miércoles, 26 de diciembre de 2012

MEDICINA PARA MÉDICOS


















MEDICINA PARA MÉDICOS

Fermín Huerta Martín


Si hubiéramos sido bien diseñados, o sea, con conocimiento e inteligencia, y si nuestro cuerpo fuese tan sabio como se ha dicho que lo es, no nos enfermaríamos.
Filosofía para médicos. Mario Bunge, pág. 59.


He terminado de leer uno de los últimos libros publicados del maestro Mario Bunge, se trata de Filosofía para médicos publicado por Gedisa que con este ha publicado ya 10 libros del filósofo argentino.
El interés de Bunge por la medicina no es nuevo como se puede comprobar ojeando su Bibliografía. Pero lo cierto es que en los últimos años ha mostrado una creciente dedicación por el tema, como se demuestra por el número de conferencias dadas sobre medicina desde 2010. Ignoro si el interés es puramente filosófico o se ha producido por un incremento del trato con los médicos debido a su avanzada edad.
Son 200 páginas estructuradas en 11 capítulos:
Medicinas tradicionales, Medicina moderna, Enfermedad, Diagnosis, Medicamento, Ensayo, Tratamiento, Prevención, Ética médica, ¿Ciencia, técnica o servicio?, y Referencias bibliográficas. Donde Bunge repasa un poco la historia de la medicina, la transición de las medicinas primitivas y arcaicas a la medicina moderna. Hace hincapié en la importancia de la filosofía en la medicina, pág. 123: “La historia de la medicina muestra que la medicina está saturada de filosofía”, pág. 124: “Si quieres medicación, ayuda a la investigación. Y si quieres investigación, cultiva una filosofía que la promueva.” pág. 146: “Postulados filosóficos admitidos por lo médicos: El paciente existe en el mundo exterior al médico. La enfermedad es un proceso real. Toda las enfermedades son cognoscibles en principio. Todas las enfermedades se manifiestan como signos y a veces también como síntomas. Todo trozo de conocimiento terapéutico es una verdad objetiva, auque acaso sólo parcial o aproximada. Todas las enfermedades son tratables. Todo tratamiento consiste en manipular variables reales. No hay terapias naturales: todas son artificiales. Hay terapias superficiales y radicales. Las terapias superficiales son típicas de las medicinas precientífica.”
Nos informa de la importancia de los receptores, pág. 33: “Los receptores, de los que hay más de 2000 clases, constituyen la clave de la farmacología científica.”
Considera que la psiquiatría científica es: pág. 71 “la rama mas atrasada de la medicina”.
Nos dice Bunge también pág. 81: “El principal motivo de la dificultad del problema del diagnóstico es que es inverso: se trata de remontar de síntomas a mecanismos, de efectos a causas, de productos a insumos, del presente al pasado, de conclusión a premisas. Y como se verá mas adelante, los problemas inversos son mucho más difíciles que los directos, porque tienen soluciones múltiples o ninguna.” Lo que le hace decir pág. 83: “ El buen médico es un híbrido de Hércules Poirot con Sherlock Holmes”. Es curioso porque poco antes de leer este libro tuve un pensamiento similar, la diferencia es que yo en lugar de pensar en esos clásicos detectives a los que he disfrutado leyendo pensé en un personaje mas contemporáneo, un doctor House que solucionase el problema, un familiar mío pasó 13 días hospitalizado (box de urgencias, unidad de cuidados intensivos, habitación) y pude comprobar como el caso se adecuaba a la naturaleza compleja de los problemas inversos. El diagnostico era un episodio de hiponatremia, disminución de la concentración de sodio en sangre que estuvo a punto de hacerle entrar en coma, por las informaciones que tuve los médicos estuvieron realizando pruebas medicas  para “remontar de efectos a causas”, con el objetivo de descartar alguna de las posibles 11 causas que cita la Wikipedia de esa alteración. La cuestión es que consiguieron salvarle la vida auque a día de hoy se desconoce que fue lo que le produjo esa bajada de sodio. En general y visto desde fuera los procedimientos y normas que pude comprobar se adecuan a lo expuesto por Bunge en su libro. Normas como los Principios que enumera en la pág. 57: “ El ser humano es un sistema de subsistemas. Todos los subsistemas del cuerpo humano están conectados entre sí. Toda enfermedad es una disfunción de uno o más órganos. La salud mental es la del cerebro. La salud individual y la condición social se entrelazan. El médico debe evitar el pensamiento sectorial.”
Por que Bunge piensa pág. 123: “La medicina ha progresado en la medida en que ha abrazado la cosmovisión secular, racionalista, materialista, cientificista y humanista”.
Bunge hace algunas anotaciones que son plenamente actuales en los países con recortes sanitarios y privatizaciones, pág. 123: “Allí donde no es un bien público, la atención médica científica puede ser objeto de graves distorsiones”. Lo que nos llevaría a la necesaria unión de la “estrategia cientificista y una ética humanista”, pág. 131.
Con este he leído 46 libros de Bunge, son 200 páginas deliciosas escritas con una concisión, contundencia, capacidad de síntesis, de ir al grano, con la dosis suficiente de erudición y de compromiso de divulgación que conforma un libro que puede ayudar tanto a  médicos como a pacientes (es decir, a la totalidad de la especie humana), da a conocer cual es el punto de vista de un filósofo que considera; “En el curso del siglo XVII la medicina descarta definitivamente a la religión y a la magia, y se adapta a la visión del mundo materialista (secular) así como a la gnoseología racionalista y empirista” pág. 47, “La biología y la medicina modernas no son vitalistas ni reduccionistas, sino más bien materialistas emergentistas.” pág. 48.
En resumidas cuentas un libro absolutamente recomendable. Lo único que lo empaña es una edición en la que he encontrado un puñado de errores (alguno se me ha podido escapar) que paso a copiaros:


