EXTENSA INTRODUCCIÓN AL ATEÍSMO
Fermín Huerta Martín
Con estas páginas quisiera contribuir a que, voluntariamente, abrieran los ojos para ver la verdad de la Ciencia y de la Razón.
Francisco Aguilar Piñal
A pesar de que al autor no le gusta la palabra ateo y se declara religioso no creyente, durante la lectura del libro La quimera de los dioses de Francisco Aguilar Piñal tuve la sensación de leer una interesante, documentada y extensa introducción al ateísmo. Por su variedad temática y su exposición asequible a un público no iniciado, resulta un libro muy recomendable para adentrarse por primera vez en los vericuetos del ateísmo, las abundantes referencias bibliográficas pueden servir de guía para futuras lecturas o profundizar en cualquiera de las múltiples argumentaciones que sustentan sus opiniones. Comparado con otros libros que se podrían considerar de iniciación al ateísmo, cojo los tres ejemplos que tengo más a mano en mi biblioteca, Curso acelerado de ateísmo de A. López y J. I. Ferreras (79 páginas), Doce pruebas que demuestran la no existencia de Dios de S. Faure (92 páginas) y Ateos clandestinos de A. Izquierdo (192 Páginas), el libro que aquí nos ocupa muestra una diferencia, su extensión, 549 páginas. Nueve años de lectura tras su jubilación le han dado para mucho al autor que hace un despliegue de citas bibliográficas sencillamente impresionante. Quizás su extensión puede desanimar al lector perezoso pero asegura una iniciación más sólida y argumentada.
Un buen libro iniciático debe ser un puente, el primero que cruza un neófito (que a pesar de serlo ya ha tenido la inquietud de ponerse a andar) que le da acceso a un cruce de caminos con múltiples opciones de seguir avanzando, ese es el valor de las citas bibliográficas, dar la posibilidad al lector de profundizar en las cuestiones que le hayan parecido más interesantes. Por qué no nos engañemos, cuando uno lee por puro placer intelectual sin obligación académica, la lectura tiene que enganchar y satisfacer, de lo contrario se puede abandonar.
Afortunadamente el número de libros “ateos” se ha multiplicado en los últimos tiempos, hasta el punto de ser complicado seguir a todos los autores que en la actualidad tratan el tema, o la constelación de temas que involucran la palabra ateísmo. Sin embargo en esta ocasión me permito recomendar uno de ellos, que no cuenta con la publicidad de otros autores, que el autor ha publicado en autoedición y que merece la pena leer.
Tuve conocimiento del libro porque su autor tuvo la amabilidad de escribirme y preguntarme si lo había leído.
De su contenido, especialmente interesante y documentado me ha parecido el capítulo dedicado a El mito del alma y el dedicado a El dios bíblico. El capítulo dedicado a Jesucristo es un buen resumen de investigaciones mucho más extensas (por citar un ejemplo que yo he leído las de Gonzalo Puente Ojea), pero es una exposición que ha sabido mantener lo esencial de la crítica atea a este fenómeno y que como todo el libro contiene un impresionante despliegue bibliográfico que puede orientar en futuras lecturas.
Algunas posibles críticas al contenido del libro podrían ser estas:
Pienso que peca de optimismo cuando dice en la pág. 451: “La comprobación de la teoría de cuerdas dará la explicación a todos los “misterios” de la naturaleza”, hay misterios que no se resolverán aunque se compruebe la teoría de cuerdas o la gravedad cuántica de bucles, porque se encuentran en otro nivel ontológico, o es que la comprobación de alguna de esas teorías explicaría el paso del organismo unicelular al multicelular, por ejemplo.
Dice en la página 365 que la verdad solamente se puede encontrar en la Ciencia. Para empezar solo metafóricamente puede hablarse de Ciencia, lo que existe son ciencias determinadas, Física, Química, etc., que nos ofrecen datos (que suponemos verdaderos), pero la construcción que realizamos con esos datos que nos dan las ciencias ya no es ciencia, es filosofía (que también puede ser verdadera). La misma construcción que realiza en este libro, que le lleva al ateísmo, es una reflexión filosófica basada en los datos científicos, ¿Qué ciencia concreta sería pertinente para atacar el problema de Dios? Las cosmovisiones o concepciones del mundo solo pueden ser filosóficas, aunque las realicen físicos, antropólogos, etc.
Me ha parecido detectar una cierta candidez en algunos de sus comentarios relativos a hechos “paranormales” como la Qui-ja, o en una entrevista leída por Internet donde comenta el tema de los círculos del trigo, donde dice:
“El segundo de los misterios que me confunden es el de los “círculos” del trigo y maíz en las cosechas de tantas tierras y lugares diferentes. Es imposible el fraude humano.” Le recomiendo la lectura de estos enlaces:
http://www.escepticos.es/repositorio/elesceptico/articulos_pdf/ee_15/ee_15_los_creadores_de_circulos_de_cereal_reivindican_su_arte.pdf
http://www.escepticos.es/node/3038
Me parece equivocada su opinión:
“Desde un punto de vista filosófico, no me gusta la palabra ateo, porque la negación de Dios supone un conocimiento absoluto que no se tiene.”
