DESARROLLOS ALTERNATIVOS
Fermín Huerta Martín
(Escrito en 1993)
El cristianismo es campo abonado para la floración de herejes porque sus heterogéneos y contradictorios elementos constitutivos posibilitan la génesis de desarrollos alternativos, en función de las necesidades materiales y espirituales de las clases o grupos sociales que los generan, sin olvidar la configuración psicológica y moral de los heresiarcas.
Gonzalo Puente Ojea
Sin herejes el teólogo dogmático carecería, en gran medida, de materia.
Gustavo Bueno
Quisiera intentar demostrar en este artículo dos cosas fundamentales con respecto al cristianismo y la herejía:
1- Que la existencia de herejías prueba que los cristianos lejos de estar universalmente iluminados por la luz del Espíritu Santo en lo que respecta a su fe y a su interpretación de las escrituras, han utilizado y utilizan la razón para estos fines (una capacidad de razonar muy peculiar por supuesto, mezclada con bastantes aspectos irracionales).
2- Que todos los denominados desarrollos alternativos del cristianismo (así nos referimos también a las herejías) han de considerarse en igualdad de condiciones a la hora de un estudio objetivo y externo del tema, independientemente de número de adictos, su existencia o no actual, o su importancia histórica, dados que los criterios internos para definir dogmas o “errores” son subjetivos e interesados, y cuando se llega al extremo de autoproclamarse infalibilidad para tratar estos temas se llega al subjetivismo máximo.
Para mi, tanto la herejía como la ortodoxia son interpretaciones sobre supuestos hechos o sobre determinados textos, resultado del planteamiento de problemas a la hora de crear la teología cristiana, la legitimación de la ortodoxia solo es una autolegitimación pues no hay señales externas que así lo justifiquen.
La autolegitimación se consigue o por medio de democracia “especial” (concilios) o de poder (jerarquía).
Así se puede repetir que en las discusiones teológicas hay mucho de discusión racional (mezclada de muchas otras cosas). Y es que no se puede dudar de la fe de los herejes, en muchas ocasiones mas “ejemplar” que la de los “ortodoxos”.
La ortodoxia es solo una de las posibles combinaciones de soluciones a los problemas teológicos planteados. Quizás la mas ecléctica e integradora, pero una mas.
Si todos parten de la misma fe y creencia del mismo Dios y de los mismos supuestos hechos, el Espíritu Santo les tendría que haber inspirado la misma teología, al no ser así se demuestra el ingrediente racional en la naturaleza de la discusión teológica. Y aquí es donde aparece un elemento discordante en el bando religioso, porque a mi entender existe una ruptura entre el hombre racional que apela a la razón como norma ultima para la discusión y el hombre religioso que apela a la fe. Pudiendo llegar a hacer imposible la comunicación entre estas dos “partes” cuando se apela a las normas ultimas que rigen sus discursos. Y esto puede aplicarse no solo al cristianismo sino al resto de las religiones, que no quedan exentas a su vez de sus cismas, herejías, etc.
Ese elemento discordante es el hecho de creer apelar a razones sobrenaturales en las discusiones teológicas sin darse cuenta de que en el fondo es una clase de reflexión racional (a secas) aunque este disfrazada y mezclada con aspectos incomprobables.
Echando una mirada a 40 desviaciones, herejías o desarrollos alternativos del cristianismo podemos encontrar que los temas principales de “desviación” se pueden englobar en tres grandes grupos que son: la Trinidad, Jesús y cuestiones de jerarquía o burocracia.
A modo de ejemplos:
Trinidad. La ortodoxia viene a decir:
La Trinidad es una. Las personas divinas son realmente distintas entre si. Las personas divinas son relativas unas a otras.
Las herejías dicen:
- Padre, Hijo y Espíritu Santo, una sola persona con tres nombre distintos.
- Personas divinas diferentes del Padre, no son mas que una prolongación de este.
- El Espíritu Santo no procede del Padre y del Hijo.
- El Espíritu Santo es inferior al Padre y al Hijo.
- Se niegan las tres personas divinas.
Jesús. La ortodoxia dice:
Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, Posee dos naturalezas, divina y humana. Hijo único del Padre.
Las herejías dicen:
- Jesús hombre adoptado por Dios al bautizarse.
- El hijo es desemejante en esencia a Dios.
- En Cristo el espíritu es sustituido por el Logos Divino.
- Jesús no es consustancial con el Padre.
- Cristo no es plenamente Dios.
- El cuerpo físico de Jesús era un fantasma engañoso.
- Cristo no es ni divino ni humano.
- Cristo solo divino.
- Jesús fue un simple profeta, no resucito.
- Las dos naturalezas de Cristo, divina y humana fundidas en una sola.
- Cristo una sola energía o actividad.
- Cristo dos naturalezas y una sola voluntad divina.
- Hijo subordinado al Padre.
- En Cristo lo divino y lo humano no esta separado.
- El mismo Padre habría sufrido la pasión de la Cruz.
Y por fin el grupo de cuestiones de jerarquía o burocracia.
Así dicen los herejes:
- La obediencia papal se delega en el soberano.
- Se condena la jerarquía eclesiástica y la posesión de bienes por parte del clero.
- Superioridad del concilio sobre el Papa.