El libro ya empieza mal de un principio, en la página 11 viene el Índice y en él hay un desfase de dos páginas de cada contenido, pues en la página 11 según el Índice tendría que venir el Prefacio, en la 13 viene el Prefacio y tendría que estar la Introducción y así con todos los capítulos. 
Pág. 35. Dice: la minera la química, debería decir: la minera y la química.
Pág. 39. Cita Robert Park (200) y es (2000).
Pág. 43. Cita a Feddi y es Freddi.
Pág. 56. Falta cerrar paréntesis después de la palabra ambulancias.
Pág. 70. Dice funcioes en lugar de funciones.
Pág. 76. Pone VHI y es VIH.
Pág. 95. Se cita Bunge 2000 y hay tres referencias de Bunge en ese año. Se repite el error en la pág. 127 y 133.
Pág. 95. Se cita Kahneman 2011 pero en las referencias bibliográficas solo hay Kahneman 1982.
Pág. 100. Dice probabiidad, debería decir probabilidad.
Pág. 101. Dice La probabilidades, debería decir Las probabilidades.
Pág. 109. En la primera frase la segunda “inversos” debe ser “directos”.
Pág. 128. Se cita van Bas van Fraassen y es Bas van Fraassen.
Pág. 149. Dice praxixología y es praxiología.
Pág. 154. Se cita Bunge 2004 y hay dos referencias en ese año.
Pág. 157. Cita a Cherki y es Cherkin.
Pág. 158. Se cita Bunge 2009 y hay dos referencias en ese año.
Pág. 171. La cita de Dilthey pone 1959 y en la bibliografía pone 1949.
Pág. 171. Se cita Bunge 1999 y hay dos referencias en ese año.
Pág. 183. Se cita Amiguelet y es Amiguet.
Pág. 202. La cita Charles Eddy (1882) esta equivocada, el año es 1982 y el nombre David M. Eddy.