Hay otras maneras de enfocar el asunto que no dependen de un conocimiento absoluto, que en el caso ateo sería imposible, si se exigiera lo mismo al creyente, solo podría creer aquel al que se le apareciese Dios de forma inequívoca, pero al ateo no le bastaría que no se le apareciese Dios para demostrar que no existe, pues siempre cabría esa posibilidad. Tanto el creyente como el ateo se basan en sus respectivas posturas de otros argumentos que la mera “comprobación”. De aceptar esta opinión del señor Aguilar, la única postura posible seria el agnosticismo, que no deja de ser una apuesta por el desconocimiento (el agnóstico “desconoce” si Dios existe o no). El mismo autor de La quimera de los dioses, que confiesa haber sido educado en el catolicismo, de haber tenido en cuenta ese argumento, difícilmente hubiera podido pasar de su postura crédula a la de “religioso no creyente”. En cualquier caso no cuadra con su frase de la pág. 249 donde dice:”El ateísmo está fundamentado en la razón” o con lo dicho en la pág. 276: “En el cual la idea de un Dios, tal como se ha concebido hasta hoy, no tiene cabida”, o con este texto de la pág. 361: “Para ser ateo no es preciso ser marxista ni extremista de izquierda política. Basta tener un juicio medianamente crítico y libertad de pensamiento” o con esto de la pág. 532: “Nada hay más sagrado en el hombre que la libertad de conciencia, siempre tan perseguida y menospreciada. En mi caso, y en el de otros muchos, me ha conducido al ateísmo”, o con esto de la pág. 539: “Admito, pues, con la Ciencia, que la hipótesis de Dios es innecesaria”.
Basta leer la exposición de Gustavo Bueno sobre ateísmo esencial total que realiza por ejemplo en La fe del ateo, para entender este otro enfoque.
Termino con una lista de los errores que he encontrado en el libro, la edición en papel ya no es posible corregirla (si una posible reedición), pero teniendo en cuenta que existe una edición digital (más barata), esta si podría corregirse.
A veces escribe Internet con minúsculas (pág. 81) y otras con mayúsculas (pág. 99).
A veces escribe Ácido Desoxirribo-Nucleico (pág. 68) y otras ácido desoxirribonucleico (pág. 71).
Pág. 26, dice: más dos milenios atrás, debería decir: más de dos milenios atrás.
Pág. 106, desconsoladoras - desconsoladora.
Pág. 160, ver a hablar – ver o hablar.
Pág. 181, falta cerrar comillas después de: (como quieren hacerlo las religiones dogmáticas).
Pág. 183, al final de la hoja falta la G de Gili.
Pág. 186, falta un punto y seguido entre Jesús y Si.
Pág. 254, todo lo que hay es mi cerebro – todo lo que hay en mi cerebro.
Pág. 267, he venido abolir la ley – he venido a abolir la ley.
Pág. 268, Darrin M.McMahon - Darrin M. McMahon.
Pág. 310, 1874 – 1974.
Pág. 313, Pilles Kepel, La Yihad, Península 201 - Gilles Kepel, La Yihad, Península 2001. (Error en el nombre y en la fecha).
Pág. 358, falta punto y aparte después de hebreo.
Pág. 380, Milton Ash – MiltonAsh.
Pág. 394, falta punto y aparte tras “Vaticano)”.
Pág. 398, la mayoría de lo textos – la mayoría de los textos.
Pág. 399, textos agnósticos – textos gnósticos.
Pág. 420, del hebreo naz_r – del hebreo nazir.
Pág. 426, Richard Ambelain, Jesús o el secreto mortal de los Temparios - Robert Ambelain, Jesús o el secreto mortal de los Templarios. (Error en el nombre del autor y en el título del libro).
Pág. 427, Richard Ambelain, Jesús o el secreto mortal de los templarios - Robert Ambelain, Jesús o el secreto mortal de los Templarios. (Error en el nombre del autor y en la “T” de Templarios puesta en minúsculas).
Pág. 427, llega mis oídos – llega a mis oídos.
Pág. 429, ¡siete¡ - ¡siete!
Pág. 429, surgidos otros – surgido otros.
Pág. 445, Flp 2:6-9) – (Flp 2:6-9).
Pág. 447, de de las religiones – de las religiones.
Pág. 456, el la “cristianización” - la “cristianización”.
Pág. 463, priscialianismo – priscilianismo.
Pág. 463, del la “Gran iglesia” - de la “Gran iglesia”.
Pág. 463, desde que, consiguiera - desde que consiguiera.
Pág. 475, msma – misma.
Pág. 476, Yahvéh.. – sobra un punto y aparte.
Pág. 478, ¿”Cuál fue – comillas iniciales puestas como comillas finales.
Pág. 488, parta alta – parte alta.
Pág. 513, tal puerta?) – falta punto y aparte.
Pág. 543, autosugestionada que – autosugestionada de que.