Es esencialmente en este ultimo apartado, burocrático o jerárquico donde la cosa es mas dolorosa para el que ejerce el poder eclesial. Pues de asuntos teológicos se puede discutir, pero cuando la herejía cuestiona el poder para aquel que lo ejerce entonces el asunto se vuelve intolerable. Para poner un ejemplo actual y citando de nuevo a Puente Ojea: “la teología de la liberación es mucho mas una cuestión de poder que de doctrina”.
Al realizar esta exposición de herejías es cuando podemos comprobar lo dicho al principio al respecto de que al definirse la ortodoxia católica como un conjunto de dogmas o de opiniones decididas en un momento, se pueden hacer combinaciones con las consideraciones heréticas, para sacar cuantas ortodoxias se quieran.
Y ahora es cuando toca hablar de cual es el proceso mediante el cual se “decide” que es herejía y que es ortodoxia. Esto significa principalmente hablar de concilios. Porque basta echar un vistazo a la lista de concilios y sus temas preferentes para saber que esto es así.
Nicea I - Arrianismo
Constantinopla I - Apolinarismo
Efeso - Nestorianismo
Calcedonia - Eutiquianismo
Constantinopla II - Origenismo
Braga - Priscilianismo
Constantinopla III - Monotelismo
Nicea II - Iconoclastas
Constantinopla IV - Focio
Sirvan de ejemplos.
Según el diccionario de teología de L. Bouyer (con visto bueno de un censor católico del año 1971):
“Las decisiones conciliares se suponen siempre tomadas por unanimidad, incurriría en cisma la minoría que no se adhiriese a la mayoría verdaderamente representativa del espíritu del cuerpo episcopal en su conjunto, mientras que una mayoría simplemente numérica no puede prevalecer sobre las reservas fundadas de una minoría que sea considerable no solo por su importancia material sino por la cualidad representativa de sus opiniones sobre la verdadera fe de la iglesia. En una situación de este genero es de presumir que el soberano pontífice rehusaría ratificar una decisión mayoritaria.”
O sea es como si en una democracia solo sirviese la mayoría absoluta aplastante para gobernar. Es especialmente curioso el párrafo que dice: “incurriría en cisma la minoría que no se adhiriese a la mayoría verdaderamente representativa”, curiosa democracia de la amenaza.
En este párrafo se puede ver como en los concilios se ejemplariza el proceso racional que sustituye la “supuesta” inspiración del Espíritu Santo para la concordia (de existir esa inspiración la unanimidad sería siempre real). Así las desviaciones heréticas son decididas por mayorías.
En cualquier caso el funcionamiento de estas unanimidades y mayorías representativas es lo suficientemente impreciso como para sospechar juegos de poder y amenazas cismáticas en los concilios.
Cuando he hablado de que el hombre religioso ejercita la razón aunque mezclada con otras cosas, me refería a cosas surgentes del cuerpo religioso y que de alguna manera fija los márgenes sobre los que puede discurrir dicha razón. Cuanto mas pequeño es el margen fijado que uno toma, mas aceptable es la opinión que se ejercita, pudiendo llegar a ser una tímida disconformidad o un principio de herejía suave, al aumentar el margen de movimiento nos encontramos con herejías grandes en desacuerdos. Esto se observa repasando algunas de las herejías enumeradas mas atrás, algunas podrían ser aceptadas por el cristiano de base despistado en asuntos teológicos, otros sin embargo le serian inaceptables sin reflexión. Pues bien, estos márgenes que el hombre religioso acepta serian cuestiones como: la naturaleza y poderes de Dios, su forma de actuar, la interpretación de las escrituras, su relación personal de confianza y obediencia a la jerarquía, etc., etc.
Al preguntar a un cristiano por estas cuestiones, podemos hacer un dibujo al hilo de sus respuestas y al final saber cual es el hueco que deja a su razón para manejar elementos o formar disensiones o simplemente acatar y callar.
El hombre no religioso no parte de estas limitaciones y por lo tanto puede ejercitar su razón con mas libertad y sin estrechuras.
Resultaría insoportable que en el campo no religioso alguien se autoproclamara (ya fuera persona o grupo) como infalible, haría el ridículo y no se le escucharía, la fe y la noción de rebaño hace que se trague con esto y con mucho mas.
Por esto desde una visión externa a estas disputas, como sería mi posición de ateo, hay que respetar no solo las diferentes religiones entre si sino las diferentes ramas de cada religión, o sea a ortodoxos y herejes por igual.
Y esto es así porque la supuesta legalidad u ortodoxia de determinados grupos religiosos basados en su aceptación mayoritaria o cantidad de poder, nos es indiferente, pues este solo es un dato accidental al proceso, que podía haber recaído en cualquier otro desarrollo alternativo.
El espíritu critico tiene que sobreponerse a estas influencias “ambientales” para ejercitar libremente su función critica, y no debe confundir el éxito o fracaso de lo que estudia con su fundamentación teológica. Este sencillo ejercicio debería bastar para darse cuenta de que las autolegitimaciones no pueden tener valor universal por muy mayoritarias que sean. Y al no descubrir “pruebas objetivas” que decantaran la flecha de la verdad sobre alguna en concreto, estamos obligados a respetar todas.