo pero el universo está en el tiempo”. Hablamos de un postulado ontológico para el tiempo, ya no es algo relacional, relativo al movimiento sino algo constitutivo, una esencia cuya existencia permite el movimiento, no digo dimensión para no confundir con el espacio. Al tratar el tiempo como una sustancia, un sustrato, Plotino puede hablar de movimiento en ese sustrato que sería el de la materia y de un movimiento de naturaleza diferente fuera de ese sustrato que sería el del Uno, Inteligencia y Alma superior, que se moverían en la eternidad. 6 Mi ontología. Sigo el modelo de Plotino donde el Uno produce la Inteligencia que produce el Alma, pero pasando por la actualización que realizo Gustavo Bueno, donde la materia ontológico-general produce los tres géneros de materialidad, esta comparación Uno-MOG no es gratuita, el propio Bueno la realiza en su principal obra Ensayos materialistas donde en su Tabla de correspondencia entre los géneros de materialidad y conceptos filosóficos de diferentes sistemas, equipara MOG con el Uno neoplatónico. Dice en la pág. 55 “El concepto de Ser, o de “Materia” de la Ontología general, está más cerca de la tradición neoplatónica (del Uno de Plotino)…”. En mi caso, usando el mismo nombre del Maestro, la MOG produciría como mínimo dos géneros de materialidad, es muy posible que existan muchos más géneros de materialidad, si no tienen conexión alguna con los dos que postulo como fundamento de nuestra realidad fenoménica, estos serían indetectables ontológicamente, seria egocentrista suponer que la finalidad de la realidad es “crear” al ser humano como eje central de todo, nada más lejos, no somos mucho más allá de un efecto colateral en un desarrollo ontológico. De momento no veo necesidad de recurrir al tercer género y me acojo al planteamiento que sobre el tema desarrolla Bunge bajo el nombre de ficcionismo para explicar este hecho. Estos dos géneros se corresponderían aproximadamente con los de Bueno, pueden haber más, pero estos dos serían los sospechables fenoménicamente hablando, es decir, los necesarios para “explicar” la realidad tal y como la conocemos. Un primer género, parecido al M1 de Bueno, que sería un campo energético a la manera que señala Einstein en Mis ideas y opiniones pág. 315: “Dado que la teoría de la relatividad general implica la representación de la realidad física mediante un campo continuo, el concepto de partícula o puntos materiales no puede desempeñar un papel fundamental como tampoco lo puede hacer el concepto de movimiento. La partícula sólo puede aparecer como una región limitada del espacio en la que la fuerza del campo o la densidad de energía son particularmente elevadas.” (Para algunas implicaciones del concepto de campo ver mi artículo El campo-psi de Bohm). En este género se desarrollaría todo lo expuesto en las teorías de Einstein pero no su concepción eternalista, evidentemente. Pues esta no necesita surgir de nada, es eterna en sí, aunque no dejaría de sorprender una eternidad desgajada de otra eternidad. Las recientes comprobaciones científicas de la existencia de las ondas gravitacionales parecen avalar las teorías que afirman la naturaleza sustantival del espacio-tiempo frente a las relacionales. Esto parece corroborar esta propuesta. Este género material podría ser también la unión previa de dos géneros separados, uno exclusivamente espacial y otro que abarque la duración (entendida al modo de Bergson como tiempo real). Un segundo género, parecido a M2, que sería una entidad cuya función es albergar el yo y la memoria animal, tal y como lo expongo en mi texto Teoría filosófico-onírica de los dos lados. La conexión de los dos lados se produciría por mediación de un proceso mecánico-cuántico dado en el cerebro, la perfección de este mecanismo en tanto calidad y cantidad de la conexión se manifiesta en la calidad y cantidad de inteligencia y demás propiedades mentales del ser afectado. Este proceso se produce en el contexto de la evolución animal y no es predeterminado ni necesario. Podría no haber ocurrido nunca. El yo y la memoria tampoco preexisten a la conexión de los dos géneros, este segundo género sería una cinta de casete virgen en movimiento, esperando grabar todo lo que la conexión en el primer genero le va a proveer de información. Este proceso configura la memoria y el yo, que se forma y alimenta de las experiencias que recibe vía conexión cerebral con el cuerpo dado en el “espacio” del primer género. Tras la muerte, el cerebro, con sus conexiones se disgrega perdiendo su operatividad comunicativa con el otro género definitivamente, el yo y su memoria siguen funcionando como lo hacen en vida del sujeto portador del cerebro cuando duerme, es decir, mediante sueños, en vida los sueños manifiestan el funcionamiento del segundo género con una cierta autonomía del primer género, la ensoñación que se da mientras dormimos sería la actividad espontanea del yo construido en nuestro segundo género que recurriendo a la memoria construye historias. Después de morir, esta actividad no cesa, pero no puede alimentarse de nuevas experiencias, es decir, de nueva información para añadir al registro. Utiliza las ya existentes para seguir soñando, construyendo historias. ¿Por cuánto tiempo? Mi hipótesis actual es que como todo lo material y en movimiento, termina desacoplándose y destruyéndose esa configuración (no así sus componentes), aunque en términos humanos puede ser tras un periodo de millones de años, eso quiere decir que todas las conciencias habidas desde el inicio de la humanidad muy probablemente siguen ensoñando actualmente en ese segundo género de materialidad. 7 Conclusión. La conclusión seria que el tema es fascinante, que muy probablemente nunca tendremos pruebas que nos den certezas de algún tipo de resolución del problema del tiempo. Esta sería la parte negativa, la positiva es que estas investigaciones filosófico-científicas nos producen un intenso placer intelectual, primero por la lectura de libros profundos y fundamentales que nos deleitan, segundo por la posibilidad de aportar un grano de arena en esta montaña de sabiduría y placer que es la filosofía, construida en base a las aportaciones de todos los filósofos muertos que nos han precedido, y tercero porque este proceso en sí, puede aportar un sentido trascendente a nuestras vidas mundanas, el sentido de la búsqueda de conocimiento incesante e inconcluso, plasmada en lecturas, escrituras y debates, un proceso sin fin que culmina con nuestra desaparición física, después hemos planteado una pseudoexistencia onírica, quizás provisional, en este espacio onírico post mortem donde no hay posibilidad de salir de nuestros propios sueños y no podemos comunicarnos con otros sueños, sin embargo compartimos ese espacio con todos los filósofos y científicos que nos han precedido desde Plotino a Einstein y que allí somos todos por un “tiempo” coetáneos. No es el paraíso católico, pero la riqueza de nuestros recuerdos nos garantiza un futuro disfrute en forma de sueños que se le parece mucho.