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jueves, 30 de mayo de 2013
LEYENDO HISTORIA DEL MATERIALISMO
LEYENDO HISTORIA DEL MATERIALISMO
Fermín Huerta Martín
“No se trata de defender en este Ensayo al materialismo como una filosofía que reivindica democráticamente el derecho a que le sea reconocida, por lo menos, su capacidad para figurar como uno más entre los restantes sistemas filosóficos —la reivindicación tomaría su justificación a partir del veredicto de quienes, apoyándose en una tradición milenaria, declaran incompatible el materialismo con la filosofía. La tesis de este ensayo es mucho más radical: el materialismo no es una doctrina filosófica más o menos respetable y defendible entre otras. El materialismo estaría tan característicamente vinculado a la conciencia filosófica que toda filosofía verdadera ha de ser entendida como materialista, incluyendo, por tanto, aquellas construcciones filosóficas que pueden ser consideradas como no materialistas, y que habrán de aparecérsenos como necesitadas de una enérgica, aunque rigurosa y probada, reinterpretación.”
Gustavo Bueno, Ensayos materialistas.
Si hiciésemos caso de esta frase de Bueno, el libro que nos ocupa: Historia del materialismo debería haberse titulado Historia de la filosofía y debería haber incluido los sistemas idealistas “enérgicamente reinterpretados”. Da la casualidad que el libro lo he podido leer gracias al Proyecto Filosofía en español en el que pueden encontrarse otros textos relacionados con el materialismo como Fuerza y materia de Luis Büchner, La materia y sus formas principales de existencia, Capítulo III de Fundamentos de filosofía marxista-leninista, Materialismo dialéctico de F. Konstantinov &c, muchos textos de Gustavo Bueno, o el libro El materialismo de Spinoza, todos ellos pueden leerse o descargarse gratis. Todo esto es fruto de los esfuerzos del entorno del maestro Gustavo Bueno, es esta una labor impagable, la de escanear libros como estos, difíciles de conseguir para ponerlos al alcance de todo el mundo (aunque ese “todo el mundo” se reduciría si se tiene en cuenta las siguientes limitaciones, saber leer, disponer de ordenador y conexión a Internet y lo más difícil, tener intereses filosóficos). En esto radica una de sus virtudes, poder leer el libro gratis, lo cual no es una cosa menor hoy en día. Por supuesto el libro tiene interés por sí mismo, son dos volúmenes y un total de más de 1100 páginas que naturalmente hacen un repaso a lo que el titulo expresa además de entrar en numeras cuestiones de la “actualidad” de cuando fue escrito, para mí (simple aficionado) ha sido una guía para futuras lecturas y un atajo que anticipa el contenido de esas lecturas. En cualquier caso muestra la riqueza del materialismo a través de la historia y los cambios que ha sufrido hasta el momento en que se escribió el texto. También los problemas que el autor encuentra en su presente, dice por ejemplo:
“Sin duda el materialismo recibe golpes que no puede parar; siempre cae herido de la misma estocada por visible que sea la torpeza de su adversario, pues la conciencia no es posible explicarla por movimientos materiales, y, a pesar de la fuerza lógica con que se demuestra su absoluta dependencia de los fenómenos materiales, la relación del movimiento exterior con la sensación no es menos inaccesible, llegando a ser tanto más flagrante la contradicción cuanta más luz se proyecta en dicha relación.”
Esto lo dice en uno de los capítulos más interesantes titulado Kant y el materialismo.
Dice en otro lugar:
“La ciencia no debe desesperar de explicar, por medio de esta arma poderosa, los actos más complejos y los movimientos más importantes de la vida humana, recurriendo a la ley de la conservación de la energía y relacionando esos actos y movimientos con las fuerzas de tensión transformadas en el cerebro bajo la influencia de las excitaciones nerviosas, pero le estará eternamente vedado echar un puente entre el sonido más elemental, en tanto que es sensación de un sujeto (mi sensación) y los procesos de descomposición del cerebro que la ciencia está obligada a admitir para explicar esta misma sensación del sonido como un hecho del mundo material”, aquí me vuelven a resonar las palabra más actuales de Bueno cuando dice: “Los pasos reductivos no son transitivos (aunque se comprenda la reducción gradual de la estructura de un organismo a sus partes anatómicas, la de estas partes a sus tejidos, éstos a sus células, y éstas a las moléculas y, a su vez, a los átomos y estructuras subatómicas, el retorno desde las estructuras subatómicas a la estructura orgánica seguirá presentándose como inviable, y habrá que decir que la vía de retorno está cortada).”
Federico Alberto Lange 1828-1875, filósofo alemán, escribió el libro en 1866, una primera edición y en 1873-1875 la segunda edición un tomo en cada año.
Una cosa curiosa de la obra es la ubicación de las coordenadas desde las que Lange realiza su exposición, los dos textos que inician el libro coinciden en colocar al autor en el bando idealista, sin embargo puede leerse en la enciclopedia symploké:
“La influencia de Lange no se reduce a ser pionero en la historia del materialismo desde posiciones materialistas (mantuvo contactos epistolares con Marx y Engels), sino que, respecto del comportamiento humano, divulgó la idea de psicología científica, al acuñar el concepto de «psicología sin alma», con el que proponía reemplazar el método especulativo por uno «somático».”
