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viernes, 27 de junio de 2014
COHERENCIA ABORTIVA
COHERENCIA ABORTIVA
Fermín Huerta Martín
Intentando cumplir al menos con una de sus promesas electorales (dado que casi todas las demás promesas chocaron con la realidad económica evaporándose) el gobierno español actual del Partido Popular ha anunciado que quiere modificar la vigente ley del aborto. Uno de los objetivos de la nueva ley según el gobierno es “incorporar el mandato de la ONU para la no discriminación de las personas con discapacidad” aplicándolo a los concebidos no nacidos (CNN). Con la actual ley del aborto determinados casos de malformación, enfermedad incurable o anomalía fetal incompatible con la vida, podían ser objeto de aborto en los plazos legales. Para el gobierno esto supone una discriminación y consideran su proyecto de ley “progresista”, un progreso con respecto a la ley actual que mantiene esa discriminación.
Un par de comentarios sobre el asunto:
Primero, aun cuando aceptemos que efectivamente se ha corregido una discriminación con la nueva ley, se mantiene sin embargo otra discriminación galopante, pues se mantiene el supuesto legal de aborto por motivo de violación. Esto implica una discriminación entre los CNN con o sin discapacidad fruto de relaciones sexuales consentidas y los CNN fruto de relaciones sexuales no consentidas. Porque si se quiere situar la protección al CNN como eje central de la nueva ley del aborto, está claro que el supuesto abortivo de violación rompe esa protección, pues el CNN fruto de una violación puede ser un feto sano perfectamente viable y es un hecho ajeno al propio feto viable, como es la violación, algo de lo que el CNN no tiene ninguna culpa, aquello que se esgrime como argumento para su eliminación. Si se abre la puerta a consideraciones de un tipo concreto ajenas al CNN para decidir sobre su supervivencia, ¿porque no ampliar estas con otros supuestos? Tendremos que esperar a la aprobación de la ley, pero se puede abrir un abanico de posibilidades según se interprete el supuesto de “grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada”, sobre todo en el apartado “psíquica”.
Segundo, la supuesta superación de esa discriminación no se da en el vacío cósmico, no es lo mismo el nacimiento de un CNN en una familia adinerada que en una familia obrera. Menos aún en una época en la que el mismo gobierno que impulsa esta ley (con muchas discrepancias entre sus propias filas) está recortando otra ley diseñada también para intentar evitar la discriminación que sufren las familias que acogiendo en su núcleo miembros “dependientes” no tienen suficientes medios para ello.
No quiero entrar en más profundidades sobre un tema al que ya dedique el artículo Gustavo Bueno y el aborto.
Es difícil no entrever las sotanas, oler el incienso que desprende el “espíritu” de esa nueva ley hecha por un gobierno que disfruta condecorando vírgenes por méritos policiales.
Recientemente en la coronación de nuestro nuevo Rey Felipe VI hemos podido ver la satisfacción del cardenal Rouco Varela cuando el nuevo jefe del Estado español le besaba la mano y se reclinaba ante el (la imagen recoge el momento posterior a tal evento). En una misa televisada unos días después de la coronación, en el canal de los obispos 13 TV, decía el párroco en su sermón refiriéndose a la coronación, sobre los dos objetos (símbolos) que aparecían en la ceremonia en el Congreso, la corona y el cetro, el cura decía algo así como que la corona estaba coronada con una cruz y la felicidad inundaba su ser entero. Los tentáculos eclesiásticos son alargados y su necesidad de satisfacción terrenal es casi infinita, aprovechando la coyuntura favorable de un gobierno afín que le va a dar una ley del aborto más cercana a sus posiciones y de un relevo en la jefatura del Estado (del que la Constitución dice que ninguna confesión tendrá carácter estatal) con el que se ha visualizado de nuevo su marca de empresa, la cruz en lo más alto de la corona del nuevo jefe del Estado, que se inclina y besa la mano del gran cardenal.
Cada cosa en su sitio.