“La incapacidad o torpeza en la interpretación de la obra de Lange, o la simple manipulación ideológica interesada, ha llevado a los autores idealistas a confundir arteramente la memoria de Federico Alberto Lange. Así, la Enciclopedia Británica (undécima edición, 1910-1911) dice que «según Lange, pensar claramente sobre el materialismo es refutarlo», cuando lo que Lange sostiene es que el propio avance de la ciencia y de la filosofía materialista es el que obliga a arrinconar y superar posiciones materialistas que van quedando anticuadas y desconectadas del conocimiento cada vez más profundo que se va teniendo de la realidad.”
La verdad es que en mi caso y tras una primera lectura de la obra, parece como si el autor hubiera querido conscientemente alentar esa confusión, por lo menos así he terminado yo, confuso en este tema.
Otra curiosidad de la obra es la utilización de la expresión “materialismo filosófico” que como se sabe es el nombre que Bueno eligió para su sistema filosófico, por la fecha de redacción de Historia del materialismo es quizás la obra más antigua que he leído donde aparece ese concepto, otros autores que lo han usado son por ejemplo Lenin en Materialismo y empiriocriticismo (1908) o Mario Bunge en diversos lugares, llegando a recogerlo en su Diccionario de filosofía. Después de escrito este artículo encontré un texto de Alberto Hidalgo titulado Materialismo Filosófico donde dice: “El término fue utilizado por primera vez en 1647 por Robert Boyle en The Excellence and Grounds of the Mechanical Philosophy”.
Otra cosa que me ha resultado muy curiosa es las repetidas menciones al “gran todo”, dice por ejemplo:
“El verdadero materialismo se verá siempre impulsado a dirigir sus miradas al gran todo de la naturaleza exterior y a considerar al hombre como una ola en el Océano del movimiento eterno de la materia; la naturaleza del hombre no es para el materialista más que un caso especial de la fisiología general, como el pensamiento no es más que un accidente especial en la cadena de los procesos de la vida física”.
En esto sí que se aleja de Gustavo Bueno para quien un todo no puede ser infinito, así dice en su Diccionario filosófico: “En efecto, un todo es una multiplicidad limitada, delimitada entre otras multiplicidades que la envuelven o (para decirlo en lenguaje gestáltico) que constituyen su fondo y con las cuales se combina, manteniendo su unidad. Pero el universo no es una totalidad originaria, puesto que él no está «rodeado por ningún otro cuerpo», no tiene límites (aunque fuese finito, en la hipótesis einsteiniana) y, por consiguiente, no puede desempeñar el papel que una totalidad limitada tiene respecto de sus propias partes. La idea del universo como «totalidad única de todas las totalidades» se explica, mejor que como idea primitiva (a partir de la cual pudieran con-formarse, como totalidades fenoménicas, sus partes) como una idea derivada, como el límite dialéctico (y vacío) de un proceso de reiteración de las relaciones holóticas (consideradas en el postulado tercero).”
Aunque son muchas más las cuestiones que se podrían comentar. Voy a terminar con un par de reflexiones, dice Lange:
“Si el Estado se decide al fin, como es su natural deber, a introducir la enseñanza de las ciencias físicas en todas las escuelas primarias, se habrá obtenido un notable y fecundo progreso. El abismo que separa las ideas de la masa de las de los sabios se restringirá, aumentará la independencia de cada ciudadano y la posibilidad de resistir a las imposturas y supersticiones de toda especie, y las relaciones de esta enseñanza con la religión vendrán a ser, necesaria é insensiblemente, tales como las que existen ya entre dichos sabios, sin dar lugar a conflicto alguno de opiniones. Mientras con más imparcialidad se distribuya dicha enseñanza, sin el menor pensamiento de polémica, en nombre de los hechos, más fácil será la conciliación entre las ideas antiguas y las nuevas. Pero una Iglesia, o cualquiera comunidad religiosa, no puede de ningún modo tratar las cuestiones con tanta calma e imparcialidad; dará a las tesis sometidas a la enseñanza una consagración y una importancia que no necesitan y, mientras más se atenga a los detalles, más desnaturalizará el espíritu del conjunto.”
Más de un siglo después de dichas estas palabras el “notable y fecundo progreso” no parece haber alcanzado a una mayoría de la población que ha pasado por esas escuelas primarias. Pues bien la “enseñanza de las ciencias físicas en todas las escuelas primarias” no ha permitido a una mayoría la “independencia de cada ciudadano y la posibilidad de resistir a las imposturas y supersticiones de toda especie” y eso sin necesidad de incluir a las religiones dentro de las supersticiones. Quizás falta mucho por hacer o quizás nunca se erradicara del todo.
La otra cuestión es la del tema cerebro-mente, Lange expone la dificultad del asunto en su época (como se puede leer en la primera cita del libro que he copiado), la pregunta sería, en el tiempo transcurrido desde que se escribió el libro ¿se puede decir que el avance de la investigación científica ha resuelto el dilema?, naturalmente desde una posición materialista la respuesta más probable es que si, por lo menos es mi caso.
“Una «cosa» nos es conocida por sus propiedades, y un sujeto es determinado por sus atributos; ahora bien, la «cosa» no es en realidad más que el punto de reposo deseado por nuestro pensamiento; no conocemos más que las propiedades y su reunión en un desconocido, cuya hipótesis es una ficción de nuestro espíritu, si bien a lo que parece es una ficción necesaria é imperiosa exigida por nuestra organización.”
Federico Alberto Lange
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